El papel de las células Th-17 en la esclerosis múltiple Jaime Ramos-Cejudo1, Celia Oreja-Guevara2 Unidad de Investigación. Servicio de Neurología. 2Unidad de Neuroinmunología Clínica y Esclerosis Múltiple. Servicio de Neurología. Hospital Universitario La Paz. Madrid. 1 RESUMEN. Las células T (H) Helper juegan un papel importante en la esclerosis múltiple (EM). El reciente descubrimiento de las células Th-17 y su fuerte asociación con el proceso inflamatorio las han convertido en el objetivo de múltiples y recientes publicaciones. Sin embargo, el papel patogénico de las células Th17, así como su efectividad como diana terapéutica en la EM, todavía no han sido probadas. Palabras clave: esclerosis múltiple, Th17, IL-17, células T reguladoras, Th1, Th2, citoquinas. ABSTRACT. T (H) Helper cells play an important role in multiple sclerosis (MS). Many publications have focused on recently discovered Th-17 cells due to their strong association with the inflammatory process. However, the specific role of Th17 cells on pathogenese and their therapeutic target potential for MS are not proven yet. Key words: multiple sclerosis, Th17, IL-17, regulatory T cells, Th1, Th2, cytokines. L a esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune, crónica, inflamatoria del sistema nervioso central, que se caracteriza histopatológicamente por desmielinización y daño axonal1. Hasta ahora se ha considerado una enfermedad mediada por células T específicas frente a antígenos presentes en el componente mielínico2, aunque la participación de las células B, células NK y macrófagos en la patogenia está cada día más aceptada3. En la enfermedad, primeramente tiene lugar una pérdida de función sin alteración estructural debido al bloqueo de la conducción nerviosa por efecto directo de la inflamación, seguida de desmielinización y daño axonal. El daño axonal es el responsable de la incapacidad permanente de los pacientes. Existe la hipótesis de que un agente infeccioso podría estar implicado en el inicio de la enfermedad (herpes virus humano tipo 6, chlamydia pneumoniae, virus de Epstein Barr) que activaría los linfocitos periféricos en sangre, probablemente mediante un mecanismo de mimetismo molecular 4. La mayor parte de la información de la que disponemos sobre etiología y mecanismos subyacentes a la esclerosis múltiple (EM) proviene de datos obtenidos a partir del modelo animal de encefalomielitis autoinmune experimental (EAE), el cual mimetiza gran parte de las manifestaciones clínicas e histológicas de la EM5. El modelo animal se realiza comúnmente en ratas o ratones, y dependiendo del tipo y cepa de animal, así como del antígeno (proteína básica de la mielina, MAG, MOG, PLP), se pueden estudiar modelos crónicos o agudos de la enfermedad6. ❑ Las citoquinas en la EM: el paradigma Th1/Th2 y la IL-17 Correspondencia: Celia Oreja-Guevara – Unidad de Neuroinmunología Clínica y Esclerosis Múltiple – Servicio de Neurología – Hospital Universitario La Paz – Edificio Hospital General – Planta 11 – Paseo de la Castellana, 261 28046 Madrid – Teléfono: 91 72 774 07 – E-mail: [email protected] Revisión Ya en 1979, fueron descritos diferentes linajes de células T en base a sus diferencias en la producción de citoquinas a lo largo de su proceso de diferenciación7, dando lugar a respuestas de tipo Th1 y Th2. La respuesta Th1 está relacionada con la reacción proinflamatoria, mientras que la respuesta Th2 tiene una función moduladora y protectora frente a la enfermedad, por lo que también se habla de su función antiinflamatoria. La respuesta Th1 dirigiría respuestas defensivas intracelulares mediante la liberación, entre otras, de interferón-γ, TNF-alfa y IL-2, mientras las células Th2 producen principalmente interleuquina IL -4, potente inductor de respuesta anti-parasítica mediada por anticuerpos, con una importante secreción de IgE, y también producen IL-5, IL-9, IL-10 e IL-13. Ambas rutas se inhibían recíprocamente, de modo que la liberación de citoquinas típicamente Th1 inhibiría las Th2, así como la IL-4 inhibiría la IL-1, TNF o IL-6. De este modo, desde la observación de Mossman y Coffman, pronto se estableció el paradigma Th1/Th2, de modo que los efectos beneficiosos de algunos fármacos, como el acetato de glatirámero o el interferón beta, han intentado explicarse bajo esta perspectiva. Más adelante, un nuevo subgrupo de células T fue descrito que no encajaba dentro del clásico esquema Th1-Th2, mostrando un patrón de secreción de citoquinas propio e independiente de los anteriores, que incluía la secreción de IL-17 (inicialmente REVISTA ESPAÑOLA DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE Nº 15 - Septiembre de 2010 Revisión 13 Figura 1 Diferenciación de células Th1, Th1 y Th2. (Th1) = papel protagonista en infecciones por bacterias intracelulares, hongos e infecciones virales. Sus citoquinas intervienen principalmente sobre macrófagos y cels dendríticas. (Th17) = papel prioritario en infecciones por bacterias extracelulares y hongos. Sus citoquinas intervienen principalmente sobre neutrófilos. (Th2) = papel protagonista en infecciones por parásitos. Sus citoquinas intervienen principalmente sobre eosinófilos y basófilos. A la derecha se indican las citoquinas típicamente secretadas por cada tipo celular y cómo las rutas se inhiben recíprocamente. conocida bajo el nombre CTLA-8) y ausencia de liberación de IL -4 y de INF-γ. Poco después fueron descubiertas las células encargadas de su liberación, las cuales fueron denominadas como células Th178. Además, se descubrió la citoquina que parecía ser principal inductora de su liberación, la IL-23, liberada por monocitos9. Mientras tanto se confirmó que la citoquina IL-12 parecía seguir siendo la principal responsable en la inducción de la vía Th1. Debido a la inesperada asociación de las células TH-17 con el fenómeno autoinmune (inicialmente centrado en artritis reumatoide), la nueva estirpe Th17 fue cobrando importancia, hasta convertirse en principal objetivo de múltiples estudios en la última década centrados en modelos animales de inflamación y autoinmunidad, entre los cuales se encuentra el modelo de EAE para la esclerosis múltiple10-11. REVISTA ESPAÑOLA DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE De este modo, las citoquinas IL-12 e IL-23 inducen la diferenciación de células productoras de IFN-γ e IL-17, respectivamente (Figura 1), las cuales conducen el proceso inflamatorio, encontrándose hiperactivas tanto en las lesiones demielinizantes del modelo EAE como en las placas demielinizantes observables en pacientes de EM12-13. La IL-17 es un potente inductor de quimiocinas como la IL-8/CXCL8, importante atractora de neutrófilos al foco lesional14. La IL-17 pertenece a una familia de 6 citoquinas (que van desde la IL-17A hasta la IL-17F), siendo la “A” la más estudiada de todas. Es secretada por células reguladoras tipo T-CD4+ FoxP3+ activadas, después de ser diferenciadas en presencia de combinaciones de citoquinas específicas15. De este modo, las células T FoxP3+ (T reg) y las Th17 tienen un origen de desarrollo común inducido por TGF-β. En algún punto, Nº 15 - Septiembre de 2010 Jaime Ramos-Cejudo, Celia Oreja-Guevara Tabla I Citoquina Interferón-γ IL-1 IL-4 IL-6 IL-8 IL-12 IL-17 IL-18 IL-21 IL-22 IL-23 IL-25 TGF-β TNF Breve descripción de las citoquinas más relevantes en EM Fuente celular principal Células Th1, NK Monocitos Células Th2, NK Monocitos Monocitos Monocitos, C. dendríticas Células Th17, NK Monocitos, C. dendríticas Células Th17 Células Th17 Monocitos, C. dendríticas Células Th2 Múltiples células Monocitos, C. dendríticas Función Proinflamatoria. Inhibición de ruta Th17. Inmunidad celular Proinflamatoria. Inducción de ruta Th17 Antiinflamatoria. Inhibición Th17 y Th1. Inmunidad por Ac Inducción Th17. Inducción de proteínas de la fase aguda Principal quimiocina de neutrófilos Inducción Th1. Acción sinérgica con IL-18 Proinflamatoria. Sinergia con TNF e IL-1 Inducción Th1. Sinergia con IL-12 Amplificación autocrina de Th17 (Feedback +) Activación antimicrobiana epitelial Expansión y estabilización Th17 Inducción Th2. Inhibición Th1 e IL-23 Inducción de células T CD4 Foxp3+ reguladoras Proinflamatoria. Acción sinérgica con IL-17 Se muestran las fuentes celulares, así como sus principales dianas y funciones (adaptado de Miossec, Korn y Kuchroo - Ref. 10). las células Th17 expresan un factor de transcripción exclusivo, ROR-γt, el cual actúa en cooperación con ROR-α, STAT3, IRF-4 y Runx1 hasta resultar totalmente comprometidas con el linaje Th17, el cual será responsable de la liberación de IL-1716-20. Como es esperable, en humanos la situación no es idéntica. Los marcadores necesarios para definir las células Th17 en humanos son la coexpresión de CCR4 y CCR6, o bien CCR2 en ausencia de CCR5. Como se mencionó anteriormente y centrándonos de nuevo en humanos, la diferenciación se consigue a través de la combinación de TGF-β junto con IL-21, o TGF-β junto con IL-6 e IL-23, o bien mediante IL-6 e IL-21. Todas estas condiciones favorecen la activación del factor de transcripción ROR-c (la versión humana de ROR-γt), que, como ya se ha mencionado, es esencial en el proceso de diferenciación de las células Th17 [revisado por Miossec, Korn y Kuchroo, ref. 10]. Múltiples citoquinas han sido asociadas en la literatura con respuestas Th1, Th2 y Th17 (Tabla I). Otras no son clasificadas de modo determinista en ninguno de los tres grupos, debido a la enorme complejidad subyacente al control del sistema inmunológico y su fuerte componente homeostático. Los roles de unas y otras citoquinas dependen, en parte, del contexto fisiológico en el que éstas se encuentren. La IL-21 actúa como feedback positivo mediante señalización paracrina en las células Th17, mientras que se ha visto que su receptor (IL-21R) es también expresado en células B, NK, o células dendríticas y, lo más importante de todo, induciendo la expresión de la citoquina antiinflamatoria IL-10 (de la ruta Th2). Lo mismo ocurre con la IL-22, habiéndose detectado niveles altos de la misma en procesos de inflamación con un efecto protector14. ❑ El papel de las células Th17 en la inflamación y autoinmunidad Los trabajos realizados en el modelo animal EAE han sido muy importantes para determinar qué citoquinas son más relevantes dentro del proceso autoinmune21. A través de la respuesta Th1 se activan células T capaces de destruir las células diana. Una vez el receptor de células T (TCR) reconoce moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad, cargadas con antígeno en la membrana de las células diana, se induce una rápida secreción de IFN-γ y, con ello, fenómenos inflamatorios. Al contrario de las células Th1, las células Th17, una vez activadas, secretan IL-17, promoviendo, entre otras, la movilización de neutrófilos. Lo interesante es que mientras todo el “pool” de células T de pacientes con EMRR presentan síntomas de activación, las células extraídas de pacientes en fase de remisión presentan menor capacidad proliferativa, así como parecen encontrarse en estado de anergia por mecanismos moleculares todavía no bien conocidos22. Sea como fuere, la IL-17 secretada interviene como mediador pro-inflamatorio gracias a la potenciación de la respuesta innata antimicrobiana, la liberación de citoquinas proinflamatorias y hematopoyéticas23, así como el reclutamiento de monocitos y neutrófilos al foco inflamatorio local24. Un hecho importante es el reclutamiento de neutrófilos en la respuesta inflamatoria mediada por la respuesta Th1710. Un importante número de patógenos inducen respuesta de tipo Th17, incluyendo bacterias grammpositivas y gran-negativas, así como algunos tipos de hongos. Para librarse de ellos, el cuerpo necesita desencadenar este tipo de respuesta inflamatoria, lo cual REVISTA ESPAÑOLA DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE Nº 15 - Septiembre de 2010 Revisión se pone de manifiesto en pacientes con deficiencias en esta vía, los cuales tienen infecciones de este tipo de forma recurrente. Secundariamente, las células Th17 también son capaces de liberar otras citoquinas, como la IL-9, que tiene capacidad patogénica en el modelo de EAE25. 13 ❑ La IL-17 en la esclerosis múltiple En la EM, no está clara la relevancia absoluta de la ruta Th17, si la comparamos con la que sí tiene en otros fenómenos de autoinmunidad como la artritis reumatoide. Lo que sí es evidente, es que tanto el gen del IFN-γ, como de la IL-6, y la IL-17 son de los genes más expresados en lesiones desmielinizantes de pacientes con EM, lo cual se ha podido comprobar por hibridación in situ en tejido cerebral, así como mediante el uso de microArrays sobre autopsias de pacientes. Asimismo, las citoquinas correspondientes muestran concentraciones altas tanto en suero como en LCR12, 26. Además, ha sido detectada la secreción de IL-17 a altas concentraciones en lesiones por células CD4+, CD8+, así como por astrocitos y oligodendrocitos27. Por otra parte, en pacientes de EM con lesiones restringidas a los nervios ópticos y médula espinal, el nivel de IL-17 en sangre correlaciona con el número de lesiones espinales medidas en imágenes de resonancia28. El primer hallazgo en pacientes, fue hace aproximadamente 10 años, cuando una gran cantidad de células mononucleares productoras de IL-17 fueron detectadas en el LCR de pacientes con EM26. Podrían considerarse irrelevantes atendiendo sólo a su número, pues constituyen tan solo el 2-6% del total de células T CD4+, mientras que las de tipo Th1 constituyen hasta el 50%, pero se ha podido comprobar cómo su frecuencia aumenta en los brotes, mientras que las células productoras de IFN-γ permanecen constantes o incluso disminuyen en el LCR29. En este mismo estudio, sobre muestras de LCR no pudo encontrarse secreción de IL-17 por parte de células CD8, pero en otro reciente trabajo sobre biopsias cerebrales de pacientes fallecidos con EM avanzada (progresiva primaria y secundaria en su mayoría) se pudo identificar secreción activa de IL-17 tanto en células CD4 como en CD8 en las lesiones27. Esta discrepancia podría deberse al tipo de áreas estudiadas en cada caso, o a diferencias en el estado de la enfermedad de las mismas, siendo enfermos en su mayoría en estadio progresivo en el segundo caso, mientras que en el primer estudio son procedentes de pacientes con formas remitentes-recurrentes, en brote. Las células T activadas purificadas de pacientes expresan CD146 y MCAM en sus membranas, y se conoce que estas moléculas facilitan la interacción REVISTA ESPAÑOLA DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE entre las células y el endotelio vascular, potenciando asimismo la infiltración en los focos lesionales30-31. El porcentaje de células Th17 que expresan dicho marcador es mucho mayor que el porcentaje existente entre las células Th129, por lo que, aunque minoritarias en cuanto a su porcentaje en el LCR de pacientes con EM, presentan una mayor capacidad para infiltrarse en los tejidos y promover la inflamación. Recientemente ha sido sugerida una mayor tendencia a la activación de las células Th1 y Th1/Th17 en muestras procedentes de pacientes con EM en brote, en comparación con controles o pacientes de EM en remisión. De modo que no sólo se encuentran en mayor número en dichos pacientes, sino que estas células muestran un estado de activación mayor, expresando el marcador CD154 (típico de células T activadas), IL-17 e INF-γ32. Justo después, y enfatizando estos resultados, ha sido descrito el reclutamiento preferencial de células de tipo Th17, liberadoras de INF-γ en pacientes con EM33. Otros estudios han mostrado la detección de una mayor frecuencia de células Th17 en LCR de pacientes con EMRR durante la fase de brote, en comparación con controles, o individuos con EMRR en fase de remisión, así como altas concentraciones basales de los marcadores de activación CD5, CD69, CD2, antígeno DR-leucocitario, así como moléculas coestimuladoras de la familia CD28 y moléculas implicadas en adhesión endotelial, como CD49d, o CD629. Todos estos hallazgos apoyan el papel patogénico de estas células en la EM. ❑ ¿Una nueva esperanza terapéutica? Algunos de los fármacos hoy eficaces en el tratamiento de la EM interfieren con la actividad Th17, como es el caso del interferón beta34, acetato de glatirámero35 o incluso la metilprednisolona36. Recientemente, fue descrito cómo la IL-12, vital para la ruta Th1, estaba compuesta por dos subunidades (p35 y p40)37, compartiendo su subunidad p40 con la IL-23, esencial dentro de la ruta Th1738. Por lo tanto, la ruta Th1 y Th17 comparten una subunidad, la p40. Lo más importante a este nivel es que modelos de ratón que carecen de p35 y, por tanto, carecen de IL-12, son capaces de desarrollar EAE, mientras que en modelos de ratón en los que p40 no está presente y, por lo tanto, carecen de IL-23 (crucial para la ruta Th17) no se desarrolla el proceso autoinmune9. De este modo, y en contra de lo previamente establecido, la ruta Th1 (mediada por IL-12 e IFN-γ) no es vital para el desarrollo de la EAE, mientras que la ruta Th17 (mediada por IL-23) sí parece serlo39. De hecho, son los propios linfocitos Th17 los capaces de provocar la disrupción de la barrera hematoencefálica y dar lugar a la inflamación del sistema nervioso central30. Nº 15 - Septiembre de 2010 Jaime Ramos-Cejudo, Celia Oreja-Guevara Figura 2 Esquema del modo de acción del Ustekinumab (Anti IL-12/IL-23 p40). El anticuerpo monoclonal se une a la subunidad p40, común de las vías Th1 y Th17 (presente en la IL12 e IL-23, respectivamente). Una vez unido el anticuerpo, ambas citoquinas son incapaces de unirse a los receptores IL-12R e IL-23R, produciéndose la interrupción de ambas vías proinflamatorias. Todas las evidencias anteriores han promovido estudios de bloqueo o neutralización de la vía Th17/ Il-17 en modelos animales. Modelos KO para IL17A muestran una disminución importante de la sintomatología de la EAE40, mientras que modelos con sobreexpresión de IL-17A, o modelos KO para IL17F no muestran un incremento en la severidad de los síntomas41. Profundizando en la vía Th17, la falta de IL-23, inductora de la diferenciación a Th17, hace a los ratones genéticamente modificados resistentes a la inducción de EAE, mientras que ratones que carecen de la IL-12 no ocurre lo mismo9, 42. A primera vista y a la vista de estos resultados, sería legítimo pensar en el eje IL-23/Th17 como predominante para la inducción de autoinmunidad21. Dada la problemática intrínseca a los modelos genéticamente modificados, cuyo comportamiento respecto a la molécula de interés puede diferir por cambios o adaptaciones fisiológicas durante el desarrollo, otros estudios han intentado aproximarse al estudio de la vía Th17 a través de la neutralización de elementos de la vía mediante anticuerpos monoclonales. La ablación de la IL-17A en ratones wild-type mediante anticuerpos específicos ha mostrado eficacia, aunque no absoluta, en la reducción de los síntomas de la enfermedad43. Por otra parte, modelos de inducción de autoinmunidad en ratones neonatos no desarrollan la enfermedad, e incluso protegen frente al desarrollo de la misma posteriormente44. Tanto el bloqueo del ligando IL-17 como de su receptor IL-17R están preparados para ser probados en humanos21. Existen, no obstante, limitaciones frente al tratamiento de interferencia de la IL-17. Ello podría suponer la inhibición de las respuestas mediadas por neutrófilos, para las cuales la ruta IL-17 se ha visto esencial, incrementándose, tal y como se ha observado en ratón, el riesgo de mortalidad por infecciones pulmonares bacterianas45. De hecho, la inhibición de la IL-23 ha sido asociada con una mayor gravedad de las infecciones causadas por micobacteria en ratón. Mientras tanto, otra aproximación es la inactivación de citoquinas, dentro de la ruta Th17. En esta línea ya se ha comprobado cómo el tratamiento con anticuerpos anti IL-12/IL-23 p40 no sólo previene EAE en ratones, sino incluso en primates46. En este sentido, la terapia anti IL-12/23 p40 (anticuerpo monoclonal llamado Ustekinumab) se ha probado en sujetos sanos y pacientes, encontrándose ya estudios en fase II. Aunque los resultados muestran una buena tolerancia del fármaco, siendo por lo general bien aceptado, no se han obtenido resultados que indiquen eficacia terapéutica en cuanto a una reducción significativa en el número de lesiones captantes de contraste en T11 (Figura 2). A pesar de los resultados desalentadores obtenidos en el caso de la esclerosis múltiple, el fármaco muestra una mayor eficacia en psoriasis y en enfermedad de Crohn47-48. REVISTA ESPAÑOLA DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE Nº 15 - Septiembre de 2010 Revisión ❑ Conclusiones La presencia de porcentajes altos relativos de células Th17 en las lesiones de EM, su incremento durante los brotes en el LCR de pacientes con EMRR, la alta capacidad de estas células para activarse y proliferar, en comparación con las célula extraídas de pacientes sanos, así como su capacidad de promover una potente respuesta inflamatoria mediante el reclutamiento de monocitos y neutrófilos a los focos lesionales, hacen de las células Th17 un grupo de células T potencialmente relevante (en concurso o no con las Th1) en el proceso inflamatorio subyacente a la EM29. La presencia y actividad de estas células durante el proceso autoinmune supuso la aparición, en su momento, de una nueva ruta terapéutica potencial, así como una nueva esperanza frente al tratamiento de la EAE y de la EM. Dicho de otro modo, el descubrimiento de la IL-17 y los linfocitos Th17 supusieron un “revival” sobre la contribución de las células T en el proceso inflamatorio crónico. Los estudios sobre modelos animales muestran claramente cómo ambas rutas, la Th1 y la Th17, contribuyen al proceso autoinmune, de modo que no podemos hacer responsable 13 únicamente a la ruta Th17 de las lesiones observadas en la EM. Por tanto, aunque el papel de las células Th17 en la patogenia es más que factible en la esclerosis múltiple, y ha sido demostrado en el modelo de EAE, su papel exacto en el desarrollo del proceso autoinmune y su papel principal sobre la enfermedad todavía no han sido demostrados14, 49. No cabe duda de que la mayoría de los esfuerzos en los últimos años han ido dirigidos a elucidar cuáles eran los componentes principales de la vía Th17 y su relevancia en el proceso autoinmune. En los próximos años será fundamental profundizar en las interacciones entre microorganismos y la estimulación autorreactiva de las células Th1711. Como el potencial terapéutico de la vía IL-17/ Th17 abre nuevas dianas terapéuticas, es importante integrar la información de que hoy disponemos con la procedente de las otras rutas que ya conocíamos anteriormente. No cabe duda de que su papel como elemento pivote en la regulación del sistema inmune y su carácter patogénico potencial convierte a la IL-17 en una citoquina de un interés extraordinario, pero es importante no olvidar que su contribución a la patogenia e implicaciones clínicas no están todavía delimitadas. Bibliografía 10 1.- Segal BM, Constantinescu CS, Raychaudhuri A, Kim L, Fidelus-Gort, R, Kasper LH, et al. Repeated subcutaneous injections of IL-12/23 p40 neutralising antibody, ustekinumab, in patients with relapsing-remitting multiple sclerosis: a phase II, double-blind, placebo-controlled, randomized, dose-ranging study. 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