El esperpento - E

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— El esperpento—
La preocupación por España es uno de los temas recurrentes en la obra de los escritores de
la llamada ‘Generación del 98’. Machado, Baroja, Unamuno, Azorín y Valle- Inclán intentan
reflejar el estado lamentable de un país donde las desigualdades sociales, la decadencia
económica, la corrupción política y la desidia cultural se agudizan cada vez más. Todos ellos
tratan de denunciar dicha situación, dando lugar a una literatura crítica e incómoda. Desde esta
perspectiva, Valle-Inclán (1866-1936) inventa un nuevo género teatral: el «esperpento».
En Luces de bohemia (1920), expone alguna de las ideas estéticas que lo fundamentan:
El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el
callejón del Gato (...) Los héroes clásicos, reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento
(...) Las imágenes más bellas, en un espejo cóncavo, son absurdas.
Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas (...)
Deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida
miserable de España.
Luces de bohemia, XII
El esperpento es una especie de TRAGEDIA GROTESCA: en primer término, una serie
de personajes innobles y fracasados; y como trasfondo, una sociedad dominada por la miseria, la
corrupción y el abuso de poder. Los «héroes» luchan sin grandeza, quedando reducidos a la
categoría de caricaturas. Sus actos y palabras suenan falsos, una parodia de la literatura heroica.
A diferencia de lo que hiciera Lorca, las tragedias de Valle resultan ridículas. Lorca hace que
nos identifiquemos con el dolor de sus personajes, que luchan contra su destino con una fuerza
admirable. Valle, en cambio, parece burlarse de los suyos destacando sus gestos más absurdos y
mezquinos. La Naturaleza, en Lorca, representa las pasiones puras y primitivas del hombre; en
Valle, los personajes deambulan por el paisaje sucio, destartalado del Madrid «absurdo, brillante y
hambriento». Los personajes de Lorca hablan con verdad interior y poesía; los de Valle, en fin,
mezclan un lenguaje altisonante y retórico con lo más chusco de las jergas populares.
Los principales recursos podrían resumirse así:
La degradación de los personajes. Es frecuente la caricatura sobre personajes de la
literatura clásica española, la animalización, muñequización o cosificación.
El contraste. Lo doloroso se mezcla con lo grotesco. Escenas aparentemente trágicas
adquieren un tono ridículo o vulgar.
El humor negro. En la tradición de Quevedo o Goya, Valle utiliza una risa mordaz y
agria para demoler todo lo que toca.
El lenguaje. Asombra la variedad de registros: desde las jergas a los registros literarios
o pretendidamente cultos. Sirven para caracterizar a los personajes pero sobre todo
tienen uso paródico.
Los diálogos suelen ser rápidos y brillantes, con un gran sentido de la brevedad y la
oportunidad de las réplicas.
Las acotaciones. Mucho más que indicaciones sobre la puesta en escena, las
acotaciones de Valle tienen un carácter literario. Sus descripciones pictóricas
pretenden crear ambientes, climas más que escenografías. Se suele hablar de la
influencia del expresionismo en estas acotaciones.
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