ATAXIANOTA CEREBELOSA CLÍNICA rón indígena joven, inmunocompetente, que consultó por cefalea, náuseas, vómitos, convulsiones, diplopia y hemiparesia izquierda. En la tomografía cerebral mostraba lesiones compatibles con abscesos cerebrales, para los cuales recibió tratamiento, sin mejoría. Por ello, se toma biopsia de las lesiones y se comunican tuberculomas; se inicia tratamiento específico y se investiga el foco primario, que no se detecta. Después del tratamiento, el paciente presenta mejoría clínica y radiográfica. Conclusiones. La tuberculosis, en cualquiera de sus formas de presentación, debe incluirse dentro del diagnóstico diferencial de los pacientes en nuestros países endémicos para esta enfermedad. El diagnóstico clínico y radiológico de lesiones cerebrales es difícil y sólo suele conseguirse el diagnóstico durante un estudio histopatológico que muestra los tuberculomas con necrosis caseosa, células epitelioides y los bacilos acidoalcoholresistentes. [REV NEUROL 2003; 37: 531-5] Palabras clave. Inmunocompetente. Tuberculomas cerebrales. Caso clínico. Homem indígena jovem, imunocompetente, que recorre à consulta por cefaleia, náusea, vómitos, convulsões, diplopia e hemiparesia esquerda. Na tomografia cerebral mostrava lesões compatíveis com abcessos cerebrais; para tal, recebeu tratamento, sem melhoras, pelo que foi feita biopsia das lesões sendo referidos tuberculomas; iniciou-se tratamento específico e investigou-se o foco primário, sem sucesso. Após o tratamento, o doente apresenta melhoria clínica e radiográfica. Conclusões. A tuberculose em qualquer das suas formas de apresentação deve incluir-se dentro do diagnóstico diferencial dos doentes dos nossos países endémico para esta doença. O diagnóstico clínico e radiológico de lesões cerebrais é difícil e apenas se consegue com um estudo histopatológico que mostra os tuberculomas com necrose caseosa, as células epitelióides e os bacilos resistente a álcool e a ácidos. [REV NEUROL 2003; 37: 531-5] Palavras chave. Imunocompetente. Tuberculomas cerebrais. Ataxia cerebelosa mioclónica progresiva como manifestación de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob S. Santos a, L.F. Pascual-Millán a, I. Escalza-Codina a, I. Navas-Vinagre a, L.J. López del Val a, E. Mostacero-Miguel a, S. Ramón y Cajal b PROGRESSIVE MYOCLONIC CEREBELLAR ATAXIA AS A MANIFESTATION OF CREUTZFELDT-JAKOB DISEASE Summary. Introduction. Progressive myoclonic cerebellar ataxia is a clinical entity with an important spectrum of possible diagnoses that requires a complex and exhaustive differential diagnosis. Case report. A 53-year-old male patient with no relevant medical history who was admitted to hospital because of an unstable gait, together with mild bilateral dysmetry and the progressive and insidious widening of the base of support. The patient’s symptoms then became more pronounced and included myoclonus and a deterioration of the higher functions. The patient died four months after the onset of the symptoms. The explorations that were conducted included a pathological study of the brain, which confirmed the diagnosis of classical spongiform encephalopathy (Creutzfeldt-Jakob disease). Conclusions. Creutzfeldt-Jakob disease must be included in the differential diagnosis of progressive cerebellar ataxias. [REV NEUROL 2003; 37: 535-8] Key words. Cerebral spongiosis. Creutzfeldt-Jakob disease. Myoclonic ataxia. Spongiform encephalopathy. INTRODUCCIÓN 2003, REVISTA DE NEUROLOGÍA varios días de evolución. La exploración física no demostró hallazgos valorables. En la exploración neurológica se evidenciaba una ataxia de la marcha con ampliación de la base de sustentación no invalidante y una dismetría dedo-nariz y talón-rodilla bilateral que no empeoraba con los ojos cerrados. No había nistagmo ni disdiadococinesia. El resto de la exploración (balance motor, sensibilidad, reflejos miotáticos y funciones superiores) era compatible con la normalidad. En días posteriores se apreció un progresivo empeoramiento clínico. Se hacía más llamativa e incapacitante la dismetría, que le impedía la realización de las actividades de la vida diaria (comer, asearse, vestirse). La ataxia cada día era más importante, hasta el punto de dificultar y, finalmente, imposibilitar la deambulación. Aproximadamente un mes y medio después de su ingreso, el paciente no toleraba la sedestación por una ataxia de tronco, era incapaz de comer solo y asociaba ya una evidente dificultad para el habla y la deglución (habla escandida). No existía en ese momento alteración de los esfínteres, nistagmus ni compromiso de las funciones superiores. En esta segunda fase comienzan a objetivarse fasciculaciones espontáneas y reflejas en las extremidades inferiores, con atrofia y pérdida de masa muscular. Aparecen ya mioclonías espontáneas y reflejas focales y generalizadas. La facies era hipomímica, y el reflejo glabelar, claramente positivo. Tras cuatro meses desde el inicio de los síntomas, el paciente falleció. Se realizaron las siguientes exploraciones complementarias: analítica de sangre y de orina (normal); radiografía de tórax (normal); electrocardiograma sinusal a 68×; estudio de inmunidad celular y humoral (normal); serologías en la sangre para toxoplasma, virus de Epstein-Barr, citomegalovirus, virus herpes REV NEUROL 2003; 37 (6): 535-538 535 La ataxia cerebelosa mioclónica progresiva es una entidad clínica con un importante espectro etiológico, que plantea el diagnóstico diferencial con numerosas enfermedades. El procedimiento diagnóstico muchas veces es complejo y debe orientarse a descartar alteraciones metabólicas, endocrinas o infecciosas en la gran mayoría de los casos. Presentamos un paciente que inició con una ataxia cerebelosa mioclónica progresiva secundaria a una encefalopatía espongiforme. CASO CLÍNICO Paciente de 53 años de edad sin antecedentes de interés que ingresa en nuestro servicio por un cuadro clínico que mostraba lateralización de la marcha de Recibido: 03.03.03. Recibido en versión revisada: 27.03.03. Aceptado:27.05.03. a Servicio de Neurología. b Servicio de Anatomía Patológica. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza, España. Correspondencia: Dra. Sonia Santos Lasaosa. Servicio de Neurología. HCU Lozano Blesa. San Juan Bosco, 15. E-50009 Zaragoza. E-mail: ssantosl@ yahoo.com S.SANTOS, ET AL simplex, virus de la varicela zóster, VIH, Brucella y sífilis (negativas); marcadores tumorales (negativos); vitamina B12, ácido fólico y hormona tiroidea (normales); estudio del líquido cefalorraquídeo (bioquímica, microbiología, inmunología y citología, compatibles con la normalidad); determinación de anticuerpos anti-Hu, anti-Yo y anti-Ir (negativa); electroencefalograma de vigilia (normal), aunque en exploraciones seriadas se objetivaron complejos periódicos sobre un trazado de base mal integrado; Tomografía computarizada (TAC) toracoabdominal (sin hallazgos significativos); resonancia magnética cerebral sin gadolinio (atrofia cortical marcada, múltiples imágenes de hiperseñal en T 2 y de hiposeñal en T 1 en el territorio silviano profundo bilateral no compatibles con isquemia; no se objetivó en dos estudios seriados ningún cambio en estas lesiones; no existía atrofia cerebelosa ni de troncoencéfalo); electromiografía y electronistagmografía de las extremidades superiores e inferiores (compatibles con la normalidad); determinación de la proteína 14-3-3 en el LCR (negativa); determinación de anticuerpos antigliadina, antiendomisio y antireticulina (negativa); biopsia de mucosa yeyunal (normal); estudio anatomopatológico, que resultó compatible con la encefalopatía espongiforme (enfermedad de Creutzfeldt-Jakob) en su forma clásica (Figura). DISCUSIÓN Sindrómicamente, el paciente presentaba una ataxia cerebelosa progresiva de inicio subagudo con evolución mortal en un plazo de cuatro meses desde el inicio de los síntomas. Para el desarrollo del proceso de diagnóstico diferencial que se aplicó en este paciente seguiremos la clasificación que se incluye en la tabla [1]. Las ataxias hereditarias no se consideraron en este paciente, dada la ausencia de antecedentes familiares. Ataxias metabólicas y nutricionales Existen diversos trastornos metabólicos y endocrinológicos que producen una disfunción inespecífica en el sistema nervioso central (SNC) y periférico (SNP). Sin embargo, en ocasiones, la alteración queda restringida de forma exclusiva al cerebelo, sin que conozcamos muy bien la causa. Revisaremos en este apartado las entidades más características. Ataxia por alcoholismo crónico Tiene lugar en sujetos con consumo patológico y prolongado de alcohol. Las estructuras principalmente afectadas son las medias, especialmente el vermis anterior y superior [2,3]. Clínicamente los pacientes presentan una ataxia del tronco y de las extremidades inferiores, con una leve dismetría pero sin nistagmo, ya que los hemisferios cerebelosos se mantienen íntegros. La marcha es claramente inestable, con un aumento de la base de sustentación y en ocasiones abasia. Son excepcionales las alteraciones del lenguaje. La etiopatogenia es desconocida, aun cuando se asocia un efecto neurotóxico directo del alcohol [4]. Los estudios anatomopatológicos revelan una degeneración del córtex cerebeloso, sobre todo de las células de Purkinje. En la neuroimagen se puede observar una atrofia cerebelosa cortical. En nuestro paciente no existían evidencias clínicas ni analíticas sugestivas de un elevado consumo alcohólico. Ataxia en la celiaquía La enfermedad celíaca se caracteriza por la coexistencia de diarrea, pérdida de peso y malabsorción de, prácticamente, todos los nutrientes. En los pacientes celíacos la ingestión de gluten produce una inflamación en la mucosa del intestino delgado, atrofia de las vellosidades e hiperplasia de las criptas. Se produce una rápida mejoría clínica e histológica al eliminar el gluten de la dieta. La medición de los anticuerpos séricos antirreticulina, antiendomisio y antigliadina se emplea habitualmente para detectar la EC, y 536 Figura. Estudio anatomopatológico de la biopsia cerebral en el que se objetivan áreas de espongiosis. posteriormente el diagnóstico se confirma mediante un examen histológico de la mucosa del intestino delgado. Recientes estudios establecen que se debe descartar una enfermedad celíaca en todo paciente con ataxia cerebelosa idiopática, aun cuando no se evidencien síntomas gastrointestinales, sobre todo si se asocian otras alteraciones neurológicas, como la neuropatía periférica y la atrofia cortical con demencia [5-8]. Los pacientes desarrollan una ataxia cerebelosa de inicio insidioso y de carácter progresivo acompañada de dismetría, nistagmo e incluso disfunción de los pares craneales bajos. Los estudios de neuroimagen demuestran la existencia de una atrofia cerebelosa leve o moderada, y, en ocasiones, también de troncoencéfalo [9]. El estudio anatomopatológico del cerebelo revela una importante degeneración y disminución de las células de Purkinje [10]. La evolución de estos cuadros es variable, ya que en la literatura se han descrito casos de mejoría clínica tras una dieta libre en gluten [11]; sin embargo, son más frecuentes aquellos en los cuales el curso clínico no ha variado tras eliminar el gluten [12]. Nuestro paciente no había referido en ningún momento síntomas gastrointestinales que sugirieran una enfermedad celíaca. No obstante, se realizó una biopsia de yeyuno y una determinación de anticuerpos antigliadina, antiendomisio y antirreticulina, que descartaron este diagnóstico. Ataxia en la enfermedad de Whipple La enfermedad de Whipple es una afectación granulomatosa sistémica causada por Tropheryma whippelii. Clínicamente, la enfermedad cursa con poliartralgias migratorias y recurrentes, un síndrome de malabsorción crónico con dolor abdominal, diarrea, pérdida de peso y fiebre persistente. La afectación neurológica oscila entre el 6 y el 43% de los pacientes, y en menos del 5% de los casos constituye la primera manifestación de la enfermedad. Además de la ataxia cerebelosa, estos pacientes presentan deterioro cognitivo, convulsiones, temblor, mioclonías y neuropatía craneal, frecuentemente en forma de oftalmoplejía [13]. Son características las miorritmias oculomasticatorias [14] y las miorritmias oculofacioesqueléticas [15]. A diferencia de la celiaquía, en la enfermedad de Whipple la ataxia nunca aparece de forma aislada ni como síntoma de presentación. En nuestro paciente no existía evidencia clínica de enfermedad de Whipple. Ataxia en el hipotiroidismo El hipotiroidismo puede cursar con numerosas manifestaciones neurológicas, como deterioro de las funciones superiores, REV NEUROL 2003; 37 (6): 535-538 ATAXIA CEREBELOSA Ataxia en el cáncer este paciente, los marcadores tumorales y la búsqueda exhaustiva de un tumor primario fue negativa. La determinación de los anticuerpos anti-Hu, anti-Yo y anti-Ir también fue negativa, si bien este dato no excluye inicialmente el diagnóstico. Ataxias infecciosas e inflamatorias Ataxias infecciosas e inflamatorias Ataxias yatrogénicas Numerosas infecciones capaces de afectar al sistema nervioso pueden también afectar de forma exclusiva o preferente al cerebelo y sus conexiones; tal es el caso, por ejemplo, de la enfermedad de Lyme por la espiroqueta Borrelia burgdorferi [28], la legionelosis y la infección por Mycoplasma pneumoniae. La esclerosis múltiple debe incluirse también en el diagnóstico diferencial. En los adultos se puede producir un síndrome cerebeloso como complicación de la infección por el virus de Epstein-Barr o varicela zoster. En nuestro paciente, el estudio serológico fue negativo y se descartó esta posibilidad etiológica. Tabla. Clasificación de las ataxias adquiridas (modificada de [1]). Ataxias metabólicas y nutricionales Ataxias malformativas Ataxias vasculares Ataxias tumorales Ataxias por patología extrapiramidal miopatías, neuropatías, seudomiotonías y epilepsia. Uno de los síntomas más frecuentes es la ataxia cerebelosa, que aparece en el 5-10% de los pacientes, bien como manifestación asociada o como forma de inicio de la enfermedad [16-19]. En nuestro paciente, el estudio de la función tiroidea fue compatible con la normalidad. Ataxia en el cáncer La degeneración cerebelosa subaguda paraneoplásica es una entidad clínica que aparece en menos del 1% de los pacientes con cáncer [20]. Fue descrita por Greenfield en 1934 [21]. Las dos neoplasias más frecuentemente asociadas a este cuadro son el carcinoma de ovario y el carcinoma microcítico de pulmón [20,22]. Se caracteriza por un síndrome cerebeloso de instauración subaguda, aun cuando en algunos casos el inicio puede ser agudo y adquiere, incluso, un perfil claramente ictal. Puede preceder incluso en años al diagnóstico del tumor primario y su evolución clínica va íntimamente ligada a la del tumor. Los estudios de neuroimagen y el análisis del LCR pueden ser compatibles con la normalidad o presentar alteraciones discretas y anodinas. La ataxia cerebelosa subaguda paraneoplásica en ocasiones asocia neuropatía sensorial, neuromiotonía y mioclonías [23]. Su patogenia se basa en un probable mecanismo autoinmune. Hasta la fecha, se han identificado al menos siete anticuerpos IgG [24,25] mediante técnicas de inmunofluorescencia; los más característicos son los anti-Hu, asociados al carcinoma pulmonar de células pequeñas, los anti-Yo o PCA-1 ( Purkinje cellcytoplasmic antibody type 1 ), asociados al carcinoma ginecológico (ovario o mama), los anti-Ir, asociados al cáncer de mama y recientemente también al linfoma tipo Hodgkin [24] y los PCA-2 [24] (Purkinje cell cytoplasmic antibody type 2 ), asociados al carcinoma pulmonar de células pequeñas. La ataxia cerebelosa paraneoplásica se ha descrito también en el adenocarcinoma tubular renal [26] y en el seminoma [27]. En Enfermedades por priones En la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) se produce una degeneración cerebelosa en el 50-80% de los pacientes. Sin embargo, Brownell y Oppenheimer describieron en 1965 una variante atáxica que supone aproximadamente el 10-17% de los casos. Desde entonces, se han descrito y publicado numerosos trabajos [29-38]. En los pacientes descritos es característica la presencia de un síndrome cerebeloso como única sintomatología durante los primeros meses de evolución, que plantea el diagnóstico diferencial con las otras entidades ya referidas anteriormente. Berciano et al [36-38] han descrito un aumento progresivo del tamaño del cuarto ventrículo que no hemos corroborado en el caso que nos ocupa. El estudio electroencefalográfico mostró en la última etapa evolutiva los hallazgos característicos de la ECJ (complejos periódicos). La proteína 14-3-3 desempeña una función esencial en la organización de la cascada de la proteincinasa activada por mitógeno/ras/raf, una vía de señalización fundamental para el desarrollo de las neuronas y las células gliales en el SNC [39,40]. Se ha constituido en un nuevo marcador bioquímico de gran sensibilidad (superior al 80%) para el diagnóstico en vida de enfermedades por priones, particularmente cuando se examinan los pacientes que padecen demencia progresiva [41,42]. Su especificidad no está totalmente determinada, ya que dicha proteína, expresada constitutivamente en cantidades importantes en las neuronas y las células gliales, podría liberarse en el LCR como una consecuencia inespecífica de las extensas lesiones cerebrales en algunas enfermedades neurológicas no relacionadas con priones. En este paciente, la negatividad de la determinación de la proteína 14-33 probablemente obedezca al hecho de que en ese momento la destrucción neuronal no era todavía importante. El estudio anatomopatológico confirmó el diagnóstico de encefalopatía espongiforme en su forma clásica. BIBLIOGRAFÍA 1. Polo-Esteban JM, Berciano-Blanco JA. Ataxias. In Jiménez-Jiménez FJ, Luquin MR, Molina JA, eds. Tratado de los trastornos del movimiento. Madrid: IM&C?; 1998. p. 965-83. 2. De la Torre-Lima FJ, Rubio-Rubio JM. Enfermedades neurológicas relacionadas con el alcoholismo. Rev Clin Esp 1998; 198: 52-60. 3. Torvik A, Torp S. The prevalence of alcoholic cerebellar atrophy. A morphometric and histological study of a necropsy material. J Neurol Sci 1986; 75: 43-51. 4. Karhunen PJ, Erkinjuntti T, Laippala P. Moderate alcohol consumption and loss of cerebellar Purkinje cells. BMJ 1994; 308: 1663-7. REV NEUROL 2003; 37 (6): 535-538 5. Collin P, Salmi J, Hällström O, Reunala T, Pasternack A. Autoinmune thyroid disorders and celiac disease. Eur J Endocrinol 1994; 130: 137-40. 6. Collin P, Salmi J, Hällström O, Oksa H, Oksala H, Mäki M, et al. High frequency of celiac disease in adult patients with type I diabetes. Scand J Gastroenterol 1989; 24: 81-4. 7. Cooke WT, Smith T. Neurological disorders associated with adult celiac disease. Brain 1966; 89: 683-722. 8. Chapman RWG, Laidlow JM, Colins-Jones D. Increased prevalence of epilepsy in celiac disease. BMJ 1978; 2: 250-1. 9. Combarros O, Infante J, López-Hoyos M, Bartolomé MJ, Berciano J, 537 S.SANTOS, ET AL Corral TS, et al. Celiac disease and idiopathic cerebellar ataxia. Neurology 2000; 54: 2346. Tijssen MA, Thom M, Ellisom DW, Wilkins P, Barnes D, Thompson PD, et al. Cortical myoclonus and cerebellar pathology. Neurology 2000; 54: 1350-6. Pellechia MT, Scala R, Perretti A, De Michele G, Santoro L, Filla A, et al. Cerebellar ataxia associated with subclinical celiac disease responding to gluten-free diet. Neurology 1999; 53: 1606-8. Luostarinen L, Pirttila T, Collin P. Celiac disease presenting with neurological disorders. Eur Neurol 1999; 42: 132-5. Louis ED, Lynch T, Kauffmann P, Fahn S, Odel J. Diagnostic guidelines in central nervous system Whipple’s disease. Ann Neurol 1996; 40: 561-8. Schwartz MA, Selhorst JB, Ochs AL, Beck RW, Campwell WW, Harris JK, et al. Oculomasticatory myorhythmia: a unique movement disorder occurring in Whipple’s disease. Ann Neurol 1986; 20: 677-83. Simpson DA, Wishnow R, Gargulinski RB, Pawlak AM. Oculofacialskeletal myorhythmia in central nervous system Whipple’s disease: additional case and review of the literature. Mov Disord 1995; 10: 195-200. Gentilini M, Palmieri M. Myxedematous cerebellar ataxia. Description of a case. Rivista di Patologia Nervosa e Mentale 1984; 105: 75-80. Somalwar AM, Jalgaonkar PD. Bilateral cerebellar syndrome in a case of myxedema. J Indian Med Assoc 1996; 94: 241. Westphal SA. Unusual presentations of hypothyroidism. Am J Med Sci 1997; 314: 333-7. Guidetti D, Greco G, Zucco R, Manicardi E, Valcavi R. Italian Journal of Neurological Sciences 1990; 11: 183-4. González del Val R, García-Arroyo R, Villanueva JA, Moro E, PérezManga G, García-Gómez R. Subacute paraneoplastic cerebellar degeneration in microcytic carcinoma of the lung. Presentation of two cases. Med Clin (Barc) 1992; 99: 701-4. Greenfield JG. Subacute spino-cerebellar degeneration occurring in elderly patients. Brain 1934; 57: 161-76. Anderson NE, Rosenblum MK, Graus F, Wiley RG, Posner JB. Autoantibodies in paraneoplastic syndromes associated with small-cell lung cancer. Neurology 1988; 38: 1391-8. Toepfer M, Schroeder M, Unger JW, Lochmuller H, Pongratz D, MullerFelber W. Neuromyotonia, myocloni, sensory neuropathy and cerebellar symptoms in a patient with antibodies to neuronal nucleoproteins (anti-Hu-antibodies). Clin Neurol Neurosurg 1999; 101: 207-9. Vernino S, Lennon VA. New Purkinje cell antibody (PCA-2): marker of lung cancer-related neurological autoimmunity. Ann Neurol 2000; 47: 297-305. Trivedi R, Mundanthanam G, Amyes E, Lang B, Vincent A. Autoantibody screening in subacute cerebellar ataxia. Lancet 2000; 356: 565-6. Sindic CJ, Andersson M, Boucquey D, Chalon MP, Bisteau M, Brucher JM, et al. Anti-Purkinje cells antibodies in two cases of paraneoplastic cerebellar degeneration. Acta Neurol Belg 1993; 93: 65-77. 27. Ogawa O, Hashimoto K, Taniguchi T, Nakagawa T, Kusaka H, Takahashi R, et al. Subacute cerebellar degeneration with HCG-beta positive seminoma of the testis. Hinyokika Kiyo 1987; 33: 2134-40. 28. Kobayashi K, Mizukoshi C, Aoki T, Hayashi M, Miyazu K, Koshino Y, et al. Borrelia burgdorferi-seropositive chronic encephalomyelopathy: Lyme neuroborreliosis? An autopsied report. Dement Geriatr Cogn Disord 1997; 8: 384-90. 29. Kasperep S, Pierzchala K. Ataxic form of Jakob-Creutzfeldt syndrome. Neurol Neurochir Pol 1981; 15: 91-5. 30. Powell-Jackson J, Weller RO, Kennedy P, Preece MA, Whitcombe EM, Newsom-Davis J. Creutzfeldt-Jakob disease after administration of human growth hormone. Lancet 1985; 2: 244-6. 31. Allroggen H, Dennis G, Abbot RJ, Pye IF. New variant CreutzfeldtJakob disease: three case reports from Leicestershire. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2000; 68: 375-8. 32. Lafarga M, Berciano MT, Suárez I, Viadero CF, Andrés MA, Berciano J. Cytology and organization of reactive astroglia in human cerebellar cortex with severe loss of granule cells: a study on the ataxic form of Creutzfeldt-Jakob disease. Neuroscience 1991; 40: 337-52. 33. Jones HR Jr, Hedley-Whyte ET, Freidberg SR, Baker RA. Ataxic Creutzfeldt-Jakob disease: diagnostic techniques and neuropathologic observations in early disease. Neurology 1985; 35: 254-7. 34. Liou HH, Jeng JS, Chang RC, Chen RC, Yip PK. Is ataxic gait the predominant presenting manifestation of Creutzfeldt-Jakob disease? Experience of 14 Chinese cases from Taiwan. J Neurol Sci 1996; 140: 53-60. 35. Will RG, Zeidler M, Stewart GE, Macleod MA, Ironside JW, Cousens SN, et al. Diagnosis of new variant Creutzfeldt-Jakob disease. Ann Neurol 2000; 47: 575-82. 36. Berciano J, Pascual J, Polo JM, Combarros O, Fígols J, Díez C. Ataxic type of Creutzfeldt-Jakob disease with disproportionate enlargement of the fourth ventricle: a serial CT study. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1997; 62: 295-7. 37. Berciano J, Díez C, Polo JM, Pascual J, Fígols J. CT appearance of panencephalopathic and ataxic type of Creutzfeldt-Jakob disease. J Comput Assist Tomogr 1991; 15: 332-4. 38. Berciano J, Berciano MT, Polo JM, Fígols J, Ciudad J, Lafarga M. Creutzfeldt-Jakob disease with severe involvement of cerebral white matter and cerebellum. Virchows Arch A Pathol Anat Histopathol 1990; 417: 533-8. 39. Aitken A. A 14-3-3 proteins on the MAP. Trends Biochem Sci 1995; 20: 95-7. 40. Reuther GW, Pendergast M. The roles of 14-3-3 proteins in signal transduction. Vitam Horm 1996: 52: 149-75. 41. Hsich G, Kenney K, Gibbs CJ Jr, Lee KH, Harrington MG. The 14-3-3 brain protein in cerebrospinal fluid as a marker for transmissible spongiform encephalopathy. N Engl J Med 1996; 335: 924-30. 42. Lee KH, Harrington MG. Premortem diagnosis of Creutzfeldt-Jakob disease by cerebrospinal fluid analysis. Lancet 1996; 348: 887. ATAXIA CEREBELOSA MIOCLÓNICA PROGRESIVA COMO MANIFESTACIÓN DE LA ENFERMEDAD DE CREUTZFELDT-JAKOB Resumen. Introducción. La ataxia cerebelosa mioclónica progresiva es una entidad clínica con un importante espectro de posibilidades diagnósticas que obligan a un diagnóstico diferencial complejo y exhaustivo. Caso clínico. Paciente varón de 53 años de edad, sin antecedentes de interés, que ingresa por presentar inestabilidad en la marcha, con una leve dismetría bilateral y ampliación de la base de sustentación de instauración insidiosa y progresiva. Posteriormente, la sintomatología del paciente se acentuó y se asoció a mioclonías y a un deterioro de las funciones superiores. Cuatro meses después del inicio de los síntomas, el paciente falleció. Las exploraciones que se realizaron incluyeron el estudio anatomopatológico cerebeloso, que confirmó el diagnóstico de encefalopatía espongiforme (enfermedad de Creutzfeldt-Jakob) en su forma clásica. Conclusión. La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob debe incluirse en el diagnóstico diferencial de las ataxias cerebelosas progresivas. [REV NEUROL 2003; 37: 535-8] Palabras clave. Ataxia mioclónica. Encefalopatía espongiforme. Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Espongiosis cerebral. ATAXIA CEREBELOSA MIOCLÓNICA PROGRESSIVA COMO MANIFESTAÇÃO DA DOENÇA DE CREUTZFELDT-JAKOB Resumo. Introdução. A ataxia cerebelosa mioclónica progressiva é uma entidade clínica com um importante espectro de possibilidades de diagnóstico que obrigam a um diagnóstico diferencial complexo e exaustivo. Caso clínico. Doente de sexo masculino com 53 anos de idade, sem antecedentes de relevo, que dá entrada por apresentar instabilidade na marcha, com uma ligeira dismetria bilateral e ampliação da base de sustentação de instalação insidiosa e progressiva. Posteriormente, a sintomatologia do doente acentuou-se e associou-se a mioclonias e a uma deterioração das funções superiores. Quatro meses após o início dos sintomas o doente faleceu. Os exames realizados incluíram o estudo anatomopatológico cerebeloso, que confirmou o diagnóstico de encefalopatia espongiforme (doença de Creutzfeldt-Jakob) na sua forma clássica. Conclusão. A doença de Creutzfeldt-Jakob deve ser incluída no diagnóstico diferencial das ataxias cerebelosas progressivas. [REV NEUROL 2003; 37: 535-8] Palavras chave. Ataxia mioclónica. Doença de Creutzfeldt-Jakob. Encefalopatia espongiforme. Esponjose cerebral. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 538 REV NEUROL 2003; 37 (6): 535-538