Aprender de los errores Todo hombre sensato ha de tener una sana

Anuncio
Aprender de los errores
Todo hombre sensato ha de tener una sana y equilibrada preocupación por
saber si actúa bien o no. Una reflexión positiva que nos haga estar
prevenidos contra el autoengaño.
Decía Hemingway que vivimos esta vida como si llevásemos otra en la
maleta: un puro autoengaño para pasar de puntillas por la misma sin
importarnos demasiado si la vivimos o la desperdiciamos.
Porque en las vueltas y revueltas de la vida aparecen muchas ocasiones de
obrar mal y apenas reparar en ello. Y aunque somos libres de elegir nuestras
acciones, no lo somos tanto para eludir luego las consecuencias de esas
acciones que hemos elegido.
Somos libres de elegir ante cualquier situación, pero nunca podemos dejar
de cargar con la otra cara de la moneda. Sin duda, muchas veces nuestras
decisiones tendrán consecuencias que preferíamos no padecer, y hemos
llegado a ellas por no saber bien qué había en la otra cara de esa elección, y
es entonces cuando nos damos cuenta de que nos hemos equivocado.
Sin embargo, no son nuestros errores lo que más nos dañan, sino nuestra
respuesta ante ellos. Porque, como decía Cicerón, todos los hombres
pueden caer en un error, pero sólo los necios perseveran en él. Cuando una
persona no reconoce sus errores, no los corrige, o no aprende de ellos, se
introduce en una espiral de autoengaño y encubrimiento que potencia esos
errores y causa un daño mucho más profundo.
Por eso la educación del carácter requiere un serio esfuerzo personal en ese
sentido: cuando cometas un error, no te escudes en tu debilidad, no te
lances a señalar defectos de otras personas, a culpar o acusar a otros. Es
verdad que también habrá culpa en otras personas, pero hay que evitar que
esa parte de culpa ajena te impida ver la tuya. Cuando observes en ti un
error, lo verdaderamente necesario es, simplemente, que lo admitas, te
corrijas y aprendas de él: de esta manera, además, una experiencia negativa
puede convertirse en algo muy positivo.
Y si ves que tu pensamiento deriva enseguida hacia cuestiones que están
fuera de tu alcance, fuera del círculo de influencia, frena en seco y vuelve a
empezar. Hemos de tener la valentía de descubrir y afrontar las áreas de
error o de debilidad que hay en nuestras vidas, para eliminarlas o
reformarlas.
También será positivo conocer nuestras áreas de talento, para potenciarlas.
Sí, y en ambos casos el proceso de avance es muy parecido: establecer una
meta personal, hacer un propósito de mejora y mantener un compromiso
serio con uno mismo para cumplirlo.
Padre pacho
[email protected]
Descargar