ADAPTACIÓN DE LA ESCALA DE CANSANCIO EMOCIONAL EN

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ADAPTACIÓN DE LA ESCALA DE CANSANCIO EMOCIONAL EN
ADOLESCENTES MEXICANOS DEL NIVEL SUPERIOR.
Martha Patricia Bonilla Muñoz*; Georgina Leticia Lira Mendiola**; Patricia Balcázar Nava*;
Juan Francisco Enríquez Bielma**; Gloria Margarita Gurrola Peña*.
* Universidad Autónoma del Estado de México
** Universidad de Guanajuato campus León **
RESUMEN:
En numerosos trabajos se estudian las tres dimensiones del síndrome de burnout: cansancio
emocional, despersonalización y la falta de realización personal. Como síntoma y principal
componente del burnout, el cansancio emocional es la respuesta más destacada a estímulos
estresantes del ambiente ocupacional y se considera la primera etapa del proceso del burnout y
provoca en uno mismo reacciones de distanciamiento emocional y cognitivo respecto al propio
trabajo o carga escolar, presumiblemente como un modo de afrontar su sobrecarga (Maslach,
Schaufeli y Leiter, 2001; citados por Ramos, Manga y Morán, 2008). En esta investigación, se
adaptó la Escala de Cansancio Emocional (ECE), construida, validada y reportada previamente por
Ramos, Manga y Morán (2008), en una muestra de estudiantes universitarios. La escala en su
versión original evalúa el componente de cansancio emocional del burnout a través de 10 reactivos
de elección forzada con cinco opciones de respuesta. En esta investigación, la ECE fue aplicada a
154 participantes de nivel académico superior, de los cuales 82.5% eran mujeres y 27% hombres,
con una media de edad de 20.5. Tras el análisis factorial la ECE confirmó la existencia de un solo
factor que agrupó 10 reactivos con valores eigen de 4.72, con pesos factoriales superiores a 0.40 y
una varianza explicada de 47.25%, lo cual demuestra que la ECE tiene propiedades psicométricas
adecuadas. Adicionalmente, se comparó el cansancio emocional por grupos de edad, existiendo
diferencias significativas e indicándose una media más alta entre las personas de edad mayor; no
se reportan diferencias entre géneros.
El término "burnout", se podría traducir al castellano como "estar quemado" y con él se hace
referencia un tipo de estrés laboral que afecta a personas en cuyo trabajo establecen una relación
de asistencia a los demás. Éste es el caso de profesiones como la de policía, enfermería,
profesorado, medicina, servicio público y en general todas aquellas ocupaciones en las que se está
en contacto directo con otras personas para ofrecerles un servicio. Este término fue acuñado por
Freudenberger, hacia 1974, quien le definió como un estado de fatiga o frustración producido por la
devoción a una causa, manera de vida o relación, que fracasa en producir la recompensa esperada
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(Sarasa, 2001).
Para Sarasa (2001), el burnout consiste en un estado de decaimiento físico, mental y emocional
que tiene una serie de síntomas cognoscitivos: sentimiento de desamparo, falta de esperanza,
vacío emocional, actitud pesimista hacia la vida, el trabajo y las personas, baja autoestima y
sentimientos de inferioridad e incompetencia. Los síntomas físicos son: cansancio, dolores de
espalda (producidos por la tensión), propensión a accidentes, mayor tendencia e enfermar
(frecuentes procesos gripales, trastornos gastrointestinales) y trastornos del sueño. El cansancio
emocional produce: pérdida de interés y ganas, sentimiento de depresión, que pueden llevar a una
patología grave y posibles pensamientos de suicidio si se extrema el problema. En todos los casos,
el burnout es de aparición lenta y suele hacerse crónico.
Por las repercusiones que genera en el individuo, el burnout o agotamiento profesional es
considerado una entidad moderna derivada de la exposición crónica de manera gradual y
continuada que desde su estructura teórica está compuesto por tres áreas: el Agotamiento o
Cansancio Emocional (CE), la Despersonalización (DP) y la Falta de Realización Personal en el
trabajo (RP) (Pozo-Romero, Betancourt-Navarro, Correa-Borrell, Ramírez-Labrada y
Capote-Betancourt, 2007).
De acuerdo con Pozo-Romero, et. al. (2007) y con Fernández-Losa y Manzano-García (2002), el
Cansancio Emocional hace referencia a las sensaciones de sobreesfuerzo físico y emocional y una
pérdida progresiva de energía, desgaste, agotamiento y fatiga. La Despersonalización supone el
desarrollo de actitudes negativas de insensibilidad y respuestas clínicas hacia los receptores del
servicio prestado, además de irritabilidad, respuestas frías e impersonales hacia las personas y la
Baja Realización Personal es la tendencia a evaluar el propio trabajo de forma negativa: los
afectados se reprochan no haber alcanzado los objetivos propuestos.
Cristina Maslach construyó el Maslach Burnout Inventory (MBI) para medir el Burnout en las tres
dimensiones ya propuestas a través de una serie de reactivos y según su modelo, se presenta en
profesionales que trabajan en determinadas áreas (Pozo-Romero, et. al., 2007; Benavidez,
Moreno-Jiménez, Garrosa y González, 2002; González-Ramírez y Landero-Hernández, 2007); no
obstante, puede afectar profesiones muy diferentes o poblaciones como estudiantes, lo que se ha
demostrado en estudios diversos (Martínez-Márques, Salanova y Lopes da Silva, 2002, Ramos,
Manga y Morán, 2005) que indican que se presenta en alumnos de los últimos años de la carrera,
así como en estudiantes de posgrado, siendo el cansancio emocional la manera en que se
manifiesta, ya que las otras dos dimensiones ya descritas que caracterizan el burnout
(despersonalización y falta de realización emocional), son prácticamente inexistentes en los
estudiantes.
En un estudio realizado por González-Ramírez, et. al., (2005), se reportan los datos de
confiabilidad y validez de la Escala de Cansancio Emocional, mismos que indican adecuadas
propiedades psicométricas en una muestra de estudiantes del norte de México; aludiendo a la
diferencia por regiones, en este trabajo de investigación el objetivo fue reportar las propiedades
psicométricas de la Escala de Cansancio Emocional en una muestra de estudiantes de los últimos
años del nivel superior del centro de México.
Método
Participantes
La Escala de Cansancio Emocional fue aplicada a 154 participantes de nivel académico superior,
de los cuales 82.5% eran mujeres y 27% hombres, con una media de edad de 20.5, todos ellos
estudiantes del los últimos años de la carrera de Psicología de la Universidad de Guanajuato,
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Campus León, que aceptaron participar voluntariamente en la investigación.
Instrumento
Se aplicó la Escala de Cansancio Emocional (Ramos, et. al., 2005), que se compone de 10
reactivos de tipo Likert, con puntuaciones que van de 1 (raras veces) a 5 (siempre), que evalúan
situaciones relacionadas con este factor del burnout durante los últimos doce meses de vida
estudiantil. La puntuación de la ECE en su calificación oscila entre los 10 puntos mínimos y los 50
como máximos. En el estudio reportado por Ramos, et. al. (2005) la ECE demostró una estructura
unifactorial que explicaba el 40% de la varianza y con una confiabilidad alfa de Cronbach de 0.83.
El estudio realizado por González-Ramírez, et. al., 2007 demostró una estructura unifactorial igual
que en el estudio previo, explica el 52.78% de la varianza y un alfa de Cronbach de 0.90
Procedimiento
La ECE fue aplicada en pequeños grupos a los que se les explicó la forma de resolverla. Una vez
contestada la ECE, fue devuelta a los investigadores para su procesamiento estadístico y la
obtención de las conclusiones.
Resultados
Los datos fueron procesados en el programa SPSS versión 15.0 para Windows y para obtener la
confiabilidad y la validez, se realizó un análisis factorial de tipo exploratorio por el método de
extracción de componentes principales, considerando que los valores propios fuesen iguales o
superiores a 1, con pesos factoriales para cada uno de los reactivos iguales o superiores a 0.40.
(ver Tabla 1), que explica el 47.25% de la varianza total.
La consistencia interna de la ECE se obtuvo por el método alfa de Cronbach y el valor en este
estudio fue de 0.873.
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Discusión y conclusiones
La confiabilidad de la ECE obtenida en este estudio es de un valor alto, tal y como lo indica
Anastasi (1990), quien sugiere que valores de 0.80 o superiores permiten demostrar que el
instrumento tiene una adecuada consistencia interna y por ende, una adecuada fiabilidad. No
obstante, la consistencia interna encontrada (alfa de Cronbach = 0.87), es ligeramente menor a los
estudios indicados anteriormente y que es mayor o igual a 0.90), aunque responde a criterios
psicométricos que la hacen confiable.
En cuanto a la estructura factorial que indica unidimensionalidad, es similar a lo reportado por otros
autores (Ramos, 2005; González-Ramírez y Landero-Hernández, 2007), además de que la
varianza total es superior a lo encontrado en estudios previos.
Como conclusión, la ECE demostró una estructura unifactorial que indica así una evidencia
satisfactoria sobre su validez, al aplicarse con universitarios. Se demostró que su consistencia
interna es adecuada, con lo que se indica que el objetivo planteado en esta investigación se
cumplió satisfactoriamente. Como sugerencia, los autores consideramos que los estudios al
respecto del Cansancio Emocional como uno de los factores integrantes del burnout deben
continuarse tanto en investigación básica como en investigación aplicada centrada en el diseño,
aplicación y evaluación de la efectividad de programas de prevención y de intervención sobre el
fenómeno evaluado y se sugiere la relación de esta variable con algunos otros constructos para ver
su interacción, como es el caso de la autoestima, de las estrategias de afrontamiento, la ansiedad y
la depresión, fenómenos que con frecuencia se presentan entre los estudiantes.
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Referencias
Sarasa, R. M (2001). ¿Se siente quemado en su trabajo?. Consultado 20 de noviembre de 2008 en
www.saludalia.com/docs/Salud/web_saludalia/vivir_sano/doc/ps
Pozo-Romero, J. a., Betancourt-Navarro, M., Correa-Borrell, M., Ramírez-Labrada, F. y
Capote-Betancourt, A. (2007). Síndrome de agotamiento profesional en médicos anestesiólogos de
la provincia Camagüey, Cuba. Rev. Cub. Anest. Rean. 6(2), 93-103.
Fernández-Losa y Manzano-García, G. (2002). Síndrome de burnout: sus efectos y prevención en
las organizaciones. Consultado 19 de noviembre de 2008. En línea en
www.bdntraining.com/web/noticias/repo26.asp
Benavidez, A., Moreno-Jiménez, B., Garrosa, E. y González, J. (2002). La evaluación específica del
síndrome de burnout en psicólogos: el "Inventario de burnout de psicólogos". Clínica y salud. 13(3),
257-283.
González-Ramírez, M. T. y Landero-Hernández, R. (2007). Escala de cansancio emocional (ECE)
para estudiantes universitarios: Propiedades psicométricas en una muestra de México. Anales de
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Martínez, I., Márques, A., Salanova, M. y Lopes da Silva, A. (2002). Burnout en estudiantes
universitarios de España y Portugal. Un estudio transcultural. Ansiedad y estrés. 8(19, 13-23.
Ramos, F. Manga, D. y Morán, C. (2005). Escala de Cansancio Emocional (ECE) para estudiantes
universitarios: Propiedades psicométricas y asociación. Interpsiquis. Consultado 06 de junio de
2008. En Línea en www.psiquiatria.com/articulos/estres/20478/
Anastasi, A. (1990). Psychological testing. New York, Mc Millan.
10º Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Febrero 2009. Psiquiatria.com
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