semanal Reflexión “COMITE DE RECEPCION”, “PRIMOS HERMANOS” Y “PRIAN”

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Reflexión semanal
“COMITE DE RECEPCION”, “PRIMOS HERMANOS” Y “PRIAN”
Federico Müggenburg
Durante la Edad Media y, particularmente en la península Ibérica, ocurrieron muchas guerras que
se caracterizaban por el “sitio” a las fortalezas sobre alguna montaña o también contra ciudades
amuralladas, rodeadas de un foso generalmente lleno de agua, a las que se tenía acceso por
medio de un puente levadizo. Lo usual era poner “sitio” y vencer a base de hambre y sed. Los
sitiados tenían la posibilidad de defenderse y resistir durante algún tiempo, lograr enviar un
emisario por alguna salida secreta o atacar para distraer y lograr la escapada de alguien que
pidiera auxilio y así se lograra abrir un flanco a los sitiadores por la retaguardia. Hubo, también,
algunos casos con diferente modalidad de actuación que se acostumbran reseñar como una
acción de cobardes, que consistía en formar un “comité de recepción” que le diera la bienvenida a
los enemigos y los vitoreara colocando arcos de flores y alfombra roja, en una expresión del más
claro pragmatismo, al dejar de lado los principios o las razones a defender, que podían haber sido
la causa de dicha guerra.
Viene a colación esta remembranza porque, a medida que avanzan las campañas electorales a la
presidencia del país, se van perfilando en el lenguaje las ofertas y los propósitos, proyectos bien
definidos que en un caso amenazan las libertades y el regreso al “autoritarismo populista”, a tono
con las tendencias que se marcan en América Latina. Y después de varios años de abandono de
los principios y los valores -como referencia indispensable de los motivos y las razones por los
que se hacen las cosas y por lo tanto de la vigencia de un “pragmatismo rampante”- estamos
viendo los primeros signos del “comité de recepción” manifestado en diversas expresiones que,
sin estar de acuerdo con el populismo, prefieren ponerse de acuerdo anticipadamente en vez de
dar la batalla frontal. Las señales de los sondeos y las encuestas, muchas de ellas manipuladas
por intereses y conveniencias crematísticas, han llevado a pensar a los acomodaticios que más
vale iniciar las labores del “comité de recepción”. Frente a los amenazantes gritos de “ya no hay
quien me quite la victoria”, “mi triunfo está garantizado”, “vamos directo hasta la victoria”, han
surgido las expresiones de liderazgos reales que luego repiten y refritean los liderazgos formales:
“no importa quien gane la elección”, “si llega la izquierda será respetada”, “la fortaleza económica
del país aguanta hasta populistas y demagogos”, “pasará lo que en Brasil con Lula”, “hemos
hablando ante el Rector, para definir áreas de inversión del sector público y del privado”, etc.
Si bien esto es lo que ocurre en torno a los temas de la economía, en lo estrictamente político hay
otras expresiones que reflejan diferentes cosas. Por un lado, la machacona argumentación en el
sentido de que “el rayo de la esperanza” se enfrenta a un conglomerado llamado “prian” y que sólo
hasta que se pongan de acuerdo en quien los representa, les aceptará un debate. Además como
una traición del subconsciente, que ya le configuró su derrota,
Madrazo advierte a sus
correligionarios: “Si no gano la presidencia de nada servirá todo lo demás que se obtenga“, para
luego añadir: “si no ganamos nosotros, serán nuestro primos hermanos”. Esto no sólo lo ha dicho
el candidato del PRI, también lo ha repetido el diputado Chuayffet, su líder en la Cámara Baja.
Son varios quienes confirman que van a perder; el Senador Barttlet ha sostenido que con
Madrazo, no ganarán la presidencia, con lo que se configura claramente el síndrome de la derrota.
La “guerra psicológica” de esta campaña electoral está siendo eficazmente conducida por los
estrategas “chavistas-perredistas”, misma que funcionará siempre y cuando logren inducir el
derrotismo, aumentando con ello el creciente número de los abstencionistas. El ejemplo está muy
claro en las elecciones recientes del Estado de México. Cada quien hace las conclusiones según
sus conveniencias, pero lo verdaderamente importante es constatar que no salió a votar el
sesenta por ciento de los empadronados.
Hay síntomas que ya empiezan a publicitar algunos columnistas que reciben consigna,
interesados en convencer de la necesidad de una “alianza” PRI-PAN, que no haría más que
confirmar la estrategia de “victoria psicológica” del PRD. Sería la evidencia de su juego con el
diagnóstico del “prian”. Resulta imposible pensar cómo sería posible esta alianza, históricamente
los priistas son los opositores sistemáticos a la consolidación de la transición. Es más fácil ver la
realidad de “los dos viejos pris”, que por vasos comunicantes bastante visibles, hacen los
trasvases de candidatos del PRI al PRD. Toda la plana mayor de la candidatura del ex priista
Andrés López la integran ex priistas, más precisamente ex salinistas.
Hay una debilidad generalizada; impera el pragmatismo, se desechan los principios que se deben
sostener. Hasta la tentación del grito “pragmático” está llamando a las puertas del PAN; hay
quienes desearían “un corrimiento a la izquierda, para poder ganar”. Cada vez se hace más cierto,
que estamos empezando a padecer la “dictadura del relativismo”. ¡Se impone volver a los
principios para entender los propósitos del “populismo regresivo”. Obliga impulsar a todos los
empadronados a votar, para revertir la patraña de la “guerra psicológica” electoral presente!
20MAR06
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