— 3 o — plantas merecen el calificativo de desertícolas puras? Aquellas que son capaces de soportar el régimen climático cuya norma es la irregularidad y escasez pluvial. Pero al examinar estos hechos biológicos se ha de tener presente que las plantas no se.comportan como seres estáticos inmutables, sino que, por el contrario, están en constante evolución, aunque ésta sea lentísima y escape a la observación en vida del hombre, de forma que su equilibrio está modificándose de continuo y ello hace la cuestión más compleja; tal complejidad sube de punto si se considera que asimismo el clima, y demás circunstancias físicas de la superficie terrestre, tampoco son entidades inmutables, sino que se hallan sometidas a un continuo devenir, con sus altos y bajos o fluctuaciones. Por eso, al considerar la vegetación del desierto como cualquier otro tipo de vegetación, es preciso tener en cuenta las circunstancias físicas y biológicas que precedieron al paisaje actual, objeto del presente estudio, y aquellas otras que verisímilmente se van a producir y seguirán a las actuales. Todo esto eriza el problema del tapiz vegetal de dificultades, muchas de ellas insuperables. Si a esto se añade que nuestros esquemas y delimitaciones son siempre grosera expresión de una realidad inaprehensible, resulta que la visión humana de los fenómenos biológicos queda muy por debajo de una realidad sutilísima que escapa a nuestra percepción; pero en tanto no se perfeccionen nuestros recursos y medios de trabajo, hemos de resignarnos a nuestra interpretación grosera, en espera de que sirva de base a las generaciones que nos sigan, más afortunadas y mejor dotadas. Volviendo a la vegetación del Sahara, hallamos que los tres matices del clima desértico condicionan tres tipos de tapiz vegetal y que, de ellos, dos (los extremos o marginales) se deben vincular al mediterráneo y al trópico, respectivamente, quedando como clima y vegetación puramente desérticos los del inmenso territorio central, sometido a un régimen de lluvias caprichosas e insuficientes o, mejor, exiguas; «por ello, proponemos reservarle el calificativo de desierto en sentido fitogeográfico y ecológico, y llamamos clima desértico al clima caracterizado por precipitaciones que no tienen lugar todos los años y que pueden presentarse en cualquier época del año; a tal clima corresponde la vegetación desértica». (EMBERGER.) Con esta definición basta para caracterizar el desierto, sin necesidad de afectarlo de coeficientes numéricos ni de echar mano de otros factores climáticos, y ello en razón a que la planta y, en general, la vida es sensible al factor hídrico en primer término o, cuando menos,