el tercer factor de la revolución de la conciencia y la falsa

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08 - 2010
EL TERCER FACTOR DE LA REVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA
Y LA FALSA PERSONALIDAD
C
uando se quiere Trabajar con el Tercer Factor de la Revolución de la Conciencia desde
la Falsa Personalidad, siempre se espera alguna clase de elogio o de recompensa. O
sea, cuando se ha hecho una cosa sin huella de amor, al hacerla, se establece una larga
cuenta interna al no lograr reconocimiento externo alguno. Cuesta mucho entender que
debemos Trabajar por nuestros semejantes sin esperar premio alguno.
En el Sacrificio por la Humanidad es preciso entender esto, de otro modo cuando
estemos en plena labor, se acrecienta la Falsa Personalidad. Trabajar desinteresadamente
por amor a la pobre humanidad doliente, es un súper-esfuerzo que no depende de lo que
piensa la demás gente, y no exige estímulo alguno.
Ser un servidor de la humanidad origina una calidad de felicidad que es independiente
de las cosas externas; esa dicha pertenece a nuestro Ser Interior, que es en sí el “sirviente”.
Por esta razón la Falsa Personalidad, que pertenece a nuestro exterior, al “Yo” Imaginario,
para hablar en sentido de la psicología tibetana, no puede conocerla.
Uno de los queridos efectos de la Falsa Personalidad es el de reemplazar la Inquietud
del Espíritu, y por eso ella cree que puede alcanzar la paz; pero es una paz sostenida por los
eventos externos; y si los eventos no le dan satisfacción a sus intereses, entonces no se
siente venturosa; este es el motivo por el cual no puede alcanzar el bienestar integral, ya
que este es imposible mientras la Conciencia siga embutida en la Falsa Personalidad; y esta
última es el gobernante activo dentro de una persona.
Es por eso que el Trabajo dice de manera tajante, que la Falsa Personalidad tiene que
ser arrancada de uno, tal como nos despojamos de un traje tras otro. Ese despojarse es
penoso para la vanidad, el orgullo, el engreimiento y el amor a sí, eso exige largo tiempo de
reflexión y de meditación interna…
Quitarnos un traje (hablando psicológicamente) es algo maravilloso; esos trajes
psicológicos son ella. Esos trajes matan al Alma; y al despojarnos de esos trajes (orgullo,
amor de sí, vanidad, engreimiento, auto-importancia, narcisismo, autosuficiencia, fantasías,
ilusiones, cólera, celos, conjeturas, egolatría, paranoia, etc., etc.), damos un paso gigantesco
hacia nuestra emancipación íntima.
Un Estudiante Gnóstico que quiera practicar el Tercer Factor de la Revolución de la
Conciencia de manera idónea, debe liberarse de ella, de lo que hace la Falsa Personalidad,
que es una prisión psicológica. Cada uno de nosotros tiene su propia clase de prisión. Basta
observar nuestras acciones, la entonación de la voz, la expresión, las poses, los
movimientos; basta observar en la vida, en las novelas, en la historia, en los diarios, en las
fotografías, en especial en uno mismo en el pasado, y también en el presente, y allí
percibimos la maquiavélica prisión…
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