TEMA 2. Arquitectura y urbanismo del Quattrocento en Italia

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Grado Historia del Arte
HISTORIA
DEL ARTE MODERNO
Tema 2. Arquitectura y Urbanismo del Quattrocento en Italia.
La arquitectura.La arquitectura del llamado primer renacimiento o arte del humanismo, fue definiéndose
en Italia, de una forma progresiva y lenta en el transcurso de la primera mitad del siglo
XV. Las distintas tendencias artísticas, estilos o lenguajes de la Edad Media, llegaron
bastante matizados a Italia, así pues, las técnicas constructivas de la antigua Roma
asumidas y modificadas, proporcionaron unas características propias. Estas técnicas
debían de adecuarlas a los nuevos tiempos, formando un lenguaje artístico específico. Este
papel sería asumido por los humanistas, entre los cuales destacaron algunos arquitectos,
como Alberti, gran teórico de la arquitectura del Quattrocento. Estos arquitectos se
dedicaron a estudiar, medir y dibujar los monumentos llegados de las épocas griegas y
romanas, y establecer, así, nuevos postulados arquitectónicos.
La nueva visión del clasicismo se aplicaría muchas veces a obras ya existentes. En muchas
iglesias florentinas se puede percibir el transito hacia una nueva mentalidad, que pedía una
nueva imagen en el entorno o escenario estético de una ciudad. Edificios de interiores
bajomedievales quedaron envueltos por fachadas que se aproximaban a un cierto
clasicismo de cara a la urbe, creando así, ciertas tensiones estéticas en estos edificios, al
tener la visión exterior clasicista a su cobijo gótico.
Del estudio de los edificios llegados de aquellas épocas, se dedujeron una serie de
principios teóricos, para ser aplicados a la práctica arquitectónica. Reestableciéndose una
vieja relación entre el cuerpo humano y la arquitectura, que sirve para cobijarle,
sometiendo a esta, a las reglas de armonía, proporción y simetría de las distintas partes
entre sí y con la totalidad, así como a los principios de la perspectiva.
¿Hasta que punto la practica constructiva de la primera mitad del Quattrocento se mostró
como una recuperación de la arquitectura del primer periodo cristiano?, también hacia un
cierto retorno al románico italiano.
Brunelleschi nos da pistas en las plantas de varias iglesias, ya que se construyeron
tomando como modelo las primitivas basílicas con sus techos planos en las naves
principales y alguna tipología más. A todo ello habría que añadir la incidencia del arte
bizantino, perceptible en el empleo de cierta policromía, a través de la alternancia de los
materiales y de las cúpulas.
Arquitectura escrita.La práctica artística de arquitectos como Alberti e Il Filarete tuvo correspondencia con sus
escritos teóricos, donde se difundieron sus ideas sobre la arquitectura. Sus tratados
establecían un nexo con la aritmética y la geometría. Los principales tratados son:
• “De re Architectura” de Vitruvio: arquitecto romano de la época de César y
Augusto, Vitruvio creó este tratado que supone un canon ideal de la arquitectura
greco-romana. Dividido en 10 libros define la arquitectura en función de la
ordenación, disposición y euritmia. Para Vitruvio los edificios debían construirse
logrando firmeza, comodidad y hermosura.
• “De re aedificatoria” de Alberti: primer gran teórico del arte del humanismo del s.
XV, Alberti tomó el tratado de Vitruvio como primer principio para establecer un
nuevo lenguaje clasicista. En su opinión, la belleza arquitectónica es racional y
científica, nada subjetiva ni arbitraria.
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•
“Tratato d’archittectura” de Il Filarete: el arquitecto y escultor Pietro Averlino
planteó en esta obra escrita en italiano el trazado de una ciudad humanística ideal,
bella, buena y perdurable.
Florencia como nueva Roma.La capital toscana se convirtió en el s. XV en la “nueva Roma” refinada y neoplatónica en
torno al predominio político de los Médici y bajo el patrocinio de los Pazzi, Ruzellai y los
Pitti. En 1494, dejó de ser centro cultural predominante en beneficio de Roma, que asumía
este papel en torno a la corte papal y la construcción del Vaticano (hasta que en 1527 fue
saqueada por las tropas de Carlos V).
La importancia de Florencia se debe a la recuperación recreada de lo antiguo, al despertar
del humanismo y del neoplatonismo pagano en torno a personalidades como Marsilio
Ficino, que reemplazó al teocentrismo medieval.
El mecenazgo de los Médici comenzó con Cosme el Viejo, que transformó la ciudad en un
principado, difundió el humanismo por toda Italia y se preocupó del equilibrio político
mediante la diplomacia. Creó la Academia neoplatónica y protegió a artistas como
Ghiberti, Brunelleschi, Donatello, Fra Filippo Lippi, Sandro Boticceli y Gozzoli. Su hijo
Pedro “el gotoso” fue un gran coleccionista de arte. Le sucedió Lorenzo el Magnífico
(1449-1492) que patrocinó el periodo más fructífero para las artes de la urbe.
Lorenzo, autor de obras mitológicas, alegóricas, filosóficas y religiosas, se rodeó de un
círculo de humanistas entre quienes figuraba Marsilio Ficino. Por estos años Florencia
asumió el papel helenístico que Constantinopla había perdido al ser invadida por los turcos
en 1453. Pero Lorenzo de Medici también contó con la oposición del teólogo Dominico
Jerónimo Savonarola, que en sus sermones denunciaba las inmoralidades de los Borgia y
las liberalidades de los neoplatónicos protegidos por Lorenzo. Proclamó la filosofía
aristotélica y tomista, y el retorno a la austeridad de la Iglesia hasta su ahorcamiento en
1498.
Por cuestiones políticas, Lorenzo tuvo que enfrentarse al papa Sixto IV, humanista que
desarrolló la Biblioteca Vaticana y realizo la Capilla Sixtina.
ARQUITECTURA RELIGIOSA.Brunelleschi.Filippo Brunelleschi (1377-1446) fue educado en un principio en el arte de la escultura.
Tras la derrota en el concurso para las puertas del baptisterio de Florencia, Brunelleschi
abandona la escultura y se marcha a Roma, donde, junto con Donatello, estudia los
edificios antiguos para conocer la técnica constructiva empleada. En sus obras posteriores
se preocupó por lograr la perspectiva central de los edificios, aplicando las matemáticas,
las leyes de geometría y de la óptica. No dejó obra teórica escrita, posiblemente por poseer
todavía una mentalidad gremial característica de la Baja Edad media, lo que le obligaba a
no difundir los secretos de su arte a los no iniciados. Su arquitectura es totalmente
racionalista, se somete a las normas que tienen al hombre como principal referencia.
La Capilla Pazzi:
La Capilla Pazzi fue un obsequio a la iglesia de la Santa Cruz por la familia Pazzi de
Florencia, a fin de utilizarse no solo para sus servicios, sino también como Sala Capitular
en la que los monjes de la orden pudieran reunirse. Se construyó más o menos entre 1440 a
1460.
Se trata de un edifico de pequeñas dimensiones y con un pórtico cubierto por bóveda de
cañón. Su fachada es un pórtico de cinco tramos entre seis columnas de orden compuesto, los
cuatro extremos adintelados y el central en forma de triunfo semicircular muy alto y de doble
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anchura, cubriéndose por medio de una bóveda de cañón. Sobre tal pórtico se alza un ático
decorado con pilastras corintias, y seccionado por el gran arco del centro, que se corona en
una cornisa muy ornamentada. La cúpula, con sus doce vigas y doce ojos, parece estar
flotando, puesto que la cornisa más baja del tambor no toca los arcos que la sostienen.
La Capilla Pazzi es un de las obras maestras de la historia de la arquitectura, armoniosa y
elegante en sus proporciones y espacios, luminosa y sencilla en su esquema.
Cúpula de Sta. Mª del Fiore:
Brunelleschi debió acomodar su proyecto a una catedral yá construida, Santa María del Fiore,
la forma octogonal de la cruceta de la catedral precisaba un tambor asimismo octogonal,
soportando una cúpula dividida por ocho sólidas vigas y la linterna en su cima. Un armazón
interior de mampostería y otro exterior de losa determinan entre ellos un complejo entramado
de vigas más pequeñas, y acoplan los contrafuertes horizontales que unen las vigas
principales. El sistema de construcción de Brunelleschi y su ingenio para levantar los
materiales a gandes alturas hicieron posible construir la insólita estructura sin el costoso
bosque de andamios que, de otro modo, se habría necesitado. Además, el arquitecto jugó en
el exterior de la cúpula con el empleo de materiales de doble colorido para crear efectos
bicromáticos: blanco en los nervios de marmol y rojo de los plementos en consonancia con el
blanco y verde de los muros. Ello dio lugar a un cierto efecto figurativo y a una perspectiva
centralizada de la cúpula.
La cúpula del Duomo proporcionó una nueva imagen muy emblemática a Florencia, y
produjo una transformación visual y significativa de una urbe medieval en su conjunto. Se la
ha concebido como manifiesto inicial y paradigma de una nueva arquitectura, que, aun
queriendo adoptar un cierto clasicismo, mantiene, como muchas obras transcendentales del
Antiguo Renacimiento, elementos góticos y ciertos aires orientales. La historiografía ha
querido ver cierto paralelismo entre esta cúpula y la del Panteón de Roma o la de San Pedro
del Vaticano. Esta cúpula se acabó de construir en el año 1436, siendo bendecida por el Papa
Eugenio IV el 25 de marzo. Ese mismo año se abrió un nuevo concurso para la construcción
de la linterna, obtenido por el propio Brunelleschi.
Linterna de Cúpula:
La linterna presenta estrechas influencias clásicas; el orden Corintio se completa con
pilastras y cornisamientos recogidos hacia las esquinas de la linterna, sustentado a su vez
por un sistema de arcos que la sostienen. Brunelleschi utilizó artesonado de mármoles
blancos y de color, característicos de las iglesias medievales en Florencia, hay es donde
apoya sus volumenes, espacios y superficies. El resultado es una estructura de masas
predominantes, simplicidad, claridad de exposición y de expresión de diseño.
Iglesia de San Lorenzo:
En San Lorenzo, Brunelleschi sustituyó las complejas formas y sistemas góticos por la idea
elemental de una basílica de los primeros cristianos. Su planta es de cruz latina contres naves
y capillas laterales, casi basilical. Las arcadas de la nave, sostenidas por columnas corintias
sin estrías, soportan un muro liso traspasado por una claraboya de ventanas arqueadas.
Flanqueadas por pilastras corintias, las naves laterales están cubiertas por bóvedas de
pechina, sostenidas sobre arcos transversales; la nave se encuentra techada por un artesonado
liso, cuyas cuadriculas dan lugar a una oportuna representación grafica, con que compensar
el desajuste espacial interior. Incluso el suelo está rayado, graduando así, no solo el retroceso
en perspectiva, sino también las proporciones entre la anchura de los vanos, la altura de las
columnas y la de los arcos. Todo es medida, razón, proporción, armonía, acentuadas por la
elección de una piedra gris florentina (pietra serena), para las columnas, entablamentos,
arcos, marcos de ventanas y otros accesorios, jugando una vez más con la alternancia del
colorido, para lograr el bicromatismo propio de la arquitectura tradicional florentina
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La construcción de esta iglesia había sido decidida por ocho familias florentinas con la idea
de que contuviera una capilla para cada una de ellas; pero Cosme de Medici la adquirió al no
poder el resto de mecenas hacer frente a los altos costes ocasionados por tan alta empresa.
Para erigirla se derribaron varios edificios en 1418. Se intentaba, como señalé antes, crear
una obra totalmente comparable a las de la Antigüedad, al recuperar el modelo de las
antiguas basílicas cristianas. Además hay que tener en cuenta que en su solar estuvo ubicada
la basílica más antigua de Florencia, construida en el año 380.
Michelozzo.Biblioteca de San Marcos.Michelozzo di Bartolommeo se formo con Ghiberti y además colaboró con Donatello. En la
Catedral de Florencia sucedió a Brunelleschi como maestro principal en 1446. En su obra
arquitectónica se puede apreciar el peso de la tradición.
Cosme el Viejo le encargó la remodelación del convento dominico de San Marcos en
Florencia. En este convento destacan los frescos que Fra Angelico realizó para las celdas y
los asillos del primer piso. En 1444 Michelozzo llevó a cabo su célebre sala de la biblioteca
con planta basilical con tres naves separadas por una arcada donde destaca el de medio punto.
A estos arcos les sostienen unas columnas que siguen el orden jónico.
Alberti.El movimiento renacentista se rindió ante la categoría de un coloso de la cultura, León
Battista Alberti (1404-1472). Descendiente de una de las más poderosas familias
florentinas de la Edad Media, nació sin embargo en el exilio, volviendo esporádicamente a
Florencia ejerciendo como consejero humanista de papas y príncipes. A Alberti se le ha
considerado como la encarnación perfecta del arquitecto humanista del Quattrocento,
compaginando esta actividad con la realización de proyectos arquitectónicos y la reflexión
promovida en sus escritos sobre arte. Escribió tres tratados: Sobre la pintura, Sobre la
escultura y Del arte de la construcción, hoy estos escritos nos proporcionan un lúcido
discernimiento en torno a muchos aspectos del arte renacentista.
Alberti proyectó nuevas fachadas a modo de templos clásicos para varias iglesias góticas.
Proporcionó una nueva y, a la vez antigua, imagen a edificios existentes, es decir,
actualizó la Antigüedad. Sus propuestas se basaban en sus propias normas de la
perspectiva, en cierta manera, una concurrencia entre teoría arquitectónica y práctica
constructiva que resultan interdependientes.
Sta. Mª Novella.Alberti proyectó la fachada a modo de telón, ocultando o completando el interior de una
iglesia gótica. Empleó en ella un sistema clásico basado en el estudio de las proporciones
que a la vez cita el arte románico Toscano. El basamento original le sirvió como punto de
partida. A parte de este, conservó también las dos portadas góticas, el rosetón central y los
seis sepulcros de florentinos ilustres. La fachada entera se podría inscribir en un cuadrado.
Utilizó la policromía por medio del uso de mármoles taraceados de distintos colores,
siguiendo así una tradición constructiva toscana que cita el arte de la época de
Carlomagno. Las cuatro columnas tienen una función más ornamental que sustentante,
estas enmarcan la puerta central y las esquinas junto a las pilastras a dos colores, a modo
de contrafuertes. En la parte superior vemos un frontón clásico triangular, y por debajo de
este el friso, separado de la parte inferior mediante un arquitrabe. En el friso podemos ver
incrustaciones cuadradas y el entablamento a modo de cornisa, perforado por un gran
óculo. La menor anchura del friso se resuelve con dos aletones laterales. Alberti jugó con
la alternancia de distintas figuras geométricas simples para decorar esta fachada:
cuadrados, rectángulos, círculos, semicírculos y triángulos.
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San Francisco (Templo Malatesta).- (h. 1450)
Alrededor de 1450 Alberti preparó para uno de los más grandes tiranos del renacimiento
un proyecto para un edificio en el que todos los dogmas del Cristianismo católico estaban
representados. Segismundo Malatesta estaba intentando convertir la iglesia de San
Francisco en Rímini en un templo que le honrase a él mismo y a su mujer, Isotta.
Parece que en un principio solo se pretendía una remodelación de la antigua iglesia gótica
existente, pero Alberti le convenció a fin de incluirla en una estructura de mármol
completamente nueva. Antes de que Segismundo se arruinara se completó la nave, pero
parece ser que Alberti quiso terminarla con una cúpula como la del Panteón, esta cubriría
todo el ancho de la fachada principal, pero nunca llegó a realizarse.
Hay que decir que la nave central, ya fuera cuadrada, circular, poligonal o cruciforme,
estaba llamada a ser el ideal dominante de la arquitectura del Renacimiento, culminado en
el diseño de San Pedro en Roma. Las iglesias de Alberti nos conducen al espacio de la
cúpula a través de una gran nave, y creía que tenía que ser de bóveda de cañón, en este
templo, probablemente, fue construida en madera.
Como modelo de la fachada optó por el Arco Romano, muy similar a uno existente en
Rímini. Tiene tres, el central incluye el portal y los laterales, ciegos, acogen las tumbas de
Segismundo e Isotta. Cuatro columnas con capiteles corintios escoltan a los arcos
principales, también sirven como sostén de la cornisa superior. En ella podemos apreciar
una obra inacabada, lo que le da un aire de ruina antigua que ensalza el conjunto. Las
fachadas laterales están formadas por una serie de arquerías donde se guardan una serie de
sarcófagos de diferentes humanistas y antepasados de Malatesta.
En contraste con la ligereza de la arquitectura de Brunelleschi, las pesadas columnas,
pilares y arcos del templo de Malatesta producen un efecto de grandeza imponente.
San Andrés, Mantua (1470-1476)
Interior:
En esta iglesia se cumplen por completo todas las ideas de Alberti. La planta es de cruz
latina, pero muy diferente a lo visto hasta ahora. Alberti proyectó un interior con una sola
nave, coronada por una inmensa bóveda de cañón, cuya inclinación óptica conduce al ojo
hacia el ábside y el altar. Su iluminación se produce por rosetones en la fachada principal
y en el crucero, también por rosetones más pequeños entre los pilares y las capillas. Un
gigantesco sistema de pilastras corintias aparejadas ornamentan la nave, y una cúpula
semiesférica habría completado el crucero, pero la actual data del siglo XVIII. La
majestuosidad y efecto sólido de la nave fueron imitados posteriormente por Bramante en
San Pedro de Roma o Vignola para Il Gesú en Roma, hasta ser repetida en incontables
iglesias barrocas de toda Europa. Por eso se puede decir que Alberti supuso el final de la
planta basilical.
Exterior:
La fachada de este edificio se ha considerado como el resultado de la combinación de dos
tipologías diferentes: entre la pronaos de un templo clásico y el arco de triunfo. Esta
fachada colocada sobre un basamento está limitada por construcciones anteriores. Debido
a la falta de piedra en Mantua se utilizaron ladrillos con argamasa, salvo para las pilastras
ornamentales que acompañan al arco central y a sus calles laterales, que fueron hechas con
mármol importado, estas sujetan a su vez, al entablamento compuesto por un frontón con
óculo central, dispuesto encima de un friso.
Así pues se puede decir que la iglesia de San Andrés es un templo de planta de cruz latina,
de una sola nave, cubierta por medio de una bóveda de cañón con capillas laterales, y
transepto construido ya en el siglo XVI. No se acabó totalmente hasta que Juvarra
realizase la cúpula del crucero ya en el siglo XVIII.
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EL PALACIO EN LOS ESTADOS ITALIANOS DURANTE LA SEGUNDA
MITAD DEL SIGLO XV.
El palacio florentino.Hay determinadas características comunes en el modelo del llamado palacio florentino,
siendo algunas similares a las del veneciano en sus líneas más generales. Hablamos de un
edificio esencialmente cuadrangular, como un bloque compacto y encerrado en si mismo,
seccionado en su altura. Viene a ser semejante a una pequeña ciudad dentro de una gran
ciudad. Sus espacios internos se distribuyen en torno a un patio o “cortile” de cuatro
crujías y con arquerías en el piso inferior, que articula y distribuye el conjunto de las
dependencias. Esta parte abierta palaciega central viene a ser lo que la plaza es para la
urbe, tal y como señalaba Alberti.
El palacio había dejado de dar una imagen esencialmente militar. Pero aunque se
prescindiera de las torres fortificadas y de las almenas, no se le desposeyó de su situación
predominante de poder al almohadillarse sus bloques de piedra de un modo un tanto recio
y rústico, lo cual hace referencia a su antigua condición de fortaleza.
El palacio florentino es un edificio que el arquitecto del primer Renacimiento sometió a
las reglas de racionalidad y de funcionalismo. Hay una profunda preocupación por mostrar
el empleo de la perspectiva y de la simetría casi estricta. Las leyes de la geometría asumen
gran importancia en tales palacios. Predominan las figuras cuadradas, triangulares y
semicirculares, tiene preferencia el uso de la pilastra frente a la columna y se citan los
órdenes arquitectónicos esencialmente en sus capiteles, variando de una forma casi
jerárquica en altura, desde el más simple dórico hasta el más lujoso, el corintio.
Médici Ricardi (Michelozzo):
El edificio es de planta cuadrada y de configuración cúbica. Pierde su caracter medieval de
fortaleza haciendolo esteticamente más amable, aunque su exterior almohadillado y tosco
parece no querer olvidar un pasado grandilocuente.El “cortile” o patio central, cita del atrio
romano o más directamente del claustro de los conventos medievales, tiene tres arquerías en
cada crujía del primer piso, actuando así, de elemento arquitectonico regulador y distribuidor
de los distintos espacios. Este patio sirve, además, como sistema de iluminación y ventilación
del interior del palacio. En el exterior muestra sus tres planta separadas por molduras, cuyos
sillares almohadillados degradan su volumen desde la serie maciza inferior, toscamente
rustica, a la mampostería del segundo nivel, compuesta por bloques lisos con junturas
fuertemente acentuadas, hasta la del tercero, completamente pulida. En la planta baja los
sencillos huecos rectangulares cubiertos con sus frontones triangulares quedan enmarcados
entre arcos de medio punto. El edificio se halla coronado por una voluminosa cornisa,
influida por el ejemplo de los templos romanos. Hay más ejemplos clásicos, los arcos
redondos de las ventanas de los pisos segundo y tercero descansan sobre delicadas
colonnettes , con capiteles corintios ligeramente modificados. Para unos ojos actuales, el
edificio no parece muy palaciego. No solo el aspecto exterior de fortaleza, sino también lo
altísimos interiores, aun cuando estuvieran rellenos con las desaparecidas colecciones de
pinturas, esculturas, tapices y antigüedades, no dejaron de dar una imagen de austeridad.
Cosme el viejo intentó impresionar al observador con la fuerza y dignidad de su familia.
El palacio Rucellai. (Rossellino según diseño de Alberti).
El palacio de Alberti destaca por su horizontalidad, aunque este ritmo queda suavemente
matizado por la verticalidad las pilastras de fustes lisos preferida por Alberti a la llamativa
columna. Aunque mantiene la división en tres niveles, las ventanas dobles del segundo y
tercer pisos, y la gran cornisa del edificio de Michelozzo, rechaza la fuerte rusticidad del piso
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bajo de aquél. En su lugar, establece un sistema uniforme de mampostería biselada idéntico
en los tres pisos. Luego Alberti ornamenta su fachada por un recargado sistema de tabiques
arquitectónicos: pilastras que no cumplen ninguna función, o la de simular que sostiene los
cornisamentos sobre ellas. La historiografía pretende que el arquitecto se debió inspirar en el
Coliseo de Roma al diseñar la fachada, superponiendo distintos órdenes arquitectónicos:
Dórico en la planta baja, Jónico en la segunda y Corintio en la superior.
También empleó las ventanas ajimezadas o venecianas separadas por una columnita. Encima
del banco de piedra aplicó la técnica constructiva romana del “opus reticulatum” en el
zócalo, que dejó visible. Tiene menos realce almohadillado, aunque todavía tiene ese toque
rustico, le confiere así, una imagen menos militar, menos fortaleza que la de Médici. Tal
modelo se seguiría en el palacio de la Cancillería de Roma y en el Piccolomini de Pienza.
Este edificio constituye, sin duda, el otro gran modelo de palacio señorial florentino, junto al
de Médici de Michelozzo, del que partió. La fachada, una clara variante de la del Palacio
Medici, nos lleva, sin duda a una nueva era del pensamiento renacentista. Alberti en sus
escritos y sus proyectos, consideró a la antigüedad como un modo de vida. Es visible también
la doctrina de Alberti de que las proporciones y divisiones básicas de la pared pertenecen a la
belleza, definida como “la armonía y proporción de todas las partes, obtenidas de tal manera
que nada se pueda añadir, quitar o cambiar”.
El palacio Pitti. (Luca Fancelli según diseño de Brunelleschi).
Proyectado en siete intercolumnios, hoy los ejes centrales, en el siglo XVI se amplió a once al
convertirse en la residencia de los Medici. Ampliada por Bartlommeo Ammanati, este trazó alas
octogonales para delimitar el espacio del nuevo “cortile” en la parte posterior del palacio. Lo que hoy
se puede contemplar es el resultado de una serie de actuaciones que tuvieron lugar entre 1458 y 1783.
Su fachada almohadillada presenta tres plantas separadas por las cornisas clásicas de este tipo de
palacios del Renacimiento italiano.
Construido en un principio para el banquero Luca Pitti en calidad de residencia familiar, en el siglo
XVI se convirtió en la residencia de los Medici, pues cuando los Pitti se arruinaron, fue adquirido en
1549 por Leonor de Toledo, esposa de Cosme II.
El palacio veneciano.El estilo de la arquitectura del Quattrocento no se ve reflejado en los palacios venecianos
como en los florentinos. En Venecia se entremezclan estilos novedosos con el tradicional
de la propia ciudad, tan especifica debido a su ubicación. Las condiciones geográficas
hacen necesario que los edificios posean dos entradas, una por el canal y otra por tierra.
Estos se construían cimentados sobre pilares y carecían de sótanos. Otra característica de
esta tipología palaciega es su carácter escenográfico, muy teatral, cuidando de una forma
casi pictórica la ornamentación de su fachada principal, la cual se solía disponer en la
parte más espectacular, la que da al canal. Esta multiplicaba sus vanos con ventanas
ajimezadas y galerías vidriadas. Hay que destacar la profusión de pequeñas columnas
frente a los palacios florentinos y la proliferación de chimeneas en forma de embudo.
Ca’Darrio (1487) de Pietro Lombardo (1435-1515)
• Situado en el gran canal de Venecia.
• Fachada asimétrica, influencias góticas y gran riqueza cromática.
• Estructurado en tres pisos sobre parámetro.
• Disposición de logias con ventanas ajimezadas.
El estilo del Quattrocento se nota en el interior que en el exterior, donde aun conserva las
influencias del gótico.
C’a Loredan Vendramin Calergi (1481-1509) de Mauro Codussi.
• Se edificó sobre el agua.
• Fachada estructurada en tres plantas, como los florentinos.
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•
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Ventanas ajimezadas entre columnitas.
Superposición de órdenes arquitectónicos.
La villa suburbana.Variante de la tipología palaciega, adquiere características propias por su ubicación en el
medio rural. No demasiado alejadas de la ciudad, según modelo romano y circuido por un
paisaje, a veces doble: el de la propia naturaleza y el de un jardín próximo. Diseñadas de
una forma más libre y desenfadada que el palacio urbano, emplea órdenes, como aquél,
arquitectónicos y frontones como los templos clásicos. Cuenta con patios y salones, solían
tener logias o galerías corridas para la contemplación del paisaje. Algunas de ella llegaron
a tener explotaciones agrícolas. También tuvieron un marcado papel cultural dentro del
Humanismo, la villa de Corregi fue sede de la Academia neoplatónica de Marsilio Ficino y
en la villa Belvedere la colección de antigüedades del papa Inocencio VIII. Estos edificios
se fueron alejando del aspecto militar inicial, aunque alguno mostraba cierta apariencia
fortificada, como la villa Corregi o la Belvedere con sus dos torres avanzadas.
La villa Médici de Giulano da Sangallo.- (1445-1516)
• Primer modelo de villa florentina del Quattrocento.
• Trazado general cuadrado.
• Planta baja porticada.
• Empleo de órdenes arquitectónicos.
Tipología hospitalaria.El hospital.Esta novedosa tipología tuvo gran difusión por toda Europa. Ideado por Il Filarete, el
hospital de planta de cruz griega transformo al de planta basilical y claustral anterior. Este
modelo subsistió hasta finales del siglo XVIII, momento en que se impuso el sistema por
pabellones aislados, permitiendo una cierta clasificación por sexo y edades.
Hospital de los inocentes (Brunelleschi):
El Hospital de los Inocentes, es un edificio de carácter benéfico que fue construido para
acoger a niños huérfanos y abandonados, completando la función de otros dos hospitales, el
de San Mateo y de Santa María Nuova. La obra fue financiada por el gremio del Arte de la
Seda, siendo Brunelleschi el encargado de proyectar el edificio y dirigir las obras entre 1419
y 1427. A partir de este último año Francesco della Luna se haría cargo de ellas.
El edificio da a la Plaza della Santa Annunziata en Florencia, con una hermosa arcada de
once arcos circulares, entre estos arcos se colocaron diez medallones de terracota esmaltada,
representando a niños expósitos, obra de Andrea della Robbia, siendo realizada hacia el año
1463. Estos arcos estaban sostenidos por columnas compuestas, y terminadas, a cada lado,
por pilastras corintias, coronadas por una pequeña serie de ventanas atimpanadas (la serie que
está sobre el tejado es una excrescencia posterior). La altura de cada columna compensa la
anchura del entrepaño entre las columnas, así como su profundidad desde las columnas a la
pared. Cada vano, por tanto, se convierte en un cubo espacial, coronado por un hemisferio
cuadrado en la forma de la bóveda pechina.
Hospital mayor de Milán (Il Filarete).- (1456)
Averlino, llamado Il Filarete realizó diversas obras en el Milán de los Sforza. De entre
ellas hay que destacar El Hospital Mayor para la beneficencia, ya que en ella introdujo
novedades en la configuración de la planta de esta tipología. Il Filarete proyectó dos
edificios en forma de cruz griega, que se unían por un patio cuadrado presidido por una
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iglesia de planta central en un espacio rectangular. El lugar de encuentro de cada brazo se
cubriría con una cúpula octogonal colocando un altar en ese espacio. La tipología del
edificio permitiría diferentes salas según sexo y edad. Este modelo fue mantenido aunque
simplificado en el hospital de Santa Cruz de Toledo.
La ciudad italiana en la época del humanismo.
El nuevo pensamiento del Quattrocento pretendía dotar a la ciudad medieval un sentido
geométrico regular, racionalizar, en fin, a la estructura urbana preexistente. Esta
planificación del terreno se debió principalmente a la ubicación en el espacio urbano, de la
nueva tipología del momento. La creación de estas ciudades se llevó a términos en la
práctica y también en la imaginación, sobre el papel, dibujados y descritos
elocuentemente, por algún que otro arquitecto imaginativo. Configurándose, de este modo,
una ciudad ideal italiana llegando a alcanzar la consideración de utopía. Como ejemplo
más elocuente, nos encontramos con Sforzinda, diseñada por Il Filarete.
La Plaza.La plaza vino a ser la evolución del foro romano diseñado para reunir a la población, lugar
de mercado y transacciones comerciales y como sistema de distribución de la red viaria.
Fue ya desde el medievo el espacio urbanístico más representativo de la ciudad, también
en el Renacimiento y en el Barroco. En Italia estas plazas ocuparon, en la mayor parte de
las veces, los mismos espacios que los foros romanos. El Quattrocento procurará regularla,
dotarla de cierta uniformidad en sus fachadas y de darle una figura geométrica
reconocible. Las mismas características de la arquitectura de esta centuria se reflejaron en
la plaza, es decir, someter el espacio a estudios matemáticos y geométricos, corregidos por
la óptica a la simetría central.
Ejemplos de plazas en la Italia del Renacimiento son la Plaza de Pío II, en Siena, de
Rosellino, o la Plaza ducal de Vigevano, en Lombardía.
Ciudad palacio de Urbino.La ciudad palacio de Urbino, fue construida por Federico de Montefeltro, uno de los
príncipes italianos más representativos del Quattrocento. Formado en las artes de la guerra y
conocedor de la arquitectura, gobernaría entre los años 1444 y 1482, comenzando a construir
su palacio ducal hacia el año 1447.
Su núcleo primitivo de configuración medieval fue creciendo con el paso del tiempo hasta
constituirse en una auténtica ciudad palaciega, que destacaba su presencia en Urbino de una
forma agresiva y monumental. La urbe trasformó su estructura al tiempo que se construía el
palacio con sus dos grandes torres circulares. En 1465 fue considerablemente ampliado,
realizándose construcciones desde la misma cima en descenso hacia la llanura. En torno suyo
se fue formando todo un barrio residencial privilegiado.
Durante el Renacimiento Urbino vivió su época de máximo esplendor. En este período su
nombre se entrelaza con el de su Señor, el duque Federico de Montefeltro. Condotiero de
éxito, hábil diplomático y seguidor entusiasta de las artes y la literatura, el duque mecenas
hizo construir el palacio con la famosa fachada de las torretas y llamó a su corte a pintores
como Piero della Francesca, Giusto di Gand, Pedro Berruguete, escritores, filósofos,
matemáticos, arquitectos como Leon Battista Alberti, Luciano Laurana, Francesco di Giorgio
Martini.
Tema 2. Arquitectura y urbanismo del quattrocento en Italia.
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