Una subida fiscal inevitable e inminente

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EL PAIS, domingo 1 de julio de 2012
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E ONOMÍA
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IVA y recaudación en Europa
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Recaudacción por ¡VA en%de¡ PIB
EL PAIS
Fuente: elaboración propia.
Una subida fiscal inevitable e inminente
El Gobierno estudia elevar hasta el 18% el IVA de bienes con tipos reducidos
JESÚS SÉRVULO GONZÁLEZ
AMANDA MARS, Madrid
España gasta más de lo que ingresa. Así ha sido en los cinco
primeros meses del año, cuando
el Estado ha registrado un desequilibrio presupuestario del
3,41%, casi todo el déficit previsto para este año. El Estado está
magro: el gasto corriente ha caído un 30%y apenas quedan partidas donde podar sin rebajar el
sueldo dedos funcionarios o tocar las pensiones. "A diferencia
de otros países europeos, España tiene poco margen donde recortar, la clave está en los ingresos fiscales", explicaba hace
unas semanas el investigador de
Fedea Michele Boldrin, que de-
fiende un cambio en la estructura tributaria (bajar el IRPF y subir el patrimonio). El gasto público es 5,5 puntos del PIB inferior
a la media de' la UE. Pero los
ingresos son 9,5 puntos menores que la media europea, según
Eurostat. Y ahí está la raíz del
desequilibrio español.
Al tiempo, la recaudación fiscal está en caída libre: las arcas
públicas han ingresado casi un
5% menos hasta mayo. El Gobierno se encuentra como el capitán
de un barco que hace agua y la
fuga es mayor que la capacidad
de la tripulación para achicar la
inundación. A pesar de que ya ha
subido el IRPF, ha eliminado deducciones y desgravaciones del
impuesto de sociedades, ha elevado el impuesto sobre el tabaco
y ha puesto en marcha una amnistía fiscal para las rentas ocultas en el extranjero, estas medidas apenas han tenido influencia
en la recaudación hasta ahora.
Mientras, el sector financiero
ha estallado en las manos del Gobierno. Las consecuencias de esta
fenomenal metástasis en una buena parte de la banca española han
desembocado en una multimillonaria petición de rescate a Bruselas. Así, las recomendaciones que
la Comisión Europea planteó a finales de mayo se convierten en
obligaciones, según reconoció el
comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, la semana
pasada. Y una de las medidas más
reclamadas por Bruselas es la subida del IVA. España es el país de
la Unión Europea que menos recauda por este impuesto --el 5,5%
del PIB frente al 7,3% de la zona
euro- y uno de los que tienen el
gravamen más bajo -un tipo medio del 14,6% frente al 21,3%-, según datos de Eurostat publicados
en mayo. Tras la cumbre europea
cerrada el pasado viernes, donde
España consiguió ganar tiempo y
La reforma detraería
el consumo
y perjudicaría
la economía
España es el país
de la UE que
menos ingresa
por este tributo
algo de alivio en la presión sobre
la deuda soberana, la insistencia
de los socios europeos en una reforma del IVA hace prever alguna
decisión inmediata al respecto.
Sea una contrapartida de la asistencia financiera europea, o no, el
Gobierno está abocado a subir es-
te tributo, cuya recaudación ha
caído más de un 10% en lo que va
de ano. Esta tendencia hace peligrar el objetivo comprometido
con Bruselas de dejar el déficit público este ano en el 5,3% del PIB.
Javier Díaz-Giménez, profesor del IESE, cree que el tipo general irá subiendo progresivamente del 18% hasta niveles como el de Portugal, por ejemplo,
del 23% o más. "España no tiene
margen de maniobra para no hacerlo: ha pedido un rescate y esto será necesario", apunta. El
país, agrega, tendrá que reducir
sus costes y salarios y romper el
círculo vicioso de austeridad, decrecimiento y falta de crédito
con las exportaciones. En este
contexto se entiende que el Gobierno haya admitido que estudia subir el IVA de productos
con tipos reducidos del 8% al
18%. "En un momento en el que
cae el consumo es perjudicial subir el impuesto que lo grava, pero ahora, cuando lo importante
es aumentar la recaudación, no
hay muchas más opciones. Es
mejor que haber subido el
IRPF", explica José Félix Sanz,
catedrático de Economía Aplica-
Impuestos: ¿para cuándo la estrategia?
`Santiago
Cuando pienso en el sistema fiscal español se me viene a la cabeza la imagen de
los automóviles que circulan por el Malecón de La Habana. Buenos coches en su
momento, han sido sometidos a tal cantidad de remiendos y reparaciones parciales para ir tirando, que les queda ya poco
de las piezas originales y están claramente obsoletos, mires lo que mires.
A finales de los setenta y en la década
de los ochenta, España transformó radicalmente su sistema fiscal. Casi todos los
impuestos que pagamos hoy a la Administración central, autónoma y local se aprobaron entonces. La sombra de Enrique
Fuentes Quintana como diseñador y
actor se proyecta sobre esa década de
cambio de modelo fiscal. Desde entonces,
nos olvidamos del pensamiento estratégico en materia tributaria, obviamos pen-
sar en el sistema fiscal como un todo, en
emular las soluciones aplicadas con éxito
en otros países. Salvo la mejora en nuestra eficiente agencia tributaria estatal, lo
demás ha sido reparación de urgencia,
avance marginal o improvisación.
Una improvisación que alcanza su
apogeo en la última década. Alimentadas
por la burbuja inmobiliaria, las arcas municipales, autonómicas y estatales se llenaban a rebosar, llegó la fiesta de las rebajas fiscales en el impuesto sobre sucesiones, sobre patrimonio, el IAE, en el IRPF.
Como no podía ser de otra manera, el
estallido de la burbuja dejó al rey desnudo. En ningún otro país la recaudación
cayó tanto como en España. El problema
del déficit español en perspectiva internacional no es tanto un problema de exceso
de gasto como de desplome de ingresos.
Por eso ha llegado el momento de hablar en serio de impuestos. Y hay mucho
de qué hablar. En primer lugar, de cómo
conducir el fraude fiscal a la media de los
países de nuestro entorno. Las estimaciones disponibles sobre el tamaño de nuestra economía sumergida la sitúan por encima del 20%. Reducirla cinco puntos nos
aproximaría significativamente a esa media. Rebajar el fraude supone automáticamente ganar en equidad. Pero habría
más equidad si se toman en serio los impuestos más progresivos, los que gravan
el patrimonio y las herencias. Fue un
error descentralizar la capacidad normativa sin mínimos razonablemente elevados, porque pasó lo que pasó en su día en
Australia o Canadá, lo que era inevitable:
carrera fiscal a la baja y'progresiva desaparición de facto. Proceso al que contribuyó el anterior Gobierno central, con su
muy discutible decisión de desactivar el
tributo sobre el patrimonio.
Sobre la reforma fiscal verde ya hace
tiempó que no se habla, desde que Miguel Angel Fernández Ordóñez dejó la
Secretaría de Estado de Hacienda. Por
aquí se pueden hacer muchas cosas bue-
da de la Complutense.
Los expertos consultados
coinciden en que el alza del IVA
es inevitable e inminente, pese a
que el Gobierno se haya mostrado en repetidas ocasiones contrario a hacerlo mientras caiga
el consumo. La reforma del IVA
provocaría un retroceso del gasto y perjudicaría la recuperación económica a corto plazo.
La solución que maneja Hacienda pasa por un cambio en la estructura del impuesto sin tocar
los tipos para "ensanchar las bases imponibles". Por eso, el Gobierno estudia qué bienes con
tipo reducido -8%- puede subir al tipo general del 18%. Este
IVA intermedio se aplica a la mayoría de los productos alimenticios, sanitarios, transporte de
viajeros y equipajes, servicios
de hostelería y construcción de
viviendas. También están sujetas a este porcentaje las entradas a espectáculos culturales.
Entre los bienes sujetos al tipo superreducido --4%- se encuentran los de primera necesidad, como pan y cereales para su
elaboración, leche, queso y huevos, frutas, verduras, hortalizas,
nas para la eficiencia económica y para
obtener recaudación. Simulaciones elaboradas por Economics for Energy apuntan
que podrían llegar a obtenerse más de
8.000 millones de euros por esta vía
(http: /v~.eforenérgy.org/docpublicaciones/documentos-de-trabajo/WP032012.pdo
Sobre tributación autonómica y local
contamos con muchos materiales de base para reformar con sentido. Especialmente útil en el ámbito local es el informe que coordinó en 2008 el profesor Javier Suárez Pandiello para la Federación
Española de Municipios y Provincias. Podríamos seguir con el IRPF y el impuesto
sobre sociedades, y con la práctica totalidad de los impuestos vigentes. Pero la
idea importante es que más allá de las
urgencias que imponen la prima de riesgo y los problemas en el sistema financiero, no podemos seguir orillando y aplazando sine die el debate fiscal a fondo en
el seno de los partidos políticos, en Parlamentos y en los Ejecutivos.
Santiago Lago Peñas es catedrático de Econo-
mía Aplicada de la Universidad de Vigo.
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