La coordinación... El hecho que los jugadores tengan una buena coordinación es un requisito básico para que exista un buen rendimiento deportivo, la coordinación es la cualidad que ordena, sincroniza todas las fuerzas internas de la persona y la combina con las fuerzas externas para lograr una solución oportuna a los problemas motrices que se plantean, en forma precisa equilibrada y económica. Un gesto coordinado supone una organización de acciones motrices para cumplir con un objetivo. La coordinación es un proceso que desemboca en la producción de un gesto estructurado en el espacio y el tiempo sincronizando acciones musculares regulándolas en el esfuerzo y en la duración y velocidad e integrándose con otros elementos que participan en influencian la acción motriz como la inercia, el peso de los implementos, las resistencias exteriores y también la presencia de compañeros y adversarios. El cerebro es quien percibe constantemente por medio de percepciones la información sobre cómo nos va con nuestras acciones si son efectivas o no, obligándonos a realizar ajustes permanentes en los movimientos según los cambios de situación; adaptándose a las exigencias del momento. Un jugador coordinado logra respuestas rápidas y precisas, economizando esfuerzo con una mejor utilización de capacidades como velocidad, resistencia y fuerza. Un jugador coordinado realiza movimientos precisos con equilibrio corporal y un correcto dominio de la dimensión espacial, esto redunda en una economía de movimiento causando menos fatiga muscular, un menor gasto energético, existe una mayor fluidez de movimiento con impulsos musculares adecuados y armónicos provocados por una buena relación entre los agonistas y antagonistas, con una amplia adaptacion a diferentes necesidades de movimientos, según los cambios percibidos por los sentidos. Para estimular la coordinación primero se lo hace con el método del ensayo error, luego pasamos a la valoración sobre lo que es correcto e incorrecto, así se va consiguiendo una disminución en los errores de ejecución. La edad en donde se producen ampliamente mejoras coordinativas es entre los 4 y 7 años, debido a las necesidades de los niños de moverse, muchos de los movimientos superfluos e innecesarios disminuyen convirtiéndose en acciones más claras, además se incrementa la capacidad de percepción y observación permitiendo copiar mejor los modelos a imitar. Hasta los 11-12 años hay una mayor disposición para el aprendizaje motor, luego disminuye. ¿Cómo estimular para mejorar la coordinación? Ofrecer al niño las condiciones óptimas de estimulación para el “ensayo error” permitiendo un clima agradable de tanteo para lograr objetivos, como lanzar una pelota, saltar un obstáculo, etc. Permitirle que logre una representación mental apropiada del gesto que deseamos que reproduzca, permitirle que repita el gesto hasta lograr el ritmo adecuado, corregirle y dejarlo que fije las correcciones. Hay que trabajar los patrones de movimiento de locomoción, manipulación y equilibrio para que sean ejecutados en forma armónica, fluida con cierta precisión y con ahorro energético. Cuando observemos una "mala coordinación o problemas de coordinación", comprobemos si es solo por las diferencias individuales o una lenta maduración del sistema nervioso. Correr, saltar, escalar, trepar y salvar obstáculos no ejercitan sólo los órganos y la musculatura, constituyen al mismo tiempo realizaciones fundamentales de coordinación temporal, espacial y dinámica. Todos los ejercicios de resistencia y velocidad surten al mismo tiempo un efecto "temporal-coordinativo" y los ejercicios de precisión del movimiento de un modo "espacial coordinativo". Para trabajar coordinación en los niños hay que seguir una secuencia próximo distal y céfalo caudal que van desde el dominio de los movimientos amplios a los movimientos en espacios reducidos que exigen mayor precisión. En lo que a coordinación se refiere primero debemos estimular el dominio del cuerpo en espacios amplios y luego poder controlarlo en espacios más reducidos, los ojos deben dominar la tarea de llevar al cuerpo con seguridad a través de espacios amplios adaptando el movimiento a las cambiantes circunstancias espaciales.(coordinación ojo-cuerpo), luego se estimula la coordinación ojo-mano/ojo-pie, etc. brindando amplias y variadas experiencias motrices formando así una representación del propio cuerpo precisa y permite adquirir una conciencia espacial logrando un esquema diferenciado del propio cuerpo que le permita distinguir entre arriba y abajo derecha e izquierda. El lograr una buena coordinación depende de lograr una gran capacidad para organizar los movimientos en el tiempo y en el espacio. El sentido de la vista va ayudar al niño a orientarse en el espacio y su relación con respecto a los demás, a sí mismo y a los objetos. Las nociones de arriba y abajo, izquierda y derecha, adelante y atrás, deben estar claras para el niño de 6-7 años tomando su propio cuerpo como referencia, y hacia los 8 años con respecto a los demás y a los objetos. En estas edades el trabajar la apreciación de distancias e intervalos en donde el niño logre las nociones de corto-largo, junto-separado, cerca-lejos se traducirá en la ejecución de un adecuado gesto global. La apreciación de trayectorias y velocidades tanto de los objetos como de los compañeros y de sí mismo son claves para una buena coordinación dinámica de todo el cuerpo o de ojomanos y ojo-pies. La estructuración temporal no sólo actúa a nivel perceptivo sino también en el plano de la ejecución motriz. En lo que respecta a la coordinación del movimiento, la importancia de la "ordenada sucesión de los tiempos, la duración y ritmo", son fundamentales. Evolutivamente podemos mencionar una secuencia de trabajo en el proceso de estimulación respetando los niveles de maduración biológicos, en donde cada uno de los niveles constituye la base del nivel siguiente: La experiencia sensorial en donde trabajamos todo lo que tengan que ver con lo perceptivo. La experiencia corporal (capacidad de representación estructural del propio cuerpo: tronco, cabeza, miembros). Experiencia del espacio amplio (coordinación corporal de la motricidad gruesa especialmente). La experiencia del espacio reducido (coordinación de los miembros, primordialmente motricidad fina). La coordinación es un "rendimiento nervioso" propiamente dicho; acelerar el rendimiento en los Niños saltándose etapas sólo puede provocar inquietud, irritabilidad y desencanto; aquí es donde valen los antiguos principios metodológicos, de lo fácil a lo difícil, de lo simple a lo complicado por ejemplo, primero con globos, luego con pelotas de espuma liviana, para seguir con pelotas de voleibol y por último, de tenis. El estado emocional de los niños afecta el rendimiento motriz el entusiasmo causado por vivencias de éxito, incrementa el rendimiento; la depresión, inseguridad y angustia, a consecuencia de fracasos, producen lo contrario. El niño estable emocionalmente y coordinado en sus movimientos que tiene éxito en los deportes logra un estado de ánimo alegre y sereno lo que le da seguridad en sí mismo.