Aparicio, Ángela Después del silencio: como sobrevivir a una agresión sexual Ángela Aparicio, Toni Muñoz Barcelona: Paidós, 2006 261 p. 22 cm. 343 APA des “Yo sufrí abusos sexuales en mi infancia. No sólo fueron sexuales, pues también había abusos psicológicos, ya que durante todos esos años viví amenazada y atemorizada por mi agresor. Todo ocurrió en silencio, mi silencio sobre lo ocurrido durante once años. Ahora, después de una larga y dura lucha interna, de demasiado tiempo de silencio y de dos años de intensa terapia, yo, que siempre creí ser tan frágil, he comprendido que soy una dura superviviente, que tengo un alma muy resistente y aun después de una cruel historia he sobrevivido, no intacta, pero sí muy entera. Viví dos vidas paralelas en una misma existencia. Por una parte, una dulce infancia protegida en casa, con mis padres y mis hermanos. Por otra con mi agresor, que me privó de libertad. Durante muchos años no fui capaz de hablar sobre los abusos, ni siquiera conmigo misma. Éstos ocurrían casi a diario, pero cuando me marchaba de su lado yo debía desconectar de aquello y pasar a mi otra vida como si eso no hubiese ocurrido. Así que me pasé parte de mi existencia inventando cosas y mintiendo a todos para que nadie supiese qué es lo que estaba sucediendo. Era algo que él me pedía, SILENCIO. “Al finalizar la terapia, Ángela me comentó que cabía la posibilidad de escribir un libro con mi historia. Desde el primer momento me pareció una gran idea. En mi vida he ganado muy pocas cosas y para mí es una tremenda alegría poderle gritar al mundo que, después de tantos años de silencio, en esto he ganado la batalla y la guerra. En ningún momento hubo medias tintas, las dos nos empleamos a fondo durante todo el proceso de la terapia, y costó, ¡vaya lo que costó!, pero ha valido la pena, ya que nunca pensé que por mucha terapia que hiciera conseguiría algo parecido a lo que tengo.” Eliade, Mircea (1907-1986) Diccionario de las religiones Mircea Eliade, Ioan P. Couliano Barcelona: Paidós, 2007 366 p. 20 cm. 29 ELI dic “En mayo de 1975, al final del segundo trimestre que yo había pasado en Chicago como estudiante, Mircea Eliade me habló por primera vez del proyecto de este diccionario, aunque el contrato sólo se firmaría bastantes años después. Ocupado en terminar la Historia de las creencias y de las ideas religiosas, no volvió a pensar en el proyecto hasta que, en 1984, hablamos del mismo en dos ocasiones, en París y en Groninga respectivamente. […] Existe un número relativamente considerable de diccionarios de las religiones, compilaciones de un solo autor u obras colectivas. Pero es evidente que escribir un diccionario de las religiones que al mismo tiempo sea correcto (desde el punto de vista científico) y accesible es una empresa descabellada, a menos que el autor o los autores no dispongan de un filtro que les permita proyectar una luz original sobre el sistema de las religiones. (Pero, entonces, ¿no es acaso probable, o incluso inevitable, que tarde o temprano la crítica les reproche el carácter parcial y personal de tal empresa?) Mircea Eliade poseía sin duda su propio filtro hermenéutico, así como una experiencia incomparable en el estudio de las religiones. Por otra parte, él estaba dotado de una curiosidad tan rara como su flexibilidad metodológica. Al final de su carrera, envidiaba la libertad y la creatividad de que gozaban los científicos con respecto a los historiadores y a los otros universitarios en el sector de las ciencias humanas, las inhibiciones de los cuales las explicaba Mircea Eliade en virtud del gran complejo de inferioridad que sufrían los interesados.” “El chamanismo no es, propiamente hablando, una religión, sino un conjunto de métodos extáticos y terapéuticos ordenados a obtener el contacto con el universo paralelo, aunque invisible, de los espíritus y el apoyo de estos últimos en la gestión de los asuntos humanos. Aunque se manifiesta prácticamente en las religiones de todos los continentes y en todos los niveles culturales, el chamanismo «ha hecho del Asia central y septentrional su patria adoptiva» (Jean Paul Roux, Religión des Tures et Mongols” pág. 61). El término chaman es de origen tunguso, y significa «brujo», «hechicero». La palabra turca que generalmente designa al chamán es kam.” Suárez Díaz, Reinaldo El mundo de la filosofía Reinaldo Suárez Díaz, Constanza Villamizar Luna Alcalá de Guadaíra (Sevilla): Trillas, 2006 305 p. il. 23 cm. 1 SUA mun “Quien se embarca en el campo de la filosofía, en lugar de una respuesta, se encuentra con una variedad de respuestas, algunas opuestas entre sí. El hombre ordinario busca acabar de una vez con sus dudas y perplejidades y ve que la filosofía genera más dudas y perplejidades que las que resuelve, y que cada respuesta genera nuevas preguntas. Por ese motivo, prefiere seguir vías ya trazadas que caminar libre por la llanura, y se abraza con mayor confianza a los dogmas que le dan seguridad. La filosofía no pretende ser una experiencia y explicación total de la realidad. La filosofía no patrocina ideologías o respuestas totalizantes y definitivas. Busca la verdad, pero no la posee ni pretende imponerla; sus certezas son siempre contingentes; propone pero no impone; promueve debate y pensamiento; es ajena al alinderamiento de ortodoxias y heterodoxias; promueve el respeto y la tolerancia; deja hablar y promueve la libertad y amplitud de pensamiento y palabra; respeta los valores de cada cual, de las diversas sociedades y culturas. La filosofía no es consigna sino palabra, fiel a la búsqueda de la verdad y a la construcción del bien. La filosofía no da respuestas totales y definitivas a nuestros problemas, pero establece caminos y marcos de acción y de vivencia para resolverlos, como son la curiosidad, el espíritu crítico, la tolerancia, la simpatía y la comprensión de los diferentes puntos de vista. La filosofía enriquece la vivencia de la realidad abriendo nuevas perspectivas al pensamiento y a la vida. Si bien todos los humanos miramos al mismo mundo, lo vemos desde diferentes puntos de vista, según las diferentes culturas y los diferentes tiempos y circunstancias.” “Filosofar no es meramente opinar. Pero la filosofía tampoco requiere "probar" o demostrado todo, ya que muchas de sus preguntas son insolubles, y muchas de sus respuestas, indemostrables. Sin embargo, el filosofar exige "buscar" rigurosamente, evaluando y dando argumentos para las propias respuestas. El hambre de saber es saciada por el filósofo mediante la reflexión rigurosa.” Horne, Alistair El tiempo de Napoleón Madrid: Debate, 2005 254 p. lám. Map. 20 cm. 94 FRA XIX “Para empezar: ¿cómo fue posible que un pobre muchacho corso, nacido con expectativas limitadas, escalara a tales alturas? En el momento de los tratados de Tilsit en 1807, cuando dictó condiciones al zar de todas las Rusias, momento que representa la cumbre de sus éxitos militares, solo tenía treinta y siete años. Debido a su juventud al final de aquella famosísima serie de victorias, uno tiende a olvidar que nació bajo el reinado de Luis XV y comenzó su carrera militar bajo Luis XVI. Si fue un hijo del ancien régime, también fue en gran medida un producto de aquel acontecimiento que Thomas Carlyle llamó «the Death-Birth of a World» («El parto de un mundo que nació muerto»). Estaba inmerso en la tradición revolucionaria francesa, sin la cual, indudablemente, nunca habría llegado hasta Tilsit. Salido de la rígida academia militar de Brienne en 1785, con el grado de alférez a los dieciséis años de edad, entre algunas burlas de los que le llamaban «matemático delgaducho», este vastago de la baja nobleza corsa dejó su primera auténtica huella en los asuntos militares unos ocho años después, en el sitio de Toulon, en 1793. La importantísima base naval estaba entonces en poder de una flota inglesa mandada por el almirante Hood; Napoleón, un capitán de artillería de veinticuatro años, fue enviado para asesorar al no muy distinguido comandante de las fuerzas revolucionarias francesas que la asediaban. Con su genio para el coup d'oeil instantáneo, que tan útil iba a resultarle más adelante, la estrategia del joven Napoleón Bonaparte tuvo éxito, y los ingleses fueron expulsados. Napoleón se convirtió en un héroe en las filas del incompetente ejército revolucionario (aunque todavía era desconocido fuera de ellas), y fue vertiginosamente ascendido al grado de general de brigade con solo veinticuatro años, nombrándosele además comandante de artillería del ejército en Italia.” Grimme, Karin H. Jean-Auguste-Dominique Ingres, 1780-1867 Taschen, 2006 96 p. il. 23 cm. 75 ING gri “Jean-Auguste-Dominique Ingres nació el 29 de agosto de 1780 en Montauban, al sur de Francia. Vivió tres revoluciones: en 1789,1830 71848, y sistemas políticos completamente diferentes. Los comienzos de Ingres como pintor pertenecen a la época de la Revolución Francesa de 1789 y los años sucesivos. Era todavía un niño cuando hizo los primeros retratos, en dibujo; su padre le guiaba. Este, Jean-Marie-Joseph Ingres, trabajaba —-en la pequeña ciudad— como pintor, estucador, escultor y arquitecto; allí tenía un taller. Los modelos para los primeros dibujos de Ingres procedían del círculo familiar: el abuelo o las hermanas. Estos dibujos tempranos son, en parte, copias de modelos paternos, aún deudores del espíritu del siglo XVIII. Como se trata de ejercicios de una persona aún muy joven, no poseen todavía una nota personal. […] La juventud de Ingres marcó su forma de trabajar y también una temática, que le ocuparía una y otra vez. Así le acompañarían durante mucho tiempo las historias de autores clásicos, como la de Antíoca y Estratónice. La inspiración para esta historia probablemente le vino de la ópera «Stratonice», que se representó entonces en Toulouse, donde ingres trabajaba como violinista. Más tarde, Ingres seguiría tocando música intensamente y con gusto, pero ya solo como afición. […] Ingres siguió sus estudios en Toulouse con mucho éxito; debido a los premios y distinciones que recibió, consiguió dar el paso decisivo para su futura carrera y orientación artística. En el otoño de 1797 entró en el taller de Jacques-Louis David en París. El estudio de David se encontraba en el Louvre, el antiguo palacio urbano parisino; en la época de la Revolución y el Imperio subsiguiente —bajo Napoleón I— estaba considerado como el más importante centro de formación de Francia y quizá de toda Europa. Los trabajos de Ingres despertaron pronto la atención del maestro; David empleó al joven pintor como ayudante, entre otras cosas para retratos. El trabajo en el taller de David enseñó a Ingres que el retrato era un posible campo de actividad, también para el pintor de Historia que Ingres siempre se consideró. Con todo, el gran interés de Ingres consistía en ser reconocido como pintor de Historia, pues en la teoría de su época la pintura de Historia gozaba de mayor prestigio que el retrato.” Sudjic, Deyan La arquitectura del poder: cómo los ricos y poderosos dan forma al mundo Barcelona: Ariel, 2007 303 p. 24 cm. 72 SUD arq “Pese a cierta cantidad de retórica moralista en los últimos años sobre el deber de la arquitectura de servir a la comunidad, para poder trabajar en cualquier cultura el arquitecto tiene que relacionarse con los ricos y poderosos. Nadie más tiene los recursos para construir. Y el arquitecto está predestinado genéticamente a hacer cualquier cosa con tal de poder construir, del mismo modo que el salmón migratorio tiene la misión de remontar afanosamente el río por última vez para desovar antes de perecer. Así, la profesión del arquitecto puede verse, no como bien intencionada, sino como la de alguien dispuesto a hacer un pacto faustiano. No le queda más remedio que seguir la corriente y llegar a compromisos con cualquiera que sea el régimen que esté en el poder. Toda cultura política emplea la arquitectura con fines que, en el fondo, pueden considerarse racionales y pragmáticos, incluso cuando se emplea para transmitir una idea simbólica. Pero cuando se difumina la línea entre el cálculo político y la psicopatólogía, la arquitectura deja de ser sólo una cuestión política práctica para convertirse en una fantasía, incluso en una enfermedad que consume a sus víctimas. Existe un paralelismo psicológico entre dejar una huella en el paisaje con un edificio y el ejercicio del poder político. Ambos dependen de la imposición de la voluntad. Para aquellos que no conceden el menor valor al individuo, ver confirmada su visión del mundo reduciendo toda una ciudad a la escala de una casa de muñecas en una maqueta arquitectónica sin duda tiene un atractivo inherente. Incluso les atrae más la posibilidad de imponer su voluntad a una ciudad en el sentido físico remodelándola como lo hizo Haussmann en París. La arquitectura alimenta el ego de los que poseen esa tendencia. Estas personas dependen cada vez más de ella, hasta el punto de que la propia arquitectura se convierte en un fin, seduciendo a sus adictos conforme van construyendo cada vez más y a una escala cada vez mayor. La construcción es el medio a través del cual el egotismo del individuo se expresa de la manera más descarnada: mediante el Complejo de la Construcción.” Miret Magdalena, Enrique La vida merece la pena ser vivida Madrid: Espasa, 2006 275 p. 23 cm. 17 MIR vid “La fuerza de lo íntimo es grande, aunque ahora esté olvidada, porque no se nos ha enseñado a ponerla en marcha. Somos esclavos de nuestras impresiones, y de nuestras reacciones emotivas impensadas, movidas por los vaivenes de la vida que influyen repentinamente en nuestra parte menos consciente, y nos llevan con frecuencia a la deriva de las circunstancias externas. No somos de manera espontánea amos de nosotros mismos: hay que aprender a serlo. Somos esclavos de lo que nos afecta, y que nos viene sin pensarlo, sin comerlo ni beberlo. No somos dueños de la vida, sino que vamos arrastrados por ella. Y, sin embargo, en nuestro interior tenernos un poder que, bien llevado, puede sernos de gran ayuda para gobernar nuestra vida, y no estar a merced de los vientos que llevan la nave una vez al pairo, cuando no soplan, y otras arrastrados por un vendaval, cuando descarga el temporal.” “Vamos haciéndonos a la idea de que hay muchos campos del saber que para desarrollarlos tenemos que usar otros caminos tan legítimos como el de la ciencia; pero muy distintos. Son el arte, la literatura, la historia, la experiencia moral, la experiencia de los místicos, la psicología, la sociología, la arqueología, la política, y tantos más. Un gran experto en ciencia física, el profesor Rañada, asegura que esos diferentes caminos para buscar la verdad de esos campos puede ser «la intuición, la analogía, el sentido común, el humor». Hemos visto cada uno de estos caminos en los famosos filósofos Augusto Comte, Bergson y Max Scheler, defendiendo la intuición; Russell, que defendió la analogía; Moore, con el sentido común, y el humor y la paradoja en Chesterton o en el cardenal Nicolás de Cusa. Incluso para las distintas ciencias y conocimientos humanos no solo vale la deducción, sino la inducción, la intuición, la lógica relacional, la del corazón, la poética, la metafórica, la convergencia de probabilidades ahora que hasta en la física cuántica no se puede pasar de probabilidades, la lógica hipotética, y hasta la lógica pragmática, o la lógica simbólica del investigador de las religiones Mircea Eliade y del psicólogo de los arquetipos inconscientes, Jung.” Enrique Miret Magdalena (Zaragoza, 1914) es teólogo, licenciado en Ciencias Químicas, conferenciante, periodista y escritor de más de dos mil artículos sobre religión, moral y juventud, y de una veintena de libros. Es fundador de la CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y de la Young Men Christian Association en España, y presidente honorario de Mensajeros de la Paz. Keddie, Nikki R. Las raíces del Irán moderno Barcelona: Belacqva, 2006 484 p. lám. 23 cm. 94 IRA XX “La revolución de 1978-1979 y sus secuelas ha despertado el interés por Irán entre el público general por primera vez en veinticinco años, pero también, en gran medida, una corriente de desconcierto e incomprensión. Esta revolución no encaja ni siquiera con los modelos y expectativas de las personas más o menos bien informadas. ¿Dónde antes se había visto al líder de una religión bien arraigada, un personaje ampliamente popular y carismático, emerger como cabeza visible de una revolución contra un soberano que esgrime su propia legitimidad, sus lazos con el pasado nacional y sus planes reformistas? ¿Y dónde antes se había visto que un estado dotado de armamento valorado en miles de millones de dólares, con sus correspondientes fuerzas armadas, policía normal y secreta, todo ello teóricamente dispuesto para ser utilizado, se venga abajo ante simples huelgas y demostraciones pacíficas, periódicas y cada vez más habituales? Los especialistas en Oriente Medio se han acostumbrado a que les pregunten: ¿se trata de una revolución religiosa, política, social, económica... o qué? La única respuesta válida sería decir que se trata de una mezcla de todo eso.” “En Irán, al igual que en el resto del mundo, el así denominado «renacimiento del islam» no significa que la gente sea hoy en día más religiosa de lo que lo era hasta ahora: para la mayoría de gente su grado de religiosidad no ha experimentado cambio destacado alguno. Más bien significa una nueva incursión del islam en el ámbito de la política y el gobierno con una fuerza y una militancia que no había mostrado en esos aspectos sociales desde hacía muchas décadas. Dentro de esa tendencia general, sin embargo, Irán es, hasta la fecha, un caso especial, pues el país está dirigido por un tradicional líder islámico ulama (ulama es una palabra que para los chiíes significa algo similar a «clero», pues todos los creyentes tienen que seguir las normas dictadas por uno de sus líderes). Esa diferencia entre el movimiento político-religioso iraní y la del resto de países musulmanes se basa en parte en el contraste entre el modo en que se han desarrollado las dos principales ramas del islam, los chiíes de Irán y los suníes que gobiernan en la mayoría del mundo musulmán.” Magallón Portolés, Carmen Mujeres en pie de paz: pensamientos y prácticas Madrid: Siglo XXI, 2006 297 p. lám. 21 cm. 305 MAC muj “Al indagar sobre la experiencia de las mujeres en el pasado y en el presente, en su relación con la paz o la guerra, lo que encontramos es una pluralidad de comportamientos y actitudes. No obstante, de manera persistente se establece una relación de las mujeres con la paz, de un modo tan esencialista que las actitudes e iniciativas de las mujeres a favor de la paz, que son opciones libres y genuinas, quedan devaluadas al ser tomadas como lo natural. También es predominante el ver a las mujeres como víctimas. En los últimos años, desde cierto vacío previo, las mujeres han aparecido en los medios de comunicación, en los informes de las ONGs, en la escena internacional, y lo han hecho sobre todo en calidad de grupo vulnerable. Víctimas de las nuevas guerras y víctimas también en el conflicto cotidiano entre los sexos que involucran la relación y la identidad de mujeres y hombres. Al mismo tiempo, es cada vez más frecuente ver en la escena mujeres cooptadas por las viejas y nuevas dinámicas de la muerte: mujeres militares estadounidenses perpetrando actos de tortura a detenidos en Irak, en la cárcel de Abu Graib; mujeres en los grupos armados irregulares o mujeres en acciones terroristas, corno suicidas en Palestina o entre los integrantes de un comando terrorista, como el que asaltó la escuela de Beslán, en Osetia del Norte, acción en la que murieron más de 150 niños y niñas. A modo de líneas que guíen la búsqueda, y de un modo esquemático, en una realidad compuesta por múltiples datos es posible activar dos miradas contrapuestas en su significado: una en negativo, que enfatiza la posición de las mujeres como víctimas de la violencia, y otra en positivo, que destaca sus iniciativas y protagonismo a favor de la paz. Este libro quiere poner el énfasis en mujeres que protagonizan la construcción de la paz, aunque no reniega de la vulnerabilidad, más bien al contrario, si algo hemos aprendido es a asumir en positivo nuestra común vulnerabilidad, no de las mujeres sólo sino de la especie humana. La vulnerabilidad aparece reiteradamente cuando se trata de defender la vida y confrontar la muerte. En lo que sigue, se ofrecen datos y fragmentos de vidas de mujeres que vivieron en medio de la violencia.” Benezon, Rolando O. Musicoterapia: de la teoría a la práctica Barcelona: Paidós, 2007 285 p. 22 cm. 615 BEN mus “Uno de los movimientos de la musicoterapia es abrir canales de comunicación en el ser humano. En el término «comunicación» se incluyen todos los procedimientos por medio de los cuales una mente puede afectar a otra. Esto implica naturalmente no sólo el lenguaje oral y escrito, sino también la música, las artes plásticas, el teatro, el ballet y, de hecho, toda la conducta humana. Hablar de musicoterapia es pensar en una serie de metodologías y técnicas diferentes en pos de la comunicación.” “El musicoterapeuta se irá formando a lo largo de los años, y será su propia experiencia y su propia capacidad las que harán a un profesional con éxito terapéutico. No obstante, a lo largo de su experiencia, controlando y supervisando casos de pacientes tratados con músicoterapia he podido discriminar aspectos técnicos, necesarios a tener en cuenta para mejorar y prevenir situaciones negativas. Se entiende que todas estas técnicas estarán sujetas a la adaptación, según el caso y la dinámica del mismo. Muchos de estos aspectos técnicos son también recomendables para otras especialidades, en donde el movimiento y la comunicación no-verbal son inherentes a la específica actividad terapéutica. Por ejemplo, la vestimenta a utilizar debe ser cómoda, que permita y facilite cualquier tipo de movimientos extremos, tales como rodar por el suelo, saltar, arrastrarse, etc. El calzado debe permitir el fácil descalzado, para los momentos en que se debe trabajar con los pies desnudos para percibir las vibraciones.” “Se deben mantener los hechos musicales en su máximo primitivismo, para despertar el impulso rítmico, para lo cual vuelvo a recordar la importancia que tiene el latido cardíaco de cada uno de estos niños, como experiencia sonora; también tendrá importancia la canalización métrica al sonido y a sus cualidades (duración, intensidad, altura, timbre), a los intervalos, a la melodía, al ordenamiento de la escala. Estos hechos musicales introducen al niño, al mismo tiempo, en el dominio del acto propiamente dicho (golpear sus manos sobre bastones, cantar) y en el dominio de la percepción, en la receptividad, que exige una participación, una especie cíe adhesión a los fenómenos sonoros.”