HISTORIA DE VIDA: LUCÍA “Salí corriendo de mi casa cuando me dijeron que se habían llevado a mi hijo, en ese momento no pensé en nada solo en él y en lo que le pudiera estar pasando” Lucía*. Lucia y su familia están en Ecuador, hace seis meses (febrero 2015) llegaron, cruzando la frontera y sin mirar atrás, dejaron en Colombia amigos, casa, negocio, animales y muebles; solo trajeron un poco de ropa. Si les hubiera sido posible dejar sus sufrimientos y situaciones violentas vividas en su país, lo hubieran hecho, pero el recuerdo y el temor sigue vivo. Lucia nos cuenta que en el 2013 tuvieron que trasladarse de una ciudad a otra porque los paramilitares se llevaron a su hijo José* que aún tenía 16 años, “Entraron en mi casa rebuscaron todo y se llevaron a mi muchacho”, ella no estaba en casa en ese momento, pero cuando regresó una vecina de inmediato le dio aviso y la guió hasta cierto punto donde tenían a José. “Mi vecina me acompaño hasta un lugar lejano y abandonado y me dejó. Me dijo que allí no podía entrar, pero yo, como madre, llegué hasta allá”, manifiesta Lucia. Con lágrimas en los ojos y voz entrecortada cuenta que se acercaba poco a poca a esa casa abandonada, de lejos podía ver que alrededor de la puerta principal había un grupo de hombres, “Cuando llegué exigí entrar y ver a mi hijo, no me importó nada solo pedí entrar; allí lo encontré… amarrado y llorando”. Lucía no cuenta más, horas después se abrió esa puerta y salió ella y su muchacho. Este duro episodio de su vida, prefiere olvidar aunque haya marcado un antes y después en su familia. Ellos tuvieron que trasladarse a otra provincia del país con su esposo, sus dos hijas e hijo. Los menores continuaron sus estudios, pero no vivían tranquilos porque las amenazas continuaron. Es así que ellos deciden cruzar la frontera y hoy están en Ecuador, tratando de encontrar paz en sus vidas; aunque ahora sus preocupaciones inmediatas son otros. El esposo de Lucia es constructor civil pero esporádicamente encuentra trabajo; ambos venden agua de coco en las calles, para su alimentación y para el pago mensual del arriendo de una habitación 85 dólares. José acabo el bachillerato pero ya tiene familia una mujer y una bebé recién nacida. La situación de Lucia al igual que muchas de las familias colombianas que están viviendo en Ecuador en condición de refugio es muy difícil. Lucía aún no sabe si sus hijas estudiaran o no, ha escuchado que los colombianos y colombianas son discriminados en las escuelas y, José es maltratado en las calles por otros vendedores cuando intenta vender el agua de coco. Esta familia ha solicitado el reasentamiento (reubicación de una persona refugiada en otro país), sin embargo este es un proceso que toma su tiempo para evaluar si califican o no. Por el momento subsisten en tierras ecuatorianas buscando hacerse un espacio, poder trabajar, y vivir honradamente y en paz en este país que les acoge. Lucia*, José* nombres ficticios.