Dietas milagro - Ayuntamiento Villamanrique de Tajo

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AÑO NUEVO, BUENOS PROPOSITOS Y DIETAS MILAGRO
El nuevo año siempre viene cargado de buenos propósitos; dejar de fumar… hacer
ejercicio… aprender idiomas… y la estrella de los buenos propósitos: adelgazar.
Las revistas, internet y, en general, todos los medios de comunicación se llenan de dietas
milagro que prometen alcanzar la figura deseada en un tiempo corto y sin apenas dificultad.
Pero, ¿qué entendemos por “dietas milagro”?
Las "dietas milagro" son todas aquellas que, sin ninguna base científica, pretenden poseer
cualidades no demostradas y exageran propiedades y efectos de productos supuestamente
adelgazantes que no son evidentes ni probados.
Hay que tener claro que los productos mágicos no existen y las dietas milagro tampoco
¿Todas estas “dietas milagro” tienen algo en común?
En general, basan sus resultados en una escasa ingesta calórica, restringiendo o limitando
determinados alimentos. Pero también limitan los nutrientes, pudiendo provocar
efectos negativos sobre nuestra salud de los que no hablan. Además, ninguna de ellas
se fundamenta en bases científicas saludables para una nutrición adecuada ni en hechos
probados y en general, la ganancia de peso al dejar la dieta es inmediata y muy superior a la
pérdida inicial. Por tanto, en el medio y largo plazo, no nos sirven para alcanzar nuestro
objetivo de conseguir un peso adecuado.
Hay que tener claro que los productos mágicos no existen y las dietas milagro tampoco.
Entonces, ¿por qué hay tantas personas que deciden llevarlas a cabo?
El problema del exceso de peso está generalizado en nuestro país. Más de la mitad de la
población de 18 y más años (52,7%) está por encima de su “peso normal”, según la
Encuesta Europea de Salud de 2014.
Además, en estas fechas, los excesos navideños nos pasan factura y nos hacen buscar una
solución rápida para librarnos de los kilos que se han acumulado.
A la hora de afrontar el reto de la pérdida de peso a menudo se buscan resultados
inmediatos, que es lo que prometen este tipo de remedios. Y este deseo se convierte a
menudo en el primer obstáculo para conseguir nuestro objetivo.
¿Qué alternativas podemos ofrecer para evitar caer en estas dietas?
Para perder peso hay que disminuir las calorías que comemos y aumentar las que
gastamos. Con esto se consigue el llamado “balance negativo” que supone que el cuerpo
tenga que utilizar las reservas acumuladas en la grasa de la que nos queremos librar. Ese
debe ser nuestro punto de partida.
Y, ¿cómo conseguimos ese balance negativo?
Para aumentar las calorías consumidas hacer ejercicio físico es la mejor estrategia.
Además del gasto calórico que supone, también aumenta nuestro metabolismo y nos hace
sudar, liberando toxinas. La única consideración es adaptar el tipo de ejercicio a nuestro
estado de salud. Hay ejercicios adecuados para cada estado de forma, sólo tenemos que
encontrar el nuestro. No es necesario convertirnos en deportistas de élite. Basta con
incorporar la actividad física a nuestra rutina diaria: caminar o utilizar la bicicleta en
desplazamientos cortos, bajarse del metro o el autobús una parada antes para completar el
recorrido a pie o planificar actividades de ocio al aire libre en lugar de en los centros
comerciales son actividades sencillas y baratas al alcance de cualquiera.
Y para reducir la ingesta calórica no es recomendable saltarse comidas. Debemos comer
cada 3 ó 4 horas para evitar ayunos prolongados que nos hacen comer compulsivamente y
activan mecanismos fisiológicos que nos impiden perder peso. Las comidas (5 ó 6 diarias)
han de ser variadas, que incluyan todos los nutrientes. No hay que dejar de comer ningún
alimento, sólo adaptar las cantidades a nuestras necesidades. Priorizar alimentos con alto
valor nutricional y bajos en calorías como las verduras o el pescado. Evitar alimentos muy
calóricos con escaso valor nutricional como el azúcar refinado, las carnes más grasas o la
bollería. Y beber, al menos, 2 litros de agua diarios.
Como conclusión ¿qué consejo podríamos transmitir a los oyentes que quieran
adelgazar sin que se resienta su salud?
El mejor consejo es la dieta mediterránea que ya hacían nuestros abuelos y que parece que
estamos dejando de lado.
Como decía Ancel Keys, filósofo americano experto en los efectos sobre la salud de la dieta
mediterránea incluye:
1. Mantener el peso adecuado
2. Que las grasas nos aporten menos del 30% del total de calorías diarias y que sean,
fundamentalmente grasas de origen vegetal, reduciendo así el consumo de grasas saturadas
3. Realizar ejercicio físico de forma regular
4. Evitar el tabaco, el alcohol y otros excitantes y no abusar de la sal ni del azúcar refinado
¡Come sano y muévete! Son la fórmula perfecta para combatir el exceso de peso.
Y, por supuesto, si tienen cualquier duda pueden acudir a su centro de salud donde los
profesionales estarán a su disposición para aconsejarlas sobre las mejores medidas a tomar.
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