rx | hallux valgus Se cree que el término “juanete” proviene de España, pues en ese país se decía que las personas del campo, donde el nombre Juan era común, desarrollaban con frecuencia la deformidad Hallux valgus Desviación ósea Conocida popularmente como “juanete”, esta alteración –de mayor incidencia en mujeres– se presenta con una protuberancia en la articulación metatarsofalángica del llamado “dedo gordo del pie”. El dolor y las implicaciones estéticas son los principales motivos de consulta Lena Jahn Santorufo La denominación científica del juanete es una conjunción de vocablos latinos que define su deformidad característica: hallux, nombre del llamado “dedo gordo del pie”, y valgus, que denota desviación hacia afuera con respecto a la línea media del cuerpo. La descripción clínica de esta alteración, generalmente bilateral, consiste en la desviación simultánea de dos huesos del pie en direcciones opuestas: la falange del hallux, que se aleja de la línea media del cuerpo, y el primer metatarsiano, que se aproxima a ese eje. El resultado, visiblemente claro en casos moderados y severos, es una prominencia (exostosis) en la unión articular, denominada “bunión”. Causado por la interacción entre una predisposición genética y el uso frecuente de un calzado inadecuado, el hallux valgus es llevado a consulta médica, por lo general, cuando genera dolor o afecta la estética del pie. Nueve de cada diez pacientes son mujeres y, por tratarse de una afección biomecánica que se agrava con el tiempo, la mayoría acude al traumatólogo a una edad avanzada, cuando la deformidad ha evolucionado negativamente. 36+SALUD Perfil quirúrgico La elección de un calzado de punta ancha y tacón moderado y el uso de férulas o espaciadores interdigitales son medidas paliativas para disminuir los síntomas en las formas leves de hallux valgus. El tratamiento definitivo es quirúrgico, y corresponde al especialista determinar la pertinencia de esta opción a partir de un estudio diagnóstico que incluye examen físico y radiológico. “No operamos a todos los pacientes; existen criterios a considerar antes de tomar la decisión, entre ellos el dolor, la movilidad de la articulación y la deformidad de los dedos menores”, sostiene el traumatólogo y cirujano de pie y tobillo Gabriel Khazen. De acuerdo con el especialista, tienen indicación quirúrgica los juanetes que suponen dolor o complicaciones relacionadas, como dedos en garra o en martillo (flexión excesiva de las articulaciones de los dedos) y metatarsalgia (dolor en la porción anterior del pie) por hiperapoyo. La estética, en cambio, es el último elemento a considerar, aun cuando para algunos pacientes constituya el motivo de consulta. “Si no duele y no hay deformidades asociadas, no recomiendo operar”, advierte Khazen. hallux valgus | rx Para completar el diagnóstico, el estudio radiológico evalúa los ángulos de desviación metatarsofalángica y de separación intermetatarsal, variables que permiten determinar el estadio (leve, moderado o severo) de la deformidad y, de ser necesario, la técnica quirúrgica a utilizar. Cortes correctivos Eliminar la prominencia visible en la articulación es parte de los objetivos de la cirugía. No obstante, la corrección quirúrgica más importante consiste en estabilizar y fijar –con la ayuda de tornillos y placas de titanio, y finos alambres de acero quirúrgico– el metatarsiano y la falange, una vez ubicados en la posición apropiada. El especialista se vale de distintos tipos de cortes en atención al ángulo de desviación que presenten los huesos involucrados. Aunque hay más de 130 técnicas descritas, existen dos principales: Chevron. Por su estabilidad y versatilidad, es la técnica más aceptada y utilizada durante los últimos 30 años. Un corte en “V” de amplitud variable sobre el metatarsiano permite corregir desviaciones de distinta severidad. Scarf. Mediante un doble corte en “V”, también en el metatarsiano, es posible desplazar el hueso en varias direcciones. Generalmente aplicada en pacientes jóvenes, esta técnica no se suele indicar en personas mayores, dado que la disminución en la densidad ósea (causada por osteopenia y osteoporosis) puede revertir la corrección. 37+SALUD rx | hallux valgus Corresponde al especialista determinar la pertinencia de la cirugía a partir de un estudio diagnóstico que incluye examen físico y radiológico Pronóstico favorable Desestimada por mucho tiempo debido al doloroso postoperatorio y a la elevada probabilidad de recidiva que implicaba años atrás, la cirugía de hallux valgus –si bien conlleva riesgos como todo procedimiento quirúrgico– ha evolucionado notablemente y hoy es considerada por los especialistas como una intervención de pronóstico positivo. El tiempo en quirófano no suele exceder los 60 minutos y, como en la mayoría de los casos se procede con sedación y anestesia local de efecto prolongado, la operación se considera avanzada desde el punto de vista analgésico: mediante el bloqueo de cuatro nervios, la persona sale del pabellón sin sensación de dolor durante las siguientes 14 horas (fase crítica o de máximo malestar). “Si acaso, el 10% de los operados reporta alguna molestia”, asegura Khazen. Generalmente, el paciente es dado de alta el mismo día Técnicas de excepción • Indicada en un reducido porcentaje de los casos, la cirugía percutánea o mínimamente invasiva sólo corrige prominencias (exostosis) no asociadas a una importante desviación ósea. El traumatólogo Juan Carlos Albornoz precisa que esta técnica permite al especialista trabajar a través de pequeñas incisiones con la ayuda de una fresa quirúrgica. • En adultos mayores con cuadros de artritis reumatoide y artrosis severas –enfermedades que limitan la movilidad articular–, los especialistas prefieren corregir el hallux valgus mediante un procedimiento denominado artrodesis metatarsofalángica, técnica que inmoviliza la articulación con estructuras de fijación interna, para corregir la deformidad y anular el dolor. 38+SALUD y sale caminando –con un vendaje y un zapato especial que deberá calzar por alrededor de un mes– sin ningún implemento de apoyo. El reposo oscila entre cuatro y seis semanas, tomando en cuenta el tipo de actividad laboral del paciente. Después de una semana con los pies en alto y la aplicación localizada de frío, es fundamental la rehabilitación: el movimiento articular recupera el tono muscular, evita la formación de fibrosis y acelera la recuperación. El especialista determinará, luego de la primera consulta y cura postoperatoria, si la terapia puede ser realizada por el propio paciente en casa o si debe ser asistida. La formación de edemas y hematomas es parte natural de la recuperación, sostiene el traumatólogo ortopedista Juan Carlos Albornoz: “entre dos y seis meses requiere el pie para desinflamarse por completo; de allí la importancia de usar un calzado amplio y cómodo, al menos hasta el sexto mes posterior a la operación”, advierte el especialista. Aunque la solución quirúrgica es definitiva (la recurrencia está por debajo del 3%, siempre que se corrijan todos los ángulos), la recomendación general es evitar zapatos de punta estrecha y tacón superior a 5 centímetros. Albornoz indica que, si bien la afección no reaparecerá, los dedos menores, las rodillas e, incluso, la columna vertebral pudieran resultar afectados a largo plazo por el uso prolongado de un calzado que atente contra la fisonomía del pie. • F u e n t e s c o n s u lta d a s º Gabriel Khazen, traumatólogo y cirujano de pie y tobillo. Hospital de Clínicas Caracas. º Juan Carlos Albornoz, traumatólogo ortopedista. Policlínica Méndez Gimón. º www.aaos.org / www.orthogate.org / www.pieytobillo.com.