Tiempos de Avivamiento. Con Dios nada es imposible

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TIEMPOS DE AVIVAMIENTO
“Con Dios nada es imposible”
Éxodo 3: 1 “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro,
sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó
hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en
una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la
zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3Entonces Moisés
dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no
se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio
de la zarza”
Moisés, un hombre extraordinario de Dios, aunque no siempre fue así. Para
Moisés, el momento que leímos es el tiempo de su llamamiento para lo extraordinario,
para Dios siempre fue el hombre que lo realizaría.
Moisés fue llamado desde el vientre de su madre para lo extraordinario. Dios lo
escribió en él, estaba en su ADN. ¡Qué historia la de este hombre!
Creo que la mayoría de quienes están aquí conocen bien la historia bíblica de
Moisés, misma que puede dividirse en tres partes:
a) La primera parte en que Moisés cree que todo lo puede
b) La segunda en que Moisés cree que no puede hacer nada
c) La tercera en que Moisés se da cuenta que con Dios todo lo puede
DESARROLLO
1. Moisés cree que todo lo puede
La primera etapa de su vida da inicio cuando Jocabed, su madre, tiene la gran
idea de poner a Moisés en una canasta calafateada con brea sobre el río, donde sus
aguas llegarían al palacio real. Jocabed nunca pensó en deshacerse de Moisés, ni
dejar su vida a la deriva, sino hacerlo llegar al palacio de Faraón donde la hija de este
no podía tener hijos.
Jocabed era una mujer muy inteligente, sabía que su hijo tenía un propósito
especial de parte de Dios y no estaba dispuesta a que este se perdiera. Si todos los
padres fueran como Jocabed, sus hijos estarían en otras posiciones, sin embargo a
muchos de ellos los dejan a la deriva para que hagan lo que quieran, no los protegen
de las amenazas que hay sobre ellos en este mundo, no tienen visión profética para
ellos.
He trabajado con muchos muchachos y he podido ver en ellos los grandes
talentos, dones y unción que Dios ha puesto en ellos. Puedo ver hasta donde pueden
llegar pero en muchas ocasiones sus padres hacen poco o nada por encausarles
cuando es evidente que su propósito está siendo amenazado.
Pero Jocabed miró a su hijo preparado, fuera de la esclavitud que su pueblo
estaba sufriendo. No solo lo salvó de la orden de Faraón de matar a todo bebé varón
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que naciera, sino que lo metió en su misma casa para que este financiara toda su
educación.
Allí creció Moisés, hablando como egipcio, vistiendo como egipcio, aprendiendo
las ciencias egipcias, pero también educado por Jocabed, como nodriza. Imaginen el
plan de Jocabed: Salvó a su hijo de ser asesinado, lo puso en el mejor colegio y aparte
le pagaron por cuidarlo.
Moisés creció sabiendo que era un hebreo pero sin conocer bien su lenguaje ni
su cultura, contemplando la opresión de la que eran objeto, pero preparándose para
ser el siguiente Faraón.
Todo lo que Moisés quería era hecho, sus deseos eran órdenes. Moisés
aprendió a que podía hacer lo que quisiera, era un hombre grandemente poderoso
debido a estar en la línea sucesoria de Faraón y a sus grandes estudios.
Así creo yo que hay muchos hombres y mujeres cristianos. Tienen grande
confianza en sí mismos, piensan que pueden hacer casi cualquier cosa debido a sus
estudios, carreras profesionales, dedicación, carácter y disciplina que han
desarrollado. Los talentos con los que cuentan no los han rendido ante el dador de
los mismos sino que se han apropiado de ellos. Es “su” inteligencia, “su” carácter, “su”
valor, “su” fuerza, etc. ¡Qué lejos están estas personas de poder cumplir con el
propósito y llamado de Dios para sus vidas! Son personas exitosas, logran grandes
metas; pero están a años luz de su propósito divino, como lo estaba Moisés.
Siendo un hombre tan poderoso, vio a un soldado egipcio que maltrataba a un
hebreo y se indignó por ello, así que lo mató, defendiendo al hebreo. Algo dentro de él
le indicaba que este era su propósito, defender a su pueblo; tenía impulsos interiores.
Ahora bien, esto no sería bien visto por su abuelo Faraón, así que trató de ocultarlo.
Lo enterró él mismo pero con pésima técnica, al día siguiente todos sabían del
cadáver.
Así que Moisés, sintiéndose descubierto, tuvo miedo de la reacción que
Faraón, su abuelo, podría tener y salió huyendo hacia el desierto, todo el destino como
sucesor del reino de Egipto había llegado a su fin.
2. Moisés cree que nada puede.
Así que Moisés, una vez que huyó al desierto, conoció allí a una mujer
hermosa llamada Séfora con quien tuvo un hijo llamado Gerson, nombre que
significaba forastero.
Así Moisés vivió en la casa del padre de Séfora y se dedicó desde entonces a
apacentar las ovejas de su suegro. Allí estaba un hombre destinado a la grandeza, un
hombre en quien Dios había escrito cosas formidables, un hombre de educado en las
mas altas universidades de su tiempo; dedicando sus días a llevar las ovejas a los
pastos y regresarlas en la noche.
Cuarenta años Moisés creció pensando que todo lo podía, y ahora lo vemos
otros cuarenta años sumido en la mediocridad.
Mediocre quiere decir medio acre, es no lograr completar el terreno.
Es
alguien que tiene un acre de capacidad pero se limita a usar una parte solamente. Y
bueno Moisés tenía un gran acre de capacidad y estando allí en el desierto no usaba
ni siquiera la mitad.
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Pero, ¿qué le pasó a Moisés? Sus propios pensamientos lo tenían atrapado,
vencido, acabado. El sabía que no era aceptado por los hebreos ya que toda su vida
fue criado como egipcio y ni siquiera sabía bien el lenguaje hebreo; pero tampoco
sería aceptado por los egipcios toda vez que los traicionó al matar al soldado egipcio.
Así que solo le quedaba huir de sus propios errores y adversidades.
¿Cuántos hombre y mujeres pasan así su vida? Dios ha escrito en ellos
grandeza, dentro de ellos tienen grandes sueños que tan solo les recuerdan todo lo
que Dios ya escribió en ellos; pero su pasado, sus errores, sus circunstancias
adversas los mantienen dando mucho menos de lo que pueden dar.
Así pasa la vida, pensando en que “no se puede”. “No tengo dinero”, “no tengo
amigos”, “no tengo palancas”, “no hay oportunidades en este país”, “no estudié”, “me
tuve que casar”, etc.
Quiero decirles que hubo un tiempo en que me sentí justamente así. Durante
varios años me desarrollé en buenas posiciones dentro de la empresa en que
trabajaba. Era una empresa trasnacional muy respetable y esas posiciones me
permitían negociar con presidentes y directores de otras empresas, el glamour de las
presentaciones, convenciones, cenas, viajes, los mejores hoteles, los mejores
restaurantes, la mejor comida, trajes finos, etc.
Pero de repente todo cambió. Un
jefe que me envidiaba quiso sacarme de la ruta hacia mejores posiciones y lo logró.
Aunque para hacerlo representó una buena promoción a un puesto internacional, la
nueva posición era en el campo, viendo las zonas agrícolas y las minas tanto al aire
libre como las subterráneas. De pronto las preciosas oficinas se convirtieron en tierra
y lodo, los preciosos hoteles en lugares de dos o tres estrellas cuando mucho.
Yo tenía gran capacidad para hacer negocios, lo había demostrado durante
mucho tiempo, pero en ese momento solo podía estar arriba de un cerro o a 700
metros bajo tierra en una mina. Podría haberme quedado en mi oficina pero nunca
hubieran llegado los negocios, así que tenía que estar en esos lugares.
Y así pasó un año, cada vez me sentía más frustrado. Ganaba muy bien pero
sabía que estaba desperdiciando mi vida allí. De repente, estando en Nicaragua,
viajaba hacia una de las fincas agrícolas más importantes de aquel país, en una
carretera de doble circulación con un tráfico terrible, cuando de repente una llamada
telefónica me dice que mi jefe quería hablar conmigo. Así que tuve que regresar al
hotel en Managua para hablar con él. Perdí unas dos horas que ya llevábamos de
camino más otras dos que hicimos de regreso, para una consulta totalmente tonta.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Allí me volví hacia Dios y oré lleno de toda mi
frustración: ¿Qué estoy haciendo aquí? Le pregunté a Dios. ¿Qué no hay algo mejor
para mi?
No quiero decir que no aprendí de aquellos tiempos, pero la verdad es que yo
estaba dando ni siquiera la mitad del acre.
De repente las circunstancias te colocan en posiciones en que te puedes
conformar a la mediocridad. Tal vez ganas bien pero sabes que estas desperdiciando
tu vida, tal vez ni siquiera tienes una buena economía pero allí estás y no encuentras
la salida.
Pero quiero decirte, que Dios siempre tiene una salida de emergencia.
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3. Moisés aprende a que todo lo puede con Dios
Fue así como un día, después de cuarenta años de mediocridad, Moisés sacó
a las ovejas de su suegro y de repente vio una zarza que ardía en el monte. Esto no
era nada anormal, cada día con el calor del día, la sequedad del ambiente del desierto
y la fricción del aire, varias zarzas ardían.
Así lo dice: Éxodo 3: 1 “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su
suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y
llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Ángel de
Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio
que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces
Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la
zarza no se quema”
Pero Moisés veía hacia el monte y veía que en el mismo lugar la llama estaba
ardiendo. Quizá pensó que era otra zarza cercan que también estaba ardiendo pero al
paso de varias horas el fuego continuaba. Eso ya no era normal, esa era un visión
extraordinaria. ¿Qué sucedía? Moisés estaba siendo atraído por una visión que
sobrepasaba lo natural y dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión.
Si, Dios tiene la salida de emergencia de la mediocridad: Se llama Visión
Sobrenatural. Algo que te llama la atención, algo que dices yo quiero ir hacia allá.
Una visión es una imagen hacia donde ir, una imagen de lo que te convertirás
si decides caminar hacia allá. Dios le daba una visión: Una zarza que ardía, pero que
no se consumía. Sí, Moisés ya no era un gran árbol grande frondoso, sino apenas una
pequeña y seca zarza, pero si se decidía ir hacia aquella visión, entonces ardería con
un fuego que nunca se apagaría.
Creo que todos nosotros somos como zarzas, y durante mucho tiempo he visto
gente que arde en el fuego del Espíritu y se apagan rápidamente. Llegan a tener
dones sobrenaturales del Espíritu, están grandemente prendidos; pero pasan cosas en
sus vidas y se apagan; esto ocurre a menudo. Esto es a lo que Moisés estaba
acostumbrado a ver, pero la visión nueva le decía que el fuego no se apagaría.
Aleluya.
Creo que toda zarza está destinada para arder, pero cuando Dios es quien te
está llamando para Su propósito, quiero decirte que la llama de la pasión por Dios y
por ese sueño, arderá intensamente sin poder apagarse.
Éxodo 3: 4 “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en
medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme
aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el
lugar en que tú estás, tierra santa es. 6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu
padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces
Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
Cuando Moisés llegó hasta aquella zarza, la voz de Dios le llamó. Quita el
calzado de tus pies, porque estás en tierra santa, le dijo. La tierra no era santa por sí
misma, sino porque la Presencia de Dios estaba allí, esto es lo que hacía de aquella
tierra santa.
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Dios estaba en la visión que había inquietado a Moisés. Era una visión santa,
una tierra santa sobre la cual estaba.
Y entonces Dios le habló de la visión: Éxodo 3: 7 “Dijo luego Jehová:
Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su
clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, 8 y
he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de
aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y
miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo,
del heveo y del jebuseo.9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha
venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los
egipcios los oprimen. 10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón,
para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. 11
Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a
Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12 Y él respondió: Ve,
porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he
enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios
sobre este monte”
La visión desafiaba a Moisés y todas sus capacidades: Liberar a los suyos del
poder de Egipto. Moisés ya no era el que pensaba que todo lo podía, por el contrario,
cuarenta años de mediocridad hicieron estragos, en ese momento Moisés pensaba
que nada podía hacer, que era un inútil.
¿Quién soy yo para esta visión tan grande? Pero Dios le contestó: ¡Yo estaré
contigo!, suficiente para tener éxito.
El ángel le dijo a María: ¡Nada es imposible para Dios! Y ella dijo: Hágase con
tu sierva conforme a Tu Palabra. Quiero que sepas si Dios está contigo: Nada es
imposible.
Tu puedes iniciar el año pensando en que todo lo puedes y en realidad estarás
a años luz de lograr el propósito de Dios para tu vida; quizá puedes iniciar el año con
pensamientos de derrota pensando en que será otro año más en que nada podrás
lograr. O bien puedes ir hacia la visión que Dios ya te ha dado, aquella que te ha
quitado el sueño, aquella que te hace vibrar. Ese sueño es tu salida de emergencia
de la mediocridad, porque Dios será quien te use poderosamente para lograr todo el
acre, todo lo que escribió para ti.
No serás solo una persona con estrella, por la gracia de Jesús; sino una
persona con el fuego del poder de Dios en ti que hace que lo imposible sea posible,
que logra que la verdad de Su Palabra se convierta en realidad.
Serás una zarza que arde por el fuego de Dios pero que no se apagará jamás.
No un avivamiento que dura cierto tiempo, sino un hijo de Dios incendiado por Su
visión.
Como te darás cuenta, la visión de Dios no tiene que ver con tu grandeza, sino
en que seas grande para poder satisfacer la necesidad de mucha gente que clama a
Él. En este 2014 tu serás la respuesta de Dios a la oración de muchas personas, el
instrumento para que esa gente reciba la gracia y bendición de Dios. Es por ello el
sueño, es por ello el fuego, es por ello Su estrella en ti.
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No des inicio a este año con pensamientos de derrota, hoy ven a la visión, ven
a la Presencia de Dios donde está Su gloria. Ven a Él y entrégale a Él toda tu vida. Si
tus sueños están en Sus manos, si Dios está contigo: Nada es imposible.
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