NRFH, LII RESEÑAS 555 sobreviene u n a terrible t o r m e n t a y el cortejo f ú n e b r e se e m p a p a , " l l e g a n d o todos h e c h o s u n o s atunes a la iglesia" 5 . C o n c l u y o c o n u n a o b s e r v a c i ó n respecto a la e d i c i ó n d e l libro. E n m á s de u n a o c a s i ó n , las notas al pie n o se e n c u e n t r a n en la p á g i n a que c o r r e s p o n d e y el lector debe buscarlas e n la anterior (por ejemplo, la 49 y la 52 d e l cap. 5); a l g u n a vez, la p l e c a que d e b í a separar el texto p r i n c i p a l de las notas t a m p o c o e s t á e n la p á g i n a correspondiente y aparece e n la que antecede (impresa, a d e m á s , sobre el texto de otra nota; p. 203). Esto p o r n o m e n c i o n a r otro tipo de erratas m á s c o m u n e s . R e i c h e n b e r g e r lleva a cabo u n a tarea loable e d i t a n d o obras y estudios que de otra f o r m a s e r í a n de d i f í c i l acceso; c u i d a r este tipo d e detalles r e a l z a r í a a u n m á s su labor. PABLO SOL MORA El Colegio de México ANTONIO ALATORRE, El sueño erótico en la poesía española de los siglos de oro. F . C . E . , M é x i c o , 2 0 0 3 ; 1 9 7 p p . H a y tres advertencias al final de la i n t r o d u c c i ó n : la p o e s í a se lee desp a c i o (ir de u n a a otra c o m p o s i c i ó n , c o m p a r a r las imitaciones, las traducciones, las copias); las notas de pie t a m b i é n son lectura (se p u e d e p r e s c i n d i r de las b i b l i o g r á f i c a s , p e r o n o de las extensas y explicativas que a m p l í a n la l e c c i ó n ) ; falta e n e s p a ñ o l la diferencia ú t i l que h a c e n otras lenguas entre el s u e ñ o de d o r m i r y el s u e ñ o de s o ñ a r , q u e a veces es causa de a m b i g ü e d a d . N o obstante, esa falta n o incom o d a m u c h o , p o r q u e e n los textos a q u í r e u n i d o s se p r o c u r a hacer la diferencia, c o m o e n este soneto a n ó n i m o : " V e n c i d o d e l trabajo el p e n s a m i e n t o / que é l m i s m o h a b í a causado, yo d o r m í a , / c u a n d o e n el s u e ñ o vi que a m í v e n í a / la que m e causa el grave m a l que siento". Q u i z á p o d r í a a ñ a d i r s e u n a cuarta advertencia, que n o e s t á e n la lista p e r o es parte d e l p r ó l o g o , a p r o p ó s i t o de que los poetas n o son h o m bres de c i e n c i a n i filósofos: " T o d o lo que hay de « i d e a s » e n la p o e s í a de este l i b r o es sabido y resabido: que los s u e ñ o s son ficción, irreal i d a d , m e n t i r a . . . L a « i d e a » n o es sino a r m a z ó n , esqueleto; lo que c u e n t a es q u é carne y q u é vestidura le van d a n d o los poetas". Avisos, ed. A. Paz y Melia, Atlas, Madrid, 1968, t. 1, p. 123. Otro posible sentido para "atunes" lo encontramos nuevamente en Mateo Alemán. A propósito de los cortesanos, se dice: "Pasan gallardos y, como los atunes, gordos, muchos y llenos; mas, después que desovan, vuelven pocos, flacos y de poco provecho" (ed. cit., t. 2, p. 272). 5 556 RESEÑAS NRFH, LII Los orígenes clásicos del sueño, el sueño falso, el sueño engaño, el que no llega, el erótico están generosamente expuestos en el arranque del estudio: los poemas homéricos, Virgilio, Ovidio, Anacreonte, Séneca, los maestros italianos que se encuentran repetidos en los versos españoles que los imitan, adaptan, copian. E l tema básico del sueño erótico es "abrazar sombras" y querer la noche; lo dice Petrarca ("abbracchiar 1'ombre"; "la sera desiare, odiar 1'aurora"; "la notte affano, e '1 ciel seren m'é fosco"), lo dice Della Casa ("Lasso, che 'n van chiamo, e queste oscure / e gelide orabre i n van lusingo"); lo dice Quevedo ("A fugitivas sombras doy abrazos"), "Noche más clara para mí que el día" (anónimo), "Notte, che nel tuo dolce et alto oblio" (Amalteo), repetido por Francisco de la Torre, "Noche, que en tu amoroso y dulce olvido", "...y sea la noche a mis ojos aurora, sol y día" (Lomas Cantoral). Después de los seguidores de Garcilaso y Boscán, entre 1565-1585 hay un grupo que Alatorre llama manieristas - n o clásicos al estilo de los primeros, tampoco "barrocos al estilo de Góngora y Calderón"-, que se sirven a gusto del ornato, lo complejo: Herrera, Figueroa, Lomas Cantoral, De la Torre, entre los que destaca, quizá por lo contrario, el anónimo cuyo primer verso cité arriba: "Noche más clara para mí que el día / luna que en esconderte luz me diste, / ventana que callando obedeciste / a aquella blanca mano que te abría". E n la época de Góngora destacan él mismo con un soneto de juventud, 'Ya besando unas manos cristalinas" con el que innova sobre el soneto de Sannazaro "Son questi i bei crin d'oro onde m'avvinse", porque "condensa en los cuartetos lo que éste dijo en trece y expande un verso del modelo, el 14, en los seis de los tercetos". Entre éste, uno de Bartolomé Leonardo, un anónimo y otro no de sueño, sino muy real de Aldana, se ubica el de Francisco Medrano, "una de las cumbres —si no la cumbre- de la poesía del sueño erótico": "No sé cómo, ni cuándo, ni qué cosa / sentí, que me llenaba de dulzura: / sé que llegó a mis brazos la hermosura, / de gozarse conmigo codiciosa". Y si ésta es la cumbre, todo lo que viene, que es mucho, se ubica más abajo, incluido lo que compuso Quevedo. Hay en este período varios sonetos y una canción de Luis Martín de la Plaza, "primer seguidor del Góngora serio". Quevedo, "tan obsesionado como de la Plaza", frecuenta también este tipo de composiciones; una es amplificación del Somnus de Estacio, otra, traducción —o casi, porque cambia, para mal, el último terceto- del soneto "Passer mai solitario i n alcun tetto", de Petrarca; otros muy formales que no tuvieron lugar en las Musas que recogió Salas, quien los guardó, supone Alatorre, para hacerles algún ajuste. Caso particular es el más conocido, "Ay, Floralba, soñé que te... ¿Dirélo?", cuyo tono, opina C. Maurer, "pertenece al registro de lo burlesco", y lo que sigue transgrede la renuencia de los poetas españoles a nombrar lo concreto - e l "te gozaba" del se- NRFH, LII RESEÑAS 557 gundo verso. De este soneto hay versión anterior, con un par de buenos versos en el primer terceto ("... y las razones que decías / yo te las escuchaba con la boca; / tú della las palabras me bebías"), que después mejoró, pero sacrificando esos versos y plagiando los tercetos de otro compositor del sueño erótico, el jesuita Pedro de Tablares, cuyos sonetos, de casi un siglo, habían quedado en el olvido. E n esto de tomar prestados, sin advertirlo, versos olvidados, Quevedo no es el único. E l portugués Faria e Sousa, "incansable versificador", no se limitó a plagiar un par de tercetos: imitó el de las fugitivas sombras de Quevedo, se apropió de un soneto de Boscán y del "Sueño traidor, que alguna vez sabroso", bastante arduo, de Ramírez Pagan, cuyas complicaciones, confiesa Alatorre, han sido un quebradero de cabeza por las antítesis poco claras que no "encajan en el discurso poético". E n la primera, ella, ausente de su vida, se hace presente con el sueño, pero el despertar (el "sobresalto") lo aparta de ese bien presente. E n la segunda, se combinan un apostrofe "sueño mentiroso, ya que me diste el primer gozo" -que ella esté presente- y un ruego, "no hagas también realidad lo segundó" -que ella desaparezca. Quizá a esto se deba la alusión algo rústica a Eurídice ("la mordida de [por] la serpiente") y Orfeo ("tracio esposo"), con la que, al parecer, compara la desaparición de ésta con "la fingida imagen que huye" al despertar; quizá aluda también, como a veces se explica en el mito, a que la vuelta de Eurídice a las sombras significa el fin de la noche y la inminencia de la aurora. Total, que no es buen soneto y está hecho "a fuerza de mordedura de uñas"; se trataría en este caso de especular, no demasiado, por qué Faria e Sousa fue a caer en el plagio de esta composición. Se advierte en esta bien nutrida antología comentada, que las dificultades en la composición, a menos que sean finas (por ejemplo, las del soneto de Góngora, "Varia imaginación, que, en mil intentos") no siempre ayudan a elevar las composiciones. Alatorre encuentra "difícil de interpretar" el primer cuarteto del soneto "Cuando a más sueño el alba me convida" de Quevedo, porque "el velador piloto Palinuro / a voces rompe el natural seguro, / tregua del mal, esfuerzo de la vida". Qué hace el insomne, inmutable Palinuro, dando voces para quitar el sueño al desventurado que procura recuperar fuerzas. (Es curioso, pero una errata en la transcripción, que podría calificarse de atinada, deja el verso más creíble: "a veces rompe el natural seguro"). Dice Alatorre que "la conexión con el resto del soneto es floja", pero lo que sigue, compuesto de léxico marítimo, belicoso, con matices sombríos ("furia armada", "corsarios en el mar", "dormido batel", "tocar alarma", "legión vestida de miedo", "enemigo armado", "manto de la noche oscuro"), combina con el suceso, no menos sombrío, de Palinuro. E n todo caso, éstas y otras dudas del autor están expuestas para compartirse, y, si cabe, darles solución. RESEÑAS 558 NRFH, 111 T o d o t e m a literario que se desgasta t e r m i n a p o r caer e n la b u r l a y é s t e c a y ó , era inevitable, e n eso y e n la o b s c e n i d a d . E n t r e otros, fig u r a n a q u í Q u e v e d o c o n u n r o m a n c e y u n soneto " d e s g r e ñ a d o y c í n i c o " , y M e l c h o r de la Serna, fraile b e n e d i c t i n o que t e n í a c o m o p ú b l i c o cautivo a los estudiantes de Salamanca, a quienes d e s t i n ó El sueño de la viuda, que "consta de 72 octavas reales". H a y m á s - y q u e d e p a r a el lector, que d i s f r u t a r á estos versos sin n e c e s i d a d de ser especialista e n siglos de o r o - : todos los poetas registrados p o r A l a t o r r e que n o m e n c i o n o a q u í ; u n c a p í t u l o sobre e l sueñ o y la i m a g i n a c i ó n que c o n t i e n e a n á l i s i s de c o m p o s i c i o n e s d e sor J u a n a , ú n i c a muestra f e m e n i n a e n el tema; otro c o n "derivaciones" peculiares d e l s u e ñ o e r ó t i c o - e n t r e ellas u n par de sonetos sobre las tentaciones de san Francisco X a v i e r , de las cuales sale vencedor— y la " C o d a " c o n m á s datos y fuentes. MARTHA ELENA VENIER El Colegio de México A U R E L I O GONZÁLEZ, SERAFÍN GONZÁLEZ, A L M A MEJÍA, M A R Í A TERESA DE LA PEÑA MIAJA y L I L L I A N V O N D E R W A L D E M O H E N O (eds.), Estudios del tea- tro áureo: texto, espacio y representación. Actas selectas del X Congreso de la Asociación Internacional de Teatro Español y Novohispano de los Siglos de Oro. U n i v e r s i d a d A u t ó n o m a M e t r o p o l i t a n a - E l C o l e g i o de M é x i c o - A I T E N S O , M é x i c o , 2003; 442 p p . {Cultura Universitaria. Serie Ensayo, 75). C o m o e n todo v o l u m e n colectivo, la p r e s e n t a c i ó n de materiales tan diversos e n sus t e m á t i c a s o b l i g a a los editores a elaborar u n a selecc i ó n lo m á s precisa posible. E l presente v o l u m e n a g r u p a sus treinta y u n a r t í c u l o s e n ponencias plenarias, u n apartado t e ó r i c o sobre temas y tratamientos d e l teatro e n la d r a m a t u r g i a á u r e a , u n a s e c c i ó n dedicada al teatro e n A m é r i c a y u n i d a d e s consagradas a L o p e de V e g a , J u a n R u i z de A l a r c ó n y C a l d e r ó n de la Barca, p a r a c o n c l u i r c o n dos apartados asignados a otros dramaturgos á u r e o s y al teatro prelopista. S i n e m b a r g o , es posible detectar otras p r e o c u p a c i o n e s t e m á t i c a s e n varios de los a r t í c u l o s a q u í presentados c o m o las que t i e n e n q u e ver c o n la e d i c i ó n c r í t i c a de textos á u r e o s y novohispanos, las relaciones entre historia y literatura, e m b l e m á t i c a y puesta e n escena. E n el caso de las ediciones c r í t i c a s d e l teatro h i s p á n i c o d e l Siglo de O r o , las vemos c i r c u l a n d o e n el m e r c a d o cada vez c o n m a y o r a b u n d a n c i a y a c e p t a c i ó n , tal vez p o r el efecto que el t é r m i n o " c r í t i c o " p r o m e t e c o m o s i n ó n i m o e q u í v o c o de la c a l i d a d editorial del texto a d q u i r i d o . S o n realmente pocos los espacios que se d e d i c a n a la