HERÓDOTO: CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL Las Historiae fueron escritas por Heródoto, el cual nació en Halicarnaso aproximadamente en el año 484 a.C. Sin embargo la vida del autor transcurrió entre tierras muy dispares, entre ellas la exhuberante Atenas del siglo V, la cual como era de esperar fascinó a nuestro autor. Heródoto se cree que tuvo el honor de conocer también Egipto, Babilonia, Escitia, Cólquida y Tracia, aunque no se conoce exactamente en qué época de su vida y cuánto tiempo pasó en cada región. Estos viajes le dieron la oportunidad de conocer costumbres y mundos distintos al suyo, que luego plasmaría en su obra, y recaudar información sobre el núcleo central de su obra magna: la enemistad entre griegos y persas juntamente con los enfrentamientos entre estos dos pueblos. Turios, a la cual en su epitafio se le atribuye el calificativo de segunda patria, fue una colonia ateniense en cuya fundación se cree que Heródoto participó. Así en algunas ediciones del Proemio consta Turios como patria de Heródoto y no Halicarnaso, como transmiten la mayoría de los manuscritos. Su muerte se fecha entorno al 425 a.C. Respecto al mundo en que vivió nuestro autor, los siglos IV y V fueron una época de gran desarrollo económico y político de las polis griegas, con Atenas a la cabeza, en la cual se produjo una violenta guerra entre griegos y persas que posteriormente desenvocaría en una guerra entre las dos polis griegas líderes y sus respectivos aliados. Además, el siglo de Pericles también fue una época de gran esplendor a nivel artístico y científico. La obra que en este comentario nos atañe sería un claro ejemplo de estos dos ámbitos, ya que con ella se inicia lo que en principio se entiende como un género literario y más tarde como una disciplina científica, la historia. Así, en tanto que la obra de Heródoto es el resultado de sus investigaciones, es una obra científica, entendiendo este último concepto en su sentido amplio como sinónimo de voluntad consciente por parte del autor de crear una obra cuyo objetivo no es expresamente estético. Así, a lo largo de toda su obra Heródoto muestra su afán por recopilar todo aquello que averigua sobre lugares, hechos o personajes, especialmente griegos y persas, ya sean narraciones orales, documentos o descripciones de lugares físicos o costumbres. No obstante, a diferencia de los historiadores que le sucederán, aunque sí muestra en muchas ocasiones sus reticencias sobre aquello que narra, Heródoto no da la espalda a las viejas tradiciones, a las creencias y sobre todo a los dioses del mundo griego, de modo que en muchas ocasiones nos narra leyendas y mitos sin base histórica alguna. Sin embargo, esto forma parte del atractivo de Heródoto y es resultado del hecho de que vive en un mundo en el cual empieza a emerger el sentido crítico y la racionalidad, pero donde la tradición de los siglos anteriores tiene todavía un gran peso. Además, el hecho de que Heródoto ponga por escrito gran cantidad de datos que en su momento eran totalmente inverosímiles, ha ayudado en muchas ocasiones a justificar descubrimientos, sobre todo arqueológicos, hechos ya en época moderna. Toda la obra herodotea se enmarca en un mundo androcéntrico, en el cual la mujer no tiene opción de intervenir en la vida pública de la polis y queda relegada al papel de madre y ama de casa. De hecho, algunos estudiosos proponen que esto pudo haberse mantenido así durante todos los siglos que forman el mundo clásico debido a que en origen los derechos de ciudadania se tenían que ganar en la guerra, es decir, al participar en la guerra i defender el territorio común, se tenía derecho a participar también en la vida política. De modo que la mujer, normalmente demasiado débil para luchar, por motivos puramente físicos y biológicos pero además agravados por la poca actividad física que llevaban a cabo, no habría participado en la guerra y por esto mismo no habría conseguido nunca los derechos de ciudadana. Esta teoria gana bastante fuerza si nos fijamos en el punto culminante en el que la mujer, ya en el mundo moderno, empieza a formar parte activa de la sociedad y a luchar por sus derechos, su intervención en la retaguardia durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, con lo cual este hecho apoyaría la hipótesis de este grupo de historiadores. Además, toda la obra está pensada desde un punto de vista helénico, empezando por el nombre con que se denominaba a los extranjeros, βαρβαροι, término con mucha carga peyorativa que significa algo así como 'aquellos que hacen bla bla' es decir, que no hablan griego. Este término es en general sinónimo de Περσαι. El bárbaro se nos describe como un impío, capaz de cometer sacrilegio contra los dioses. Así el bárbaro sería el representante de lo negativo, de la maldad, frente al pueblo heléno que sería sinónimo de respeto hacia los dioses. Por otro lado, me gustaría comentar la estructura de poder que se halla como telón de fondo en la obra. El pueblo griego era un pueblo jerarquizado en el cual había una serie de clases sociales que ostentaban el poder y unas clases que recibían ordenes, aunque esto no fuera tan evidente como en el caso persa. Esto es debido a que dentri del vínculo personal más íntimo, en el caso griego, el matrimonio entre un hombre y una mujer, se establece que el hombre es quien posee el poder y la mujer quien obedece. Así pues en las relaciones sociales dentro de la polis se repite esta misma distribución, con lo cual vemos una clase dominante y una clase subordinada, ya que el tipo relación que caracteriza la microestructura social es la que marca el tipo de relación que hay en la macroestructura. En cuanto al estilo de la narración y la tipología textual, el texto que nos atañe está escrito en prosa, tipología mediante la cual Heródoto intentaba dar más rapidez y dinamismo a la narración, aparte de hacerla mas clara, apartándose de los rítmos de la poesia, mejores no obstante si hubiera escrito la obra con el objetivo de que fuera aprendida de memoria. Sin embargo, en el momento en que Heródoto escribe sus Historiae la prosa como tal todavía no está definida, incluso se podría afirmar que la obra de Heródoto es la primera composición larga escrita en prosa en Grecia, de modo que la prosa de Heródoto tiene un aire poético, debido a que sus principales referentes son los poetas anteriores y sobre todo Homero, hasta el punto que tradicionalmente se ha calificado a Heródoto de ὁμηρικότατος, es decir, el más homérico en el sentido de que su prosa bebe del estilo poético y épico de Homero, el cual fue en el mundo antiguo un referente prácticamente en todos los niveles. Además el género historiográfico puede verse como una variación de la épica, ya que fundamentalmente narra hazañas y hechos de importancia, pero ya no divinos sino llevados a cabo por hombres. En cuanto a la lengua de Heródoto las Historias están escritas en el dialecto jónico nuevo, aunque este no es puro, es decir, está mezclado con términos áticos, dóricos y también con arcaismos. Sin embargo en cuanto al término 'puro' aplicado a la lengua cabe destacar que en el mundo griego el concepto de dialecto no era el actual, es decir, los autores no eran conscientes por decirlo de alguna manera de las fronteras entre los dialectos, sino que se servían de la lengua a su medida, con lo cual partiendo de una variante concreta, la que hablaban o la que contaba con el prestigio literario, en principio el jonico y más tarde el ático, escribían añadiendo términos de otros dialectos si les hacían falta. Además hay que tener en cuenta que al no contar el mundo griego con la tradición literaria escrita con la que contamos en la actualidad, no debía ser fácil encontrar los términos exactos para decir aquello que se quería decir. Este fenómeno perdurará hasta época romana siendo denunciado por autores romanos como por ejemplo Lucrecio que se queja en varias ocasiones de la egestas linguae. En cuanto al tiempo de la narración, el concepto de tiempo que tenían los griegos no es el mismo de la actualidad. El tiempo en el mundo antiguo era concebido más que linealmente como cíclicamente, ya que el mundo antiguo era un mundo todavía plenamente rural, en el cual los ciclos de la tierra marcaban el transcurso de la vida. Teniendo en cuenta esto último es fácilmente entendible que pensaran en el tiempo como un ciclo que se repite una y otra vez. En los casos en los que Heródoto nos cuenta acontecimientos cercanos a la época que vivió o contemporáneos a él vemos que las dataciones son bastante específicas, aunque estas marcas temporales no se pueden tomar al pie de la letra, ya que las fuentes que consultó Heródoto podrían haber estado equivocadas o también podría haberlas alterado el propio autor.