El aguador de Sevilla

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El aguador de Sevilla
Nos encontramos ante una de las más destacadas obras de juventud de Diego
Velázquez, El aguador de Sevilla, pintada en sus últimos años de residencia en Sevilla,
alrededor del 1620 y actualmente conservada en Londres. Pertenece a la pintura del
arte barroco.
La pintura está realizada en óleo sobre lienzo y pertenece al género del bodegón, del
que Velázquez era todo un maestro. Sus dimensiones son de un metro por 80cm
aproximadamente.
Protagonistas del cuadro son un anciano aguador vestido con un capote pardo, bajo el
que asoma una camisa blanca y limpia, y el muchacho que de él recibe una copa de
cristal fino llena de agua. El muchacho, vestido de negro y con amplio cuello blanco,
inclina la cabeza para recoger la copa con gesto grave, sin cruzarse las miradas. Entre
ellos, casi confundido en las sombras del fondo de color tierra oscuro, otro hombre de
mediana edad bebe en lo que parece una jarrilla de loza. El brazo izquierdo del anciano
se proyecta en escorzo hacia fuera del cuadro, apoyando la mano en un cántaro
grande de cerámica en el que se dibujan las marcas del torno, cortado en su parte
inferior y sin apoyo dentro del lienzo. En su superficie rezuma el líquido y brillan
algunas gotas de agua. Ante él, sobre una mesa o banco, aparece otra alcarraza de
arcilla de menor tamaño, cubierta por una taza de loza blanca.
Velázquez insiste en el dibujo, la luz dirigida creadora del fuerte modelado y los
aspectos táctiles de los objetos con gran meticulosidad. Además recalca esa
tangibilidad con la rotura del marco, pues el cántaro queda más allá del espacio
comprendido en la tela y situado en el espacio del espectador, hacia el que se proyecta
la mano del anciano.
Velázquez también pone el mismo interés en representar los diversos tipos humanos
(por la contraposición de edades) y la expresión de sus emociones, como en analizar
las calidades táctiles de los objetos, respondiendo a un interés científico por los
efectos de luz sobre ellos.
La interpretación del cuadro es controvertida. Diversos especialistas han explicado El
aguador como una representación de las tres edades en algún tipo de ceremonia
iniciática, en la que el anciano, la Vejez, tiende la copa del conocimiento al muchacho
más joven. También podría hacer referencia al amor, encontrando un símbolo sexual
en el higo dibujado en el interior de la copa, destinado a perfumar el agua. Otra
interpretación de las tres edades corresponde con la actividad que realizarían cada una
de ellas: el anciano, abstraído, medita; el hombre actúa y el joven con la mirada
pregunta.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació en una Sevilla azotada por las pestes, las
inundaciones y el hambre. En este ambiente, entró a los once años de edad a aprender
el oficio de pintor en el taller de su futuro suegro. Tras su salida de la escuela, su
ascenso fue constante y fulminante sobre todo después de 1623, año en el que fue
nombrado pintor del rey Felipe IV.
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