241 monográfico: tumor de urotelio superior Arch. Esp. Urol., 57, 3 (241-250), 2004 ANATOMÍA PATOLÓGICA DE LOS TUMORES DEL TRACTO URINARIO ALTO (URETER, PELVIS Y CALICES RENALES) Ricardo García-González, Carmen Cuesta-Roca, Ricardo García-Navas1 y Pilar GonzálezPeramato2. Servicio de Anatomía Patológica y Servicio de Urología1, Hospital “Ramón y Cajal”, Madrid. Servicio de Anatomía Patológica2, Hospital Universitario de Guadalajara, Guadalajara, España. Correspondencia Resumen.- OBJETIVO: Exponer las características anatomopatológicas de los tumores del tracto urinario alto con especial consideración a las peculiaridades debidas a su localización anatómica y las derivadas de su tratamiento endoscópico. METODO: Revisión bibliográfica y exposición de la experiencia de 10 años en el estudio de 203 tumores uroteliales de la pelvis y cálices renales y del uréter, del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital “Ramón y Cajal” de Madrid. RESULTADOS: En adultos, más del 95% de los tumores del tracto urinario superior, son originados en el urotelio de revestimiento, y la mayoría de ellos son malignos o potencialmente malignos. Su comportamiento biológico es similar al de los mismos tumores vesicales, aunque con determinadas peculiaridades en función de su localización anatómica. Los tumores desarrollados en los cálices renales pueden tener una mayor agresividad debido a su particular forma de diseminación intrarrenal. CONCLUSIONES: La localización anatómica y el correcto estudio anatomopatológico, son los factores determinantes para establecer el pronóstico y posible R. García Navas Servicio de Urología Hospital Ramón y Cajal Ctra. Colmenar Viejo km. 9.100 28034 Madrid (España) tratamiento adyuvante de los tumores del tracto urinario alto, tras su resección endoscópica. Palabras clave: Tumor urotelial. Tracto urinario superior. Histopatología. Uréter. Pelvis renal. Summary.- OBJECTIVES: To show the pathologic characteristics of upper urinary tract tumors with special emphasis on the peculiarities due to anatomical site and secondary to endoscopic treatment. METHODS: Bibliographic review and presentation of our ten-year experience at the “Hospital Ramon y Cajal” Pathology Department in Madrid studying 203 urothelial tumors of the ureter, renal pelvis and calyces. RESULTS: More than 95% of the upper urinary tract tumors in adults have their origin in the urothelium, and most of them are either malignant or potentially malignant. Their biological behaviour is similar to bladder tumors, although they have some peculiarities due to their anatomical localization. Tumors at the renal calyces may be more aggressive due to their particular way of intrarenal dissemination. CONCLUSIONS: Anatomical localization and proper pathological study are the determinant factors to establish prognosis and possible adjuvant treatment for upper urinary tract tumors after endoscopic resection. Keywords: Urothelial tumor. Upper urinary tract. Pathology. Ureter. Renal pelvis. 242 R. García-González, C. Cuesta-Roca, R. García-Navas y cols. INTRODUCCION: Para comprender mejor la patología de los tumores desarrollados en el tracto urinario alto es conveniente tener presente dos premisas: 1. Que la totalidad del tracto urinario tiene unas características estructurales y celulares y, por lo tanto, oncogenéticas, similares. 2. Que los tumores desarrollados en cualquier parte del tracto son, esencialmente, los mismos (aunque sean los vesicales los más frecuentes) y todos comparten similares caracteres anatomopatológicos, con las peculiaridades clinico-patológicas derivadas de su localización. Así que la mayoría de las atribuciones de los tumores vesicales o, en general, de las vías urinarias son, en la práctica, aplicables a los tumores del tracto urinario alto. Se han documentado todos los tipos histológicos descritos en el resto del tracto, en general en muy pequeñas series o como casos aislados. Los estudios anatomopatológicos de los tumores de las vías altas son escasos, en parte debido a la escasa frecuencia de estos tumores: constituyen menos FIGURA 1. Pelvis renal. Dos pequeños tumores papilares superficiales, de bajo grado. del 5% de todos los tumores uroteliales de las vías urinarias Murphy, (1) y alrededor del 7% de los carcinomas primarios del riñón (2). En una serie de 257 tumores consecutivos del tracto urinario se incluían 238 de vejiga, 14 de la pelvis y cálices renales y 5 del uréter; una relación aproximada de 50/3/1 (3). En nuestra serie de 10 años, con un total de 2.644 tumores de urotelio, 131 fueron primarios de la pelvis y cálices renales y 72 del uréter, y esta relación es de 35/2/1. Su interpretación, dadas las premisas apuntadas, suele ser por extrapolación de los estudios referidos a los tumores de la totalidad del tracto urinario, especialmente de los vesicales. Se considera que, salvadas las diferencias anatómicas particulares señaladas, los tumores del tracto alto tienen similares caracteres patológicos que los vesicales, interpretándose anatomopatológicamente como éstos (4). GENERALIDADES DE LOS TUMORES UROTELIALES: En adultos, más de 95% de los tumores de las vías urinarias son de estirpe epitelial y potencialmente malignos (carcinomas). Los tumores malignos de estirpe mesenquimal (sarcomas) son excepcionales en adultos. En los niños, los tumores son una rareza y, cuando aparecen, más del 95% son sarcomas, la mayoría, rabdomiosarcomas (tipo embrionario), siendo los tumores epiteliales extraordinariamente infrecuentes; los carcinomas en los niños y jóvenes son extraordinarios (5). Estas circunstancias hacen que “cáncer del tracto urinario” (también del tracto alto) y carcinoma de células transicionales (carcinoma urotelial) se consideren equiparables (6). Los tumores de células transicionales se desarrollan por transformación neoplásica del urotelio (epitelio transicional urinario); y la mayor parte de ellos conservan, en su crecimiento, los caracteres fenotípicos de las células uroteliales (7). Sólo excepcionalmente los tumores tienen exclusivamente diferenciación escamosa (carcinomas epidermoides), glandular (adenocarcinomas) o neuroendocrina (carcinoides/oat cell) (8). La mayoría de las veces, estas diferenciaciones coexisten, en el mismo tumor, con una diferenciación urotelial predominante, son los llamados tumores mixtos. En algunos otros tumores, se encuentran especiales peculiaridades patológicas que los hacen individualizables (carcinomas anidados, sarcomatoides (9) linfoepiteliales (10). En un pequeño grupo de neoplasias, no es posible ANATOMIA PATOLOGICA DE LOS TUMORES DEL TRACTO URINARIO ALTO (URETER, PELVIS Y CALICES RENALES) 243 demostrar diferenciación alguna (carcinomas indiferenciados). Los tumores de células uroteliales constituyen una unidad en la totalidad del tracto urinario: “Total Urothelial Neoplasia” de Wallace (11). Tienen dos características patológicas esenciales: su multicentricidad y su posible aspecto histológico variable según las diferentes áreas del tumor examinado, o entre diferentes tumores de aparición sincrónica o metacrónica, en la vía urinaria. Esta característica podría explicarse mejor siguiendo la teoría de la multiclonalidad demostrada en algunos tumores uroteliales (12), que por la de la monoclonalidad (13). Teoría que podría explicar, en parte, el por qué la alta incidencia de metástasis encontrada por algunos autores en tumores papilares bien diferenciados, que llega, en los vesicales, al 33% en la serie de Jewett y Blackman (14). Y que, al menos, el 30% de los tumores papilares sean múltiples o puedan aparecer de nuevo en otra zona de la mucosa urotelial después de su resección endoscópica. A veces, áreas más o menos extensas de la mucosa adoptan una apariencia herbácea (“como musgo”) por el desarrollo de numerosas papilas separadas por un estrecho anillo de mucosa normal; es la denominada “papilomatosis urotelial”, que puede progresar, en una o en varias zonas, a la aparición de tumores papilares o francamente agresivos. Frecuentemente existe un tumor principal evidente, acompañado de otros tumores de pequeño tamaño o de zonas de papilomatosis. Esta particularidad, frecuente en la vejiga, ocurre también en el uréter y, más a menudo, en la pelvis y cálices renales. Los tumores de las vías altas pueden desarrollarse también en la vejiga y, ocasionalmente, en la uretra o en los conductos excretores prostáticos periuretrales, una circunstancia con evidentes connotaciones pronósticas y terapeúticas. FIGURA 2. Pelvis renal. Gran tumor papilar superfical de bajo grado, afectando a una gran porción de pelvis renal. FIGURA 3. Pelvis renal. Tumoración superficial con gran extensión, afectando a la práctica totalidad del mucosa pielica, calicial y al tercio proximal del uréter. CARACTERES ANATOMOPATOLÓGICOS: El aspecto macroscópico de los tumores uroteliales es extremadamente variable y, en general, guarda buena relación con los caracteres histológicos, clínicos y evolutivos. Se puede encontrar desde el pequeño papiloma, delicado y friable, o el aspecto en alfombrado de la superficie mucosa, de la papilomatosis, 244 R. García-González, C. Cuesta-Roca, R. García-Navas y cols. hasta el gran tumor rígido, ulcerado y necrótico de los tumores sólidos de alto grado, o la induración difusa de toda la pared, del carcinoma de células “en anillo de sello”, rápidamente evolutivo. Los más frecuentes son los tumores sesiles, de superficie vellosa, que suelen corresponder a tumores transicionales papilares de baja malignidad. Teniendo siempre presente estos caracteres fundamentales, siguiendo a Melicow (15) y a Koss (16, 17), hoy aceptamos la existencia de dos formas básicas de desarrollo patogénico de los tumores uroteliales, sustentados también por numerosos datos citogenéticos, la papilar, en general de bajo grado de malignidad, y la no-papilar, de alto grado, con frecuente pérdida de 9q, en los primeros y de 13q, en los de alto grado. Los tumores de bajo grado son los más frecuentes y se caracterizan por su carácter papilar, de crecimiento superficial. Comprenden tres categorías, según la clasificación de consenso de la OMS/ SIPU (18, 19), no bien delimitadas entre sí: los papilomas, las neoplasias papilares de bajo potencial de maligni- dad y los carcinomas papilares de bajo grado (todos ellos con patrón convencional, exofítico, o con patrón invertido). La regla es su recurrencia tras la resección, pero, aproximadamente el 15% de los casos, infiltran y son capaces de metastatizar. Los tumores de alto grado pueden ser también papilares pero, habitualmente, son de crecimiento sólido, no-papilar, con una gran propensión a infiltrar y metastatizar, y tienen siempre mal pronóstico. La mayoría se desarrollan a partir de un carcinoma “in situ” (20), que puede aparecer en el seno de un tumor papilar o coexistir con él, pero aproximadamente el 85% de los tumores invasivos ocurren en pacientes sin historia de tumor urotelial papilar. Engloban a otras dos entidades: el carcinoma “in situ” (plano) y el carcinoma infiltrante (sólido). Se asume que todos los carcinomas uroteliales son inicialmente no-invasivos pero que, a través de una secuencia ordenada de hechos, pasan a invadir la pared, el tejido conectivo regional (pericisto o retroperitoneo) y, después, metastatizan. La forma evolutiva es diferente según de trate, al inicio, de un tumor “papi- FIGURA 4. Pelvis renal. Gran tumoración infiltrante y necrosante, de alto grado, con destrucción de los cálices afectados y del parenquima renal infiltrado. Focos satélites de tumor papilar en el sistema calicial inferior. FIGURA 5. Pelvis renal. Tumor de alto grado con afectación difusa de la pared pélvica y de los cálices e infiltración en forma de tumores satélites en diferentes zonas del parenquima renal. ANATOMIA PATOLOGICA DE LOS TUMORES DEL TRACTO URINARIO ALTO (URETER, PELVIS Y CALICES RENALES) lar” (pTa) o un tumor “plano” (pTis). El primero progresa como papilar y, generalmente, de bajo grado, habiéndose comprobado que la gran mayoría de ellos recurren con el mismo grado y estadio que el tumor inicial. El segundo lo hace como tumor infiltrante, de alto grado. Conviene recordar, también aquí, que un Cis puede aparecer en el seno de un tumor papilar de bajo grado, inicialmente o en su recurrencia, y, entonces, esa zona tumoral puede progresar como un tumor infiltrante de alto grado, pudiendo llegar a dominar la masa tumoral. Sin embargo, sólo una pequeña parte de los tumores infiltrativos tienen una historia de tumor “superficial” previo, como ya se ha mencionado. FACTORES PRONOSTICOS ANATOMOPATOLOGICOS: Los datos aportados por el estudio anatomopatológico de un tumor extirpado, son esenciales para aventurar un pronóstico y decidir el tratamiento coadyuvante. Idealmente se pretende integrar a los pacientes en grupos con semejantes manifestaciones clínicas, comportamiento biológico y respuesta al tratamiento, para lo que los patólogos se basan, entre otros datos, en la identificación del tipo histológico del tumor (cla- sificación), su grado citológico (gradación), la profundidad de la invasión (estadificación) y la presencia o ausencia de afectación vascular. Hay dos factores que empeoran notablemente el pronóstico de los tumores “superficiales”, que son la multicentricidad, sincrónica o metacrónica, uni o bilateral, y el “grado” citológico. Metástasis: pN y pM. Es evidente que la invasión de órganos vecinos o la existencia de metástasis ganglionares regionales, o a distancia (pN), y la presencia de metástasis viscerales (pM), son hechos que condicionan un mal pronóstico. La invasión tumoral de capilares en la pared ensombrece el pronóstico, pero es un dato a veces imposible, y siempre difícil, de determinar histológicamente, sobre todo en material obtenido por resección, pudiendo ser necesario realizar estudios IHQs para el reconocimiento de los capilares, y esto es irrealizable de forma rutinaria en todos los fragmentos tumorales obtenidos en una resección. Infiltración: pT. La profundidad de infiltración del tumor es el factor más importante a valorar. La infiltración de la capa muscular, o del tejido renal, en el caso de los tumores de los cálices, es lo que más condiciona la actitud terapéutica adyuvante y el pronóstico. La forma FIGURA 6. Uréter. a) Tumor papilar superficial único, de bajo grado, pero estenosante en el tercio ureteral medio, con intensa hidronefrosis secundaria. 245 b): Detalle del tumor. 246 R. García-González, C. Cuesta-Roca, R. García-Navas y cols. FIGURA 7. Uréter. Corte de un tumor ureteral papilar, de bajo grado, pero estenosante y compactado con aspecto macroscópico de tumor sólido de alto grado. FIGURA 8. Papiloma vs. tumor urotelial papilar de bajo potencial de malignidad. Papila con conservación general de la estructura urotelial y sin atipia citológica. de infiltración del tumor también es un aspecto a tener en cuenta: la infiltración cordonal (digitiforme o tentacular) es un hecho negativo; cuando los márgenes empujan o presionan, en un frente amplio, las estructuras subyacentes, con un carácter expansivo más que infiltrativo, nos encontramos ante un dato positivo para el pronóstico. de un tumor urotelial como de “bajo o alto grado” debería reservarse para el juicio anatomopatológico final del mismo, considerando para su valoración tanto sus caracteres citológicos como los arquitecturales). Multifocalidad: p(m). La multifocalidad es un dato decisivo en la presunción de recurrencia del tumor tras la resección local (21, 22). La presencia de lesiones de hiperplasia, sobre todo la forma denominada “en plegado de acordeón” o hiperplasia papilar, en las zonas no tumorales de la mucosa del resto del tracto, aumenta la probabilidad de recidiva en los tumores de bajo grado, y la presencia de displasia o Cis, la probabilidad de desarrollar cáncer invasor, empobreciendo, en ambas circunstancias, el pronóstico (23, 24). En tumores vesicales de bajo grado el nivel de recidiva es de alrededor del 30%, en casos de tumores únicos, y del 70% cuando son múltiples; el mejor pronóstico está asociado con pacientes que tienen un tumor solitario, pTa, de bajo grado, sin recurrencia en la primera revisión, a los 3-4 meses. Aunque no existen, en nuestro conocimiento, estudios semejantes de los tumores del tracto alto, se asumen similares niveles de recurrencia. Atipia citológica: pG. El grado de atipismo o displasia celular, que es la expresión morfológica de las alteraciones citogenéticas, tiene un evidente importante valor pronóstico, (19, 25), por ello se habla de tumores de “bajo o alto grado citológico” (en nuestra opinión, la calificación Otras. En los últimos años se han desarrollado técnicas adicionales para aumentar la capacidad para subdividir a los pacientes con tumor urotelial, como son los métodos citométricos, la determinación de determinados anticuerpos monoclonales, la cuantificación de la capacidad proliferativa, los estudios citogenéticos, etc. Probablemente, en pocos años, se pueda agrupar a los enfermos con tumores de las vías urinarias, por su “huella molecular” pero, actualmente, el estudio morfológico, macro y microscópico, de un tumor dado todavía es la mejor forma de valorar su potencial biológico, y sigue siendo el “gold standard” para su valoración. La determinación de anomalías citogenéticas de los tumores (26, 27), la morfometría nuclear (28), la cuantificación y distribución del DNA por citometría de flujo en material tisular (29, 30), la detección del antígeno carcinoembrionario, la sobreexpresión de oncogenes (C-erbB-2), la restricción de genes supresores (Rb, p53) (31), los índices de proliferación nuclear, determinados mediante la valoración del Ki67 o MIB-1 y del PCNA, etc., pueden proporcionar datos valorables con orientación pronóstica (32, 33). Pero estos procedimientos no están al alcance de todos los laboratorios de Patología, son laboriosos, caros y difíciles de aplicar de forma rutinaria y, además de no estar suficientemente contrastados en su valoración, ANATOMIA PATOLOGICA DE LOS TUMORES DEL TRACTO URINARIO ALTO (URETER, PELVIS Y CALICES RENALES) 247 FIGURA 9. Tumor urotelial papilar de bajo potencial de malignidad vs. Carcinoma papilar de bajo grado. Arquitectura papilar irregular con moderado atipismo nuclear y desorganización celular. FIGURA 10. Carcinoma urotelial sólido, de alto grado, con ocupación de la lámina propia, conservando el urotelio intacto aunque con displasia. parecen tener una clara relación con los datos cito-histológicos morfológicos clásicos. Ninguno de ellos mejora la información proporcionada por un buen estudio histológico. Así que, en total acuerdo con numerosos autores (34-38), creemos que, en la actualidad, el mejor, más sencillo y más económico índice pronóstico de un tumor urotelial dado, es su adecuado estudio anatomopatológico convencional, valorando los datos citados, relacionándolos con las condiciones clínicas, localización y multifocalidad del mismo. vejiga urinaria, como son la estrechez de la luz del uréter, su menor espesor y la ausencia de distribución de dos capas, en la pelvis renal, o la ausencia de pared bajo el urotelio que reviste las papilas renales, y la continuidad del este urotelio con los tubos colectores de las papilas renales, entre otras. Estas características condicionan las peculiaridades clinico-patológicas propias de los tumores de las vías urinarias altas. La rica vascularización y drenaje linfático de las vías altas urinarias facilita la diseminación metastásica. Afortunadamente, mientras que en la vejiga la valoración microscópica de la permeación capilar y venosa es difícil, lo es menos a nivel de las vías altas. Las metástasis afectan, fundamentalmente, a los ganglios linfáticos regionales (hipogástricos, iliacos comunes y PECULIARIDADES DE LOS TUMORES DEL TRACTO URINARIO ALTO Para la determinación de los factores pronósticos anatomopatológicos de los tumores del tracto alto urinario hay que tener presente una serie de circunstancias derivadas de las características de los tumores uroteliales y de las condiciones de su estudio. Y así, es relativamente frecuente que el grado citológico superficial sea menor que el profundo; y que muestras tomadas con resector presenten artefacto celular, por la cauterización, que puede simular un mayor grado citológico y producir una distorsión estructural que pueda parecer una infiltración profunda. Estas circunstancias se multiplican en el caso de los tumores del tracto alto pues el material obtenido, tanto mediante resección ureteroscópica como en la percutánea, suele ser de pequeño volumen y los artefactos, debidos a la distorsión y electrocoagulación, se acrecientan. Las diferentes zonas del tracto urinario alto tienen pequeñas, aunque importantes, diferencias estructurales, anatómicas e histológicas, respecto a la FIGURA 11. Carcinoma “in situ”. El urotelio está ligeramente engrosado, con desorganización celular a todos los niveles y con franca atipia nuclear. 248 R. García-González, C. Cuesta-Roca, R. García-Navas y cols. FIGURA 12. Carcinoma epidermoide (de células escamosas). Tumor sólido, con masas celulares muy anormales con queratinización cetrípeta en los cordones infiltrativos. FIGURA 13. Adenocarcinoma. Tumor sólido con formación de estructural glanduliformes, con escasa atipia nuclear. externos, aórticos y paraórticos, paracavos e intrapélvicos), peritoneo e hígado. que, con anterioridad, se manejaban de una forma rutinaria como los tumores vesicales (41). Hay que tener presente que la celularidad del urotelio normal del uréter es ligeramente más densa y más irregular que el de la vejiga, circunstancias que también ocurren en los tumores de bajo grado citológico, en los que la regularidad de los pG1 no es tanta como en los vesicales, pero no hay datos que apoyen que esa peculiaridad condicione un peor comportamiento biológico. Por otro lado, si en general la valoración patológica de la displasia, y sobre todo de su grado, está sujeta a una gran variación subjetiva (39, 40), en el caso del urotelio de las vías altas esta variabilidad es aún mayor. Recientemente se ha publicado una guía para el estudio patológico de estos tumores Uréter: La mayoría de los tumores uroteliales del uréter son de bajo grado pero al crecer condicionan de una forma precoz obstrucción e hidronefrosis, que puede ser intermitente. Patológicamente pueden simular tumores sólidos pero habitualmente son papilares aunque, “empaquetados” por las paredes ureterales, con frecuencia producen una imagen de tumor sólido. Aproximadamente un 75% de los tumores ureterales ocurren en el tercio distal sin que se haya encontrado una explicación a este hecho. En el uréter, la pared es de menor espesor que en la vejiga, por lo que los tumores invasivos alcanzan la adventicia y los tejidos FIGURA14. Extremo de una papila de un tumor papilar de bajo potencial: a) Aspecto histológico convencional (HE, x 25), mínimas anormalidades nucleares. FIGURA 14 b) Los núcleos expresan abundante inmunorreactividad para p53. ANATOMIA PATOLOGICA DE LOS TUMORES DEL TRACTO URINARIO ALTO (URETER, PELVIS Y CALICES RENALES) conectivos retroperitoneales con una mayor facilidad. Pelvis renal: En el uréter y en la porción extrarrenal de la pelvis, la regla es que los tumores sean únicos, pero no lo es en los tumores que afectan a los cálices, en los que la aparición de papilomatosis es frecuente. Los tumores únicos en la pelvis intrarrenal son infrecuentes. La regla es la multicentriciadad, macroscópica o microscópica, lo que, n nuestra opinión, cuestiona la posibilidad de resección total endoscópica o la nefrectomía parcial en los tumores con afectación de los cálices (papilas renales) de los sistemas polares. Cálices renales: A ese nivel, no hay pared muscular por lo que la afectación del tejido adiposo del seno es más fácil y, consecuentemente, su capacidad de diseminación es mayor. Sobre todo en los tumores que afectan a las papilas, la diseminación por las venas de mediano y gran calibre es una seria circunstancia a tener presente. Una peculiaridad importante es la extensión a lo largo del epitelio de los conductos colectores renales que, en ocasiones, constituye la masa tumoral dominante simulando un tumor del parenquima renal (“urotelioma renal”) (42). Cuando esto ocurre el tumor suele ser de mayor grado en la profundidad que en la porción superficial. Y puede afectar al tejido renal a distancia del tumor pélvico clínico, pudiendo manifestar una considerable capacidad de invasión de los capilares, venas interlobares y arqueadas, vena renal e, incluso, de la cava (43), aumentando su capacidad metastatizante. Se ha relacionado la agresividad de estos tumores y el consumo de fenacetina. En el caso de tumores pobremente diferenciados puede ser problemático el diagnóstico diferencial entre un tumor urotelial y un carcinoma de células renales, para lo que pueden ser de ayuda, aunque no determinantes absolutos, algunas determinaciones IHQs (44). Por otro lado, los tumores situados en los cálices renales que se extienden de forma ascendente por los colectores renales de las papilas, son de difícil o imposible resección completa. 249 BIBLIOGRAFIA y LECTURAS RECOMENDADAS (*lectura de interés y **lectura fundamental) 1. 2. 3. 4. 5. **6. **7. 8. 9. 10. *11. *12. 13. 14. *15. 16. MURPHY, W.M.; BECKWITH, J.B. y FARROW, G.M.: 4. “Tumors of the ureters and pelvis renal. En: Tumors of the kidney, bladder, and related urinary structures”. Atlas of Tumor Pathology 3rd series. Fasc. 11. Pp.313-321. AFIP. Washington. 1994. ROSAI, J.: “Tumors of renal pelvis and ureter”. En: Ackerman’s Surgical Pathology, vol 1. 8th ed. pp11591163. Mosby-Year Book. St Louis. 1996. 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