¡Con la pensión comienza un nuevo día! Hoy comienzo una nueva vida. Caminaré erguida entre las gentes y no me reconocerán, porque soy una mujer nueva con una vida nueva. Hoy nazco de nuevo y me levanto con ilusión y esperanza ante las inmensas posibilidades que me ofrece este nuevo día. Hoy le sonrío a la vida y le sonrío a Dios que siempre está conmigo; le doy gracias por este regalo llamado PENSIÓN. Hoy me levanto cantando, hoy es el mejor día de mi vida. Hoy saludo este día con amor en mi corazón. Como siempre, amaré todas las cosas a mi alrededor: Amaré al sol que me calienta, pero también amaré la lluvia que hace crecer las plantas. Amaré la luz, porque me señala el camino, pero también amaré la oscuridad, porque me señala las estrellas. Amaré a mis amigos, pero también amaré a mis enemigos para que se conviertan en amigos. Amaré a todos los hombres y a todas las mujeres, porque todos y todas tienen cualidades dignas de ser admiradas, aunque quizás estén ocultas. Derribaré la muralla de la sospecha y del odio y, en su lugar, tenderé puentes para llegar a sus almas. De todos modos, todos somos hijos e hijas del mismo Dios. Si los pájaros, el viento, el mar y la naturaleza toda se unen con su música armoniosa para alabar a su creador, ¿Por qué los hombres no podemos hacerlo? Por eso, ante la conducta de los demás reaccionaré siempre con amor. Les diré a todos, aunque sea en silencio, que los amo; y estas palabras, aún dichas en silencio, se reflejarán en mis ojos, serenarán mi frente y harán que una sonrisa se asome a mis labios. En este mismo instante te invito a decir: extraigo todo el odio de mis venas, porque ya no tengo tiempo para odiar, sólo tengo tiempo para amar. Por ello, saludo este nuevo día con un gran amor en mi corazón. Y para esta tarea pongo manos a la obra en este mismo momento con una canción que es oración (No puede estar triste un corazón que alaba a Cristo, no puede estar triste un corazón que alaba a Dios). Doy gracias a Dios, porque nos ama. Desde el comienzo del mundo nunca ha existido alguien como el ser humano con mente, corazón, ojos, oídos, manos, cabellos; y sobre todo con CAPACIDAD PARA AMAR. Nadie ha podido, ni puede, ni podrá caminar y andar y moverse y pensar exactamente como el hombre y la mujer. Todos los hombres y las mujeres son hermanos míos y, sin embargo, soy diferente de cada uno de ellos. Soy una persona consentida por Dios. Él está enamorado de mí (no te envidies; de ti también, ábrele tu corazón y verás maravillas). Él tiene para mí un plan único y maravilloso que espero realizar y así agradarlo a Él a través de los demás.