el aula del accionista Con la colaboración de: la liquidez de la banca Las entidades financieras precisan de activos que puedan transformarse en dinero en efectivo para hacer frente a las peticiones de reembolso que les soliciten sus clientes. La legislación determina cuál es el grado de liquidez que deben tener los bancos, para evitar problemas de contagio ante un eventual impago de alguna entidad financiera. L a liquidez es la cualidad de un activo que indica su posible transformación en dinero en efectivo. No todos los productos tienen el mismo grado de liquidez, ya que depende de que exista un plazo de vencimiento, una penalización por rescate o un mercado secundario donde ese activo se pueda vender. En el caso de la banca, la liquidez viene determinada por el grado en que los elementos de su balance pueden ser transformados en dinero líquido. Para este sector es fundamental mantener un buen grado de liquidez porque cuando un banco no puede atender las peticiones de reembolso de sus clientes, porque no tiene reservas líquidas suficientes, existe la posibilidad de contagio del riesgo de impago a todo el sistema. Los bancos suelen recurrir a la comercialización de depósitos entre sus clientes para obtener dinero líquido y así se lo pueden prestar a otros. Otra posibilidad es acudir a los mercados mayoristas de capitales, así como al mercado interbancario. Además, la banca se vale de los instrumentos habilitados por el Banco Central Europeo (BCE). De hecho, las últimas subastas de liquidez se han convertido en un instrumento capaz de absorber la demanda de dinero entre casi 600 entidades europeas. En los últimos años, el BCE ha venido emitiendo numerosos tipos de subastas, con plazos y vencimientos diferentes, para que el dinero fluyera. La directiva europea establece que las entidades deberán promover políticas para medir su posición neta de financiación, así como posibles necesidades en el futuro; también deben fijar planes de emergencia para afrontar las crisis de liquidez. El Banco de España clasifica los activos y pasivos, según los plazos, para evaluar la liquidez de los diferentes instrumentos (a la vista; hasta un mes; entre uno y tres meses; entre tres meses y un año; entre uno y cinco años; y más de cinco años). En cada uno de esos casos, las entidades deben distinguir entre activos cotizados y no cotizados. Vocabulario imprescindible Activos: Conjunto de bienes y derechos de una sociedad. Esto es, lo que posee (bienes) más lo que le deben (derechos). El activo refleja las inversiones de la sociedad en capital fijo, inmovilizados, mercaderías («stocks)», cobros, etc. Deudas a corto plazo: Se trata de las obligaciones de pago que tiene una empresa con un vencimiento que no sea superior a un año. Se trata de un tipo de financiación ajena con carácter temporal. Inyecciones de liquidez: Operaciones excepcionales que han realizado los bancos centrales para ingresar más dinero en el mercado a través de las entidades bancarias, con el objetivo de que luego éstas lo pongan en circulación a los ciudadanos. En realidad, se trata de un préstamo bancario a un interés asumible para el sector. Técnicamente, se realiza a través de subastas rápidas. Estas operaciones de ajuste no tienen un vencimiento normalizado. Pasivo: Término contable que define el conjunto de deudas y obligaciones pendientes de pago. Mientras el activo muestra en qué ha invertido una sociedad, el pasivo informa sobre el origen de los fondos para realizar dichas inversiones, es decir, de dónde se saca el dinero la empresa para poder realizar sus actividades. Riesgo de impago: Supone el riesgo de que una parte de un contrato no efectúe un pago cuando deba hacerlo, ante los compromisos adquiridos en determinados productos. Tesorería: Medios líquidos disponibles o efectivo, cualquiera que sea la forma concreta en que se tengan. El contenido de esta ficha y de las anteriores las puede consultar en www.caixabank.com