Aspectos que afectan el aprendizaje en el aula de idiomas. Yolanda Eugenia Del Castillo Negrete Cuenta con la Licenciatura en Sociología con Psicología como especialidad y la Maestría en Trabajo Social Psiquiátrico de la Universidad de Illinois, EUA. Ha trabajado como terapeuta en el Larimer County Mental Health Center, en Colorado, Estados Unidos; y en terapia de enseñanza familiar en UNAM. Obtuvo la certificación del COTE y un diplomado en diseño de materiales de educación a distancia ambos impartidos por el Consejo Británico. Ha utilizado su formación académica en el campo de la enseñanza. Actualmente labora como maestra de tiempo completo en el programa de licenciatura en la Facultad de Idiomas de la UABC. Además, ha enseñado Literatura Norteamericana en este programa. Los intereses de su investigación giran en torno al uso de la literatura en el salón de inglés como lengua extranjera y la motivación como un factor determinante en la adquisición de una lengua. Correo electrónico: [email protected] Resumen: Como docentes de un centro de idiomas, es muy probable que un alto porcentaje de nuestros alumnos sean de 16 a 23 años de edad. Esta población presenta particulares retos para los docentes dado que este grupo tiene características que en ocasiones pueden afectar el aprendizaje y la dinámica del grupo. En este ensayo analizaremos cuáles son las problemáticas más frecuentes y cuál pudiera ser nuestro apoyo como docentes de un centro de idiomas. Introducción El obtener conocimiento sobre los problemas sociales, familiares y psicológicos más comunes que experimentan los adolescentes y jóvenes adultos y que afectan su desempeño en el salón de clases, es de gran importancia para nuestra labor docente. Es muy probable problemáticas que nuestros futuros estudiantes experimenten de identidad, sociales y familiares en el curso de su vida académica. La interacción que se dé en aula estará directamente afectada por las problemáticas individuales que éstos experimenten. En este ensayo analizaremos cuáles son las problemáticas más frecuentes y cuál pudiera ser nuestro apoyo como docentes. 1 He elegido incluir en este trabajo un rango de edad bastante amplio (16-23) debido a que el primer grupo, es decir los adolescentes tardíos (16-19) luchan por emanciparse y es probable que algunos de los conflictos del adolescente tengan esto como origen. El segundo grupo (20-23) aun siendo estudiantes y posiblemente trabajando medio tiempo, aún dependan del apoyo familiar para facilitar el logro de sus metas, sean éstas, educativas, materiales o económicas. Antecedentes Los estudiantes del Centro de Idiomas frecuentemente abarcan las edades entre 16 y 23 años, de tal manera que el conocimiento que podamos adquirir respecto a esas edades puede facilitar y enriquecer nuestra tarea docente. Cada día es más común que los adolescentes (16-19 años) y los jóvenes adultos (20 a 23años) permanezcan en el hogar paterno en forma dependiente (Silvestre,1995). Las razones para ello dentro de nuestro contexto cultural son sociales al igual que económicas. A pesar de la gran influencia cultural por la cercanía a los Estados Unidos de América y la difusión de los valores culturales extranjeros, México como país continúa aceptando como un valor el que los hijos e hijas solteras vivan en el hogar paterno y dependan económicamente de éste. Es un hecho que existen altos porcentajes de bajas en los últimos niveles en el Centro de Idiomas. Revisando el número de estudiantes en los últimos niveles, 5º y 6º, se hace evidente, dado el tamaño de los grupos, la reducción en número. Muchas pueden ser las explicaciones para las bajas; sin embargo, ello no le quita importancia el entender qué aspectos sociales, familiares y económicos es probable estén afectando al alumno , la dinámica del grupo y consecuentemente el aprendizaje. 2 La dependencia económica hacia los padres tiene implicaciones en todos los ámbitos de la vida del joven: familiares, sociales, educativas, psicológicas, y afectivas. Honess y Robinson (1993) han agrupado las temáticas que contestan a las preguntas que solemos hacernos en cuanto a estos estudiantes(16-23) en tres: las relaciones familiares, el desarrollo de la identidad y el desarrollo social. Las relaciones familiares El logro de la autonomía personal, que caracteriza el final de la adolescencia, se dará en forma positiva dependiendo del estilo de la relación dominante en la familia (Silvestre,1995). Los estilos de educación familiar son múltiples pero podríamos inferir que en nuestro contexto cultural la dominancia del padre como la autoridad continúa vigente aún cuando se tiende a la autoridad compartida entre ambos, padre y madre. La adolescencia y en muchos casos la edad adulta joven exigen una renegociación de las relaciones familiares. Cuando el adolescente y el adulto joven se encuentran con situaciones de rigidez responden ya sea con rechazo o con conductas aun más dañinas. Silvestre (1995) nos dice que el replanteamiento de las negociaciones entre padres e hijos, con un sesgo un tanto democrático, en otras palabras flexibilidad, tiende a dar mejores resultados y son un paso para la independencia del los jóvenes y la tan ansiada libertad. Las dificultades entre padres- e hijos (16-23), se presentan por lo general alrededor de la autoridad y los valores,(Mendizabal y Anzures,1999). Es una circunstancia común que estos jóvenes respondan a la falta de flexibilidad de los padres con hostilidad e indiferencia. En ellos (16-23) existe una constante redefinición de roles que si no se trabaja conjuntamente (padres- hijos) puede generar muchos problemas. Dado que el joven tiende a continuar estudiando y 3 dependiendo económicamente de los padres, esto continuará obstruyendo y obstaculizando en gran medida sus deseos de libertad. Las relaciones con los hermanos y hermanas son generalmente menos afectadas por el rechazo a la autoridad a menos que sean hermanos mayores y la familia les haya asignado el papel de “vigilantes” de las normas familiares. A pesar de que se habla mucho sobre la “rebeldía del adolescente” donde predominan la perturbación emocional; conflicto con la familia; aislamiento de la sociedad de los adultos y hostilidad hacia los valores de éstos, las investigaciones sugieren que menos de uno de cada cinco adolescentes , de los que siguen estudiando, no se adaptan a este patrón de desorden , perturbación y aislamiento (Offer & Shonert-Riechl, 1992). La adolescencia en si no suele incluir amplias perturbaciones emocionales, aunque los estados de ánimo de los jóvenes son frecuentemente negativos durante estos años. Con mucha frecuencia los jóvenes reniegan de la autoridad paterna pero las emociones que surgen en esta transición generalmente no terminan en conflictos de grandes proporciones. Como respuesta a los conflictos el joven buscará el apoyo de su círculo de “iguales” que lo comprenderá y en la mayoría de los casos el conflicto cesará de ser crisis. Promover la integración de un grupo por el docente puede reducir los sentimientos de “anomía” , falta de pertenencia, que en ocasiones sienten los jóvenes. El trabajo en equipos o grupos pequeños es un gran instrumento para facilitar el proceso de integración y fomentar el sentido de pertenencia. Desarrollo de la identidad Erikson (1950), señala que desde el punto de vista psicosocial, los adolescentes al construir su identidad se enfrentan al peligro de la difusión de la identidad. Es decir, son los problemas con que los jóvenes se enfrentan para redefinir su propia 4 identidad. Esta redefinición puede presentarse con comportamientos no aceptados dentro del hogar paterno o el ámbito escolar, resultando en conflictos. El manejo de los mismos puede resultar en un decremento o incremento de la severidad del incidente. Debe enfatizarse que en los incidentes en el hogar con frecuencia tienen repercusiones en el aula. El adolescente es apoyado en su redefinición de identidad por sus “iguales”. En ese grupo o grupos, hay afinidad generacional, el trato es de iguales y los temas tratados, específicamente, las relaciones afectivas y las vivencias íntimas, son aceptadas sin cuestionamiento. Es un hecho que cada grupo familiar , requiere buscar sus propias estrategias para mediar la redefinición de identidad de los jóvenes. Sin embargo la literatura apoya el estilo de paternidad democrático (Papalia, 2001) con resultados más positivos. El docente requiere tomar en cuenta el aspecto de “democratización” para el manejo en el aula, permitiendo al estudiante que participe en las decisiones que le afectan directamente. Erikson (1950) define como “moratoria psicosocial “ a la crisis que el adolescente experimenta por no haber resuelto exitosamente la fase anterior de su desarrollo de identidad. Lo define como un “tiempo de descanso” que el joven toma en el proceso de definir su identidad. Ésta se da en la fase “Identidad vs Confusión”. En ocasiones el estudiante hace sentir sus conflictos no resueltos, en el salón de clases. Ello puede ser a través de conductas disruptivas; incumplimiento de tareas; falta de compromiso y en general falta de integración a la vida en el salón de clases. La etapa de Identidad vs Confusión puede durar desde la pubertad hasta la edad adulta y su virtud una vez resuelta es la fidelidad : fe o un sentido de 5 pertenencia duraderos hacia un ser amado, los amigos o los compañeros (Erikson,1971). Para construir una identidad los jóvenes deben calcular y organizar sus habilidades, necesidades, intereses y deseos, de modo que puedan expresarse en un contexto social (Kroger, 1996). Esta última aseveración nos lleva a reflexionar sobre la importancia de hacer accesible a nuestros estudiantes todo tipo de experiencias, culturales, educativas, tecnológicas, sociales y filosóficas que contribuyan a su enriquecimiento personal y posiblemente le ayuden a definir su “quién soy, adónde voy”, y por ende lograr su identidad. Desarrollo social El desarrollo social inicia en el hogar paterno. Es a través del ejemplo del padre y la madre que el niño y más tarde el adolescente, aprenden las reglas de socialización. Es a través de la modelación de los padres que los hijos aprenden a interactuar con otros adultos en primer lugar y luego con niños y jóvenes de su edad. Durante la adolescencia los jóvenes pasan un porcentaje alto de su tiempo con sus “iguales”, es decir compañeros de clase y amigos. Las relaciones de amistad ocupan un lugar muy importante en su vida y pareciera que las relaciones familiares dejan de ser importantes, El joven buscará su integración a un grupo de sus “iguales” y hará lo necesario para “pertenecer”. Desafortunadamente aun cuando la reciprocidad es una característica de los grupos de “iguales”, hay grupos donde uno de los jóvenes mantiene el dominio del grupo y hace a un lado la reciprocidad. Esta característica de “no reciprocidad” requiere el cuidado del docente en la al igual que el aspecto de integración grupal. Recordemos el grupo que se integra, se ayuda. 6 A pesar de lo aislado que en ocasiones parece el joven, es afortunado que este joven “rebelde, aislado, opositor de toda autoridad y negativo “, seguirá acudiendo a las personas de autoridad, siendo estos sus padres o maestros, para cuestiones prácticas, económicas, afectivas y académicas (Silvestre, 1995). Es muy probable que el porcentaje de jóvenes que estudia y trabaja haya incrementado en los últimos 20 años debido a presiones económicas y esto seguramente va a tener consecuencias negativas y positivas en las tres áreas aquí señaladas: las familiares, de desarrollo de identidad y de desarrollo social. Estos probables cambios nos presentan un interesante tema de investigación. ¿Cómo afecta el entrar a la fuerza laboral, a la definición de la identidad? ¿Cómo cambian los estilos de paternidad cuando el joven trabaja? ¿De qué manera influyen estos cambios en su compromiso para el estudio? y tantas preguntas más que requieren contestación. Conclusiones El adolescente y el adulto joven (16-23) tiene características particulares que pudieran afectar su desempeño en clases: una identidad difusa, conflictos familiares surgidos por la búsqueda de emancipación y un desarrollo social igualmente afectado por el ambiente. Todas estas circunstancias pudieran en ocasiones pasar inadvertidas por el docente cuyo objetivo primordial es transmitir conceptos, facilitar su aprendizaje y guiar hacia la construcción del conocimiento. El recordar que el estudiante es un ser íntegro, con inquietudes, angustias, ilusiones y además capacidad de aprender, aunque ésta pudiera parecer un tanto invisible. Por una parte tenemos que posiblemente los jóvenes no tienen muy claro cuál es su identidad, quiénes son y adónde se dirigen, ocasionando esto situaciones de angustia y malestar que se reflejarán en su actitud en el aula. 7 Igualmente pueden vivir situaciones familiares donde su deseo de emancipación se ve truncado por ambientes familiares autoritarios. Este punto es importante para los docentes para crear en el salón de clases un ambiente democrático donde al joven se le tome en cuenta para las decisiones en clase. Si consideramos que la mayoría de jóvenes que continúa estudiando logra superar los conflictos que surgen por su búsqueda de emancipación e identidad, entonces nuestra contribución como docentes es motivar al joven para que continúe con sus estudios y apoyarlo en todo aquello que sea conducente a su fortalecimiento y crecimiento como individuo. REFERENCIAS Erikson, E.H. (1950). Childhood and Society. Nueva York: Norton. Erikson, E.H. (1971). Identidad , juventud y crisis. Buenos Aires: Paidos. Honess,T. y Robinson,M. (1993). Assessing Parent – adolescent relationships. Hove. Kroger, J. (1996). Identity in Adolescence. Londres: Routledge. Mendizábal, R. J. y Anzures L. B. (1999) La Familia y el adolescente Rev Med Hosp Gen Mex; Vol. 62 (3), pp. 191-197. Papalia E., Diane (2001). Psicología del desarrollo. Nueva York: McGrawHill. Silvestre, Nuria. (1995). Psicología Evolutiva. Barcelona: CEAC. Offer & Shonert (1992). Dissertation Consultado en mayo, 2009 en http://igitur-archive.library.uu.nl/dissertation/1967809/sum.pdf 8