LOS SALVADOREÑOS

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LOS SALVADOREÑOS
Por Gabriel García Márquez
No hay nadie que no conozca a un salvadoreño o, por lo menos, conoce a
alguien que conoce a un salvadoreño. De todas maneras, le preguntaron en una
ocasión a un reconocido sabio maestro: ¿Qué es un salvadoreño? Su respuesta fue
la siguiente: ¡Ah, los salvadoreños… que difícil pregunta! Los salvadoreños están
entre ustedes pero no son de ustedes. Los salvadoreños beben en la misma copa
la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen de la música. Los salvadoreños toman en serio los chistes y hacen chistes de lo serio. No creen en nadie
y creen en todo. ¡No se les ocurra discutir con ellos jamás! Los salvadoreños nacen
con sabiduría. No necesitan leer, ¡todo lo saben! No necesitan viajar, ¡todo lo han
visto! Los salvadoreños son algo así como el pueblo escogido, por ellos mismos.
Los salvadoreños se caracterizan individualmente por su simpatía e inteligencia y,
en grupos, por su gritería y apasionamiento.
Cada uno de ellos lleva en sí la chispa de genios y los genios no se llevan bien
entre sí, de ahí que reunir a los salvadoreños es fácil, pero unirlos es casi imposible.
No se les hable de lógica, pues eso implica razonamiento y mesura y los salvadoreños son hiperbólicos y exagerados. Por ejemplo, si te invitan a un restaurante a
comer, no te invitaron al mejor restaurante del pueblo, sino al mejor restaurante del
mundo.
Cuando discuten, no dicen: No estoy de acuerdo con vos sino ¡Estas completamente equivocado! Tienen tendencias antropofágicas; así entonces ¡Se la comió!
Es una expresión de admiración y comerse a una mujer guapa es señal de una
situación admirable. Decirle a alguien “come mierda” es un insulto lacerante. El
salvadoreño ama tanto la contradicción que llama “culo” a las mujeres hermosas
y “animal” a los eruditos. Si te aqueja alguna situación de salud te advierten, ¡Hermano, debiste hablar conmigo para llevarte donde un chero mío, que es un médico cabrón! Los salvadoreños ofrecen soluciones antes de saber el problema. Para
ellos nunca hay problema. Saben lo que hay que hacer para erradicar el terrorismo,
encausar a países pobres del Caribe, eliminar el hambre en África, pagar la deuda
externa, quién debe ser presidente y cómo Estados Unidos puede llegar a ser una
potencia mundial.
No entienden por qué los demás no les entienden cuando sus ideas son tan
sencillas y claras, y no acaban de entender por qué la gente no quiere aprender a
hablar castellano.
¡Ah, los salvadoreños… No podemos vivir mucho con ellos, pero es imposible
vivir sin ellos!
Dedicado con cariño a los habitantes del mejor país del Mundo…
Gabriel García Márquez
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