F. MULAS, ET AL Factores de riesgo de las dificultades en el aprendizaje F. Mulas, A. Morant, B. Roselló, M. Soriano a, A. Ygual a RISK FACTORS IN LEARNING DIFFICULTIES Summary. Objective. To review the literature of the risk factors in learning diffi#ulties (LD) and to assess these factors in children diagnosed as having LD in the Neuropaediatric Department of the Hospital Universitario Infantil La Fe in Valencia, in 1996 and 1997. Material and methods. A retrospective study was done of children diagnosed in the Hospital Infantil Universitario La Fe in Valencia as having learning difficulties. The different factors related to LD were assessed. Results. Between 1 January 1996 and 31 December 1997 a total of 32 children were diagnosed as having learning difficulties. There were 62.5% boys and 37.5% girls of an average age of 10 years and 10 months. The average intelligence quotient was 82.1. The commonest LD was difficulty with reading and writing. Conclusions. Learning difficulties form a large proportion of the routine pathology seen in the Neuropaediatric Department. It must be remembered that in most children with learning difficulties there is undiagnosed underlying neurological pathology which becomes noticeable on reaching an age at which schooling becomes more demanding [REV NEUROL 1998; 27: 274-9]. Key words. Learning difficulties. Risk factors. INTRODUCCIÓN El término Dificultades Específicas de Aprendizaje tiene su origen en EE.UU. cuando Samuel Kirk utilizó en 1962 la expresión learning disabilities por primera vez, por lo que se trata de un campo de conocimiento que ha logrado su entidad propia recientemente. Sin embargo, es un área con un pasado en el que convergen una pluralidad de raíces históricas, lo que ha influido sin duda en que su evolución, al menos aparentemente, sea poco unitaria. Desde las anteriores consideraciones no resulta extraño que exista aún poco consenso entre los investigadores sobre qué es una dificultad de aprendizaje (DA) hasta el punto de que continúa siendo en la actualidad una de las cuestiones más debatidas por los especialistas en este campo. A pesar de que las polémicas persisten [1], el criterio de inclusión mayoritariamente aceptado, tanto en la teoría como en la práctica, para identificar a los estudiantes con dificultades en el aprendizaje es el de la discrepancia entre capacidad potencial y rendimiento [2], que están presentes en los dos sistemas diagnósticos principales: DSM-IV y CIE-10. El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) [3], propone los siguientes criterios diagnósticos para los trastornos del aprendizaje: a) El rendimiento del individuo en lectura, cálculo o expresión escrita medidos mediante pruebas normalizadas y administradas individualmente se sitúa significativamente por debajo de lo esperado dados la edad cronológica del sujeto, su cociente de inteligencia y la escolaridad propia de su edad. b) La alteración del criterio a) interfiere significativamente el rendimiento académico o las actividades de la vida cotidiana que exigen habilidades para la lectura, cálculo o escritura. c) Si hay un déficit sensorial o retraso mental, las dificultades para la lectura, el rendimiento en cálculo o la capacidad para escribir exceden de las habitualmente asociadas a él. Si hay una enfermedad médica (p. ej., neurológica) o un déficit sensorial, se codificarán en el Eje 111. Recibido: 09.03.98. Aceptado: 11.03.98. Servicio de Neuropediatría. Hospital Infantil Universitario La Fe. Valencia. a Departamento de Psicología Evolutiva. Facultad de Psicología. Universidad de Valencia. España. Correspondencia: Dr. Fernando Mulas. Servicio de Neuropediatría. Hospital Infantil Universitario La Fe. Avda. de Campanar, 21. E-46009 Valencia. 1998, REVISTA DE NEUROLOGÍA 274 Por su parte, la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud (CIE-10) [4], establece esencialmente las siguientes pautas para el diagnóstico de los trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje escolar: 1. Debe haber un deterioro clínicamente significativo del rendimiento escolar específico, valorado a partir de la gravedad definida por nivel de escolaridad, por la presencia de antecedentes (p. ej., desviaciones o retrasos del desarrollo, del habla o del lenguaje en la educación infantil, etc.), por la presencia de problemas concomitantes (déficits de atención, problemas emocionales, etc.), por la presencia de formas o conjuntos específicos de rasgos (es decir, por la presencia de anomalías cualitativas que no suelen formar parte del desarrollo normal) y por la respuesta a intervenciones concretas (las dificultades escolares no remiten rápida y correctamente tras ayuda extra en casa o en el colegio). 2. El déficit debe ser específico en el sentido de no ser explicable por un retraso mental o por déficits menores de la inteligencia general. 3. El déficit debe ser precoz, en el sentido de que debe haber estado presente desde el comienzo de la educación y no haber sido adquirido con posterioridad. 4. Deben estar ausentes factores externos que pudiesen justificar suficientemente las dificultades escolares. 5. Los trastornos específicos del aprendizaje escolar no pueden deberse directamente a déficits visuales o auditivos no corregidos. Como puede observarse, aunque los dos esquemas diagnósticos principales, el DSM-IV y la CIE-10, no han sido capaces de lograr un acuerdo total, presentan coincidencias esenciales en relación con el uso del criterio de discrepancia y el de exclusión [3,4]. En cuanto a la definición de los trastornos del aprendizaje, Hammill [5], tras revisar las 11 definiciones principales de DA desde 1962, concluyó que la definición del National Joint Committee on Learning Disabilities de 1988, que se reproduce a continuación, es la que ha obtenido mayor consenso entre los investigadores: ‘DA es un término general que se refiere a un grupo heterogéneo de trastornos que se manifiestan por dificultades significativas en la adquisición y uso de la escucha, habla, lectura, escritura, razonamiento o habilidades matemáticas. Estos trastornos son intrínsecos al individuo, suponiéndose debidos a la disfunción del sistema nervioso central, y pueden ocurrir a lo largo del ciclo vital. Pueden existir junto con las DA, problemas en las REV NEUROL 1998; 27 (156): 274-279 VI CONGRESO ANUAL DE LA AINP conductas de autorregulación, percepción social e interacción social, pero no constituyen por sí mismas una DA. Aunque las DA pueden ocurrir concomitantemente con otras condiciones incapacitantes (p. ej., deficiencia sensorial, retraso mental, trastornos emocionales graves) o con influencias extrínsecas (p. ej., diferencias culturales, instrucción inapropiada o insuficiente), no son el resultado de estas condiciones o influencias’. Como puede constatarse, se reafirma en esta definición el origen constitucional de las DA desde el siglo pasado, asunción inherente a la mayoría de las definiciones y que también ha quedado recogida en los dos sistemas diagnósticos principales, aunque ha sido recientemente cuando se ha producido una recopilación de datos sobre las bases biológicas de las DA. Por tanto, las DA se consideran como el resultado de déficits en los procesos psicológicos básicos, que están evolutivamente relacionados con una disfunción del SNC, es decir, que las DA están presentes de alguna forma antes de la edad escolar. No se trata, por tanto, de un fenómeno de los 8-9 años. ANTECEDENTES NEUROEVOLUTIVOS DE LAS DA De la revisión de la literatura dirigida a clarificar la posible asociación entre factores evolutivos de riesgo y las dificultades en el aprendizaje escolar se concluye que los estudios pueden agruparse fundamentalmente en cuatro líneas de investigación o tipos de estudios: genéticos, neuroanatómicos, orgánicos y neuropsicológicos. Estudios genéticos Dentro de esta línea de investigación, que considera a la dislexia genéticamente determinada, se han llevado a cabo estudios de genealogía, de historias familiares, estudios con gemelos, y muy recientemente sobre la heredabilidad de subhabilidades lectoras. Desde hace un siglo se viene citando en la literatura especializada la alta incidencia de dislexias entre hermanos, padres y otros familiares de los niños disléxicos (familiaridad), aunque muchos de esos estudios carecían de grupos de control [6]. Los porcentajes de riesgo familiar de la dislexia oscilan entre el 36 y el 45% [7]. Otras investigaciones se han propuesto esclarecer si esta familiaridad indica transmisión genética o no (heredabilidad), para lo que han realizado análisis de la concordancia genética entre gemelos, encontrando que aproximadamente el 40% del déficit observado en esos sujetos era debido a factores genéticos, el 35% a factores ambientales y el 25% a la varianza individual o de error [8]. Otros investigadores han dedicado sus esfuerzos a analizar la heredabilidad de algunas subhabilidades de la lectura en gemelos, encontrando una heredabilidad significativa para la medida de competencia fonológica (reconocimiento del deletreo correcto de una palabra presentada visualmente) [9,10]. Por otra parte, el modo de transmisión de la dislexia no está claro. Desde 1983 se venía postulando la transmisión a nivel del cromosoma 15 heteromórfico aproximadamente en el 20% de las familias [11], pero recientemente se ha señalado el cromosoma 6 como marcador genético de la dislexia [12], aunque no es evidente si la transmisión es monogénica o poligénica. Estudios neuroanatómicos En primer lugar, las técnicas que han estudiado directamente la presencia de signos de lesiones o anormalidades en las estructuras cerebrales de los estudiantes con dificultades para el aprendizaje nos han aportado numerosas evidencias que señalan que las DA REV NEUROL 1998; 27 (156): 274-279 son el reflejo de anomalías estructurales del cerebro, que podrían comenzar con una propensión al desarrollo de un planum temporale simétrico, transmitida por el padre o la madre, y que se manifiesta clínicamente en una lateralización anómala. Podría existir también una tendencia familiar a padecer trastornos inmunológicos y alérgicos, que provocarían un daño cerebral sutil en la segunda mitad de la gestación [13]. Por una parte, los exámenes post mórtem [14,15] de cerebros de disléxicos evolutivos han mostrado anormalidades estructurales en el cerebro: ausencia de asimetría del planum temporale y una migración neuronal anómala de las neuronas de la capa más superficial del córtex, bajo forma de ectopias y displasias focales en las regiones frontales bilaterales y temporal izquierda. Por otra parte, los estudios neuroanatómicos in vivo, mediante la tomografía computarizada (TC) de disléxicos evolutivos, han mostrado diferencias morfológicas en el cerebro de la mayoría de los disléxicos: simetría o asimetría invertida (I<D) en la región del planum temporale, en el parietal inferior y en la región frontal, una ínsula más pequeña, un esplenio del cuerpo calloso más grande y un genu más pequeño [16-20]. Estudios sobre factores predominantemente orgánicos de riesgo Teniendo en cuenta que las disfunciones cerebrales pueden producirse antes, durante o después del nacimiento, es decir, que pueden tener un origen prenatal, perinatal o posnatal, comentaremos a continuación los resultados de las investigaciones que han intentado esclarecer los principales factores de riesgo de DA. Factores prenatales Las complicaciones durante el embarazo se ha demostrado empíricamente que están unidas a las DA. Se han relacionado diversas enfermedades infecciosas como la toxoplasmosis y la rubéola. La exposición a pequeñas cantidades de toxinas del ambiente produce un decremento en los sujetos en la realización de tareas de memoria, tareas de toma de decisión semántica y en los tests de flexibilidad cognitiva, en comparación con la ejecución de sujetos de grupos de control [21]. Otros factores relacionados con las DA son el consumo de alcohol y distintos tipos de medicamentos durante la gestación. Factores perinatales Contamos con evidencias que señalan que los niños con DA han nacido tras partos más problemáticos. Sin embargo, aunque las complicaciones perinatales son más frecuentes en alumnos con DA, muchos estudiantes normales las han tenido, por lo que resulta muy arriesgado predecir DA basándonos en las complicaciones del nacimiento [11]. Entre los factores de riesgo en este período se incluyen la hemorragia intraventricular (HIV), el bajo peso al nacer y la prematuridad. Los niños con extremadamente bajo peso al nacer (EBPN) pueden asociar graves alteraciones en el desarrollo motor, particularmente si han sufrido una hemorragia intraventricular. Según datos recientes, un 20% de niños con EBPN que experimentan una HIV están afectados por una parálisis cerebral [22]. Saigal revisó 29 artículos publicados entre 1982 y 1994 sobre los resultados conseguidos por niños con EBPN en cuanto a estado de salud, habilidades cognitivas y rendimiento escolar, concluyendo que estos niños tienen un desarrollo físico más limitado que los niños a término, y padecen de 3 a 4 veces más enfermedades que los niños de los grupos de control [23]. En el plano cognitivo y edu- 275 F. MULAS, ET AL cativo también este grupo de niños con EBPN están en clara desventaja, como demuestra el más bajo CI general y la superior prevalencia de problemas atencionales y de dificultades académicas y escolares, que exigen una intervención educativa adaptada a las necesidades educativas especiales que plantean. Tampoco puede desdeñarse el papel que pueden desempeñar las variables de naturaleza fisiológica como predictoras del desarrollo en el dominio cognitivo y comportamental de los bebés con un alto riesgo de experimentar trastornos en su desarrollo. Doussard-Roosevelt et al examinaron el valor de la tasa cardíaca y del ritmo respiratorio como marcadores del resultado evolutivo [24]. Evaluaron en 41 niños con EBPN el electrocardiograma neonatal y su desarrollo a los 3 años. Se registraron medidas de las medias de tasa cardíaca y arritmia respiratoria y los cambios madurativos en sus valores, desde la 33 a la 35 semanas de edad gestacional. Las medidas de arritmia cardíaca predijeron los resultados del desarrollo a los 3 años en mayor medida que otros factores como el peso al nacer o el nivel socioeconómico; concretamente la maduración de las medidas de arritmia cardíaca estaba asociada con un procesamiento mental mejor y habilidades motoras gruesas más desarrolladas. Además, una medida conjunta de la maduración de la tasa cardíaca y del ritmo respiratorio correlacionó positiva y significativamente la regulación del comportamiento de los niños a los 3 años, valorada mediante una lista de problemas de conducta, cumplimentada por los padres. En el estudio de Hall et al compararon la prevalencia de DA y alteraciones cognitiva y motoras en 324 niños con EBPN a los 8 años de edad con una población de 590 niños, equilibrados en edad y sexo [25]. Dentro del grupo general el subgrupo con un peso por debajo de los 1.000 g al nacer obtuvo un CI medio de 90,4 y un CI medio de 93,7 el subgrupo con más de 1.000 g. Pero a pesar de que, en términos generales de grupo, la inteligencia se mantuvo en los valores medios de normalidad, la ejecución en tests de lectura de palabras y habilidades numéricas básicas del grupo de niños con muy bajo peso al nacer era inferior respecto a la del grupo control. Estos niños con EBPN planteaban además importantes demandas en la escuela, de manera que casi el 50% de ellos necesitaban un apoyo en su aprendizaje, frente a un 16% de los niños del grupo control de comparación. Además, el 15% de los sujetos que pesaron menos de 1.000 g y el 6% de los que pesaron entre 1.000 y 1.500 g asistían a centros específicos de educación especial. Las puntuaciones de los niños con EBPN en tests que miden lenguaje, habilidades espaciales, motrices, táctiles y atencionales, controlando factores ambientales como CI y educación de las madres, son significativamente inferiores a las puntuaciones de los niños con un peso normal al nacer. La aplicación de modelos aditivos revela que la realización de los tests varía de acuerdo con este peso, y que la ejecución continúa mejorando a medida que el peso se incrementa hasta los 3.000 g [26]. Ross et al investigaron las habilidades cognitivas y el valor predictivo de diversas variables perinatales, demográficas y cognitivas en una muestra de 59 niños de 8 años con EBPN, con un CI normal y sin problemas neurológicos [27]. De estos 59 niños, 22 habían sido diagnosticados como niños con DA y 37 no tenían problemas en el rendimiento escolar. Un primer factor que diferenció a los dos grupos fue la superioridad de puntuaciones en el CI verbal y total de los niños sin DA. Pero la información que puede resultar más interesante de cara a desarrollar estrategias preventivas fue que los análisis discriminantes realizados, basados en medidas de distrés respiratorio neonatal, clase social, desarrollo cognitivo y neuromotor valorado al año, y las medidas de 276 lenguaje y de integración visuomotora a los 3 años, permitieron clasificar a los sujetos en función de la presencia o ausencia de DA con un porcentaje de aciertos del 81%. Además, la variable con un mayor peso en la función discriminante resultante fue el desarrollo del lenguaje, lo que sugiere que son las deficiencias verbales, más que las deficiencias de naturaleza visuomotora, las que determinan en mayor medida las DA de los niño con EBPN. Sin embargo, el desarrollo no puede descontextualizarse obviando las ricas interacciones que se producen entre un sujeto y el ambiente en el que tiene lugar su desarrollo, que en principio es fundamentalmente la familia. No cabe duda de que el contexto familiar ejerce un fuerte impacto en el desarrollo de cualquier niño, pero posiblemente su influencia sea incluso más decisiva en el cuidado y educación de bebés que pueden ser considerados de alto riesgo desde el punto de vista biológico. En este sentido, las investigaciones realizadas revelan que un nivel educativo bajo del padre incrementa considerablemente la probabilidad de que los niños con EBPN experimenten retrasos evolutivos en el área motora, cognitiva, social y lingüística, mientras que un superior nivel socioeconómico familiar aparece relacionado con la obtención de mejores resultados cognitivos y sociales por parte de estos niños [28,29]. Abundan en estas consideraciones los resultados de estudios longitudinales que han demostrado cómo un 49% de la varianza en el desarrollo a los 3 años de niños con bajo peso al nacer es explicada por variables ambientales, entre las que destacan por su importancia la estimulación del lenguaje por parte de los padres [30]. Factores posnatales Entre las alteraciones y enfermedades que pueden desembocar en daño cerebral o en futuros problemas de aprendizaje se incluyen los ataques epilépticos, fiebres altas, encefalitis, meningitis, sarampión, escarlatina y traumatismos craneoencefálicos. Hay que destacar que la depresión materna posparto mantiene una asociación con varios indicadores de resultados adversos en el niño: establecimiento de un apego inseguro, que se traduce a más largo plazo en una probabilidad mayor de aparición de problemas de comportamiento y más bajo desarrollo cognitivo (al menos en niños pertenecientes a un nivel socioeconómico bajo). Los análisis longitudinales revelan que una alteración en las pautas interactivas tempranas entre la madre y el bebé en el contexto de una depresión posparto puede ser un determinante esencial de estos resultados adversos en el niño. Así, las madres deprimidas se muestran menos sensibles a las señales comunicativas de sus bebés y más negativas hacia las conductas de exploración de sus hijos [31,32]. En cuanto a la desnutrición, Cravioto et al, a partir de una revisión sobre este aspecto, concluyen: ‘es evidente que los niños que sobreviven a episodios graves de malnutrición, con una duración suficiente y en una edad temprana, se ven impedidos en el aprendizaje de algunas de las habilidades académicas básicas, por lo que pueden aprovechar en menor grado el conocimiento disponible a la especie humana en general y a su grupo socioeconómico en particular’ [33]. Aunque se ha señalado que el período crítico para la producción de efectos nocivos por carencias nutricionales comprende desde el nacimiento hasta los dos años, también en la primera y la segunda infancia la carencia alimenticia rebaja el nivel de las funciones orgánicas. Se reduce especialmente la actividad de los sistemas principales orgánicos, la actividad motora, la iniciativa y el nivel atencional, cuyo nivel funcional óptimo es indispensable para que el aprendizaje escolar tenga éxito. Otras causas fisiológicas de las DA incluyen los desequilibrios que se pueden producir entre las glándulas endocrinas. En REV NEUROL 1998; 27 (156): 274-279 VI CONGRESO ANUAL DE LA AINP Tabla I. Principales problemas neuroevolutivos detectados en niños con dificultades de aprendizaje [36,37,39-41]. Edad Problemas neuroevolutivos 6-24 meses Problemas en arousal, atención, nivel de actividad, temperamento, alerta y tono Retraso en la adquisición de los hitos evolutivos motores Integridad neuromuscular Dificultades en la motricidad fina y gruesa Hipertonía transitoria 2-4 años Retraso del habla Problemas articulatorios Falta de fluidez Dificultades fonológicas Problemas conductuales Retraso motor Descritos como atolondrados, inmaduros y torpes 4-6 años Deficiencias atencionales Dificultades en el ajuste conductual y social Dificultades en la direccionalidad Dificultades en el seguimiento de órdenes complejas este sentido, destacan por su importancia el hipertiroidismo y el hipotiroidismo, que han sido asociados con las DA [34]. Estudios sobre factores neuropsicológicos Esta línea de investigación ha prestado especial interés a la asociación de los retrasos en el desarrollo de los procesos psicológicos básicos y las DA. En este marco se han utilizado, en esencia, dos tipos de estudios: los prospectivos y los retrospectivos. Los estudios prospectivos realizan un seguimiento de aquellos niños que en su desarrollo manifiestan alguna dificultad con el fin de determinar si presentan o no una DA al llegar al período de escolaridad. Por el contrario, los estudios retrospectivos parten de muestras de estudiantes con DA y realizan un análisis de las dificultades evolutivas a través de encuestas para padres y del análisis del historial médico fundamentalmente. Algunos de estos estudios [35-41] señalan un patrón de desarrollo anormal para la mayoría de los estudiantes con DA (Tabla I), mientras que otros [42] han encontrado un perfil de desarrollo normal en el 78% de una amplia muestra de niños remitidos por problemas académicos y /o conductuales. MATERIAL Y MÉTODOS Población Se considera caso todo niño mayor de 7 años a quien se le hubiese practicado una psicometría entre el 1 de enero de 1996 y el 31 de diciembre de 1997 en el Servicio de Neuropediatría del Hospital Infantil Universitario La Fe de Valencia, y que se hubiese obtenido un resultado igual o superior a 70 y, además, fuera diagnosticado de una DA. A cada niño se le practicó el test WISC-R (Escala revisada de inteligencia de Wechsler para niños), valorándose el CI verbal, el CI manipulativo y el CI total, así como la prueba TALE para evaluar la lectoescritura. Métodos En todos los casos se valoraron los siguientes datos que se han clasificado en cinco grupos: – Factores de riesgo prenatales (edad de la madre, número de gestaciones previas y antecedentes de abortos, infecciones maternas durante la gestación, ingesta de drogas, toxemia gravídica). – Factores de riesgo perinatales (edad gestacional, peso al nacer, presentación, finalización de la gestación, la existencia de sufrimiento fetal y patología tras el nacimiento). – Antecedentes familiares de problemas psiconeurológicos. – Situación socioeconómica de la familia (residencia rural o urbana, trabajo de los padres). – Desarrollo psicomotor del niño y existencia o no de patología neuropediátrica. REV NEUROL 1998; 27 (156): 274-279 RESULTADOS Desde el 1 de enero de 1996 al 31 de diciembre de 1997 se diagnosticaron un total de 32 niños con DA en el Servicio de Neuropediatría del Hospital Infantil Universitario La Fe de Valencia. Los 32 casos correspondieron a 20 niños (62,5%) y 12 niñas (37,5%), con edades comprendidas entre los 7 años 8 meses y los 14 años 9 meses (edad media: 10 años y 10 meses). El CI total medio fue de 82,1 (70-96), lo que sitúa a los niños en un rango entre normal y bajo; el CI manipulativo medio fue de 89,1 (73-106) y el CI verbal medio de 79,5 (62-100). Un total de 23 casos presentaron problemas en las matemáticas (71,9%), teniendo también un trastorno en la lectoescritura (en la exactitud o en la comprensión lectora) 22 de los 23 casos. Los 32 pacientes menos uno (96,9%) presentaron un trastorno en la lectura: 13 en la exactitud de la lectura (41,9%), 29 (93,5%) en la comprensión lectora y 11 (35,5%) tanto en la exactitud como en la comprensión; un 25% presentaron ambos DA. Factores de riesgo prenatales La edad de la madre fue conocida en 14 casos, obteniéndose una edad media de 27,8 años. Los antecedentes de gestaciones previas se conocieron en 25 casos, teniendo cada madre una media de 2,2 hijos. Había antecedentes de abortos en 5 casos. La gestación fue no controlada en un caso, en el que además hubo ingesta de drogas durante el embarazo y una infección por el virus herpes. En otro caso se diagnosticó una infección del tracto urinario. En 2 casos hubo una toxemia gravídica. Factores perinatales Todos los casos fueron a término, salvo 2 pretérminos con una edad gestacional de 31 y 34 semanas y un postérmino. El peso medio al nacer fue de 3.306 g, oscilando entre 2.750 y 4.050 g. Todas las presentaciones fueron cefálica excepto una que fue de nalgas. La finalización se realizó mediante cesárea en 6 casos (18,7%), mediante ventosa en un caso (3,1%) y el resto fueron espontáneas. En cuanto al sufrimiento fetal, se diagnosticó en 7 casos (21,9%); 2 de ellos presentaron una encefalopatía hipóxicoisquémica con convulsiones (uno fue a término y otro pretérmino). Ningún niño precisó ventilación asistida. Cuatro casos precisaron fototerapia por ictericia, no requiriendo en ningún caso exanguinotransfusión. Factores socioeconómicos Se conoció el lugar de residencia en 29 de los 32 casos: 11 casos (37,9%) pertenecían a la población urbana y 18 casos (62,1%) a la rural. El nivel de estudios de los padres no se pudo conocer en 17 casos; de los conocidos, 6 habían cursado estudios universitarios. Antecedentes familiares de problemas psiconeurológicos En 9 niños (28,1%) hubo antecedentes positivos: en 3 casos fue de retraso psicomotor, en 3 de epilepsia, en 2 de DA y en uno de cefalea. Factores neuropediátricos En la tabla II se señalan los motivos de consulta por los cuales estos niños fueron remitidos al Servicio de Neuropediatría. Los DA corresponden a un 37,7% de los casos. En cuanto al desarrollo psicomotor, fue normal en 26 casos, patológico en 5 y desconocido en un caso. El desarrollo del lenguaje fue normal en 13, patológico en 5 y desconocido en uno. La exploración neurológica fue patológica en 8 niños (25%), observándose 4 casos de macrocefalia, un caso de hipotonía, uno 277 F. MULAS, ET AL Tabla II. Dificultades del aprendizaje: motivos de consulta. Tabla III. Dificultades del aprendizaje: resultados del estudio EEG. Motivo de consulta Resultado del EEG Dificultades del aprendizaje Número de casos 12 Número de casos Normal 16 11 Retraso escolar 6 Disfunción subcortical centroencefálica Crisis epilépticas 4 Paroxismos focales o generalizados Cefaleas 3 Crisis no epilépticas 2 Retraso psicomotor 2 5 Tabla V. Dificultades del aprendizaje: diagnósticos neurológicos. Diagnóstico neurológico Número de casos Trastorno de hiperactividad con déficit de atención 4 Tabla IV. Dificultades del aprendizaje: resultados de la TC craneal. Encefalopatía con epilepsia secundaria 3 Resultados de la TC Craneal Epilepsia generalizada primaria 2 Número de casos Porencefalia 1 Hipotiroidismo congénito 1 Quiste intraventricular 1 Déficit de atención 1 Aumento del espacio subaracnoideo 1 Dilatación del sistema ventricular 1 de alteración en la psicomotricidad fina, uno con un estrabismo y un caso de dismorfia facial. El estudio EEG se practicó en todos los casos y fue patológico en la mitad de los mismos, como se aprecia en la tabla III. El estudio de neuroimagen con TC craneal se llevó a cabo en 15 casos; el resultado fue patológico en 4 de ellos (Tabla IV). Los diagnósticos neurológicos observados en 11 casos se muestran en la tabla V. DISCUSIÓN En los 32 niños diagnosticados de DA en el Servicio de Neuropediatría del Hospital Universitario Infantil La Fe de Valencia se han valorado distintos factores en su historia clínica que pueden asociarse a posteriores DA. Hay que tener en cuenta que al ser un estudio retrospectivo los antecedentes, en la mayoría de los casos, proceden de la entrevista con la madre, por lo que en gran medida dependen de un recuerdo en muchos casos subjetivo. Otro factor que hay que tener en cuenta es la ausencia de niños de bajo peso y de EBPN en esta muestra. Es preciso aclarar que los niños con EBPN, factor de riesgo claramente demostrado para padecer DA [25,26], forman parte de otro estudio, por lo que se han excluido. Sí hay que señalar que los niños nacidos en el mismo hospital entre 1976 y 1982 con un peso al nacer menor de 999 g fueron evaluados a los 8 años y presentaron DA más profundas, que afectaban fundamentalmente al área del lenguaje, respecto a los niños sin EBPN [43]. Posteriormente fueron evaluados de nuevo a los 13 años de edad y se obtuvieron unos CI más bajos que el grupo control, teniendo en cuenta que se encontró una gran relevancia de la variable ambiental en estos resultados (datos pendientes de publicación). En cuanto a los antecedentes familiares de problemas psiconeurológicos, hay que destacar que existían en un 28,1% de los niños; de éstos, aproximadamente el 50% tenían antecedentes de retraso psicomotor y de DA, datos apoyados por numerosos estudios realizados en cuanto a la heredabilidad de estos problemas [10,11]. En el grupo que hemos denominado de factores neuropediátricos señalaremos que un 37,7% de los niños fueron remitidos a la consulta por una DA, y sobre todo que algunos ya habían presentado problemas en su desarrollo psicomotor, especialmente en el desarrollo del lenguaje [44], aunque pensamos que nuestro porcentaje debe de estar infravalorado debido al tipo de estudio. Asimismo destaca el alto porcentaje de niños con alteraciones en el EEG e incluso en el estudio por neuroimagen, lo cual apoya las teorías de un origen orgánico de este tipo de trastornos [13-15,45]. Un 15,6% de los niños padecían epilepsia, primaria o secundaria, porcentaje similar al proporcionado por distintos estudios [46] aun teniendo en cuenta que todos los niños presentaron un CI dentro de la normalidad. CONCLUSIONES Una gran mayoría de los niños a los que se les diagnosticó una DA presentaban con anterioridad determinados factores de riesgo, ya fueran prenatales o perinatales, antecedentes familiares patológicos o alteraciones en su desarrollo psicomotor. Ya que estas DA se ponen de manifiesto con la escolarización y con las necesidades del aprendizaje de la lectoescritura y del cálculo matemático, haciendo hincapié en estos factores se puede incidir favorablemente en el desarrollo del aprendizaje de estos niños, incluso antes de la aparición de una DA establecida. 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Desde el 1 de enero de 1996 al 31 de diciembre de 1997 se diagnosticaron un total de 32 niños con dificultades en el aprendizaje. El 62,5% fueron niños y el 37,5% niñas, con una edad media de 10 años y 10 meses. El cociente de inteligencia medio fue de 82,1. La DA más frecuente fue la dificultad en la lectoescritura. Conclusiones. Las dificultades en el aprendizaje constituyen un grupo importante de patologías en la práctica diaria de la Neuropediatría. Hay que tener en cuenta que en la mayoría de los niños con DA existe patología neurológica previa no diagnosticada y que se pone de manifiesto cuando alcanzan una edad en la que se les exige un mayor rendimiento escolar [REV NEUROL 1998; 27: 274-9]. Palabras clave. Dificultades en el aprendizaje. Factores de riesgo. Resumo. Objectivo. Rever a literatura existente sobre os factores de risco para dificuldades na aprendizagem (DA) e avaliar esses factores em crianças com o diagnóstico de DA no Serviço de Neuropediatria do Hospital Universitário Infantil La Fe de Valencia, entre 1996 e 1997. Material e métodos. Estudo retrospectivo das crianças diagnosticadas como tendo DA no Hospital Infantil Universitário La Fe de Valencia. Valorizaram-se diversos factores relacionados com as DA. Resultados. Entre 1 de Janeiro de 1996 e 31 de Dezembro de 1997 foram diagnosticadas um total de 32 crianças com dificuldades na aprendizagem, das quais 62,5% eram do sexo masculino e 37,5% do sexo feminino, com uma idade média de 10 anos e 10 meses. O coeficiente de inteligência médio foi de 82,1. A DA mais frequente foi a dificuldade na escrita e na leitura. Conclusões. As dificuldades na apSrendizagem constituem um grupo importante de patologias na prática diária da neuropediatria. Há que ter em conta que na maioria das crianças com DA existe patologia neurológica subjacente não diagnosticada e que se torna evidente quando atingem uma idade na qual lhes é exigido um maior rendimento escolar [REV NEUROL 1998; 27: 274-9]. Palavras chave. Dificuldades na aprendizagem. Factores de risco. REV NEUROL 1998; 27 (156): 274-279 279