El hombre, un ser unitario: racional y emocional

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El hombre, un ser unitario: racional y emocional
Todavía hay quienes afirman que en la especie humana el hombre es más racional
que la mujer… y que ella – si bien tiene un afán práctico importante -, es más bien
emocional, tal como ocurre con los niños.
La idea negativa de las emociones: él las destaca
con sorna; ella replica, irónica.
Dibujo: Emoción, la ciencia del sentimiento. Dylan Evans, Taurus, Madrid, 2002 (pág. 48)
A partir de esta afirmación, entonces, se podría deducir que la racionalidad es
propia del sexo masculino y la emocionalidad, del sexo femenino. No es así. En todo ser
humano, en un solo cuerpo, hombre o mujer, tiene las bases que hacen posible la
racionalidad y la emocionalidad. ¡No hay dicotomía!
En términos de desarrollo humano, se procura el desarrollo integral en todos los
aspectos: físico, social – afectivo - emocional; intelectual, ético… como la más importante
meta educacional, tanto para hombres como para mujeres.
Distinto es el hecho de que las mujeres, en términos generales, expresen
emociones y sentimientos mejor que los varones y que la llamada “cultura machista” trate
de imponer socialmente dichas diferencias. Las formas de expresión, además, varían
según la cultura… hay diferencias por ejemplo, en la manifestación emocional de
japoneses, chilenos, italianos, finlandeses, tahitianos… Pero no es cierto que “solo los
italianos del sur” se expresen emocionalmente; todo el mundo vive las emociones (un
proceso interior inatajable), pero la forma de expresarlas puede variar. Sin embargo frente
a emociones básicas como alegría, miedo, sorpresa, pena… las expresiones faciales son las
mismas, universales, tanto en Nápoles como en Punta Arenas o Tokio.
Durante mucho tiempo sobrevivió la teoría cultural de la emoción: las emociones
serían conductas aprendidas y transmitidas culturalmente, de modo similar a lo que
ocurre con los idiomas. Pero un investigador norteamericano, Paul Ekman, en 1960,
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buscando evidencias que apoyaran dicha teoría… ¡encontró todo lo contrario! Viajó a
Nueva Guinea para conocer una cultura lejana y no alfabetizada (la comunidad fore), para
asegurarse que las personas no hubieran visto fotos o películas occidentales, de tal
manera que “no hubieran aprendido emociones occidentales”. Ekman les contó varias
historias y les pidió que eligieran – entre fotos de norteamericanos -, la que mejor
encajaba en la historia narrada. Además, les pidió que pusieran expresiones faciales
apropiadas a cada historia. Y al regresar a los Estados Unidos… hizo lo mismo con
norteamericanos, pidiéndoles buscar correspondencia entre relatos y expresiones. Y los
juicios (resultados) de los fore (sin alfabetización) y los norteamericanos… ¡coincidían!
Entonces, la corriente actual acepta, a lo menos, que algunas emociones son innatas y
universales… ¡no aprendidas!
La esfera emocional, por cierto, surge a partir de nuestra organización corporal;
nuestra anatomía, nuestra organización corporal, hace posible que podamos pensar,
racionalizar, y emocionarnos. Pero la anatomía no impone nada y que estas vertientes de
la personalidad humana se expresen depende de nosotros mismos. Las emociones
ocurren siempre; se pueden modular, tratar de esconder… pero algunas son
prácticamente imposibles de ocultar, como el amor, por ejemplo.
La psicobiología es la disciplina que estudia la forma en que la conducta y el
funcionamiento mental están relacionados con la biología; estudia las bases biológicas de
la conducta y la cognición y considera al ser humano como un todo… cuerpo y mente. La
psicobiología, en síntesis, estudia las bases biológicas de la conducta y de la cognición,
dirigiendo su atención hacia los sistemas nervioso y endocrino, la evolución y la herencia.
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Considerar al ser humano unitario, como un todo… significa que:
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Todo reside o se genera a partir del propio cuerpo: caminar,
cantar, dormir, pensar, amar, odiar, memorizar, estar
motivado, estar triste, alegre…
La organización corporal y el funcionamiento corporal
definen lo que podemos o somos capaces de hacer… pero no
lo determinan. Tenemos un cerebro poderoso pero si no
hacemos nada y nos quedamos “echados”… no llegaremos a
ninguna parte…
No hay dentro de nosotros un ser humano racional, pensante
y otro emocional, pasional… las “dos cosas” están en
nosotros o las generamos nosotros. Si esto es así, entonces
parece razonable cuidar el cuerpo = alimentación, ejercicio,
no a las drogas, etc.
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La educación, ¿tiene algo que ver con todo esto que parece “propio” del ser
humano?
¡Claro que sí! El aprendizaje produce cambios que nos ayudan a adaptarnos al
medio, a integrarnos y participar en el mundo natural, social y cultural; a
desarrollarnos, a vivir en comunidad (convivir); a desarrollar nuestro cuerpo y
nuestra mente... Si nos entusiasmamos porque tenemos un buen profesor y
aprendemos… nuestro cuerpo se activa: comprendemos algo (lo entendemos y
somos capaces de explicarlo). Entonces en nuestro cerebro se forman más y más
conexiones neuronales.
El aprendizaje puede ser estimulante… la escuela, a veces, puede no serlo, sobre
todo si los alumnos carecen de motivación… y el profesor no logra activar ese “motor”
interno, que impulsa a la acción, a hacer algo, a aprender. Esto, por cierto, no excluye la
responsabilidad que tienen los propios alumnos en su propio aprendizaje.
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