EL DOMICILIO VIRTUAL Jorge Canales Vargas Jorge.canales

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EL DOMICILIO VIRTUAL
Jorge Canales Vargas
[email protected]
Docente
Gustavo Alcántara Ariche
[email protected]
Estudiante VII ciclo
Sumilla: Introducción- 1. Persona – 2. Persona Virtual – 3. Personalidad jurídica
virtual – 4. Domicilio Virtual – 5. Conclusiones
Abstract: El desarrollo tecnológico ha dado paso a nuevas costumbres en la vida
del hombre que deben ser entendidas y reguladas por el Derecho. Es por
ello que el acceso a internet y la protección de datos en su navegación
han pasado a formar parte de una problemática que cada vez va en
aumento. Sin embargo, al no definirse claramente quienes son los
agentes y elementos jurídicos que la componen se pone en riesgo su
evolución. El presente artículo tratará del domicilio virtual como el
punto de partida hacia una protección y regulación del derecho en
internet.
INTRODUCCIÓN
Desde la masificación de Internet, las formas de interacción de las personas se
han modificado radicalmente. La convergencia y la globalización han generado
que millones de personas puedan comunicarse desde cualquier tipo de soporte
electrónico, en tiempo real.
No obstante, el uso de la tecnología ha introducido nuevos espacios que han
permitido crear nuevas formas de comunicación personal, comercial y estatal.
Más aún, la convergencia de los soportes electrónicos cada vez se hace más
compacta, lo cual permite que la localización pueda determinarse con mayor
rapidez en cualquier parte del mundo
En este devenir, la sociedad ha pasado a establecer la mayor parte de sus
opiniones, manifestaciones y críticas en la red, ampliando un espacio de
interacción social. Ello ha llevado a establecer desde negocios virtuales a redes
sociales en permanente cambio. Por lo que, la identidad y los datos personales se
vuelven, en dicha dinámica, expositivos y públicos.
En esa línea de pensamiento, es donde el Derecho trata de regular y proteger los
alcances de toda manifestación vertida en la red y más aún, determinar cuáles
son los elementos y campos que lo constituyen. Por ello, es preciso evidenciar
qué herramientas sean viables en el desarrollo tecnológico de las personas y
cómo éstas pueden ser acreditadas.
Uno de estos elementos, y al cual consideramos uno de los más importantes, es
el domicilio virtual; ya que su regulación en el Código Civil permitirá establecer
no sólo la ubicación en el ciberespacio de la persona sino también otorgarle la
calidad jurídica a la extensión de ella en dicho medio, la persona virtual.
1. PERSONA
La persona es una construcción jurídica1. El derecho ha construido la categoría
de persona para poder entender al ser humano y al individuo dentro de un
contexto jurídico que permita ser depositario de deberes y derechos. A esto, el
derecho le otorga el nombre de personalidad jurídica2. Pero, ¿hasta qué punto
dicha personalidad se desarrolla solo en un solo contexto real? Nuestra era se ha
caracterizado no solo por ampliar la gama del derecho a múltiples disciplinas,
también ha permitido englobar, desde un entendimiento más amplio, el
desarrollo de las nuevas relaciones interpersonales a las que la persona, como
construcción jurídica, se le añade en su devenir en el tiempo y espacio.
La era tecnológica, con ello, ha construido una nueva forma de conceptualizar a
la persona. El uso de la dirección electrónica como medio de acceso entre una
página y otra, ha permitido desarrollar identidades que “viven” dentro de la red
y que por ellas interactúan con otras en el ciberespacio. Si bien ambas parten del
hecho que es la persona “física” quien establece dichas conexiones, la creación
de un dirección con especificaciones que ésta misma otorga, genera caracteres
paralelos en el uso del ciberespacio, es decir, establece la configuración de una
extensión o representación de la persona en el ciberespacio el cual toma el
nombre de persona virtual.
1
Desde este punto LEGAZ Y LACAMBRA nos indica, “A partir del antecedente descrito, se
propugnó que en el desenvolvimiento del Derecho, en todos los sistemas jurídicos, debía
observarse un desarrollo constante de la “condición social” (sociabilidad) como característica de
la relación entre las personas, la sociedad y el contrato como forma natural de esas relaciones en
una sociedad organizada, llegando a considerarse la libertad de contratación de las personas
como la máxima expresión del Derecho. Así que se llegó a considerar que “(...) la relación
jurídica se establece entre personas (...) pero no entre personas en cuanto 'hombres’ en general,
sino entre hombres en cuanto sujetos de Derecho o personas en sentido jurídico” 1. En: LEGAZ Y
LACAMBRA, Luis. Filosofía del Derecho, 5ª ed. revisada y aumentada, Bosch, Barcelona, 1979. p.
684
2
Este punto lo veremos más adelante.
Cabe precisar, que ésta concepción no afirma que exista una nueva forma o
especie de persona sino que dentro de la interacción social digital, la persona
virtual nace de la extensión de la persona propiamente dicha, para configurarse
dentro de un espacio alterno al físico: el ciberespacio.
2. PERSONA VIRTUAL
Como hemos dicho líneas arriba, no podemos concebir a la persona virtual como
un ente externo a la persona física, ante ello DONATH nos indica,
“En el mundo físico existe una unidad inherente del yo, debido al hecho de que
el cuerpo proporciona una definición necesaria y conveniente de nuestra
identidad. La norma es que a cada cuerpo le corresponde una identidad. Aunque
el yo pueda ser mutable con el tiempo y las circunstancias, el cuerpo proporciona
un ancla estabilizadora […] Al estar compuesto de información más que de
materia y debido a que la información se difunde y se difumina, no existe una ley
para la conservación de la información. Además, los habitantes de este espacio
impalpable son difusos, están libres del ancla unificadores del cuerpo. Uno puede
tener según ha dicho algunos, tanta personalidades electrónicas cuanto el tiempo
y la energía le permitan crear”3
Así como establece ESPINOZA,
“la identidad ideal cambia con la evolución interior de la persona, con su
formación y maduración constante, con sus contradicciones, sus incoherencias,
sus reviremnts intelectuales: Identidad persona significa el reflejo ideal
externado en al interior de la persona: significa en otros términos que la
identidad es actual; pero también es el reflejo de una serie suceso de diversas
identidades, cuando el sujeto en vez de ser coherente consigo mismo, haya
cambiado sucesivamente de identidad.”4
Al afirmar que la persona virtual al ser una extensión de la persona, nos
referimos a que ésta se configura en función a las diferentes formas y
manifestaciones que la persona realiza dentro de la red. Es decir, la persona
virtual, desde nuestro entender, se manifiesta sólo cuando la persona hace valer
algún derecho de representación en la red. Cuando una persona participa,
conversa, contrata, etc.; en esa representación, establece una manifestación de
voluntad que cabe a tallar la persona virtual; que si bien no es el beneficiario
último de dichos actos, puesto que ésta característica es propia de la persona, la
persona virtual sirve como enlace entre el mundo físico y el ciberespacio.
3. PERSONALIDAD JURÍDICA VIRTUAL
3
DONATH, Judith. Identidad y engaño en la Comunidad Virtual. En : SMITH, M. y KOLLOCK, P.
(edit.) Comunidades en el Ciberespacio. Edit. UOC. Barcelona, 2003. p.51
4
ESPINOZA, Juan. Derecho de las Personas. Edit. Huallaga. Lima, 2001, p.301
Encontramos en Marcial Rubio un acercamiento a la personalidad jurídica de la
persona natural al indicar que esta “es la atribución de la persona de tener
deberes y derechos”5 Es decir, en palabras de PALACIOS, “es una categoría
jurídica, esto es, el soporte de los derechos subjetivos”6 Por lo tanto, toda
persona tiene personalidad jurídica en cuanto se le reconozca y exija tales
derechos y obligaciones dentro de un contexto determinado.
En el caso de la persona virtual, al ser una extensión de la persona real, el
contexto en que ésta se desarrolla es el ciberespacio, y es dentro y sólo en él
donde adquiere personalidad jurídica por medio de su identidad digital, por lo
que al poseer presencia y representación es necesaria su ubicación en dicho
espacio y a su vez configurar el espacio de enunciación en el que establece dicha
representación; de manera bidireccional. Es decir, sea cual fuese su identidad,
es indispensable su ubicación para establecer su personalidad jurídica, tal como
la persona real. Siendo la dirección electrónico quien determina dicha condición.
La dirección electrónica, por tanto, establece la identidad para que una persona
“real” pase a obtener calidad de “persona virtual” en la red, estableciendo de
esta manera su identidad digital. Ello, junto a las manifestaciones e
interacciones que lo vinculen dentro del ciberespacio, establecerá su
personalidad jurídica con la que tomará la potestad de establecer los derechos y
deberes. Es decir, la personalidad jurídica virtual, genera vinculación entre la
persona virtual como depositaria de derechos y deberes en el uso y navegación
en la red y la persona real como responsable jurídico de tales manifestaciones.
4. DOMICILIO VIRTUAL
El Domicilio Virtual se forma como consecuencia de habitar en la red. Sin
embargo, debemos tener en cuenta que actualmente es nuestro Código Civil no
existe norma que regule la figura del Domicilio Virtual, y ello genera la necesidad
de investigar y proponer los cambios respectivos en la legislación.
Para ello, necesitamos establecer parámetros para este nuevo tipo de domicilio
que nace y se desarrolla a través de las tecnologías de información y
comunicación social (TICS), en el internet, en la red, para que, de esta manera,
se pueda superar cualquier dificultad que se genere en dicho espacio virtual,
remoto, electrónico, por el uso del domicilio.
Así, con la incursión de esta figura se logrará que la ubicación de las personas se
amplíe de un entorno físico a dos entornos. El ya conocido y tradicional domicilio
5
RUBIO CORREA, Marcial. El ser humano como Persona Natural. Lima: Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú., 1992. P. 22
6
PALACIOS PIMENTEL, Gustavo. Elementos del Derecho Civil Peruano. Tomo I. Lima 2° Edición,
p.31
y el nuevo Domicilio Virtual o electrónico (no tradicional), logrando así la
ubicación rápida y oportuna de los ciudadanos.
El impacto significativo del avance tecnológico en la sociedad, en especial la
utilización de tecnologías de la información, abre un campo de acción para la
figura del Domicilio Virtual, en el cual se recibirían de manera inmaterial todo
tipo de documentos que puedan generar con garantía actos con relevancia
jurídica.
El domicilio Virtual constituye la residencia digital de la persona y el medio por
el cual adquiere personalidad jurídica. Es decir, la creación de una dirección
electrónica establece no sólo medio de identificación en la red que permite
ingresar a medios restringidos de uso, sino también que con el mismo se
establece la responsabilidad jurídica de una persona y su desarrollo en la web.
Si bien, la primera interrogante que se esboza entorno al tema es la seguridad.
Esto no es diferente para los soportes físicos que hoy en día contamos y que
también son mal utilizados (tarjeta de crédito/débito, entre otras) Es allí que
esta propuesta toma brío, ya que al regularse el domicilio virtual se tendría la
misma calidad jurídica que las otras formas de domicilio ya reguladas, es decir
cumpliría su fin de ubicación directa y en tiempo real, pero además se
establecería formas de responsabilidad jurídica en la red.
Otro argumento en contra también se establece en función a que una persona
puede disponer de muchas cuentas con diferentes nombres. Sin embargo, si bien
una persona puede establecer dichas cuentas alternas, sólo tendría capacidad
jurídica la que esté reconocida por una entidad pública determinada y al poseer
más de una cuenta reconocida implicaría también la funcionalidad sobre quien la
declara. Es decir, si una persona tiene dos cuentas, y se envía una notificación a
la que está declarada pero que, en su tiempo, esta persona no indicó que dicha
cuenta se encuentra en desuso, no podrá sostener que no fue debidamente
notificado. Esta característica determinaría un avance en la celeridad de
cualquier proceso, donde no sólo la persona pueda ser emplazada sino que al
poseer domicilio virtual, también puede contestar en tiempo real, según las
exigencias del tema, a cualquier acto de forma rápida y oportuna, pasando de
ser un agente pasivo a uno activo en la emisión de información dentro del
proceso.
Por otro lado, creemos que la incorporación del domicilio virtual dentro de
nuestra legislación entregará una base sólida y coherente para la ley de
protección de datos personales, Ley N°29733; ley de correos electrónicos no
deseados (antispam), Ley N°28493; firma digital y certificados digitales, Ley
N°27269; entre otras, (con sus modificatorias y reglamentos correspondientes);
ya que al reconocer el domicilio electrónico también se protege identidad digital
de la persona en la red, la persona virtual y todas sus atribuciones.
5. CONCLUSIONES
El Domicilio Virtual se establece como el medio por el cual la persona existe
dentro del ciberespacio. Su configuración permite desarrollar no solo niveles
comunicaciones y de interactividad social sino también puede ejercer derechos y
obligaciones dentro de él. Es decir, que así como el domicilio tradicional otorga a
la persona obligaciones y derechos, el domicilio virtual también otorga esas
características dentro de un medio electrónico
El domicilio virtual otorga celeridad a los actos al establecer el primer vinculo
comunicacional y de ubicación de la persona. El mismo que no sólo se constituye
como un medio pasivo de recepción sino que dentro de esa misma línea también
podrá emitir manifestaciones que legitiman su adecuación a un proceso
determinado o emitir descargos, entre otros.
Desde nuestra perspectiva, creemos que el domicilio virtual debe ser incorporado
a nuestro ordenamiento jurídico.
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