Psicología del autoengaño - Universidad de San Andrés

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Psicología del autoengaño
Por Carlos Floria
Para LA NACION
Jueves 17 de julio de 2008 | Publicado en diario de hoy
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Los problemas que examinaré podrían definirse de entrada: ¿qué distingue el poder de la autoridad, en política?; y ¿qué
consecuencias tienen -o suelen tener- los "entornos" en la conducción de los asuntos públicos? Lo primero concierne a la
filosofía y a la ciencia política. Lo segundo, a la psicología.
Los consideraré como un practicante del análisis político, no como filósofo, por diversas razones. La primera y la mejor (hallé
que Napoleón aconsejaba detenerse allí) es que no soy filósofo. No he sido capacitado en filosofía, lo digo con nostalgia, sino
en historia, ciencia política y derecho. Mi interés es propio de un ciudadano que no ha vivido, en muchos años, una
democracia constitucional y republicana como legitimidad plena, sino en entremeses políticos, como legalidades precarias,
cuando no en dictaduras varias.
Siguiendo a mis maestros preferidos, mi interés inmediato se refiere menos a lo que debería hacerse -lo que me preocupa
profundamente- que, en este caso, a cómo puede llegarse a lo que debería hacerse. Sin embargo, quiero partir de lo que se
está haciendo, y en parte a lo que nos está ocurriendo, aunque los protagonistas digan que hacen otra cosa.
Como escribió Juan Bautista Alberdi, los argentinos tenemos inclinación a las revoluciones gráficas; Raymond Aron diría a la
política literaria. Nuestros liberales suelen ser "liberistas", es decir, inclinados a los favores de la economía, pero
desinteresados de la calidad política institucional, y nuestros "progresistas", en muchos casos, y en cuanto se explora su
historia, más bien integristas que se ignoran, o reaccionarios cabales.
Sucede que las encuestas confiables revelan descensos importantes en la confianza hacia las autoridades institucionales
principales, y a los miembros de nuestra tradicional diarquía, fenómeno con antecedentes varios en nuestra historia política.
Los filósofos dirían que la cuestión primera no hace tanto al poder como a la autoridad. Les pasa, en términos de relieve
internacional, a los Estados Unidos de Bush: potencia hegemónica, principalmente por recursos militares enormes, que ha
perdido autoridad, o poder moral, en el mundo; comprobación que el candidato Obama suele reiterar, con porfía y acierto, en
su campaña.
El filósofo político (mi preferido es en esto Bertrand de Jouvenel, La soberanía ) dice que una primera concepción muy
reducida del arte político como técnica "aditiva", como suma de voluntades, se distingue de la "agregativa", que conduce a una
cooperación durable. La política pura es la actividad constructiva, que consolida y conserva agregados humanos. Y de ahí
surge la idea y el fenómeno de la autoridad.
Diversa del gobierno autoritario, que recurre a la intimidación, a la violencia o a la compra de voluntades para suplir su falta de
autoridad. El autoritario es autoridad para sus seguidores -fieles, comprados o complacientes-, pero hegemónico hacia sus
opositores.
Volvamos, pues, al rico significado del término "auctor".
El auctor es el compositor de una obra, el fundador de una familia, de una ciudad, el Creador. Más sutilmente, auctor es aquel
cuyo consejo se sigue, fuente de acciones realizadas por otros, el promotor. Es el fiador, el que promete el buen fin de la
empresa, en su significado más antiguo. El fiador aumenta la confianza del que emprende algo, mediando su caución. Crea el
nexo social. En fin: es promotor de la amistad social.
Porque proyecta la amistad a la organización política. La importancia de la amistad resalta en pueblos y culturas diversas. "La
amistad endulza incluso el agua" (chino), el amigo "conforta el corazón" (sudanés), es una fuerza, "el hombre sin amigo no
tiene más que una mano" (bosníaco), sin olvidar los textos de evangelios cristianos: "Nadie tiene más amor que el que da la
vida por sus amigos" (Juan 125,13).
En fin. La autoridad es factor de certidumbre. Una multitud de certidumbres funda una sociedad, que da por supuestas
regularidades que se deben a los demás. La observancia de la palabra dada y de la fe jurada. Para los romanos el Dius Fidus
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17/07/2008
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tenía su templo. El gran principio de disociación es, pues, la incertidumbre.
¿No será que las encuestas confiables suceden a aquellas comprobaciones? O, dicho de otra manera, lo que sucede con el
gobierno nacional y sus derivados provinciales es que exhiben poder, directo o subsidiado. Pero no autoridad.
Resulta una ironía de la historia -según el psicólogo autor de Inteligencia emocional , Daniel Goleman- que el peor fracaso de
John F. Kennedy, el desembarco en la Bahía de Cochinos, fue consecuencia de una sugerencia presentada originalmente por
Richard Nixon, su contrincante en la elección presidencial. A Eisenhower le había gustado la idea y dio instrucciones a la CIA
para entrenar un ejército formado por exiliados cubanos. El proyecto lo recibió Kennedy cuando asumió la presidencia.
El ataque fue un desastre del principio al fin. Ante el fracaso, Kennedy quedó atónito. "¿Cómo pude ser tan estúpido de
permitir que esto se llevara adelante?", se preguntó. Sus asesores clave eran, entre otros pocos más, Rusk, McNamara,
Bundy, el notable Schlesinger y Bob Kennedy. ¿Cómo es posible que un grupo tan brillante y bien informado pueda haber
llevado adelante un plan tan mal concebido?
Abrevio: Goleman ve ratificado los vicios que amenazan el pensamiento grupal, los entornos. El clima que se vivía en la Casa
Blanca era de euforia, según confesaría Schlesinger. Todo el mundo alrededor de Kennedy pensaba que éste tenía el don de
Midas, y era imposible que el plan fracasara. El mundo era manejable y el futuro, ilimitado.
El caso confirmaría a Goleman lo que sucede en el pensamiento grupal, en el inconsciente grupal, así como los esquemas de
distracción actúan en el inconsciente individual.
En primer lugar, la ilusión de la invulnerabilidad, la sensación de que cualquier cosa que planearan estaba destinada a tener
éxito. Sensación que suele aparecer en conjunto con la ilusión de la unanimidad. Si los miembros del grupo son todos
capaces, y en el peor de los casos se sienten pícaros y sustentados por el poder, ¿cómo podrían estar equivocados? Años
después, Sorensen comentó: "Nuestras reuniones sucedían en un extraño clima de presunto consenso".
Se añadía un tercer efecto: la supresión de dudas personales. Surge un "custodio de la mente grupal"; suele añadirse la
convicción tácita de que el accionar es correcto y moral. En suma, quien disiente es expulsado o alentado a irse.
Un punto clave en ese sentido es que cualquier actividad humana que esté dirigida a objetivos sociales significativos y que
involucre la cooperación con otras personas posee un aspecto moral inherente. Tal como San Agustín observó en su tiempo,
debía existir al menos una sombra de justicia en el trato entre ladrones ( La Ciudad de Dios , IV.4). Se entiende que ese
aspecto moral es mínimo y no supone que hagan lo correcto. Pero sí demuestra que los esfuerzos de quienes proponen la
realpolitik por eliminar toda consideración moral están destinados al fracaso.
El autor es profesor de Ciencia Política en la UBA y en la Universidad de San Andrés.
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1
arcolira
17.07.08
08:28
Es un cambio. Espero que los responsables sepan leer las demandas insatisfechas
de la sociedad. El crimen del padre K, lleva a Cristina a una debilidad que
esperemos que se rodee de gente más creíble, que se muestran las cuentas que se
utilizan. Se podrá controlar las cajas?. Esa es la responsabilidad de los nuevos
funcionarios. Los cambios son obvios para poder tener otra imagen. Es una
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votación, la enviaron tarde al Congreso, le salió el tiro por la culata. Siempre se
aprende, espero que la presidenta tb lo incorpore.
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