POR QUE EL BCE NO DEBE INYECTAR LIQUIDEZ Fernando MdndezIbisate Universidad Complutense deMadrid i~/~1~ E 1 comercio,la industria, las transacclones o la actividad en general, y el empleo, suelen responder positivamente ante estlmulos monetarios y de cr~dito en escenarios econ6micosnormales o habituales; pero ciertamente s61o de fonna momentfinea. En todo caso, comonos ensefiaron los viejos maestros,los efectos iniciales de la expansi6n de liquidez se disipan a medidaque se prolonga y los agentes perciben e incorporanen sus expectafivassus aut~nticasconsecuencias, dejando a su paso un rastro de distorsiones en el sistema de informaci6nde la economla,sobre todo en los precios relafivos y en la formaci6nde expectativas. Finalmente, los precios absolutos o monetarios tambi6n terminan distorsionando los acuerdos o contratos adoptados, favoreciendo a quienes adeudandinero y, sobre todo, puedenevitar que sus acreedoreslogren protegerse de formaeficaz de tales dafios. Tales el caso de Gobiernoso Estados. Afln con todo, a veces ~stos seven obligados a emitir deudaligada a la inflaci6n. Las condiciones completamenteanormales de quiebra y hundimientode confianza, cr~dito y expectativas producidasen diversos momentos de esta crisis pudieronjustificar en algfln momentolas extraordinarias medidasde liquidez y expansi6n monetaria adoptadaspor los principales bancoscentra- sis iniciada por los bancoscentrales, y su deles e instimcionesinternacionales, pero s61o mandase dispar6; es igual si esa liquidez rue pot razones financieras o monetarias; nunca finalmentea parar alas areas de los bancoso por, ni para, estimularla real denominada eco- alas de los tesoros pflblicos, que aprovechanomlareal. Unainyeeci6n mundialde liquiron para gastar y endeudarsea mansalvapor dez tan excepcionalno origina inflaci6n en los incentivos alas entidades para comprar dos casos: o bien porquela economla,el PIB, deudapfiblica en lugar de fmanciarproyeclas transacciones,la producfividad,est~n cre- tos de inversi6n. En Europa, tal comportaciendo tambi~na tasas notables, favorecidas mientoderiv6 en el agravamientode la crisis adem~spot un proceso de globalizaci6n que traspasLndolaa la deudapflblica o soberana no s61o precisa de mayoresrondosde liquiy al euro comosistema monetario. dez, sino que permite colocarlos de forma Pero ahora, normalizadosen gran medida m~isinmediatay eflciente; o bien porquela la confianza,las expectativasy el cr6dito, las demandade liquidez aurestricciones de liquidez mentade formatan notoy la ausencia del mercado ria que permite absorber interbancariono sonya taDebe exigir a y utilizar todo el montanles y debenretirarse paute inyectado(la velocidad latinamente las medidas los gobiernos de circulaci6n cae en gran excepcionale~ Es momenque acometan los to de que los mercadosy medida). Ambascosas han sucedidoen las dos flltilas entidades financieras ajustesprecisos masd6cadas1o que expliconozcan los verdaderos y no darles p bulo ca en parte las bajas tasas riesgos y costes reales de de intlaci6n. Perosegfinlas operar sin la seguridad y respaldo incondicionales cosas se normalizanen todos los aspectos hay que de que han gozadolos bodetraer liquidez o la infiaci6n terminaapare- nos soberanosy que han sostenido, si no fociendo. E1 segundofactor fue especialmente mentado,la aversi6nal riesgo de esas instiimportantedesdef’malesde 2008, tras la cri- mciones,con costes para todos los contribusis de Lehmany otros, en todo el mundo.La yentes europeos. confianza,el cr6dito y la credibilidad,las exLos problemas, no s61o en Europasino en pectativaso cualquierprevisi6na futuro, p~c- todo el mundo,no son de liquidez. La falta ticamente desaparecieron por lo que, como de cr~dito privadotiene su origen en ese hunlos te6ricos cuanfitafivistas advirtieron mu- dimiento de la credibilidad, la confianza y cho antes que Keynes,el dinero se convirfi6 las expectativasdebido,sobre todo, a los deen re fugio, sobre todo para el sistemafinan- sajustes financieros, tambi6nen los balances ciero muynecesitado y golpeadopor una cri- de familias y empresas.Yse ha agravadocon el ingente endeudamientode los Gobiernos y autoridades(que lo es para los ciudadanos) en Europa y EEUU. Tampocolos argumentos cambiarios justifican una intervenci6n del BCE,ni siquiera aunquesus estamtos lo permitiesen. Jam~las pollticas de devaluaci6nban facilitado o resuelto los problemas econ6micos que las incitaron. Adem~s,es fundamental leer correctamente los hechos en economla. El euro no estfi sobrevaluadopor la polltica ex profeso del BCE,sino que las medidasde la Fedo los Bancoscentrales de Jap6no china mantienen sutilmente devaluados el d6lar, el yen o el reminbi. Sonestas autoridades monetariasquienes actfian mal, tal eomosefialan la teoria y la experiencia. Adem~, un euro relativamente fuerte permite abaratar nuestras importaciones,sobre todo energ6ticas, sin perturbar en demaslanuestras exportaciones que se realizan mayoritariamente dentro del Areade influencia del euro (entre el 80 pot ciento de las alemanas y el 70 pot ciento de las espafiolas). Fueron los bancos centrales quienes, con sus pob’ticas expansivas y sus movimientos de stop andgodurante d4cadas, produjeron los problemasen que todavia estamosmetidos a amboslados del Atlfintico, a pesar de las evidentes diferencias y mejoras. E1 BCE debe atender su mandato,obligandoalas autoridades gubernamentalesde todo nivel que acometanlosajustes y reformas precisos para mejorar nuestros sistemas productivos y reducir las distorsiones y presi6n de los gobiernos sobre los bolsillos yvidasde los ciudadanos.Nodarles pfibulo.