Golpe del procurador al constituyente primario Gustavo Bolivar Morenolas, Las 2 orillas 11 Diciembre 2013 09:52 Hoy es un día negro para la democracia. Hoy es un día negro para la democracia. Tal vez el peor de nuestra vida republicana. Un procurador elegido a punta de clientelismo por el Congreso más corrupto de los últimos tiempos y reelegido por muchos de sus investigados, se atrevió a borrar de tajo la voluntad de 721.308 personas, en una decisión eminentemente política. Inadmisible. El Constituyente Primario ha perdido su soberanía a manos de un hombre viciado por el odio, el clasismo, el sectarismo y la fobia a ideologías ajenas a la suya. Las mafias de la contratación, los políticos tradicionales, los concejales que no vieron correr mermelada por sus bocas hambrientas, los amantes de asesinar toros en medio de aplausos, los hampones que gustan de andar armados, las mafias del transporte, las empresas privadas que andan tras de hacerse al acueducto que subsidia el agua a los pobres, los constructores ventajosos y desordenados que ponían a pagar al Distrito las acometidas de las obras que les dejaban ganancias millonarias, los políticos que perdieron la alcaldía en las urnas y los que quieren llegar a ella en esta coyuntura, todos ellos están de fiesta. Deben estar celebrando. Imagino sus sonrisas y brindis. De eso no hay duda. Y no solo porque su amigo el Procurador ha destituido al Alcalde de Bogotá, un hombre que desde el inicio de su período se dedicó a desmantelar los contratos desventajosos que por prebendas firmaron otros alcaldes, sino que lo ha destituido por 15 años, sacándolo para siempre de la política. La razón está clara. Hombres como Petro incomodan al establecimiento. Que lo diga el Nieto de Laureano Gómez que empezó a recoger firmas para revocarlo cuando el alcalde ni siquiera llevaba un año ejerciendo un cargo que recibió en condiciones lamentables. La ciudad destrozada física y moralmente por el saqueo al que había sido sometida por el carrusel de las contrataciones. Y no llevaba Petro un mes en el cargo cuando sus opositores ya estaban crucificándolo por la movilidad en Bogotá. ¿Quién en un mes soluciona un problema que lleva décadas enquistado en la ciudad? Una ciudad a la que entran más de 100 mil nuevos autos anualmente sin que se le construya una sola avenida en 20 años. Una ciudad, tal vez la única del mundo con 8 millones de habitantes y sin un metro y sin autopistas. Una ciudad que al inicio de su período, Petro encontró sin dinero y, además llena de huecos y obras abandonadas e inconclusas. Lo más triste es que quienes llevaron la ciudad al caos fueron los que empezaron a revocar al alcalde desde el mismo día en que se sentó en su silla. Si bien es cierto que se cometieron improvisaciones en el manejo de las basuras, por el afán de Petro de arrancarles a las mafias los contratos que venían ejecutando con sobrecostos para el ciudadano, ese hecho amerita un llamado de atención, cuando más una sanción. Pero destituir por esto a un alcalde elegido democráticamente y fuera de eso inhabilitarlo por 15 años deja en evidencia el odio de una sentencia que por su exagerada pena, cualquiera que no conozca el hecho, puede pensar que fue proferida para castigar al peor de los hampones que haya dado Colombia. Acabar con la vida política de un hombre que ha denunciado la corrupción y los abusos del poder, de esta rastrera manera, nos deja claro el porqué de la violencia en Colombia. La guerra no la hacen los militares. Ellos simplemente obedecen órdenes. La guerra se gesta en los escritorios donde estos buitres firman lo que les toque con tal de mantener el statu quo para unas élites que se enriquecieron en detrimento de la educación, la salud y el bienestar de millones de personas. Estos buitres se tomaron el poder hace 200 años y por lo visto, no quieren soltarlo. Así tengan que pasar por encima de la voluntad de pueblos enteros. Pueblos sumisos como el nuestro. A quienes luchamos por depurar las costumbres políticas nos duele el corazón. La sensación de impotencia es grande. Y crece más cuando recordamos que más de 15 concejales siguen ejerciendo sus cargos después de atracar a la ciudad. Y crece más cuando recordamos que, inicialmente a Samuel Moreno, autor de los peores actos de corrupción, esta misma procuraduría lo sancionó apenas por 3 meses. Ya descubierto el entuerto y ante la presión de los medios y la ciudadanía optó por aumentar a 12 meses la sanción. Pero Samuel es de ellos. Tenían que considerarlo hasta última hora. Por eso su proceso lleva 5 años enredándose entre jueces y fiscales amigos hasta lograr la prescripción. No soy petrista. No pertenezco a los progresistas que él lidera, de hecho hago campaña por el Voto en Blanco. Pero la noticia de su destitución injusta, exagerada y politizada nos debe preocupar a todos los demócratas y amerita una movilización ciudadana inmensa, sin precedentes. Desde luego una movilización pacífica como todas las que promovemos. Pero una movilización seria que se manifieste contra este atentado a la democracia. Amigos y amantes de la democracia todos. Sin distingo de partidos: A las calles. Tenemos que hacernos sentir frente a ese monstruo del Procurador General de la Nación. No queda otro remedio. Dejar pasar por alto este atentado a la democracia sentará un grave precedente de indiferencia del cual se seguirán aprovechando los defensores de la clase política tradicional para seguir manejando el país desde su conveniencia. Encojan el miedo, envuélvanlo en razones y dénselo a guardar a ese algo en lo que crean. Salgan a defender lo poquito que nos queda de democracia. Por afrentas menos crueles e infames muchos pueblos han poblado de indignación sus plazas públicas. Los buitres de la patria no pueden seguir haciendo y deshaciendo con el país. Ellos son pocos. Nosotros somos millones. Algunos, incluso, como el hijo que se pelea por la herencia del padre mientras este agoniza, ya alistan sus campañas para reemplazar al alcalde. A Petro lo eligió el voto limpio de 721mil personas. Al Procurador lo eligió el Voto cuestionado de 80 Senadores algunos de ellos investigados por él. La mayoría lubricados por la mermelada del Gobierno. ¿Quién tiene más autoridad si la autoridad emana del pueblo? Armados de razones podemos derrotarlos. Pero para hacerlo se necesita decisión. Quedan dos opciones. Quedarnos en casa viendo las noticias, imaginando la celebración de los que se benefician con este acto infame o salir a protestar. Dejarles en claro que no nos pueden pasar por encima. Que lo que se elige democráticamente se respeta. Que no estamos pintados. Que se acabaron los tiempos en que obedecíamos sus órdenes absurdas. Punto de quiebre ciudadano. Ser o no ser. Somos o no somos. Estamos o no estamos.