La adolescencia y los objetos culturales MARIA LUClLA PELENTO

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La adolescencia y los objetos culturales
Psiquiatra, psicoanalista, doctora en Filosofía
MARIA LUClLA PELENTO
El Psicoanálisis introdujo la idea de la adolescencia como un tiempo de
desorganización y reorganización psíquica. como un momento critico en el
cual se produce el pasaje a la sexualidad adulta, En este sentido contrtbuyó a
afIrmar la idea de tránsito o pasaje en singular.
Sin dejar de lado la fuerza de este enunciado sin embargo todos sabemos
cuántos tránsitos. cuántas expertencias. cuántas cosas comienzan en ese
momento: en otras palabras cuántas prácticas nacen y qué profunda
alteración éstas sufrteron en los últimos tiempos, Me refiero a la economia. al
mundo del trabajo. al conflicto con la policía. a las lealtades depares. a la
expertencia de estar en la calle. a los riesgos que eso comporta. a la
necesidad de marcas de distinto tipo para ser reconocido. para tener identi­
dad y pertenencia. Para introducirse en estas diferentes expertencias los
adolescentes contaron a lo largo de la historia con el sostén de los adultos y
de instituciones diseñadas con ese objetivo. Sin ir a los pueblos primitivos.
cuyas ceremonias de iniciación siempre nos han sorprendido vale la pena
recorrer algunas épocas en Occidente para advertir el enorme cuidado
desplegado alrededor de los adolescentes. En la Atenas de Aristóteles existía
una institución como la "Efebeia" encargada de realizar esa custodia.
En pleno mundo romano el pasaje de la infancia a la juventud exigía
prácticas privadas y públicas. Entre las primeras se describe cómo el
joven de 15 ó 16 años se desprendía. delante de su padre de objetos
que significaban su infancia. como la bula. una especie de amu.eto que
llevaba en el cuello y de su toga. con cintas de color púrpura para vestir
la toga blanca. atavío propio de los ciudadanos.
El aspecto público, social. tenía que ver con la organización de un cortejo
formado por parientes y amigos que acompañaban al joven hasta la plaza
pública. Allí aprendía. al participar con otros. a administrar justicia y a
discutir de política. En el caso de la niña era la ceremonia del casamiento la
que la apartaba de la infancia. El día de la boda entregaba sus muñecas
aceptando usar un cinturón de lana con un nudo que debía desatar el
esposo la noche de bodas.
En la Época Moderna el adolescente o la adolescente en su proceso de
socialización era guiado por adultos. por instituciones familiares.
educativas. religiosas. políticas. etcétera. Basta leer los textos
compilados por Giovanni Levi y Jean Claude Schmitt en el segundo tomo
de Historia de los jóvenes en Occidente para ponerse en contacto con
todas las operaciones realizadas en distintos contextos institucionales
para favorecer esos tránsitos: en las escuelas militares; en el trabajo. al
pasar del taller a la fábrica; en los colegios y liceos; en ámbitos políticos
como los que se formaron en Alemania bajo el III Reich; en Italia
durante el fascismo con Mussolini; en Estados Unidos donde nació
alrededor del cincuenta el término teenagers. .
Este cuidado, este sostenimiento tan particular ofrecido al adolescente
o a la adolescente muestra cómo siempre esa edad fue considerada
como una edad peligrosa. en la que los riesgos a los que puede estar
expuesto el adolescente o la adolescente deben ser atemperados o
limitados por los adultos que los rodean.
En nuestro país hasta hace poco tiempo existían prácticas privadas y
sociales que de algún modo intentaban ofrecer ese mismo cuidado. Las
instituciones encargadas de tal fm -educativas. religiosas. etcétera- eran
sostenidas por un Estado que con sus fallas las garantizaba. En esas
instituciones la diferencia se inscribía como diferencia generacional. Se
contaba también con modelos de adultos. de hombres y de mujeres.
Podríamos decir que en la época actual en la medida en que cada vez
más el Estado desertó de sus funciones asistimos también a unocaso de
las instituciones tradicionales. Esto hace que en esa transición con
frecuencia no haya adultos que acompañen a los o las adolescentes sino
pares como han puesto en evidencia los antropólogos estudiando las
nuevas formas de sociabilidad características de esa cultura que
llamaron "la cultura de la noche".
Tampoco hay modelos de hombres y de mujeres. ni un catálogo de
experiencias que haya que atravesar. La diferencia se inscribe como
diferencía radical al otro y no generacional.
Por todas estas razones podríamos decir que en esas circunstan cias
esos
pasajes múltiples y paralelos se hacen más a la intemperie y por esto los o
las adolescentes requieren ser sostenidos por una multitud de objetos
culturales. Toman contacto con éstos a través de prácticas. de experiencias
que a su vez inciden en sus procesos de subjetivación. Entendiendo estos
procesos como procesos de transformación y de apertura del pensamiento.
esto es. cuando estos obligan al sujeto a realizar una serie de operaciones
para poder ocupar diferentes espacios.
Objetos culturales: su definición
Pasaré ahora a defmir a los objetos culturales. Ocupamos de ellos implica
renunciar a considerar a los objetos de un modo pragmático en términos de
necesidad o de uso. Baudrillard denomina "exceso de presencia" a lo que les
otorga significado más allá de su función (Baudrillard 1974). Este exceso de
presencia no depende ni de una fuerza mágica de los objetos -como pensó
Mauss en su clásico trabajo sobre el "don"- ni de las necesidades vitales de
los sujetos sino de la ideología subyacente en cada culrura. Esto significa que
diferentes ideologías producen diferentes prácticas otorgando a los objetos
culturales un diferente estatuto -simbólico y/o sígnicoy a los sujetos
diferentes modos posibles y no necesarios de subjetivación. En la actualidad
-como ya lo había marcado Baudrillard en su "Crítica a la economía política
del signo" la ideología de consumo. así como una culrura de la imagen
condiciona fuertemente las diferentes prácticas. Esta ideología. distinta de la
ideología del progreso propia de la Época Moderna. constituye una modalidad
social prerreflexiva que determina los comportamientos. Es una lógica de las
diferencias. un "destino social que permite legitimar y discriminar individuos
y grupos". Se ha dicho que esta lógica social en cierta forma mató al símbolo
y que por eso los objetos culturales tienen más valor de signo que de
símbolo. Esto lo podemos observar en ciertas prácticas sociales que aún se
mantienen pero frente a las cuales a veces no podemos discriminar qué las
determina: si su valor de símbolo es el fundamental o su valor de signo al
marcar el estatuto social y económico de la familia como sucede por ejemplo
en algunas ceremonias del Bat Mitzvá o de casamiento.
Diferentes escalones culturales entre los adultos y los adolescentes
Antes señalé que los objetos culturales no poseen en todas las
situaciones y escalones culturales el mismo valor, el mismo estatuto. Por
eso la frectlente ubicación de los adultos y de los adolescentes en
diferentes peldaños culturales es fuente de conflictos. No se trata de los
conflictos generacionales consustanciales con la humanidad, esto es,
aquellos que tienen lugar dentro de la lógica de una misma subjetividad
sino de los que se producen por alteración de una lógica. Esto lleva a los
adultos -nos lleva- a rechazar esos signos de una cultura que en realidad
no entendemos. A patologizarlos a priori sin esperar comprender su
sentido. Esto implica rechazar aquellos objetos culturales implicados en
experiencias que están, no solo alejados sino que son cualitativamente
diferentes de los que elegimos los adultos en el tiempo de nuestra
adolescencia. Basta recordar los desencuentros padres-hijo sobre todo
padre-hijo que trajo aparejado hace muchos años el uso de aritos o pelo
largo en adolescentes varones y la gran cantidad de consultas en torno a
esa cuestión.
Así como puede existir un fuerte rechazo también puede suceder que el
adulto realic"e el esfuerzo de "aggiornarse" a las nuevas prácticas,
reprimiendo su rechazo. En ocasiones esto produce dudas o confusión
impidiéndole determinar si se trata del uso o de un uso patológico de
alguna de ellas. La cuestión de dónde está o dónde poner el límite forma
parte de las consultas cotidianas. Esto sucede por ejemplo con el "ritual
de iniciación de la cerveza".
Más allá de la música y la cerveza, rituales de iniciación que atraviesan
todas las capas sociales, podríamos decir que la caída de instituciones y
adultos sostenedores; la fragmentación de la cultura; el estallido del cuerpo;
el control de la percepción; y el anonimato al que las nuevas condiciones
sociales empuja, hace que se incremente cada vez más en adolescentes la
necesidad de buscar ídentidad y pertenencia a través del uso de múltiples
objetos culturales. En estas prácticas "ser como otro"; "tener con otro" y "ser
con otro" revela el carácter imitativo o relacional de los objetos culturales. La
posibi
lidad que encierran de producir vínculos de distinto tipo.
Algunas observaciones sobre prácticas culturales actuales
He podido observar que algunos adolescentes aún parecen moverse
en la actualidad como los de la Época Moderna. Su tránsito es guiado por
su propia familia y por instituciones educativas y/o religiosas. El
Msaber~ como objeto de la cultura -como las "marcas" de su ropa y los
distintos aparatos electrónicos que posee y con los cuales realiza
experiencias- ocupa en estos casos, un lugar sumamerrte importante.
Lugar que suele depender de una ideología competitiva que gira en
torno al término "excelencia". Podemos encontrat en este grupo -cuyos
objetos culturales no están, por supuesto, al alcance de todos- a púberes
y adolescentes aprisionados por una pedagogía que en casos extremos
constituiría "una nueva forma de pedagogía negra", caracterizada no por
castigos
corporales
sino
por
exigencias
desmesuradas.
Las
indisposiciones fisicas suelen atestiguar de esa particular forma de
violencia. A veces alguno de ellos trata de salir de esa opresión
asomándose a otras prácticas usadas por otros adolescentes, como el
alcohol. la droga o la inscripción de algún tatuaje.
Observé otro uso de objetos culturales en adolescentes dispersos,
aislados, "desamarrados", como diría Lewkowicz. Cintitas en sus
muñecas, más de un anillo en sus manos, algún osito de peluche sobre
su cama constituyen a veces el único signo casi imperceptible de un
cambio en la organización psíquica. En varones un uso casi fanático de
los videojuegos cumple una función semejante. ¿Qué decir de estos
juegos? Ante todo deseo señalar que la introducción de nuevas
tecnologías siempre fue acompañada de inquietudes. En 1905 cuando
empezó a existir el cine muchos temieron que esto empujara a los
adolescentes a la violencia. Después surgieron las 'mismas inquietudes
con la 1V. Ahora con los videojuegos. El peligro, como señala Tisseron,
es confundir el efecto con la causa. Lo que debe causar preocupación es
el aislamiento del adolescente y éste es el que puede inclinar al
fanatismo y a la violencia como brillantemente se ve en ese f1lme
titulado Elephant. Si bien no son causa de una subjetividad violenta, sí
es cierto que estos juegos no favorecen un trabajo de subjetivación.
La gran mayoría de los adolescentes utilizan objetos culturales que
aparecen encuadrados bajo el robro de la moda. Están constituidos por
una variedad de adornos y ornamentaciones que forman parte de lo que
Mauss denominó "las artes del cuerpo". Entre los primeros el color y
peinado del cabello; el estilo de la ropa; los anillos y pulseras, etcétera,
objetos fácilmente sustituibles. A veces no es fácil diferenciar las
extravagancias propias del estilo de una moda, de un uso patológico de
la misma. Pienso en este momento en la moda "cin.Ya" -como la
denominan algunas jovencitas- pantalones con agujeros; dobladillos
descosidos y no solo desflecados; uso de ropa sobre ropa, etc.
Entre las artes ornamentales, denominadas así porque los objetos
culturales que la componen son dific1lmente reversibles -como los tatuajesse encuentran las prácticas que pertenecen al body-art y al body-building. El
body-art nació en un momento crítico (guerra de Vietnam; guerra fría;
liberación sexual. culto del cuerpo) en el que se procuró a través de este
último criticar las condiciones de la existencia. Hoy estas prácticas cambiaron
de signo: a veces revelan. como los tatuajes, la 'necesidad de aquietar un
tiempo alterado configurado en tomo al instante. a través de la producción
de marcas duraderas; otras veces responden a la necesidad de mejorar la
imagen o de tener algo de lo que nadie pueda despojarlo o despojarla. A
veces es el único bien con el que unjoven en el vórtice de esta época tan
compleja puede contar. La diseminación de esta práctica pone en evidencia,
como dice el historiador Barrán, como el culto del cuerpo sustituyó al culto
de Dios.
Las escarificaciones, el piercing, el stretching junto con otras prácticas
culturales representadas por el branding (quemaduras con hierro caliente o
láser), las laceraciones de la piel. los cortes y suspensiones revelan un
costado que nos resulta verdaderamente enigmático: la búsqueda del dolor
que realizan activamente muchos de nuestros adolescentes. Hoy nos
preguntamos no sólo por qué eligen prácticas en las que está incluido el dolor
sino por qué en alguna de ellas, éste es el elemento esencial. También nos
preguntamos a que factores responde la necesidad de producirse otro cuerpo
diferente al cuerpo que posee. Si responde a la necesidad de probar límites,
de trascender un cuerpo que el adolescente descubre que es vulnerable, que
puede enfennar y morir. Los analistas damos vueltas alrededor de esta
cuestión y una y otra vez aparecen nociones que ya no nos dicen mucho
como masoquismo, sadismo, destructividad etcétera. A veces he pensado en
un término que utilizan los orientales: los hindúes denominan tamási.co a un
individuo cuya conducta revela la inercia de la materia y sostienen que
ciertas prácticas del dolor constituyen el intento desesperado de romper con
algo -con esa inercia- que sienten que no pueden romper de otra fonna. Si
bien esta descripción se acerca bastante a la definición del masoquismo
realizada por Reich, pienso que sin embargo esa inercia tiene que ver sobre
todo con factores sociales.
Si pasamos ahora al body-building este comprende operaciones
farmacológicas con consumo de anabólicos, operaciones dietarias,
operaciones quirúrgicas (prótesis,liposucción, implantes), etcétera. La
clínica nos alerta cada vez más acerca del deseo fuerte de ciertas
adolescentes de cambiar su imagen a través de algún tipo de cirugía como
la de sus pechos.
Algunas de ellas, entre los 15 y los 18 años les piden a sus padres la
ansiada cirugía como regalo de cumpleaños o terminación del secundario.
Esto da lugar a conflictos ya que el tenor de las discusiones sea tan alto
que se pierde la posibilidad de comprender el sentido del pedido. Otras
veces, cosa que me parece más grave, la mamá acepta complacida el
pedido de su hija pensando que el mismo da indicios de su femineidad, y
sin reflexionar justamente en las consecuencias que puede tener sobre
ésta.
En adolescentes varones el uso de honnonas para mejorar su fisico o de
fánnacos como el Viagra para evitar su temida impotencia al iniciarse
sexualmente o el uso exagerado de deportes muestra una vez más que los
mismos recursos culturales que pueden servir para ayudar a las personas,
rápidamente pueden cambiar de signo, siendo usados de un modo
francamente patológico.
Deseo mencionar también algunos objetos culturales específicos, que no
tienen lugar en el circuito comercial, alrededor de los cuales, grupos de
adolescentes se nuclean desarrollando ciertas habilidades. Se trata de
objetos musicales para componer música electrónica o tambores para
fonnar murgas o skates para realizar pruebas dificiles o malabares para
practicar juegos utilizando el cuerpo como modo de comunicación con los
otros o pinturas en aerosol -como a las que luego me referiré- sobre las
paredes. El
modo de vestirse en los diferentes grupos, la música que utilizan, las
fonnas de contacto entre si y con el afuera se transfonnan en contraseñas
identitarias, en "fronteras simbólicas para reconstruir cierta identidad
perdida".
Por último deseo referirme a los objetos culturales que desde siempre
han permitido la creatividad de los adolescentes y que en este momento y
contra muchas predicciones son elegidos por muchisimos adolescentes:
como la música, el teatro, el cine, la pintura sobre el lienzo y en las
paredes; la escritura, etcétera. En muchas ONG además estas prácticas
nuclean y ayudan a muchos adolescentes.
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