Capítulo 3 Ciencias exactas Existe un tipo especial de ciencias, que se suelen denominar “ciencias exactas”. A diferencia de la filosofía y de lo que habitualmente conocemos como ciencias, no tratan sobre la realidad, sino que emplean el método axiomático. Del mismo modo que hemos hecho hasta ahora, partiremos de la observación de la realidad de esta ciencia para llegar a algunas conclusiones sobre ella. Partiremos de la demostración que Euclides hizo del teorema de Pitágoras, que se puede encontrar en Wikipedia en la dirección http://es.wikipedia.org/wiki/Teorema_de_Pitágoras, que resumiremos a continuación. Figura 3.1: Postulado I.41 de Euclides: triángulos de la misma base y altura tienen la misma superficie. triángulos que permiten mostrar que el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos. Como esta demostración, hay otras muchas que, partiendo de las propiedades de un objeto geométrico, demuestran las propiedades de otro. 3.1. Teorema de Pitágoras La demostración de Euclides parte de uno de sus postulados geométricos, que afirma que “Si un paralelogramo tiene la misma base que un triángulo y está contenido entre las mismas paralelas, el paralelogramo es el doble del triángulo”. Dicho de otro modo: dos triángulos cualesquiera, que tengan la misma base y altura (es decir, que la base esté en una recta y el otro vértice en una paralela a él) tienen la misma superficie, que es la mitad del paralelogramo correspondiente (véase 3.1). Si esto es así, podemos construir sobre los lados de un triángulo rectángulo los cuadrados correspondientes a sus lados y, desde el ángulo recto, una línea que divida en dos el cuadrado de la hipotenusa (véase 3.2). Sobre esa figura, se pueden dibujar una serie de 3.2. El método axiomático Esta demostración nos muestra una serie de cualidades que son comunes a todas las ciencias que emplean el método axiomático. La más llamativa, es la ya mencionada: las ciencias axiomáticas no tratan sobre cosas reales, sino sobre cosas imaginadas, independientemente de la realidad; así sucede con la extensión o con las cantidades. Cuando pensamos sobre estos aspectos, pero sin referirnos a ninguna realidad concreta (por ejemplo, cuando pensamos “2 + 2 = 4”, pero sin ponerle a esa suma el apellido de “2 manzanas + 2 manzanas = 4 manzanas”), tenemos auténticos pensamientos, conocimientos intelectuales propiamente hu- 25 26 Figura 3.2: Demostración de Euclides del teorema de Pitágoras: los triángulos marrones son iguales (rotando sobre A se superponen) y los verdes también (rotando sobre B). manos, pero éstos no se refieren a la realidad, sino sólo a algo pensado o imaginado, a lo que se suele llamar un ente de razón. Las ciencias que no parten de la realidad para elaborar su cuerpo de conocimientos son las matemáticas, las geometrías y la lógica simbólica. Su punto de partida es algo meramente pensado, y toda su realidad está en el pensamiento de quien lo piensa. Por decirlo con un ejemplo sencillo, las rectas o planos de los que habla la geometría, sin grosor, perfectos, no están en ninguna parte del mundo real, sólo pueden existir en la imaginación y el pensamiento del hombre, no fuera. Toda la demostración del teorema de Pitágoras es sólo algo pensado. Para elaborar estas ciencias, se parte de afirmaciones no contradictorias, coherentes con el resto de las que son punto de partida de esa ciencia, que se toman como presupuesto para elaborarla. Esas afirmaciones se llaman axiomas. Un ejemplo clásico en geometría es el postulado de Euclides: Desde un CAPÍTULO 3. CIENCIAS EXACTAS punto exterior a una recta sólo se puede trazar una paralela a dicha recta. Este axioma es uno de los que da lugar a la geometría euclídea. Aparentemente, esta afirmación geométrica parece extraerse de cómo son los cuerpos materiales (con planos, rectas, etc.), pero no es así, pues los cuerpos reales nunca tienen la perfección que se atribuye a las rectas, planos, y demás figuras con que se elabora la geometría: las rectas reales son todas más o menos gordas y onduladas, los planos están siempre abollados. El geómetra idealiza a partir de la observación de la realidad, y se queda dentro de sus ideas. No está hablando de la realidad. Pero los axiomas de las matemáticas o la geometría no tienen por qué ser extraídos de la realidad material que observamos e idealizados a continuación. Así, cabría establecer en geometría el siguiente postulado: Desde un punto exterior a una recta no se puede trazar ninguna paralela a dicha recta. O también el siguiente: Desde un punto exterior a una recta se pueden trazar infinitas paralelas a dicha recta. Aunque dichas afirmaciones no casen aparentemente con la geometría que intuitivamente nos parece la real, la de los cuerpos que nos rodean, cumplen con las condiciones que hemos establecido (son afirmaciones no contradictorias, coherentes con otras afirmaciones geométricas); de hecho, estos dos axiomas que hemos mencionado dan origen a ramas de la geometría que, por no cumplir con el postulado de Euclides, se denominan geometrías no euclídeas. Evidentemente, no guardan correspondencia aparente con la geometría de las cosas, pero son geometrías coherentes. Para su desarrollo, estas ciencias exactas cuentan con dos modos de progresar. Uno, la deducción lógica de nuevas afirmaciones a partir de los axiomas previamente existentes. Esta deducción es la demostración matemática o geométrica. La segunda vía para progresar viene dada por la invención de nuevos axiomas o postulados, coherentes con los que ya existían, pero que no se obtienen por de- 3.3. CUALIDADES DE LAS CIENCIAS EXACTAS mostración a partir de los previamente existentes. En el conjunto de axiomas que forman una ciencia (las matemáticas, una rama de la geometría) siempre cabe añadir más axiomas que no pueden ser demostrados con el conjunto de axiomas preexistente. Esto fue demostrado por Gödel a finales del siglo XIX, y se cumple con todos los sistemas axiomáticos: matemáticas, geometrías y lógicas simbólicas. Como consecuencia, las ciencias no empíricas siempre podrán seguir adelante, aumentando el número de axiomas que las componen. Muchos trabajos que se publican en matemáticas o geometría consisten en intentos de demostración de axiomas ya existentes a partir de otros. A veces tienen éxito, otras veces no, pero no tienen por qué tener éxito pues, como demostró Gödel, siempre se podrán añadir axiomas indemostrables a partir de los anteriores. Un ejemplo bien conocido es la conjetura de Fermat, que sólo se ha conseguido demostrar a partir de otros axiomas hace muy pocos años, y que llevaba casi tres siglos sin demostrar. Su formulación es la siguiente: “No hay números enteros x, y, z y n (siendo n >2) tales que xn + y n = z n ”. Aunque esta conjetura se ha demostrado, podría igualmente no haberse demostrado, y eso no hubiera supuesto ningún problema para las matemáticas, muchos de cuyos axiomas son indemostrados y nunca se demostrarán. 3.3. Cualidades de las ciencias exactas Los conocimientos que proporcionan las ciencias que parten de axiomas son muy peculiares, pues no son ni verdaderos ni falsos. Esto es así porque son ciencias que no están haciendo afirmaciones sobre la realidad, sino solamente sobre entes de razón, inventados por el hombre para elaborar dichas ciencias. Por tanto, no existe una realidad que nos permita dilucidar si una afirmación matemática 27 o geométrica es verdadera o no, pues dicha realidad no existe. Por poner un ejemplo, sucede algo parecido a los cuentos o las novelas: el relato de Caperucita roja no es verdad ni mentira, pues no pretende, en ningún momento, ser una descripción de unos hechos reales. Es solamente un ente de razón. Igualmente, las matemáticas y la geometría sólo existen en el pensamiento de quienes las elaboran, y no existen en la realidad1 . Además de no ser ni verdaderas ni falsas, las matemáticas y las demás ciencias exactas son conocimientos incompletos. Con esta expresión se quiere decir que, a un conjunto de axiomas dado siempre se podrán incorporar axiomas nuevos, que serán coherentes con el conjunto de axiomas existentes. Es lo que hemos mencionado en el apartado anterior a propósito de la demostración de Gödel: a un sistema de axiomas siempre se le pueden añadir más, bien sea demostrándolos, bien sea sin relación demostrada con los existentes. Esto hace que las ciencias exactas nunca puedan estar acabadas, pues siempre pueden incorporarse nuevos axiomas al cuerpo de los existentes. Por último, los conocimientos de las ciencias axiomáticas son absolutamente certeros, siempre que no se cometan errores al deducir unas cosas de otras. Por esta razón, las ciencias que trabajan a partir de axiomas (matemáticas y geometría) se denominan ciencias exactas, nombre que ha tenido la licenciatura en Matemáticas hasta hace muy poco tiempo. Sin embargo, esa certeza absoluta no implica que sean verdad en ningún sentido, como hemos visto anteriormente, pues se trata de entes de razón. Cabría pensar que, como las ciencias axiomáticas no dan un conocimiento de cosas reales, propiamente no se las podría llamar ciencias, pues no aportan ningún conoci1 Aunque cabría pensar que los entes geométricos existen en la realidad física, nos damos cuenta de que no es así si consideramos los objetos sobre los que trabaja. Por ejemplo, con líneas sin grosor, perfectamente rectas, que no son ningún objeto real. 28 miento sobre la realidad. Esto es cierto, pero sí que son un cierto conocimiento (aunque sea sólo de algo pensado); y, como se demuestran unas afirmaciones a partir de otras, podemos decir que, con esas demostraciones, se conoce la causa de las afirmaciones axiomáticas. Por tanto, es un cierto conocimiento por causas, que es lo que habíamos dicho que eran las ciencias (aunque no dejen de ser un grupo de ciencias muy peculiar). Por supuesto, si no hay errores en las demostraciones, su certeza es absoluta, y de ahí la denominación de ciencias exactas. 3.4. Ciencias exactas aplicadas Aunque las matemáticas y las geometrías trabajan con entes de razón, no existe inconveniente en tomar las fórmulas matemáticas o las expresiones geométricas y en aplicarlas a facetas reales de las cosas. Así, podemos hacer cálculo de estructuras arquitectónicas, de resistencia de materiales, etc. Quienes desarrollaron esas fórmulas matemáticas, que luego han tomado arquitectos e ingenieros para aplicarlas a sus respectivas tecnologías, les interesaba solamente su realidad abstracta, no sus aplicaciones; de hecho, existen multitud de fórmulas matemáticas y construcciones geométricas para las que no existe ninguna aplicación en el mundo real. Esto ha sucedido con las matemáticas o la geometría euclidiana, relacionadas de manera relativamente directa con los aspectos morfológicos o cuantitativos de la realidad física. De hecho, éstas ciencias exactas se emplearon, por esta razón, desde muy pronto, para la elaboración de los modelos2 relativos a los movimientos de los cuerpos celestes, o para la ingeniería y la mecánica. Sin embargo, también se han encontrado aplicaciones de matemáticas aparentemente poco relacionadas con la cantidad de las co2 Puede verse más adelante la cuestión de los modelos, cuando hablemos de las ciencias que siguen el método hipotético-deductivo. CAPÍTULO 3. CIENCIAS EXACTAS sas reales a otros aspectos de la realidad que no tienen que ver directamente con la morfología o las dimensiones de los objetos; y otro tanto ha sucedido con cuestiones de geometría no euclidiana. Sus fórmulas parecen funcionar razonablemente bien en dichos contextos. Sin embargo, como hemos mencionado anteriormente, las fórmulas, en sí mismas, no tienen ninguna relación con la realidad; eso son aplicaciones posteriores, que los matemáticos nunca intentaron.