ASOCIACIÓN DE CENTROS DE ESTUDIOS GNÓSTICOS, ANTROPOLÓGICOS, PSICOLÓGICOS Y CULTURALES A. C. Matrícula Cámara de Comercio S0-500484 de 2004 Personería jurídica 1294 de 1990. NIT. 800-160659-0 E-mail: [email protected] WEB : www.acegap.org 08 - 2010 EL TERCER FACTOR DE LA REVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA Y LA FALSA PERSONALIDAD C uando se quiere Trabajar con el Tercer Factor de la Revolución de la Conciencia desde la Falsa Personalidad, siempre se espera alguna clase de elogio o de recompensa. O sea, cuando se ha hecho una cosa sin huella de amor, al hacerla, se establece una larga cuenta interna al no lograr reconocimiento externo alguno. Cuesta mucho entender que debemos Trabajar por nuestros semejantes sin esperar premio alguno. En el Sacrificio por la Humanidad es preciso entender esto, de otro modo cuando estemos en plena labor, se acrecienta la Falsa Personalidad. Trabajar desinteresadamente por amor a la pobre humanidad doliente, es un súper-esfuerzo que no depende de lo que piensa la demás gente, y no exige estímulo alguno. Ser un servidor de la humanidad origina una calidad de felicidad que es independiente de las cosas externas; esa dicha pertenece a nuestro Ser Interior, que es en sí el “sirviente”. Por esta razón la Falsa Personalidad, que pertenece a nuestro exterior, al “Yo” Imaginario, para hablar en sentido de la psicología tibetana, no puede conocerla. Uno de los queridos efectos de la Falsa Personalidad es el de reemplazar la Inquietud del Espíritu, y por eso ella cree que puede alcanzar la paz; pero es una paz sostenida por los eventos externos; y si los eventos no le dan satisfacción a sus intereses, entonces no se siente venturosa; este es el motivo por el cual no puede alcanzar el bienestar integral, ya que este es imposible mientras la Conciencia siga embutida en la Falsa Personalidad; y esta última es el gobernante activo dentro de una persona. Es por eso que el Trabajo dice de manera tajante, que la Falsa Personalidad tiene que ser arrancada de uno, tal como nos despojamos de un traje tras otro. Ese despojarse es penoso para la vanidad, el orgullo, el engreimiento y el amor a sí, eso exige largo tiempo de reflexión y de meditación interna… Quitarnos un traje (hablando psicológicamente) es algo maravilloso; esos trajes psicológicos son ella. Esos trajes matan al Alma; y al despojarnos de esos trajes (orgullo, amor de sí, vanidad, engreimiento, auto-importancia, narcisismo, autosuficiencia, fantasías, ilusiones, cólera, celos, conjeturas, egolatría, paranoia, etc., etc.), damos un paso gigantesco hacia nuestra emancipación íntima. Un Estudiante Gnóstico que quiera practicar el Tercer Factor de la Revolución de la Conciencia de manera idónea, debe liberarse de ella, de lo que hace la Falsa Personalidad, que es una prisión psicológica. Cada uno de nosotros tiene su propia clase de prisión. Basta observar nuestras acciones, la entonación de la voz, la expresión, las poses, los movimientos; basta observar en la vida, en las novelas, en la historia, en los diarios, en las fotografías, en especial en uno mismo en el pasado, y también en el presente, y allí percibimos la maquiavélica prisión…