Lección 08 - Estudio de las funciones psíquicas

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Tema 8
Estudio de las Funciones
Psíquicas de la Máquina
Humana
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ESTUDIO DE L AS FUNCIONES PSÍQUICAS DE
LA MÁQUINA HUMANA
Introducción
La Psicología (“tratado o estudio del Alma”), es la Ciencia que
permite el conocimiento de sí mismos. Pero la Psicología no se puede
estudiar como se estudia la Astronomía, la Matemática o todas las demás ciencias, es decir, fuera de uno mismo. La Psicología sólo podemos
estudiarla en nosotros mismos y, a partir de ahí, en los demás.
Al conocernos a sí mismos conocemos a nuestros semejantes. Al conocernos a sí mismos conocemos el Universo y sus Leyes. En verdad no hay
conocimiento fuera de nosotros mismos; éste es el gran Tesoro escondido en
el hombre.
La Psicología Esotérico-Gnóstica es terriblemente revolucionaria;
nada tiene que ver con la subjetiva visión que la psicología moderna tiene
sobre la realidad psíquica del ser humano. Una de las primeras cosas que
nos enseña (tal como hemos visto en anteriores lecciones), es que “somos máquinas”, y que debemos comenzar el estudio de sí mismos como se estudiaría
cualquier máquina nueva y complicada.
El ser humano ha inventado millares de máquinas complicadas y difíciles, y sabe muy bien que para poderse servir de muchas de estas máquinas
es necesario a veces largos años de estudio y aprendizaje. Pero en cuanto
se trata de sí mismo, se olvida totalmente de este hecho, aun cuando él sea
una máquina más compleja que todas las que ha inventado… Nos hemos
olvidado del estudio de la Máquina Humana.
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¿Por qué dice la Gnosis que “somos máquinas”?
Cuatro razones nos permiten comprender que tanto por nuestra estructura física, como por nuestra composición psíquica y nuestra forma
de actuar, somos máquinas.
En primer lugar: “la estructura física”. Nuestro cuerpo físico es un
maravilloso organismo constituido por siete u ocho sistemas que se
pueden reconocer (óseo, muscular, nervioso, linfático, respiratorio, etc.),
sostenidos por un armazón esquelético y reunidos en un todo sólido,
merced al tejido conectivo. Estos sistemas están unidos y armonizados
por la acción vivificante del corazón, del que depende la existencia de
la máquina humana.
Cada sistema orgánico
abarca el cuerpo entero
y s o b re c ada u n o re i na
soberana una de las glándulas de secreción interna.
Realmente, estas maravillosas glándulas son verdaderos micro-laboratorios
colocados en lugares específicos, en calidad de reguladores y transformadores de las energías vitales
producidas por la máquina.
El organismo humano func i o n a a u to m át i c a m e n te
guiado por la inteligencia
del Centro Instintivo, que
se encarga de regular el
funcionamiento general de
la máquina humana.
En segundo lugar: “la alimentación”. Como cualquier máquina inventada por el hombre, la máquina humana necesita “combustible”
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para funcionar, de otra forma queda inmovilizada. La Naturaleza ha dispuesto muy sabiamente los tipos de alimento asimilables para nuestro
organismo, y nos ha dotado de los órganos adecuados para su transformación y digestión. Tres tipos de alimento mueven a las máquinas
humanas: La comida que ingerimos, el aire que respiramos, y la luz del
Sol que en forma de impresiones penetra en nosotros a través de los
cinco sentidos de percepción externa.
(En su momento hablaremos ampliamente sobre estos tres tipos de alimento y sobre la importancia de su debida transformación interna).
La tercera razón que nos permite entender por qué somos máquinas, es la más importante. Tengamos presente que la mecanicidad a la
que nos estamos refiriendo es, principalmente, psicológica. La estructura orgánica es normal que funcione automáticamente, y es hasta necesario para el mantenimiento y preservación de la vida del cuerpo físico.
A lo que realmente se refiere la Gnosis cuando nos dice que somos
“hombres-máquina”, es a la mecanicidad psicológica: Somos máquinas
“porque actuamos bajo impulsos”.
Si leemos en un diccionario la definición de “máquina”, nos dice que
es un “instrumento programado para cumplir determinadas funciones”.
Cualquier máquina al ser accionada funcionará siempre de igual manera, de acuerdo para lo que ha sido programada; carece, como es evidente, de “libertad de movimientos”. Lo mismo sucede con el hombremáquina: reacciona siempre de la misma manera ante las impresiones
de la vida; es como un robot programado para actuar siempre de la
misma forma…
Como decía un sabio maestro: “Los hombres son máquinas y de
las máquinas no puede esperarse otra cosa que acciones mecánicas…
Todas las personas que usted conoce son máquinas, nacen máquinas y
mueren como máquinas… Cada persona hace la única cosa que tiene
posibilidad de hacer; todo cuanto le sucede en un momento dado es
lo único que podría posiblemente sucederle. Esto es ser mecánico…
El arte, la poesía, el pensamiento, son actividades mecánicas como las
demás… Pero se puede dejar de ser máquina y en eso es en lo que hay
que pensar y no en las distintas clases de máquinas”.
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El ser humano es una máquina, pero una máquina muy especial; si él
llega a comprender que es una “máquina”, si es bien conducida y si las
circunstancias lo permiten, puede dejar de ser máquina y convertirse
en Hombre. El Hombre verdadero no actúa bajo impulsos…, “hace”
bajo la dirección de su Conciencia, la cual obedece la Voluntad de
su Real Ser Interior. “Hágase tu voluntad así en la Tierra como en los
Cielos”, así reza la Gran Ley para el Hombre.
Nosotros por nuestra condición, alejados de nuestro Real Ser, somos autómatas sujetos a las múltiples influencias de la vida. No tenemos movimientos independientes. Todos nuestros movimientos, actos,
palabras, ideas, emociones, deseos y pensamientos son provocados
por las influencias exteriores de la vida y por múltiples causas interiores
extrañas y complejas, que lamentablemente desconocemos. Debemos
comprender de una vez y para siempre que el ser humano no tiene
capacidad de hacer. En él todo sucede… El “hombre-máquina” no tiene
individualidad alguna, no posee el SER; y sólo el SER tiene el poder de
hacer. Sólo el SER nos convierte en Hombres verdaderos...
Y la cuarta razón por la que somos máquinas, es por la composición psíquica. La máquina humana está estructurada internamente en
forma de cerebros o centros psíquicos, donde se ubican las funciones
de la máquina. Pasemos ahora a su estudio detallado.
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Composición psíquica de la Máquina Humana
Como hemos dicho, la máquina humana debe ser estudiada como
cualquier especialista estudiaría una máquina complicada. Cualquier
técnico en robótica debe conocer los sutiles mecanismos de un robot,
si no quiere correr del riesgo de averiarlo por un uso incorrecto.
Lo primero que debemos saber es que Tres Cerebros son la base de
la estructura psíquica del hombre. Sabemos que tenemos un cerebro
físico en la cabeza, que funciona como un centro de control para todo
el organismo; pero en realidad hay tres centros de control funcional en
la máquina humana, y a éstos los llamamos “los tres cerebros”. En cada
uno de ellos están establecidas las funciones psicológicas que nos caracterizan como seres humanos y que nos diferencian de los demás
seres del reino animal. Dentro de la escala evolutiva de la Naturaleza,
el “animal intelectual” ha alcanzado el nivel de los seres tri-cerebrados
o tri-centrados; es decir: piensa, siente y actúa. Tenemos por tanto, un
cerebro pensante, un cerebro emocional y un cerebro del movimiento.
Estos tres cerebros nos dotan de siete funciones diferentes, las cuales tienen su centro de gravedad en los SIETE CENTROS o CILINDROS
de la máquina humana:
-En el Primer Cerebro se encuentra el CENTRO INTELECTUAL
(que nos da la función del pensamiento).
-En el Segundo Cerebro se encuentra el CENTRO EMOCIONAL
(que nos da las funciones del sentimento y las emociones).
-En el Tercer Cerebro existen tres Centros:
*EL CENTRO MOTOR (donde están todas las funciones del trabajo externo del organismo).
*EL CENTRO INSTINTIVO (donde se encuentran todas
las funciones del trabajo interno del organismo).
*EL CENTRO SEXUAL (donde se encuentra la función
creadora de reproducción de la especie).
En nuestros estudios éstos cinco centros son llamados: “los Centros
Inferiores” de la máquina humana... Además de estas cinco funciones
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hay otras dos para las cuales el lenguaje ordinario no tiene nombre,
y que aparecen solamente en los estados superiores de conciencia:
una, la función emocional superior, que aparece en el estado de Autoconciencia, y otra, la función intelectual superior, que aparece en el
estado de Conciencia Objetiva. Estas dos funciones pertenecen a los
siguientes centros:
-EL CENTRO INTELECTUAL SUPERIOR.
-EL CENTRO EMOCIONAL SUPERIOR.
Como nosotros solamente vivimos en los estados de Vigilia y Sueño
de la conciencia, no podemos estudiar esas funciones, ni apenas experimentarlas, sólo podemos conocer su existencia de un modo indirecto
por aquellos que sí los han experimentado. La Iluminación, los estados
de éxtasis o samadhi durante la meditación, los “chispazos” de intuición
que llevan a los grandes descubrimientos y comprensiones, provienen
de estos centros superiores... Es precisamente durante la meditación,
que el estudiante gnóstico busca relajar y aquietar la actividad psíquica
de los cinco centros inferiores, para recibir los mensajes que llegan a
través de los Centros Superiores del Ser.
Como de estos centros superiores apenas sabemos gran cosa, estudiaremos solamente las funciones de los cinco centros inferiores de
la máquina humana.
¿Cómo podemos distinguir estos Centros?
PRIMERO: por su UBICACIÓN. Cuando uno se auto-observa profundamente, llega a la conclusión lógica de que aunque cada uno de
los cinco centros penetra todo el organismo, tiene sin embargo su punto básico capital en algún lugar de la máquina orgánica.
-El CENTRO INTELECTUAL se encuentra ubicado en la cabeza,
en el mismo cerebro.
-El CENTRO EMOCIONAL en el plexo solar, situado en la zona
del ombligo.
-El CENTRO MOTOR en la parte media y alta de la columna
vertebral.
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- E l CE N T RO I N ST I N T IVO en la s
vértebras inferiores de la columna vertebral.
-El CENTRO SEXUAL tiene su raíz en los mismos órganos sexuales.
SEGUNDO: podemos también distinguirlos por sus FUNCIONES:
- El CENTRO INTELECTUAL está relacionado con las funciones del pensamiento y la razón.
Todas los procesos mentales, tales como la percepción de las impresiones, la formación de representaciones y conceptos, la lógica, el raciocinio, la
comparación, afirmación, negación,
la formación de palabras, la imaginación, etc., están ligadas a este
centro… Este centro está hecho
a la medida para diferenciar, discernir, aprender, SABER. Todo
aprendizaje en la vida, incluso el
útil para la Esencia, debe pasar por el tamiz intelectual; por ejemplo, la Enseñanza Gnóstica.
-El CENTRO EMOCIONAL está relacionado con las funciones del
sentimiento: alegría o pena, esperanza o desesperanza, miedos, sorpresas, inquietudes, deseos, anhelos, pasiones, etc. Este centro nos capacita para la orientación en la vida; sus expresiones las denominamos
a veces como la “voz del corazón”, porque las facultades de este centro tienen la capacidad de orientarnos y decirnos (si está bien equilibrado en nosotros) cuando algo nos conviene o no, cuando alguien
nos va a engañar o no... El Centro Emocional nos permite alcanzar el
significado de las cosas; nos permite descubrir el verdadero valor e
importancia que las cosas tienen. La línea del SER tiene mucho que ver
con el desarrollo del Centro Emocional.
-El CENTRO MOTOR está relacionado con las funciones que originan el movimiento y la acción externa del cuerpo físico: caminar,
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escribir, hablar, comer, etc. En este centro, debido a su memoria (pues
cada centro tiene su propia memoria o registro de impresiones que se
relacionan con cada uno de ellos), cristalizan los hábitos motrices que
nos caracterizan y nos distinguen a unos de otros.
-El CENTRO INSTINTIVO está relacionado con las funciones que
dirigen el trabajo interno del organismo. El Centro Instintivo se distingue del Centro Motor porque en éste último sus funciones son siempre aprendidas y adquiridas a partir de que nacemos, mientras que
en el instintivo son innatas; no es
necesario aprenderlas para utilizarlas ya que nacemos con ellas.
Desde el mismo momento en que
se produce la concepción humana,
entra en funcionamiento el extraordinario Centro Instintivo. Todo los
demás centros necesitan formarse
y aprender a desarrollar sus funciones. Sólo el Centro I nstintivo
está comp leto y desarrollado en
nosotros desde el principio… Todo
el trabajo orgánico de la máquina
humana: digestión de los alimentos,
respiración, circulación sanguínea,
latir del corazón, actividad glandular, etc., pertenecen a este centro.
La percepción de los cinco sentidos también se relaciona con él, así
como las sensaciones agradables y
desagradables, los dolores, los reflejos como la risa y el bostezo, el
instinto de conservación, etc., etc.,
etc.
- El CENTRO SEXUAL está relacionado con las funciones sexuales,
siendo la más conocida la reproducción de la especie, y como menos
conocida, la relacionada con el desarrollo o crecimiento interior del
Hombre (el llamado “Nacimiento Segundo”, en las Escuelas Esotéricas).
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TERCERO: otra forma de distinguir los centros es por las ENERGÍAS
que los componen (que varían en intensidad y frecuencia vibratoria), y
por las VELOCIDADES de acción que estas energías generan en ellos.
Un estudio de fondo sobre los cinco centros nos permite comprender esa diferencia de velocidad en sus funciones. Mucha gente
cree que el Centro del Pensamiento es extraordinariamente rápido y
se equivocan, porque el Centro Motor es mucho más rápido que el
Intelectual. Ejemplo: si escribiésemos en el teclado del ordenador queriendo controlar con el pensamiento los movimientos de los dedos de
las manos, cometeríamos muchos errores, aparte de ir muy lentos. Lo
mismo sucede con la función motriz de la conducción de un coche;
si quisiéramos manejar el cambio de marcha y los pedales de freno,
embrague y acelerador, según la velocidad del pensamiento, el accidente estaría garantizado, a menos de ir a una velocidad ridícula para
un vehículo.
Estos ejemplos nos indican que el Centro Motor, una vez ha aprendido a escribir o a conducir, es mucho más rápido que el Centro
Intelectual. Se dice en el Esoterismo Gnóstico, que el Centro Motor
es 30.000 veces más rápido al hacer una cosa, que el Intelectual. Por
otra parte, el Centro Emocional es 30.000 veces más rápido que el
Centro Motor, lo que equivale a decir, 60.000 veces más rápido que
el Intelectual. Esto permite apreciar la sutileza del Centro Emocional. El
Centro Instintivo se mueve a las velocidades del Centro Motor.
Por último, el Centro Sexual es el más veloz y de una energía más
fina que los demás centros. La mayor parte de sus manifestaciones tienen lugar en el nivel electrónico, donde los impulsos son transmitidos
miles de veces más rápidos que los de la mente intelectual. La idea del
“amor a primera vista” está basada en el hecho concreto de que, en
ciertos casos, la función sexual puede saber instantáneamente si existe
o no afinidad sexual con una persona determinada del sexo opuesto,
en un instante dado. La búsqueda del “comp lemento sexual” ocurre
ciertamente en cada función del organismo humano, y el sentido de
atracción, indiferencia o repulsión entre un hombre y una mujer, es el
resultado de un cálculo altamente complicado del factor de reciprocidad existente en cada función, y del promedio total de todos esos
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factores juntos; afortunadamente, ese cálculo tan delicado jamás tiene
que ser hecho por el Centro Intelectual o pensante, sino mediante el
Centro Sexual, que puede obtener un resultado correcto en décimas
segundo. Mal nos iría si ese cálculo lo hiciera el pensamiento. Siempre
que el pensamiento se inmiscuye en las cosas del amor, el fracaso está
garantizado.
Dentro del Centro Sexual existen infinitas posibilidades que, desarrolladas, pueden convertirnos en “ángeles” o “demonios”... El quinto
Centro posee cierto fuego electrónico solar que sabiamente despertado puede transformarnos radicalmente. (Esto será estudiado más adelante).
El desequilibrio energético de los centros
Cuando un hombre conoce las funciones de los centros, las utiliza con
equilibrio para vivir sabiamente. Pero los hechos nos demuestran que las gentes, por
falta de conocimiento interior, manejan
equivocadamente las funciones de los
centros produciendo ciertos desequilibrios en la máquina que originan graves consecuencias: enfermedades de
todo tipo, vejez prematura, problemas
innecesarios en la vida…, y lo que es más
grave de todo, se detiene toda posibilidad
de desarrollo interior. El desequilibrio de la
máquina humana se manifiesta en un trabajo equivocado de los centros.
El trabajo equivocado de los centros
El trabajo eq u ivocado de los centros
consiste en la acción de un centro, operando a través de la acción de otro centro.
En la máquina humana cada centro está
per fectamen­te adaptado para recibir la
clase de impresiones que le es propia y
para responder a ellas de la manera exi-
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gida. Y cuando los cen­t ros trabajan correctamente, es posible calcular
el trabajo de la máquina y se puede prever y predecir muchos incidentes y reacciones que se producirán en ella. También se les puede
estudiar y hasta dirigir.
Desgraciadamente, los centros rara vez trabajan como debieran,
aún en un hombre considerado como sano y normal. Esto sucede porque los centros están constituidos de tal modo que pueden, en cierta medida, reemp lazarse mutuamente… Pero en estas indisciplinadas
“máquinas” que somos nosotros, la capacidad que tienen los centros
de trabajar el uno por el otro se hace tan excesiva, que cada uno de
ellos rara vez efectúa el trabajo que le es propio. Casi a cada momento un centro u otro abandona su propio trabajo y trata de hacer el de
otro, el cual a su vez intenta realizar el de un tercero.
Por ejemplo, muchas veces el Centro Intelectual puede trabajar en
lugar del Centro Emocional; entonces el pensamiento, frío y calculador,
puede interferir en los “asuntos del corazón”. Otras veces, el Centro
Emocional puede trabajar en lugar del Centro Intelectual; entonces el
deseo desmedido y vehemente, o la ilusión desbordada, pueden interferir en el necesario análisis lógico antes de tomar ciertas decisiones
que, por culpa de los deseos, nos llevan a cometer muchos errores...
El Centro Intelectual puede trabajar en lugar del Centro Sexual, cosa
de lo más grave para el buen equilibrio de la máquina; entonces la
imaginación morbosa o la fantasía sexual pueden inferir en las “cosas del sexo”, dejando con el tiempo secuelas como la impotencia de
tipo psico-sexual, causada por el choque entre la realidad natural de la
función sexual y la anti-natural fantasía de tipo intelectual... El Centro
Instintivo puede trabajar en lugar del Centro Emocional; entonces las
emociones pasionales y violentas interfieren en la sosegada necesidad
de enfrentar ciertas situaciones delicadas de la vida…
En fin, son tantos los ejemplos que podríamos poner sobre el trabajo equivocado de los centros, que llenaríamos páginas y más páginas
de esta lección. Lo importante en este asunto es descubrir por nosotros mismos y en nuestra propia máquina, a través de la auto-observación psicológica, el trabajo equivocado de los centros.
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La “causa” de este trabajo equivocado
El Yo psicológico es el causante del mal funcionamiento de los centros. Es lamentable que los cinco centros psico-fisiológicos de la máquina humana estén absolutamente controlados por la “legión” del Yo.
Causa dolor saber que la Esencia está embotellada entre el Ego lunar.
Si la Esencia, si la Conciencia manejara los centros de la máquina, todo
sería muy diferente. La acción del Yo psicológico produce un desequilibrio en la máquina humana.
Este desequilibrio consiste, principalmente, en que un centro predomina sobre los otros. Vamos a estudiar esto bajo el punto de vista de
los tres cerebros.
El hombre desequilibrado tiene su centro de gravedad en uno de los
cerebros, siendo los otros dos apenas utilizados y quedando prácticamente subdesarrollados. Esto quiere decir que en la tipología psicológica hay personas “muy intelectuales”, o “muy emocionales”, o “muy
instintivas”. La persona muy intelectual tiene su centro de gravedad en
el Cerebro Intelectual. Análogamente sucede así con las personas muy
emocionales o muy instintivas, con sus centros emocional e instintivo.
Esto ocasiona un abuso energético del cerebro que es centro de gravedad, pudiendo incluso “morir” en sus funciones, aunque la máquina
humana continúe existiendo (por supuesto en condiciones muy deficientes). Esta realidad nos lleva a la idea de que la muerte en muchas
personas se produce por “tercios”, antes de acontecer la muerte total
del cuerpo físico.
La “muerte por tercios”
El “bípedo tri-centrado y tri-cerebrado” falsamente llamado hombre, debido al desequilibrio energético de los centros se puede afirmar
que “muere por tercios”. Esta idea es muy interesante pues al conocerla nos permite corregir el mal funcionamiento de los centros, y aplicar
la técnica precisa que nos permita vivir con equilibrio y conservar así
la salud e incluso alargar la duración de la vida.
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La inteligencia de la Naturaleza ha depositado en cada uno de los
tres cerebros cierta cantidad de energías o valores vitales, conocidos
en las escuelas del Cuarto Camino como Bobbin-Kandelnots. Cada uno
de estos tres cerebros vive mientras existan Bobbin-Kandelnots en él,
es decir, mientras haya energías vitales en él. Ahorrar dicho capital
energético equivale alargar la vida; malgastar dicho capital produce la
muerte.
Esto es lo mismo que si se nos diera cierto capital económico para
realizar un largo viaje. Si lo derrochásemos indiscriminadamente, sin
cálculo ni control, quedaríamos a mitad de viaje imposibilitados de finalizarlo. Similarmente ocurre con el viaje de la vida. La Gran Ley nos
otorgó el capital energético necesario para vivir cierto tiempo, según
nuestro destino kármico. Lo que suele suceder es que el abuso energético reduce el viaje de vida en la gran mayoría de las personas. Y el
mal aquí se llama falta de conocimiento de sí mismos.
El Yo psicológico ha creado un sistema de vida anormal que hace
que la muerte de cada individuo se produzca por tercios. Quien comete el error de acabar con los valores vitales del Centro Intelectual, es
claro que “muere mentalmente”. Está completamente demostrado en
la práctica que todo abuso del cerebro pensante produce gasto excesivo de energía intelectual. Es lógico afirmar sin temor a equivocarnos
que los manicomios son verdaderos cementerios de muertos mentales.
Por otra parte, la excesiva lectura, el recibir mucha información sin ser
comprendida, los desvelos estudiando intensamente para pasar exámenes, las continuas preocupaciones que atormentan el cerebro de
las gentes, etc., dañan el Centro Intelectual ocasionando males a veces
irreparables en él.
El estudio consciente es necesario, el desarrollo correcto en la línea
del Saber es importante, pero cuando sacamos la función intelectual
de su esfera de acción y se abusa de ella, se generan desequilibrios
mentales como la neurosis, la locura razonante de los paranoicos, alteraciones de la memoria, preocupaciones de todo tipo, manías, fobias,
etc., enfermedades mentales y nerviosas muy comunes en nuestra sociedad, y que se deben al excesivo uso y abuso del Centro Intelectual.
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El sentido estético, la mística, el
éxtasis contemplativo, la música superior, la poesía, el contacto con la
naturaleza, las emociones elevadas,
son necesarias para cultivar el Centro
Emocional; pero el ab uso de dich o
centro produce desgaste y derroche
inútil de energías psíquicas.
Las emociones negativas con sus
explosiones energéticas en forma de
ira, odio, rencor, depresiones, autocompasiones, envidias, pasiones, etc.,
desequilibran el Centro Emocional.
Las impresiones de violencia en el cine y en la literatura, los antiestéticos y morbosos programas de la televisión, la cultura decadente,
el mal ejemplo de políticos y autoridades, el egoísmo consumista, el
espíritu de competición en las empresas, transmiten emociones negativas que en forma de “virus psicológicos” contagian los centros emocionales de las gentes, generando conductas irresponsables, despiadadas, violentas y agresivas, que caracterizan muchos actos de nuestra
sociedad.
Los psicópatas, los neurasténicos,
los depresivos crónicos, los indiferentes insensibles, son muertos emocionales. Es tan pobre espiritualmente
la sociedad moderna, que las gentes
para divertirse y sentir que están vivos necesitan de “emociones fuertes”, cada vez “más fuertes”, de otro
modo se tiene la sensación de vegetar en la vida. Debemos comprender que todos los actos antisociales
y altamente criminosos que tanto
abundan por estos tiempos, son el
resultado de las emociones violentas:
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sadismo, masoquismo, violaciones, delitos de género, asesinatos pasionales, etc., son trastornos mentales de origen traumático, resultado
fatal de las emociones negativas y violentas.
Por otra par te, los
dep o r tes ar m o n i os os y
equilibrados son útiles
para el Centro Motor; las
caminatas sanas, la danza sublime, los ejercicios
esotéricos, nos permiten
cultivar este centro.
Pero su abuso energético suele ser desastroso.
Hemiplejias, paraplejias,
parálisis progresiva, artritis
aguda, invalidez motora,
etc., son nombres que se
le ponen a las enfermedades terminales del Centro
Motor.
Muchos deportistas
q ue dan at rof iados p rematu ramente, deb i do a
los esfuerzos realizados
en el salvaje mun do de
las competiciones deportivas. Los abusos del
Centro Motor en la juventud, pasan factura en la madurez y en la
vejez, amargándonos esas etapas de la vida que por derecho deberían
ser de normalidad física, si hubiésemos llevado una vida equilibrada.
El Yo psicológico ha creado sistemas de vida estresantes, angustiosos y horribles. El resultado de semejante forma de vida anormal es la
muerte por tercios.
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La técnica del cambio de centro
Si aprendemos a manejar equilibradamente los centros de la máquina orgánica, podemos alargar el “viaje de nuestra vida” y realizar
la Gran Obra interior para la cual hemos nacido. Nos dice el maestro
Samael que en el centro del continente asiático existe una comunidad
religiosa “que sabe alargar la vida”; cualquier miembro de dicha comunidad puede llegar a los doscientos cincuenta o trescientos años,
normalmente.
Esto que parece descabellado, no lo es tanto. Hoy en día los científicos que se dedican al estudio de la Senescencia y el envejecimiento
humano, han llegado a la conclusión de que nuestro organismo está
capacitado para vivir más de ciento cincuenta, sólo que por razones
desconocidas de momento (y que comienzan a sospechar tienen que
ver con la alimentación y nuestra forma anormal de vida), los órganos
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vitales inician un proceso prematuro de involución y de oxidación, que
acorta el tiempo de vida para el que nuestro cuerpo tiene predisposición.
La clave sería encontrar el método o la forma para mantener el
cuerpo activo según sus capacidades naturales. Todo el secreto de
esos monjes asiáticos consiste en saber manejar una Ley Cósmica, conocida como “Igualación de las vibraciones provenientes de muchas
fuentes”. Esta Ley consiste en no abusar de los cerebros o centros de
la máquina humana.
Cuando cualquiera de los tres cerebros da síntomas de fatiga, inmediatamente se abandona la actividad que lo hacía funcionar, pasando
a trabajar con los otros cerebros; esto permite no gastar el contenido energético de un cerebro, manteniendo siempre igualado el caudal
energético de las diferentes “fuentes” psíquicas (los Centros).
Para poder cumplir con esta Ley Cósmica es necesario conocernos a sí mismos, comprender el trabajo correcto y equivocado de los
centros, y así manejarlos conscientemente. Esto que estamos diciendo
es de vital importancia; la calidad de vida no depende del dinero o de
la posición social, sino del manejo inteligente de las funciones de la
máquina humana.
Como nos dice el maestro Samael: “La cuestión del funcionamiento
equivocado de los Centros es un tema que exige un estudio de toda la
vida, a través de la observación del “Yo mismo” en acción y del examen riguroso de los sueños.
No es posible llegar en un instante a la comprensión de los Centros;
necesitamos infinita paciencia para comprender sus formas incorrectas
de trabajar.
Toda la vida se desenvuelve en función de los Centros y es controlada por éstos; nuestros pensamientos, sentimientos, esperanzas, temores, odios, amores, sensaciones, placeres, satisfacciones, frustraciones,
etc., se encuentran en los Centros”…
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PRÁCTICA RECOMENDADA
Acostúmbrese a observar la actividad mecánica de sus centros...
Ponga atención a sus funciones, distíngalas, esto le aportará conocimiento de sí mismo. La auto-observación diaria de sus centros le permitirá descubrir su forma de pensar, sentir y actuar...
Aproveche especialmente al principio, sus prácticas de relajación
para observarse internamente. En esos momentos de Recuerdo de sí y
de relajación, es interesante observar la corriente de los pensamientos,
el estado de ánimo, la actividad de la mente...
Cultive también en su vida cotidiana la Técn ica de l Cambio de
Centro: si en un momento determinado está fatigado intelectualmente,
si ha leído demasiado o ha pasado mucho rato ante el ordenador, salga
un rato del recinto donde está, dé un paseo en bicicleta o una caminata por un parque; escuche buena música, salga a ver una exposición de
pintura, vaya al teatro; haga, en fin, algo emocional o motriz.
Si es el Centro Emocional el que se encuentra excitado, ya sea por
un enfado, por la tristeza, o por cualquier cosa que le haya afectado
sentimentalmente; cambie de centro, olvide el problema, haga ejercicio
físico, visite algún amigo y hablen de cosas interesantes; en fin, cambie el tipo de impresiones y otro centro comenzará a trabajar. Si es el
Centro Motor el que comienza a dar síntomas del cansancio, deténgase, respire hondo, relájese voluntariamente, escuche buena música,
observe el azul del cielo, haga algo diferente, funcione con otro centro... Quien aprende a vivir sabiamente, pronto nota los beneficios en
su salud y equilibrio interior.
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LOS PROBLEMAS O PREOCUPACIONES
Y EL EQUILIBRIO DE CENTROS (Palabras del maestro Samael)
Es necesario no forjarse problemas en la vida, es preferible salir al
campo, llevar una vida más bien en armonía con el Infinito. Los problemas no son más que formas mentales creadas por la mente.
¿Qué es un problema? Es una “ forma mental” con dos polos, uno
positivo y otro negativo. Esas formas mentales se sostienen por la
mente y dejan de existir cuando la mente deja de sostenerlas, de alimentarlas.
¿Qué es lo que debemos hacer nosotros?, ¿resolver problemas?
¡No!, eso no es lo que se necesita. ¿Entonces qué? Lo que se necesita
es disolverlos. ¿Y cómo se disuelven? Sencillamente, “olvidándolos”.
Cuando uno está con alguna preocupación debe salir un poco al
campo y procurar estar en armonía con la Naturaleza, con todo lo
que es, con todo lo que ha sido y con todo lo que será. “Olvidar” problemas es básico. Ustedes me dirán: “Es imposible olvidar los problemas”. Yo les digo, sí es posible; cuando uno quiere olvidarlos lo único
que tiene que hacer es poner a trabajar cualquier otro Centro de la
Máquina Orgánica. Recuerden ustedes que el organismo tiene cinco
centros muy importantes:
1.- El Centro Intelectual (situado en el cerebro).
2.- El Centro Emocional (que está naturalmente, en el Plexo
Solar y centros nerviosos simpáticos).
3.- El Centro Motor (se encuentra en la parte superior de la
espina dorsal).
4.- El Centro Instintivo (se encuentra en la parte inferior de
la espina dorsal).
5.- El Centro Sexual (se encuentra en el sexo).
Estos cinco centros son básicos e indispensables. Hay que aprender
a manejarlos. Pero sinteticemos un poco: pensemos únicamente en los
Tres Cerebros: en el Intelectual, o sea, en el “hombre puramente inte-
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lectual”; pensemos en el “hombre Emocional”, y pensemos también en
el “hombre Instintivo-Motor”. Así, sintetizando, creo que nos vamos
a entender mejor.
En cuanto al hombre Intelectual, pues es el que crea los problemas de toda clase… Mas si tienen problemas, como les dije, se resuelven olvidándolos. Pues bien, lo importante de los problemas (que
son formas mentales) no es resolverlos, sino olvidarlos. ¿Cómo hacer?
Poner a trabajar el Centro Emocional, eso es lo más importante, de
esta forma el Centro Intelectual descansa y así olvidamos el problema. Y si queremos trabajar con otro Centro, podríamos trabajar con
el Centro Instintivo-Motor (esto sería muy diferente). En un bosque,
en un parque, por ejemplo, ponemos a trabajar el Centro Emocional
y el Instintivo-Motor. El Emocional se pone a trabajar mediante el
intercambio de impresiones, alegrías, etc.; en cuanto al meramente
Instintivo-Motor lo ponemos a trabajar montando a caballo, corriendo, yendo y viniendo por doquier, etc. Pues bien, esta es una clave
para “disolver” problemas; esto es muy importante.
Si dijéramos que así no se puede resolver, por ejemplo, el pago de
una letra, o que nos fueran a correr de la casa por no pagar el alquiler, o una deuda que debemos, etc… Bueno, una cosa es la realidad de los HECHOS, y otra muy diferente el PROBLEMA o “ forma
mental” que nos hemos creado en relación con esos hechos. Los hechos son hechos y ellos andan por sí solos. Pero el problema es algo
muy diferente, el problema es algo que la mente crea. Cuando uno
disuelve u olvida esa “ forma mental”, el problema deja de existir, ya
no está en la mente, se ha olvidado.
Pero la gente tiene miedo de disolver un problema, tiene miedo de
olvidarlo, y eso es muy grave. Piensan, por ejemplo: “Si no pago el
alquiler de la casa me corren, tendré que salirme, y ¿dónde me voy?”
He ahí el temor. Primero que todo uno tiene que aprender a no temer,
eso es lo más importante, no temer; cuando termina el temor, pues
la vida le reserva a uno muchas sorpresas agradables; a veces lo que
parecía insoluble se vuelve soluble; lo que parecía un problema demasiado difícil, parecerá luego más fácil que “tomarse un vaso de agua”.
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De manera que la preocupación sale sobrando. La preocupación es
algo que daña la mente. La preocupación la crea el problema con sus
polos positivo y negativo, que no es más que una “ forma mental”; ésta
crea conflicto en la mente y entonces viene la preocupación que daña
la mente y que daña también al cerebro.
Aprender a vivir de instante en instante es lo que les recomiendo,
de momento en momento, sin preocupaciones de ninguna especie, sin
formarse problemas. Cuando uno aprende a vivir de segundo en segundo, de instante en instante, sin proyectar para el futuro y sin las
cargas dolorosas del pasado, ve la vida desde otro ángulo, la ve diferente, muy distinta; hagan ustedes el ensayo, se lo aconsejo.
En este bosque, por ejemplo (el maestro estaba con unos discípulos
en un bosque), va la pobre gente “huyendo” de los problemas; verdaderamente se los crean ellos mismos; pero por más que huyan, si no
los olvidan, los problemas continuarán existiendo. Así pues, ese es el
consejo que les doy; nunca tengan ustedes temor por nada. Eso sí, no
quiero decir que no haya que hacer algo ante el HECHO concreto y
real de la vida; que no haya que trabajar, que no haya que conseguir
dinero para la subsistencia, o para pagar las deudas; todo esto hay que
hacerlo, pero sin crearse problemas en la mente. Aprendan a manejar
los Centros Intelectual, Motor y Emocional y verán como cambiarán.
Cuando haya preocupación emocional, cambien de centro, pongan
a trabajar el Centro Motor-Instintivo, salgan a pasear, caminen aunque sea, pero hagan algo diferente y verán ustedes que la vitalidad no
se les agotará y el cuerpo físico se les rejuvenecerá maravillosamente.
Ese es el consejo que les doy.
En el Tíbet, o mejor digo, por allá por Asia, se dice que hay
un monasterio budista bastante interesante; allí los monjes viven más doscientos cincuenta años, pero es que ellos saben manejar
el Centro Emocional, el Intelectual y el Motor. Cuando se cansan
con el Intelectual, siguen con el Emocional; cuando se cansan con el
Emocional, siguen con el Motor, y en esa forma ellos mantienen la
energía, no agotan sus valores vitales.
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Hay quienes creen que cuando uno viene al mundo tiene que morir en determinada fecha o en determinada edad, esto es algo discutible; lo que sucede es que los valores vitales que son depositados por
la Naturaleza en los Centros Intelectual, Emocional y Motor, si uno
los agota, muere antes; pero si uno sabe conservar esos valores, puede
vivir hasta la edad de 90 y 100 años para arriba. De manera que lo
que hay que hacer es aprender a manejar los Centros de la Máquina
Humana.
Comprenderán ahora por qué les hablo del “hombre Intelectual”,
del “hombre Emocional” y del “hombre Instintivo-Motor”. Aprendan
a manejar sus tres Centros o cerebros en perfecto equilibrio y verán
ustedes que pueden conservar sus valores vitales y vivir una larga
vida. Esto es semejante al hombre que viaja con cierta cantidad de dinero: si lo despilfarra, no llega al final de su viaje, pero si lo conserva
no sólo llega al final de su viaje, sino que pagará un magnífico hotel y
regresará tranquilo a su casa.
Cuando abusamos de los valores vitales de los centros, éstos se
van atrofiando y muriendo. Las gentes mueren por partes, por tercios.
Fíjense ustedes en Roosevelt, por ejemplo, empezó a morir cuando
contrajo la parálisis, es decir, que el sistema cerebro-motor fue el comienzo de su enfermedad y de su muerte, a la larga. En cuanto a
otros, hay quienes mueren por el Centro Intelectual; abusan tanto
del Intelecto, tienen tantas preocupaciones que agotan los valores que
están en el cerebro y al fin por allí comienzan, hasta que mueren.
Hay otros, como los artistas de la pantalla que abusan del Centro
Emocional, por allí comienzan, al fin se les afecta el corazón y mueren.
Así pues, ésa es la humanidad mecánica; ustedes no sigan por ese
camino, aprendan a manejar sus Tres Cerebros en perfecto equilibrio,
no despilfarren los valores vitales y llegarán hasta la ancianidad.
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