Procesos fonéticos combinatorios. Estos procesos tocan

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™ Procesos fonéticos combinatorios.
Estos procesos tocan fundamentalmente el ámbito de las consonantes. Los más
importantes de los procesos fonéticos combinatorios son la asimilación, la
disimilación y la acomodación.
La asimilación es la asemejación de un sonido a otro en la cadena hablada, la
asunción de una semejanza fonética. Los tipos más frecuentes de asimilación que se
producen en las consonantes son por sonoridad-sordez y por dureza-blandura (este
último se refiere, fundamentalmente, a las lenguas eslavas y no lo tocaremos aquí).
La asimilación surge como consecuencia de la interacción de dos consonantes,
en la que el momento inicial o final de la articulación de una influye en el de la
otra. Ejemplo de este planteamiento puede servir el propio verbo latino assimulare,
conformado por assimulo (hago similar) y la preposición (convertida aquí en prefijo) ad.
Al unirse esta preposición (como prefijo) al verbo, la misma pierde la sonoridad y la
oclusividad de la d, bajo la influencia del momento inicial de la articulación de la s
vecina, asimilándose a esta y convirtiéndose en s: ad+simulare assimulare asimilar.
Según sea la dirección en que se produce la asimilación, esta se divide en
progresiva y regresiva.
En la asimilación progresiva el momento final de la consonante anterior influye en el
momento inicial de la articulación de la siguiente. De ejemplo puede servir en inglés el
plural de palabras, o bien la tercera persona del singular de verbos, cuya raíz termina
en una consonante sonora o sorda: sands [sændz] – arenas; maps [mæps] – mapas;
leaps [li:ps] – salta; reads [ri:dz] – lee, works [w:ks] – trabaja, etc.
En la asimilación regresiva ocurre lo contrario, o sea, el momento inicial de la
articulación del sonido siguiente influye en el momento final del sonido anterior. Como
ejemplo tenemos el caso de verbos italianos como ammirare, donde la m de la raíz del
verbo hizo que el prefijo ad- se convirtiese en am-.
La disimilación es el fenómeno contrario a la asimilación; es la desasemejación de
los sonidos, la pérdida de rasgos fonéticos comunes a ellos. Podemos citar el ejemplo
de la palabra bomba, que en muchos países latinoamericanos se pronuncia como
[bonba], perdiéndose el rasgo común a la m y a la b: ser ambos bilabiales.
La acomodación, por su parte, es un proceso que comparte rasgos con la
asimilación, en el sentido de ser la adaptación de unos sonidos a otros, pero cuando
se habla de acomodación, se tiene en cuenta, fundamentalmente, la influencia de
consonantes sobre vocales y viceversa. Este no es un fenómeno común entre las
lenguas que nos interesan, por lo que no será abordado aquí.
™ Procesos fonéticos posiciónales.
Los principales procesos fonéticos posicionales son: 1) la reducción de las vocales
átonas; 2) la armonía vocálica; 3) el ensordecimiento de las consonantes sonoras al
final de una palabra, 4) la adición/pérdida de sonidos al comienzo/final de una palabra,
y 5) la pérdida de diferenciación entre sonidos al final de la palabra.
La reducción es el debilitamiento y el consecuente cambio de la fonación de un
sonido vocálico en posición átona. Este fenómeno es propio de la lengua rusa, por lo
que nos limitaremos a un ejemplo. La palabra – agua se pronuncia [aá] debido
a la reducción de la o, que se halla en posición átona.
La armonía vocálica, como proceso fonético posicional, consiste en la asemejación
de los sonidos vocálicos en los afijos al sonido vocálico de la raíz. Esta asemejación
se produce por el rasgo “pertenencia de la vocal a la serie delantera o trasera”. Este
fenómeno es consustancial a las lenguas del grupo ugro-finés y túrquicas, ya que
estas suelen ser aglutinantes (la palabra comienza por la raíz y los afijos se añaden
uno tras otro (v.g. la palabra almaz – diamante tiene vocales de serie trasera (a); por
tanto, forma su plural con esta misma vocal: almazrlar – diamantes).
Algunos lingüistas consideran la armonía vocálica como una variante de la asimilación,
en este caso entre sílabas.
El ensordecimiento de las sonoras al final de palabra constituye una variante de la
reducción en algunas lenguas. En el alemán, por ejemplo, la palabra Hund – perro se
pronuncia [hunt].
La pérdida de sonidos al final de una palabra es también un fenómeno que puede
observarse en ciertas lenguas. En el inglés, por ejemplo, la e final generalmente no se
pronuncia: glance – mirada se pronuncia [gl:ns], glade – claro (del bosque) se
pronuncia [gleid], etc.
La pérdida de diferenciación entre sonidos al final de palabra ocurre cuando el
sonido sustituyente posee características relevantes del sustituido, pero adolece de
alguna, no relevante, por lo que se convierte en un archifonema. Ejemplo de esto
puede servir la palabra álbum, que se pronuncia [albuN].
Referencia
MENDOZA, F., Guía estratégica de la asignatura “Introducción a la Lingüística I”,
Primera reimpresión, México, Ediciones Acatlán, 2006, 89-91 pp., ISBN: 970-32-29808.
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