FIESTA DEL CORPUS CHRISTI

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FIESTA DEL CORPUS CHRISTI. ‘12
LA EUCARISTÍA, PRESENCIA DEL SEÑOR. La fiesta del
Corpus Christi nos ayuda a despertar cada año la MEMORIA
AGRADECIDA por el don de la Presencia Real de Cristo en la
Eucaristía, y adorar con fe esta sagrado Misterio. Presencia
constante del Señor vivo y resucitado, sacramento permanente de
amor y salvación.
Desde el principio del cristianismo, nos dice hermosamente el
Concilio Vat. II: la Eucaristía es la fuente, el centro y el culmen de
toda la vida de la Iglesia (LG 11 ). La celebración de la Eucaristía es
el centro y la vida del pueblo cristiano.
“Nuestro Salvador en la Ultima Cena, la noche que le traicionaban, instituyó el sacrificio
eucarístico de su Cuerpo y Sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el
sacrificio de la cruz, y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y
resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de caridad,
banquete pascual, en el cual se recibe como alimento a Cristo, el
alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera”.
(SC 47).
En la Eucaristía se nos ofrecen los frutos de la Redención. “Y es
que en la santísima Eucaristía se contiene todo el bien espiritual
de la Iglesia, a saber, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan vivo por su carne, que da la
vida a los hombres, vivificada y vivificante por el Espíritu Santo” (PO 5).
"Habiendo amado a los suyos...los amó hasta el extremo".
La Eucaristía es la presencia permanente de Dios en la
Parroquia. En la Eucaristía, se da el banquete, que "contiene en sí
todo deleite". El Señor se queda en el Sagrario, donde está
permanente el Corpus Christi para atendernos y escucharnos, para
adorarle y escucharle. Cristo Pan Vivo, sigue hablándonos desde su
permanencia en el Sagrario, donde ha querido quedarse para
acompañarnos en nuestras soledades, darnos luz en nuestra
oscuridad, alegría en la tristeza, fuerza para el cansancio, viático y
esperanza en la enfermedad, y siempre amor. No ha querido
abandonarnos, está junto a nosotros hasta el fin del mundo, para
acompañarnos en el camino hacia la casa del Padre. El cristiano no
camina sólo y desamparado: cuenta con la certeza de una compañía
y un alimento para el camino. “Quien come de este pan vivirá para
siempre”.
Para nosotros, cada EUCARISTIA es el ENCUENTRO con el
Señor Resucitado. “Tomad y comed...”“Tomad y bebed...”, unos
gestos que anunciaban la entrega de Jesús en la Cruz.
San Pablo nos advierte: quien se alimenta de un Cuerpo
entregado, debe vivir la entrega; quien bebe de una sangre
derramada, debe estar dispuesto a dar la suya. “La Eucaristía
comunica y alimenta en los fieles la caridad que es el alma de todo
apostolado”(AA 3)
Hoy, en el amor y entrega de Cristo en la Eucaristía, celebramos
el Día de Cáritas.
La crisis no es solo económica y financiera, también estamos
padeciendo una profunda crisis moral y de valores. Se idolatra el
confort, el bienestar, el dinero y el placer, y se rechaza a Dios, origen
de todo bien. Es el amor de Dios el que impulsa a vivir amando y
sirviendo, y con Él, se recibe la gracia para construir una sociedad
más justa y fraterna, austera y solidaria, apartándonos de la codicia,
el egoísmo, las ambiciones, la acumulación de bienes y el
enriquecimiento rápido. “Ten cuidado, nos advierte la Biblia (Dt 8,14),
no olvides al Señor tu Dios y no te vuelvas arrogante”.
Cáritas es la Iglesia en el ejercicio de su amor y servicio a los
pobres. Además del apoyo de las propias familias..., voluntarios,
personas consagradas, donantes generosos, y los que se benefician
de estos servicios, formamos esa gran familia donde circula por los
corazones la fraternidad y la concordia, la generosidad y la
esperanza. Es el amor de Dios el que moviliza a tantos corazones a
vivir amando y sirviendo a los que sufren.
Es necesario que los fondos de Cáritas sigan aumentando
gracias a la generosidad de donantes y suscriptores. Es un "milagro"
de generosidad. Hoy damos gracias a Dios por ellos y por todas las
personas que, viendo las dificultades de tantos que están siendo
golpeados por la crisis, se dedican a amar y a servir, acogiendo,
compartiendo, acompañando y atendiendo a los más necesitados.
Como dice el Papa (Porta fídei 14): “Muchos cristianos dedican sus
vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el
primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer,
porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo”.Y
es que este modo de vivir, amando y sirviendo, solo lo podemos
conseguir sintiéndonos amados por Dios.
“Con palabras fuertes -que siempre atañen a los cristianos-, el
apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos,
decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?...
Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro"....
» (St 2, 14-18). La fe y el amor se necesitan mutuamente....
Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor
el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de
estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,
40). ... Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es su
mismo amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace
nuestro prójimo en el camino de la vida” (B16, P. Fidei 14).
”Al mismo Cristo, a quien he adorado y recibido en la Misa, es al
que veo presente y trato de amar en la persona del prójimo, sobre
todo de los más pobres'' (T. de Calcuta)
LA CARIDAD NO TIENE VACACIONES. Ubi cáritas et amor,
Deus ibi est. DONDE HAY CARIDAD Y AMOR, ALLÍ ESTA DIOS.
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