ESDRAS Y NEHEMÍAS

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U.D. 6
TEMA 3
ESDRAS Y NEHEMÍAS
I SITUACIÓN INTERNACIONAL
El período que va desde los comienzos del reinado de Darío hasta la mitad del reinado de
Artajerjes es un período oscuro. El libro del profeta Malaquías, compuesto probablemente en este
mismo período, habla de grandes defectos en el comportamiento de los sacerdotes y de
prevariaciones en el campo moral, expresando al mismo tiempo la espera de un cambio radical. El
imperio persa ha conseguido, al menos en parte, recuperarse de su crisis. La oposición entre Esparta
y Atenas favorece de hecho al sucesor de Jerjes, Artajerjes (465-424 a.c.), que logra superar las
anteriores derrotas sufridas contra los griegos. De todos modos, nuevos signos de decadencia del
imperio se producirán algunos años más tarde, bajo Artajerjes II (405-359 a.C.), cuando Egipto
consiga recuperar su independencia. En este contexto histórico tiene lugar la misión de dos
personajes, Esdras y Nehemías, recordados en los dos libros que llevan su nombre.
Según la cronología tradicional, Esdras, judío también desterrado en Babilonia, se dirige en
458 a Jerusalén como encargado del rey Artajerjes I. En 445 le seguirá un segundo personaje, el
gobernador Nehemías, también encargado del rey. No hay acuerdo en esta cronología y, en cambio,
muchas incoherencias. Según los historiadores, la cronología es invertida: no Esdras-Nehemías,
sino Nehemías-Esdras. En 445, bajo Artajerjes I, se coloca la llegada de Nehemías a Jerusalén, que
se encuentra con una situación de crisis y una ciudad no enteramente reconstruida. A esta misión le
seguirá, en 398, la de Esdras, bajo el reinado de Artajerjes II.
II NEHEMÍAS
El libro de Nehemías nos presenta a este personaje como un judío, hombre de la corte del
rey Artajerjes, que recibe de Jerusalén un mensaje referente a graves dificultades encontradas por
los desterrados que, casi un siglo antes, habían vuelto a la patria después del edicto de Ciro: el
contraste con las poblaciones locales, o bien en una llamada de los desterrados vueltos a la patria,
hecha al rey persa para que diese cumplimiento a las promesas formuladas por sus predecesores.
También se puede pensar en una jugada política del rey Artajerjes para sustraer Judea -región
estratégicamente importante por su proximidad con Egipto- al control del gobernador de la
provincia del otro lado del río, que evidentemente se estaba haciendo demasiado poderosa.
Nehemías encontró muchas dificultades por parte de las autoridades locales, que veían en su misión
un atentado contra su poder. Después de permanecer doce años en Jerusalén, Nehemías vuelve a
Babilonia; pero en 432 lo vemos de nuevo en Judea, donde se afana por poner en práctica algunas
reformas tanto en el plano social como en el religioso.
En el plano social Nehemías tropieza con una situación generalizada de pobreza: la excesiva
fiscalización y las dificultades económicas en que se hallaban los desterrados les obligaban a vender
sus posesiones e incluso a sus hijos como esclavos. Nehemías intenta combatir aquella situación
obligando a los propietarios a restituir las propiedades hipotecadas de las que se habían adueñado y
a liberar a los israelitas vendidos como esclavos para pagar sus deudas, reduciendo también el
carácter excesivamente gravoso del sistema fiscal persa. En el plano religioso, Nehemías intentó
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restaurar el sacerdocio oponiéndose a aquellos sacerdotes y levitas que abusaban o se desinteresaban de su ministerio. Luego Nehemías luchó por el respeto de la observancia de la ley del sábado,
adoptando una medida drástica, cual era el cierre en día de sábado de las puertas de la ciudad.
Prohibe los matrimonios mixtos con mujeres paganas, problema que se dejará sentir todavía en
Esdras.
III ESDRAS
Esdras es presentado como un sacerdote experto en la "ley de Moisés", que habría ido a
Jerusalén, en 398 a.C., a la cabeza de un nuevo grupo de desterrados, como una especie de
encargado del rey para los asuntos religiosos. Esdras toma algunos elementos de la obra de
Nehemías, tales como las leyes relativas al culto y la prohibición de los matrimonios mixtos.
Este problema debía ser muy agudo; las prescripciones de Esdras son muy radicales y van
en el sentido de una separación total de los extranjeros. Sin embargo, no hay que entenderlas en
sentido exclusivamente xenófobo, una especie de veto racista de mezclarse con otras poblaciones,
sino que detrás hay que ver una preocupación de orden religioso: los matrimonios con mujeres
extranjeras pueden ser un peligro para la fe yahvista, elemento que, según se ha visto, caracteriza de
modo particular a los que han vuelto del destierro.
El aspecto más importante de la misión de Esdras es, sin duda, el hecho de que la Torah, la
ley, se convierte de hecho en ley del Estado.
Es este el período en el que el texto del Pentateuco alcanza su forma definitiva, es decir, el
momento en el que las diversas redacciones precedentes, desde la yahvista a la sacerdotal, son
unidas en una sola obra.
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