Edwin Ortega Quien era designado como “Mariscal de Campo” y

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Edwin Ortega
Quien era designado como “Mariscal de Campo” y Jefe de
Fase debía ser un oficial comando que estuviera, operativamente
apto, y con experiencia para simular el cautiverio para los alumnos. Éste debía rodearse de instructores comandos expeditos en
el manejo de personal, tomando en cuenta que los métodos de
obtención de información eran los más rústicos y con los cuales,
el enemigo, sea cual fuere su dogma, recurriría por efectividad en
los resultados.
Tarde o temprano íbamos a ser capturados. Esta fase comenzaba
con el desgaste y debilitamiento del alumno. La supervivencia consistía en aplicar las técnicas necesarias para lograr conseguir alimentos y agua para autosostenernos durante las cuarenta y ocho horas
siguientes. Recibimos un kit de supervivencia que consistía en una
bolsa plástica que contenía pólvora, una vela pequeña, dos anzuelos,
sal, hilo nylon y un pito. La parte teórica fue dictada en la fase preparatoria en Guayaquil.
Para la fase real fuimos separados en grupos; nos hicieron quitarle
los botones al uniforme y los cordones a la botas. La revista fue exigente. El alumno debía llevar su uniforme, no interiores, las botas, el
kit de supervivencia y una cantimplora llena de agua. Nos dejaron
en un área donde, supuestamente, podíamos cazar y pescar. Pasaban
las horas y no caía nada en las trampas. Manteníamos la calma, sin
embargo, luchar contra el hambre era una batalla que nadie podía
obviar. La noche comenzaba a caer. No era muy tupida la zona, teníamos preparado un pequeño bohío en donde cabríamos los cinco
del grupo. La primera noche fue fresca y sin lluvia. Los únicos que
nos acecharon fueron los mosquitos. El comando que hacía su turno
de guardia tenía dos funciones principales: mantener viva la llama y
espantar a los mosquitos.
Durante la mañana siguiente dedicamos el esfuerzo a buscar qué
comer. A lo lejos alcanzamos a divisar un árbol de mangos, estaban
verdes pero pasaban. Los comimos con cierto recelo, nuestros estómagos estaban sumamente sensibles.
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