Con la cabeza pensando en China, Estados Unidos llega a la ronda textil andina Por: GERMÁN DUQUE / Miami http://www.portafolio.com.co/hist_imp/porta_secc/porta_porta/2005-0314/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_PORTA-2007863.html Algunos analistas ven difícil que los negociadores ablanden su posición en temas como certificación de origen para materias primas textiles. La situación desesperada que muestra la industria textil de los Estados Unidos con motivo de la avalancha de productos procedentes de China, puede constituirse en un factor perturbador para la ronda del TLC andino, que se inicia en Miami este miércoles. La voz de alarma se hizo más sonora al revelarse hace pocos días en Washington que China acaparo en los últimos 12 meses el 25 por ciento del mercado de telas y confecciones, aun sin haber entrado en vigencia la liberación de las cuotas que regulaban este mercado a nivel mundial. Ante la situación, agravada por el cierre de otras 30 fabricas textileras y la pérdida de otros 32.120 empleos en el sector durante el 2004, el Consejo Nacional de Organizaciones Textiles –estructurado para asumir la emergencia- formuló un urgente al gobierno para recurra de manera inmediata ante la Organización Mundial de Comercio, para que obligue el establecimiento de unas nuevas cuotas para las importaciones chinas siquiera hasta el 2008. Si no se adoptan las salvaguardias necesarias la industria estará enfrentando “una avalancha sin precedentes de productos subfacturados e injustamente subsidiados”, señaló en un documento oficial la organización, conocida con la sigla en inglés Ncto. Cifras que rebasaron las expectativas Al finalizar noviembre del 2004 las importaciones de telas, confecciones y otros accesorios de la industria textil procedentes de China, habían alcanzado la cifra récord de 11 millones 525 mil metros cuadrados de telas (equivalentes), en comparación con los 8 millones 38 mil metros cuadrados registrados en el mismo mes del 2003. Lo anterior refleja un crecimiento del 43 por ciento en un solo año, como antesala a lo que será la presencia de los textiles chinos en un mercado ahora libre de cuotas. Por su parte, la oficina del Censo registraba un valor superior a 15.000 millones de dólares para las importaciones procedentes de China, en el 2004, contra una ligeramente superior a los 12.000 millones de dólares en el 2003. Estrategia ante la crisis De acuerdo con las informaciones que circulan entre las entidades de gobierno lideradas por la Secretaria de Comercio y el sector privado, además de la gestión proteccionista ante la OMC, se tiene una estrategia de múltiples facetas para tratar de contrarrestar la situación. Una de ellas se refiere a una minuciosa revisión y seguimiento a un total de 46 acuerdos textiles que tiene suscritos Estados Unidos, con igual número de países exportadores de textiles, lo mismo que a los tratados de libre comercio (TLC) que ha firmado con países como Israel, Jordania, Chile, Singapur y los propios Nafta y Cafta. De otro lado se ha reforzado un equipo de investigación de la Oficina de Aduanas y Protecciones de Fronteras, para identificar en los países de origen prácticas de dumping, trasteo de fábricas de un territorio a otro y exportaciones ficticias. Este equipo conocido como el TPVT (Textile Production Verification Team), acaba de culminar una ronda por un total de 710 factorías localizadas en Asia, Africa y el Medio oriente, en donde comprobaron –entre otras cosas– que a pesar de figurar en los registros de exportación –estaban cerradas, se habían trasladado a otro lugar, no disponían de la capacidad de producción reportada o estaban ensamblando partes con terceros países. Simultáneamente la misma oficina ha montando un moderno laboratorio de análisis textil en la ciudad de Nueva Orleans para verificar los tipos de materiales y diversas prácticas de contrabando técnico. Otra arma de presión es la directamente ejercida frente al gobierno chino que ha decido colocar una sobretasa de entre 2 y 5 centavos de dólar por unidad, para un grupo total de 148 renglones textiles, que afectarían exportaciones cuyo valor actual se calcula en 3.700 millones de dólares. Y el TLC con los andinos... Según los expertos en materia de negociaciones, es claro que el gobierno está dispuesto a llevar de la mano a la industria textil en todo lo que tenga que ver con restricciones a las importaciones textiles, sin importar su lugar de origen. En este sentido se ha dicho que los negociadores estadounidenses “insistirán” en temas para muchos “salidos de los cabellos” como es el de promover las exportaciones de ropa usada, alrededor de lo cual se mueve mucho dinero en los Estados Unidos. Otros son de la idea de que ya que Estados Unidos no puede hacer nada significativo contra China, pues por lo pronto lo que le queda es obtener pequeñas ganancias con el resto del mundo. Una de esas herramientas es la de fortalecer la maquila en países con mano de obra barata, para mantener la presencia de confecciones hechas con telas americanas en su propio mercado. En medio de tales circunstancias, los observadores ven bien difícil que la posición de Estados Unidos se ablande en temas que están pendientes como la certificación de origen, para materias primas textiles que no son fabricadas en la región andina. En este último caso Estados Unidos buscaría incrementar la participación en sus suministros de algodón y de fibras sintéticas que son escasas en Colombia, Perú y Ecuador. Se habla de mantener un crecimiento aceptable de una oferta andina que hoy se estima en unos 1.400 millones de dólares (sumados los tres países). Hasta la fecha Perú se presenta como el más hábil para penetrar el mercado norteamericano. Colombia todavía no demuestra todo su potencial y Ecuador apenas hace sus pinitos en un mercado cada vez más complicado. La última plegaria La angustia que se ha apoderado de tal manera de la industria textilera norteamericana frente al avasallador poderío chino, que la ha llevado a plantear situaciones que tocan con el propio orgullo nacional. En efecto, en un reciente boletín de la NCTO se ha dicho: “¿Será que la siguiente etapa es esperar que nuestras fuerzas militares terminen siendo vestidas con uniformes y telas chinas? ¿Será que nuestros soldados tendrán que esperar que los productores chinos conozcan sus necesidades y especificaciones de cantidad y de calidad?” La industria recordó que provee más de 8.000 diferentes clases de suministros de textiles y accesorios a las fuerzas militares estadounidenses, y que las compras de la Secretaria de Defensa se cuentan entre las mas grandes del país.