A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 2 de mayo de
2013,
habiéndose
dispuesto
en
siguiente
el
establecido,
Acuerdo
orden
Lázzari,
de
Hitters,
2078,
votación:
Negri,
de
conformidad
que
deberá
doctores
Kogan,
Soria,
con
lo
observarse
Pettigiani,
se
reúnen
el
de
los
señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo
ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa
C. 102.284, "M. , E. y otros contra Hospital Municipal
Vicente López y otros. Daños y perjuicios".
A N T E C E D E N T E S
La Cámara Primera de Apelación en lo Civil y
Comercial del Departamento Judicial de San Isidro, por un
lado
modificó
la
sentencia
de
la
instancia
originaria,
rechazando la demanda contra las doctoras M. F.A. , V. M.
M.
y
S.
G.M.
;
estableciendo
que
la
codemandada
Municipalidad de Vicente López deberá responder por el 50%
de los montos fijados para resarcir los daños; y por el
otro
la
confirmó,
articulada
por
los
en
cuanto
desestimó
descendientes
del
la
actor
pretensión
M.
(fs.
1496/1504 vta.).
Se interpusieron, por el municipio accionado
y por la Titular de la Asesoría de Incapaces n° 1, sendos
recursos
extraordinarios
de
inaplicabilidad
1539/1555 vta. y 1570/1578, respectivamente).
de
ley
(fs.
Dictada
la
providencia
de
autos
y
encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia,
habiendo
sido
oído
el
señor
Subprocurador
General,
la
Suprema Corte resolvió plantear y votar las siguientes
C U E S T I O N E S
1ª) ¿Es fundado el recurso extraordinario de
ina-plicabilidad de ley de fs. 1539/1555 vta.?
En su caso:
2ª) ¿Lo es el de fs. 1570/1578?
V O T A C I Ó N
A la primera cuestión planteada, el señor
Juez doctor Pettigiani dijo:
I.
Se
inician
estas
actuaciones
por
un
reclamo indemnizatorio instaurado por E. O. M. y los hijos
de éste, M. , M. L. y M.M. , fundado en la responsabilidad
por mala praxis médica endilgada a los demandados, dándose
las siguientes circunstancias fácticas.
El primero de los citados fue recogido en la
vía pública el 17 de diciembre de 1997, aproximadamente a
las 1:30 horas, por una ambulancia del Hospital Municipal
de Vicente López, a cargo de la doctora A. . Ingresado a la
guardia, se le diagnostica intoxicación alcohólica aguda,
permaneciendo en observación.
Habiendo
sido
asistido
por
distintos
profesionales, se le detecta traumatismo encéfalo craneano
motivo por el que fue intervenido quirúrgicamente en dos
oportunidades, la primera el día 18 de diciembre de 1997,
es decir al día siguiente de su internación, y la segunda
el 19 del mismo mes y año. Luego de 8 días de permanecer en
el aludido nosocomio, a pedido de sus familiares, el 25 de
diciembre
es
trasladado
con
sus
heridas
infectadas
al
instituto FLENI, padeciendo en la actualidad lesiones tales
como el nistagmus a extrema mirada lateral (que implica que
el ojo, llevado voluntariamente al extremo lateral tiende a
volver hacia el frente en forma involuntaria) y hemianopsia
homónima a derecha (que importa la pérdida de visión en la
mitad de dicho lado del ojo, con inflamación de dos ramas
del trigémino).
A dicha pretensión,
citados
descendientes
resarcimiento
por
daño
menores,
emergente,
se acumuló
la de los
quienes
reclamaron
moral
y
psicológico,
producto de la incapacidad psicofísica de su progenitor.
II. La sentencia bajo recurso,
en lo que
interesa, modificó la de primera instancia desestimando la
demanda direccionada contra las médicas coaccionadas, pero
mantuvo -sin embargo- la responsabilidad del nosocomio, si
bien reduciéndola a un 50%.
III.
Contra
este
pronunciamiento
el
apoderado del municipio interpone recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley por el que denuncia la violación de
los
arts.
384,
391
y
474
del
Código
Procesal
Civil
y
Comercial; y de doctrina de esta Corte (causa Ac. 43.518,
sent.
del
16-VI-1991,
"Brito...";
fs.
1539
vta.
y
1543
vta.).
1. A modo de síntesis objeta que se haya
rechazado la demanda contra los médicos intervinientes y
sin
embargo
se
responsabilizara
al
establecimiento
asistencial municipal en razón del incumplimiento de la
obligación tácita de seguridad por la deficiente atención
médica recibida por el paciente en el Servicio de Terapia
Intensiva del hospital, aduciendo que este Tribunal tiene
resuelto en el precedente supra aludido que si no hay culpa
del médico no es posible mantener la condena a su respecto
(fs. 1543/1545).
A
imputada
fue
tal
fin,
identificada
recuerda
por
la
que
cámara
la
en
mala
la
praxis
presunta
omisión de suministrarle al paciente, en forma tempestiva y
adecuada, una vez internado ya en terapia intensiva, los
debidos
impedido
antibióticos
el
pre
desarrollo
y
de
postquirúrgicos
las
infecciones
que
que
habrían
luego
padeciera el señor M. . Habida cuenta ello, insiste en la
violación a la doctrina legal de esta Corte por considerar
que era la doctora M. -respecto de quien la cámara rechazó
la demanda acogiendo su apelación- quien se hallaba a cargo
del paciente en dicha etapa, resultando ser la responsable
de suministrarle los medicamentos y atenderlo en terapia
intensiva, decidir la intervención quirúrgica, llevarla a
cabo y controlar el postoperatorio (fs. 1545).
2. También reprocha que se le haya imputado
responsabilidad por la omisión de administrar antibióticos
al paciente antes del 22 de diciembre de 1997, cuando la
alzada
arribó
a
dicha
conclusión
de
forma
absurda
y
mediante argumentos extremadamente presuntivos, apartándose
de
precisas
circunstancias
desencadenarían
los
probadas
hechos
de
en
un
la
modo
causa
que
diferente
al
apreciado en la resolución impugnada (fs. 1545/1550 vta.).
En este punto, por un lado, remarca que al
sostener la alzada que la adecuada prescripción médica de
no
aplicar
antibióticos
en
forma
preventiva
durante
la
estancia del paciente en la guardia debía modificarse ante
la
inminencia
inmediato
de
una
intervención
postoperatorio,
el
quirúrgica
tribunal
se
o
basó
en
en
el
sus
propias y presuntivas convicciones, apartándose sin razón
de
las
conclusiones
periciales
obrantes
en
la
causa
y
prescindiendo de que había sido la propia accionada quien
había
solicitado
parte
de
un
una
pericia
especialista
-finalmente
en
rechazada-
"neurocirugía"
(fs.
por
1545
vta./1547).
Por otro lado, aduce que el paciente recién
comenzó
a
ser
medicado
cuando
ello
fue
necesario
(al
detectársele líquido en la herida), ocasión en que se le
suministró
tratamiento
inicialmente
empírico
con
Vancomicina y Ceftazidima, llevándose a cabo asimismo un
pancultivo cuyo resultado -obtenido luego de 48 horas- no
fue agregado a la historia clínica del señor M. cuando éste
fue remitido al FLENI, por ocurrir ello el 25 de diciembre
y ser feriado, objetando de esta forma -por absurda- la
conclusión de la alzada que tuvo por omitido el cultivo y
por errada la medicación suministrada antes del traslado
del paciente (fs. 1549/1550 vta.).
3. Impugna asimismo por absurdo que se haya
omitido ponderar la prueba producida en segunda instancia y
aportada en el marco de los hechos nuevos que denunciaran
las médicas codemandadas (consistente en el descubrimiento
de la actividad laboral de corretaje normal y habitualmente
desempeñada por el accionante a pesar del dictamen pericial
de
demencia
posttraumática
que
presuntivamente
lo
aquejaba); específicamente la pericial médica y documental,
de la que surge -alega- que el accionante carece de los
impedimentos
(secuelas)
que
dijo
padecer
a
raíz
de
la
atención médica brindada (fs. 1550/1553).
4. Finalmente, también adjudica absurdo a la
causalidad adecuada atribuida a la deficiente prestación
médica para contribuir a la patología actual del paciente.
Arguye que si bien inicialmente el tribunal reconoció la
falta
de
claridad
en
dicha
incidencia
(merced
a
otras
circunstancias que contribuirían a la conformación de dicho
cuadro
-vgr.,
su
anterior
adicción
al
alcohol
y
las
lesiones recibidas en el accidente callejero que motivara
su
traslado
al
hospital-),
luego
le
adjudicó
el
50%
a
través de consideraciones meramente dogmáticas, sin reparar
que el accionante -aún mediando aplicación al caso de la
distribución
dinámica
de
la
carga
probatoria-
había
incumplido su obligación de acreditar dicho recaudo (fs.
1553/1555).
IV. Pues bien, adelanto que el recurso no
puede prosperar.
1. Sostuvo el tribunal a quo que el rechazo
de la acción contra las tres profesionales demandadas en
forma individual en autos no implicaba necesariamente que
debía exonerarse a la institución hospitalaria -ni por ende
a
la
Municipalidad-
puesto
que
una
vez
cesada
la
intervención de las médicas A. , M. y M. , el 17 de diciembre
a partir de las 17 horas, M. continuó internado, siendo
sometido
a
dos
intervenciones
diversos
profesionales,
entre
quirúrgicas,
ellos
atendido
enfermeros
y
por
demás
dependientes del centro asistencial municipal; de modo que
-remarcó- si bien sí encontraba vedada la determinación de
toda
otra
partícipes
culpa
con
por
parte
posterioridad,
de
los
atento
restantes
a
su
galenos
falta
de
intervención en autos, reconoció sin embargo que en algunos
casos,
aún
no
resolviéndose
profesionales
tratantes,
la
culpa
por
igualmente
parte
debía
de
los
atribuirse
responsabilidad al establecimiento asistencial en razón del
incumplimiento de la obligación tácita de seguridad, de
manera autónoma y con el fundamento de las negligencias u
omisiones vinculadas directamente con el servicio (fs. 1514
vta./1515).
Así
entonces,
sobre
la
plataforma
de
los
preceptos contenidos en los arts. 511, 512 y 902 del Código
Civil -pero sin la imputación personal vedada por no haber
intervenido los profesionales involucrados en el proceso,
analizando la atención recibida por M. una vez ingresado al
Servicio
omisiones
de
Terapia
incurridas
Intensivapor
los
concluyó
distintos
en
que
las
prestadores
del
servicio de salud derivó en un daño al paciente por el cual
la Municipalidad debía responder (fs. 1515 vta./1516).
Al
administra-ción
respecto
de
sostuvo:
antibióticos,
ni
"...no
aún
consta
la
inmediatamente
antes o después de cada uno de los actos quirúrgicos, hasta
el día 22 de diciembre..." (fs. 27 de la Historia Clínica,
punto 27.2 de fs. 831 vta.). "En efecto, en esa fecha se
menciona
haberse
ordenado
un
cultivo
-que
no
consta
indicado- cuyo resultado se encontraría pendiente, lo cual
no resulta extraordinario dado que este tipo de estudio
suele demandar un determinado lapso, su resultado no es
inmediato. Sin embargo, hasta la fecha del traslado de M.
al FLENI, no se consignó el resultado del cultivo. En esa
fecha,
también,
Historia
y
por
Clínica
Vancomicina,
que
primera
la
se
vez,
aplicación
continúa
se
menciona
de
aplicando
en
la
Ceftazidima
y
después
por
vía
endovenosa. Sin embargo, y aún cuando se admitiera que no
debían aplicarse antibióticos en forma preventiva y ello
haya sido una práctica adecuada durante las pocas horas que
M. permaneció en la Guardia, el principio mencionado sin
duda
debe
ceder
ante
la
inminencia
de
una
intervención
quirúrgica o en el inmediato postoperatorio y para ello no
es necesario contar con las conclusiones de un perito, ya
que el buen sentido y la propia experiencia indican que es
la práctica adecuada" (fs. 1518/vta.).
Agregó a ello que "en definitiva, hasta el
día 19 de diciembre la temperatura de M. era inferior a la
normal -fs. 21 vta. de la Historia Clínica- el día 20 pasó
a 37° -fa. 23 vta.- y el 22 de diciembre M. presentaba un
estado febril, con temperatura elevada, de 39.2°. El día 23
continuaba el estado febril y presentaba leucocitosis -fs.
28
vta.-
y
el
24
se
constata
secreción
en
la
herida
derecha, que continúa el 25 y se mantiene, aún luego del
tratamiento en el FLENI hasta el arribo al Hospital de
Clínicas.
Recién
el
día
24
se
realiza
en
el
Hospital
Houssay una interconsulta con Infectología -fs. 8 vta. de
la Historia Clínica-" (fs. cit. vta.).
No obstante que la accionada haya sostenido
que se le aplicaron antibióticos de amplio espectro, alertó
que "... de eso no ha quedado constancia alguna en la
Historia Clínica ... Si he de atenerme a las constancias de
esta prueba, no me cabe duda que ha existido una grave
omisión por parte de los médicos que atendieron a M. en
Terapia Intensiva. Tampoco puede ponerse en duda que de esa
omisión
se
haya
derivado
un
daño,
pues
M.
padeció
una
infección en las heridas provocadas por las intervenciones
quirúrgicas, la que ha sido registrada tanto en la misma
Historia Clínica, como en la del FLENI, al ingresar a esta
institución, fs. 510" (fs. cit.).
Luego de descartar los dichos del testigo
Sosa (fs. 1519), dijo "la que sí resulta pertinente para
dar cuenta del estado en que se encontraba la infección de
las
heridas
del
actor
al
llegar
al
FLENI
-el
25
de
diciembre a las 23.12 horas ver fs. 507- es que realizados
cultivos
del
material
de
las
heridas
de
inmediato,
el
resultado de los mismos se obtuvo el día 26 de diciembre,
arrojando los resultados de fs. 592 y 594: encontrándose
las bacterias denominadas proteus y staphylococus aureus.
Realizado en antibiograma en la misma fecha, la primera
resultó resistente a la Ceftazidima, que es precisamente
una de las drogas que se había comenzado a aplicar el día
22 en el Hospital Municipal de Vicente López, sin haber
tenido
la
precaución
de
llevar
a
cabo
los
referidos
estudios para constatar la eficacia de la aplicación" (fs.
1519).
Añadió
que
"...
el
tratamiento
con
antibióticos se comenzó tarde -a tres o cuatro días de las
intervenciones
quirúrgicas-
y
en
razón
de
no
haberse
llevado a cabo cultivo y antibiograma, se aplicó, respecto
a un[a] de las bacterias, un antibiótico ineficaz" (fs.
cit.).
Al
intervención
respecto
quirúrgica
cabe
concluyó
la
que
posibilidad
"en
de
toda
que
se
produzca una infección, pero en este caso se ha producido
el daño dentro de un lapso lógico posterior a la misma, dos
o tres días luego de la primera o segunda neurociru[g]ía.
Recordando que la obligación del médico es de medios y no
de resultado, es la parte demandada quien debió acreditar
haber puesto en marcha todos los recursos del arte para
procurar que ésta no se produjera. Y no ha producido la
demandada prueba alguna que acredite haber procedido de
acuerdo a las reglas del arte en este punto. No se trata
aquí de la inversión de la carga de la prueba, puesto que
... no nos encontramos en el ámbito de la responsabilidad
objetiva, sino simplemente de la aplicación de la norma del
art.
375
del
C.P.C.C.,
que
impone
al
demandado
la
obligación de probar su defensa" (fs. 1522).
De esta forma, en lo atingente al vicio de
absurdo denunciado en relación con la configuración del
deficiente servicio médico prestado al paciente una vez
ingresado al área de terapia intensiva del hospital, cabe
concluir
que
el
recurrente
no
logra
acreditar
el
vicio
lógico que denuncia. En efecto, la apreciación de la alzada
sobre las deficientes prestaciones brindadas en dicho tramo
de la atención médica hallan su respaldo acreditativo en
las constancias de la causa sobre las que se asientan, y si
bien
la
sepsis
cirugías
desatada
practicadas
no
en
el
halla
paciente
su
luego
génesis
en
de
una
las
única
causa, el reproche sobre la deficiente implementación de
los medicamentos y exámenes -tardíos y errados- permanece
incólume como factor de la infección desarrollada (art.
384, C.P.C.C.).
Para
cuestiones
exponer
hechos
de
-de
e
que
hecho
manera
no
la
Corte
basta
paralela-
interpretación
de
pueda
con
su
los
revisar
denunciar
propia
absurdo
versión
mismos,
las
sino
de
y
los
que
es
necesario demostrar contundentemente que las conclusiones
que
se
cuestionan
son
el
producto
del
error
grave
y
manifiesto que derivan en afirmaciones contradictorias o
inconciliables con las constancias objetivas de la causa -
lo que en este caso el recurso no evidencia-. Por más
respetable que pueda ser la opinión del recurrente, ello no
autoriza -por sí solo- para que esta Corte sustituya con su
criterio al de los jueces de la instancia de apelación, y
esto es así aun cuando este último pueda aparecer como
discutible, objetable o poco convincente (C. 94.530, sent.
del
7-II-2007;
C.
101.626,
sent.
del
11-II-2009;
C.
101.243, sent. del 7-X-2009; entre otros).
Por demás, aún respecto de este tópico, el
recurrente no se hace cargo de la orfandad probatoria que
la alzada le atribuye respecto de la acreditación de haber
puesto en marcha todos los recursos del arte para procurar
que la sepsis no se produjera (fs. 1522), en tesitura que
repercute
asimismo
en
la
improcedencia
de
todo
cuestionamiento sobre el obrar antijurídico atribuido a los
dependientes del nosocomio (arg. art. 279, C.P.C.C.).
2. Por otro lado, como puede apreciarse, los
eventos descriptos se presentan de un modo muy diverso a
los que motivaron la doctrina sentada en la causa que el
recurrente reputa transgredida (Ac. 43.518, sent. del 16VI-1991), que no está demás aclarar, es mantenida hasta
estos días (conf. causas C. 98.332, sent. del 7-V-2008; C.
101.294, sent. del 15-IV-2009; entre otras), y mediante la
cual
se
ha
interviniente
dicho
no
que
cabe
si
no
media
responsabilizar
culpa
al
del
médico
establecimiento
asistencial con base en su obligación de seguridad porque
la
existencia
de
aquélla
(la
culpa
del
médico)
es
la
demostración de la violación de ese deber.
Es
que,
con
voto
del
distinguido
colega
doctor Negri, en aquella oportunidad, fue descartada la
responsabilidad del establecimiento debido a que por un
lado no había habido culpa del médico codemandado, pero por
otra
parte,
y
así
se
encargó
de
remarcarlo,
no
había
quedado demostrada la de ningún otro profesional o auxiliar
interviniente, lo que sí acontece en la especie.
Del mismo modo en la causa C. 101.294 (sent.
del 15-IV-2009), sostuve que si bien, al haberse exculpado
al médico demandado no podía responsabilizarse al centro
médico demandado, aduné que los reproches efectuados por el
accionante a otros galenos dependientes de aquél se hizo de
manera tardía, en la expresión de agravios, circunstancia
que vedaba toda ulterior consideración sobre el punto.
Estos
sucesos,
como
adelantara,
son
disímiles a aquéllos que se presentan en estos obrados y,
por ende, la doctrina legal mencionada no resulta aplicable
al sub judice, donde el incumplimiento de la obligación de
seguridad
por
la
resultado
de
la
que
se
mala
condena
praxis
a
de
la
demandada
otros
es
el
dependientes,
distintos de las médicas exculpadas.
Aquí, la alzada receptó la acción directa
contra
el
hospital
luego
de
tener
por
acreditada
su
violación al deber de seguridad frente al paciente, por la
omisión culposa incurrida por quienes se hallaban a cargo
del accionante durante su internación en terapia intensiva,
por no suministrarle tempestivamente los antibióticos que
hubieran impedido la posterior infección que contribuyera a
los daños que padece en su salud, aún no mediando citación
(conf. Ac. 58.720, sent. del 12-VIII-1987; C. 100.452, sent.
del 15-VII-2009; entre otras) ni concreta identificación de
tales profesionales, dependientes o auxiliares (en sentido
análogo, Ac. 33.539, sent. del 22-XII-1989).
En este orden, cabe destacar que la litis
así
fue
propuesta
responsabilizó
al
por
la
Hospital
actora,
Houssay
por
quien
la
no
labor
solo
de
las
doctoras que menciona expresamente, sino también por todos
los profesionales que lo asistieron hasta el día 24 de
diciembre de 1997 al decir en la demanda:
"Además
-a
mayor
abundamiento-
todos
los
médicos intervinientes hasta el 24 de diciembre de 1997 son
responsables de la total omisión en la administración de
antibióticos, evento de una gravedad extrema..." (sic, fs.
23).
Por demás, la imputación efectuada por el
recurrente en torno de la responsabilidad atribuida a la
doctora
M.
por
el
cuidado
del
paciente
aún
después
de
efectuada la primera cirugía, no puede sino permanecer en
su esfera meramente argumentativa, pues aquél ha omitido
indicar
concretamente
aseveración,
máxime
la
base
cuando
el
acreditativa
decisorio
de
dicha
impugnado
en
momento alguno arribó a dicha conclusión de hecho.
Es
que
es
insuficiente
el
recurso
de
inaplicabilidad de ley por el que se denuncia violación a
la doctrina legal de esta Corte si para tornar aplicable
ésta es preciso revisar algunos hechos de la causa, cuya
concreta
configuración
recurrente
a
través
de
no
ha
sido
la
causal
objetada
por
caracterizante
el
de
la
doctrina legal del absurdo (arg. art. 279, C.P.C.C.).
3. Por otro lado, en lo atingente al vicio
de absurdo denunciado en relación con la atribuida falta de
adecuada
causalidad
entre
las
omisiones
antijurídicas
adjudicadas al nosocomio demandado y los daños padecidos
por
el
accionante,
pormenorizado
análisis
el
de
tribunal
aquellas
a
quo
realizó
conductas
que
un
se
le
imputaron a los dependientes del Hospital Houssay, como (i)
la demora en la intervención quirúrgica, (ii) la falta de
suministro de antibióticos en el pre y el postoperatorio,
(iii)
frente
la
a
omisión
la
de
elevada
realizar
cultivos
temperatura
y
del
antibiogramas
paciente,
(iv)
prescindir de tomar radiografías de columna cervical, tórax
y
ecografía
abdominal,
y
finalmente,
(v)
la
deficiente
atención
de
enfermería
que
provocara
la
aparición
de
escaras en el paciente (fs. 1514 vta./ 1521).
Dicho ello, concluyó que la causa generadora
de los daños padecidos por el actor, al menos en parte,
había
tenido
su
origen
en
el
inadecuado
tratamiento
antibiótico, derivando en una seria infección.
Para llegar a determinar en qué medida la
mala atención del servicio hospitalario había contribuido a
las consecuencias dañosas del actor, si bien reconoció que
no surgiría con claridad cuál había sido la incidencia en
el estado actual del actor de las lesiones recibidas en su
accidente callejero, y cuál el agravamiento imputable a la
mala atención hospitalaria (fs. 1522 y vta.), elaboró su
hipótesis sobre la plataforma del concepto de pérdida de
chance, y que en el caso, a su entender, consistía en la
razonable probabilidad de que si el paciente hubiera sido
bien
atendido,
las
lesiones
producto
del
accidente
callejero habrían podido ser curadas sin daño o con daño
menor del que finalmente se produjo, fundamentalmente por
la grave infección y la evolución posterior que complicaron
el cuadro postquirúrgico (fs. 1523 y vta., con cita de las
conclusiones periciales obrantes en autos).
En ese discurrir, luego agregó que existían
síntomas en el paciente que no podían dejar de relacionarse
con
la
evolución
de
las
lesiones,
tales
como
(i)
el
nistagmus a extrema mirada lateral -que implica, como dije,
que
el
ojo,
llevado
voluntariamente
al
extremo
lateral
tiende a volver hacia el frente en forma involuntaria- o
(ii) la hemianopsia homónima a derecha -que significa la
pérdida
de
visión
en
la
mitad
derecha
del
ojo-,
y
la
inflamación de dos ramas del trigémino, más allá de que en
este
último
neurológico
válvula
caso,
(fs.
-drenaje
pueda
1527
no
vta.),
ventricular
atribuirse
(iii)
la
del
lado
al
trastorno
existencia
derecho-,
de
la
según
consta en el informe de fs. 1495 (fs. 1527 vta.), (iv) así
como un trastorno mental no especificado (fs. 1527 vta.),
respecto del cual tres médicos psiquiatras de la Colonia
Cabred habían diagnosticado sin duda trastorno bipolar y
abuso de alcohol (fs. 1527 vta.).
Por todo ello, enfatizó que M. padece una
afección
de
la
personalidad
que
cabe
designar
como
trastorno bipolar, cuya evolución es de larga data. Sobre
esa personalidad de base se inscribe su alcoholismo y la
caída o la agresión en la vía pública que lo condujera al
Hospital de Vicente López, con el mal resultado que motivó
los presentes autos (fs. 1528). De esta forma, concluyó que
todo el daño que presenta M. no podía atribuirse a la mala
praxis hospitalaria, por lo que estimó que la Municipalidad
demandada debía ser responsabilizada con el 50% de aquél
(fs. 1523 vta.).
Para arribar a dicho porcentaje, más allá de
las
carencias
probatorias
que
imputó
a
ambas
partes,
consideró las referidas concausas mencionadas (alcoholismo y
traumatismo craneano), así como que luego de su internación
en el hospital demandado el actor fue tratado en el FLENI y
en el Hospital de Clínicas, en el que se sometió a una
nueva intervención el 2 de enero de 1998 y luego a otra un
año después, sin que la atención prestada en tales centros
médicos
vta.),
pudiera
por
resarcir
lo
la
ser
que
evaluada
a
partir
sentencia
de
en
este
proceso
de
los
daños
primera
instancia
(fs.
que
1523
mandaba
-que
debían
considerarse firmes por falta de reproche- dispuso aplicar
dicho porcentaje indemnizatorio (fs. 1524 vta./1531).
Pues bien, por un lado, el reconocimiento de
la dificultad para definir en el caso la incidencia de la
infección intrahospitalaria en la generación de los daños
que experimenta el estado actual de salud del paciente fue
en
verdad
la
premisa
empleada
por
la
alzada
para
desarrollar la fundamentación de dicha implicancia, que más
allá
de
las
carencias
probatorias
que
imputó
a
ambas
partes, halló fundamento en la multiplicidad de causas a
las que se atribuyeron las lesiones actuales del paciente,
sobre la base de la pericia médica obrante en autos (fs.
1523 vta.), por lo que corresponde descartar su carácter
meramente dogmático (art. 384, C.P.C.C.).
Por
otro,
recuerdo
que
determinar
la
existencia de relación de causalidad entre el obrar y el
daño, constituye una cuestión de hecho irrevisable en sede
extraordinaria salvo absurdo (conf. C. 92.771, sent. del 8III-2007; C. 101.914, sent. del 30-VI-2009; entre muchas),
que debe entenderse como error grave y ostensible que se
comete
en
la
conceptuación,
juicio
o
raciocinio
al
analizar, interpretar o valorar las pruebas o los hechos
susceptibles de llegar a serlo, con tergiversación de las
reglas
de
la
sana
crítica
y
violación
de
las
normas
jurídicas sustantivas y procesales vigentes, de todo lo
cual resulta una conclusión contradictoria o incoherente en
el orden lógico formal, falsa en la aprehensión fáctica e
insostenible
en
la
discriminación
axiológica
(conf.
Ac.
71.303, sent. del 12-IV-2000; Ac. 74.688, sent. del 30-X2002; Ac. 84.918, sent. del 3-XII-2003; Ac. 84.580, sent.
del 12-V-2004; entre otras).
Considero que no se ha configurado el vicio
de absurdo, recordando, una vez más, que dicha anomalía
queda configurada cuando media cabal demostración de su
existencia,
autoriza
la
pues
sólo
apertura
el
de
error
la
palmario
casación
para
y
fundamental,
el
examen
de
cuestiones de hecho y prueba (conf. Ac. 68.634, sent. del
17-XI-1999; Ac. 71.478, sent. del 16-II-2000; Ac. 71.709,
sent. del 29-II-2000).
Sabido
revisar
las
es
cuestiones
que
de
para
hecho
que
no
la
basta
Corte
con
pueda
denunciar
absurdo y exponer -de manera paralela- su propia versión de
los hechos e interpretación de los mismos, sino que es
necesario demostrar contundentemente que las conclusiones
que
se
cuestionan
son
el
producto
del
error
grave
y
manifiesto que derivan en afirmaciones contradictorias o
inconciliables con las constancias objetivas de la causa y
por más respetable que pueda ser la opinión del recurrente,
ello no autoriza -por sí solo- que esta Corte sustituya con
su criterio al de los jueces de la instancia de apelación,
y esto es así aún cuando este último pueda aparecer como
discutible, objetable o poco convincente (conf. Ac. 58.232,
sent. del 25-III-1997; Ac. 72.688, sent. del 27-IV-1999; C.
97.907, sent. del 18-II-2009).
En ese orden de ideas, el impugnante no ha
logrado acreditar que en la conclusión relativa al nexo
causal entre las conductas imputadas a la accionada y los
daños provocados en la persona del accionante (vgr. pérdida
de
chance
de
sanación),
se
haya
incurrido
en
el
vicio
lógico aludido, por lo que pese a su denuncia, carecen de
sostén
los
agravios
vertidos
a
ese
respecto
(art.
384,
C.P.C.C.).
4. Finalmente, tampoco le asiste razón en
tomo
de
la
alegada
omisión
de
considerar
la
prueba
producida en segunda instancia.
Aquélla
obedeció
a
los
hechos
nuevos
denunciados por las médicas codemandadas, quienes adujeron
que el actor se desempeñaba laboralmente sin ninguna de las
complicaciones que expusiera en demanda. En ese marco, se
llevó a cabo la pericial por los profesionales dependientes
de la Asesoría del Departamento Judicial de San Isidro, la
que contrariamente a lo sostenido por el impugnante, fue
objeto
de
expreso
tratamiento,
llegando
a
generar
la
convicción en los sentenciantes que el actor no padeció
demencia postraumática (v. fs. 1528), y que motivó que los
daños no podrían adjudicarse en su totalidad a la mala
praxis hospitalaria.
En
lo
que
respecta
a
los
videos
o
la
comparecencia de M. , arguyó que no resultaba necesario su
análisis
específico,
pues
al
carecer
de
conocimientos
técnicos en la materia poco podrían apreciar fuera de su
aspecto
(v.
fs.
1524
vta.),
sin
perjuicio
de
lo
cual
-sostenida en las pericias y estudios realizados ante la
segunda instancia- tuvo por cierto que el estado de salud
actualizado del paciente respondía a un trastorno afectivo
de tipo bipolar (fs. 1527 y sigtes.).
Tampoco encuentro demostrado en esta parcela
del recurso, el vicio imputado, ya que como se ha encargado
de reiterar esta Corte, los jueces no tienen el deber de
expresar en la sentencia la valoración de todas las pruebas
producidas, sino únicamente aquéllas que fueran esenciales
y decisivas para fallar la causa, siendo soberano en la
selección de las mismas, pudiendo inclusive preferir unas y
descartar otras, como aconteció en la especie, al dar los
motivos
por
los
cuales
no
tuvo
en
cuenta
los
videos
ofrecidos como prueba (conf. Ac. 88.942, sent. del 15-III2006; C. 99.982, sent. del 4-III-2009; entre muchas otras).
V.
Por
todo
lo
expuesto,
si
ello
es
compartido, corresponde rechazar el recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley interpuesto, con costas (art.
289, C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
El señor Juez doctor
de Lázzari,
por los
mismos fundamentos del señor Juez doctor Pettigiani, votó
la primera cuestión también por la negativa.
A la primera cuestión planteada, el señor
Juez doctor Hitters dijo:
Adhiero
al
voto
del
distinguido
colega
doctor Pettigiani, precisando que la inaplicabilidad de la
doctrina legal que emana de la causa Ac. 43.518 (sent. del
16-VI-1991),
y
que
reputa
infringida,
finca
en
la
disimilitud de los antecedentes que motivaron su dictado,
con relación a los que aquí se debaten.
Voto por la negativa.
Los señores jueces doctores Negri, Kogan y
Soria,
por
Pettigiani,
los
mismos
votaron
la
fundamentos
primera
del
señor
cuestión
Juez
también
doctor
por
la
negativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor
Juez doctor Pettigiani dijo:
I. En lo que interesa al recurso, la Cámara
rechazó la pretensión incoada por los descendientes del actor
M. , mediante la cual aquéllos pretendían ser indemnizados por
los daños provocados a su padre (fs. 1531/1533 vta.).
II.
Contra
este
pronunciamiento
la
señora
Asesora de Incapaces, representando a la entonces menor
M.M. , interpone recurso extraordinario de inaplicabilidad
de ley por el que denuncia la violación de doctrina (causa
Ac. 85.129, "C., L. A. y otra y. Hospital Zonal de Agudos
General Manuel Belgrano y otros", sent. del 16-V-2007),
como
así
contenidas
también
en
los
de
las
arts.
16
garantías
constitucionales
y
la
19
de
Constitución
nacional; 3, 4, 18 y 27 de la Convención Interamericana de
Derechos del Niño; 5 y 21 pto. 2 de la Convención Americana
sobre
Derechos
Humanos
(art.
75
inc.
22,
Constitución
nacional); 15, 36 incs. 1 y 2, 12 inc. 3 de la Constitución
provincial y 3 y 4 de la ley 26.061.
III.
En
contraposición
con
la
opinión
del
señor Subprocurador General, estimo que el recurso resulta
fundado, no por la presunta violación por parte del tribunal a
quo, de la doctrina legal de esta Corte mencionada, pues las
circunstancias aquí planteadas -conforme lo admite la propia
recurrente (fs. 1572 y sgtes.)- difieren sustancialmente de
aquellas
tenidas
en
cuenta
en
el
precedente
citado,
y
sabido es que no puede alegarse la infracción de doctrina
legal elaborada sobre la base de hechos distintos al del
caso en que se invoca (conf. Ac. 94.644, sent. del 12-VII2006); sin embargo, son las propias circunstancias del caso
las que me llevan a receptar el planteo subsidiario de
inconstitucionalidad del art. 1078 del Código Civil que
articula
la
impugnante
para
abrir
paso
al
reclamo
resarcitorio (a partir de fs. 1574 vta. y sigtes.).
En
accionante
efecto,
demandaron
la
en
autos,
reparación
los
de
hijos
los
del
daños
y
perjuicios que la mala praxis padecida por su padre les
ocasionara
en
su
persona
(material,
moral
y
psicológicamente, fs. 34 vta. y sigtes.). A su turno, el
magistrado de primera instancia rechazó la pretensión de
los descendientes, por considerar -en cuanto respecta al
daño moral- que éstos no habían sufrido daños jurídicos
sino simples perjuicios de hecho, así como que los mismos
carecían
de
nexo
adecuado
de
causalidad
con
el
obrar
en
dicha
antijurídico de los demandados (fs. 1053 y vta.).
Recurrido
el
decisorio
también
parcela, la alzada concluyó que la veda a la legitimación
provenía en verdad de lo establecido por el art. 1078 del
Código Civil.
1. Así las cosas, por un lado, considero que
la invocación de infracción a preceptos constitucionales
efectuada en el recurso de inaplicabilidad de ley resulta
válida y tempestivamente realizada, toda vez que ha sido
recién el tribunal a quo quien concretamente actuara en el
caso la norma impugnada, resultando ésta la oportunidad
procesal
que
congruencia
tenía
para
constitucional
hacerlo,
debe
pues
ser
el
tema
resuelto
de
cuando
su
las
circunstancias de la causa así lo exijan (conf. causa Ac.
75.329, sent. del 18-IV-2001).
Por
demás,
en
el
precedente
"Mill
de
Pereyra, Rita Aurora y otros c/ Provincia de Corrientes",
del 27-IX-2001, LL 5-XII-2001, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación introdujo una variante en su criterio en orden
a la prohibición de la judicatura para decretar de oficio
la inconstitucionalidad de las normas legales, sostenido en
diversos precedentes de ese Tribunal (Fallos 282:15; 289:89;
entre otros).
Se
opiniones
en
el
conformó
fallo
la
señalado,
necesaria
con
los
mayoría
votos
de
de
los
señores jueces doctores López y Bossert, quienes expresaron
su adhesión a ejercer la facultad de declarar aún de oficio
la
inconstitucionalidad
de
las
normas
cuando
se
ha
garantizado el derecho de defensa de los litigantes, esto
es, si éstos han tenido suficiente oportunidad de ser oídos
sobre
el
punto,
exigencia
que,
en
mi
concepto,
en
las
presentes actuaciones se cumplimenta con la deducción del
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley con el
concreto reproche a la constitucionalidad de la norma, y la
posibilidad
-para
la
contraparte-
de
presentar
la
correspondiente memoria en los términos del art. 284 del
Código Procesal Civil y Comercial.
Sin embargo, debe repararse que no es del
todo
exacto
que
en
este
juicio
la
declaración
de
inconstitu-cionalidad sea oficiosa, pues esta sentencia que
hoy dictamos sólo es posible ante un pedido concreto del
recurrente, quien denuncia la inconstitucionalidad del art.
1078
del
Código
Civil,
circunstancia
que
habilita
la
competencia de esta Corte para pronunciarse al respecto y
sin soslayar el control difuso de constitucionalidad (art.
279 del C.P.C.C.).
El
respeto
al
principio
republicano
se
encuentra asegurado, evitándose una ilegítima intromisión
judicial en la esfera de atribuciones que la Constitución
asigna
a
declaración
otros
de
Poderes
del
Estado.
inconstitucionalidad
de
En
la
efecto,
norma
(o
la
más
exactamente, la inconstitucionalidad de su aplicación al
caso),
no
se
proclama
en
abstracto,
sino
en
una
causa
abierta. Tampoco se trata de un dictum, u opinión de los
miembros del tribunal, sino de una declaración estrictamente
determinada, provocada, por pretensión de mejoramiento del
resultado del proceso en que el recurso intentado consiste.
2. Luego, ingresando en el análisis acerca
de
la
constitucionalidad
del
precepto
normativo
en
cuestión, cabe sostener que el art. 1078 del Código Civil
en
cuanto
limita
la
legitimación
para
reclamar
el
daño
moral a los damnificados directos, resulta inconstitucional
al vedar legitimación para obtener la reparación del daño
moral de aquellos damnificados indirectos (como los hijos
menores dependientes de quien padece una incapacidad parcial y
permanente producto de una mala praxis médica; fs. 1529/1531).
Así, tal como sostuviera el doctor Roncoroni
en el precedente C. 85.129, sent. del 16-V-2007, dominando
este
escenario
en
donde
se
enseñorea
el
inmenso
dolor
espiritual de los familiares, se encuentra el art. 1078 del
Código Civil, norma que en su último párrafo adoptó un
sistema
cerrado
de
legitimados
activos
habilitados
para
reclamar la reparación del agravio moral. Acorde con dicho
precepto,
solamente
el
damnificado
directo
tiene
acción
para reclamar la indemnización de dicho daño. Si la víctima
sobrevive a las lesiones sufridas, por más real, intenso y
profundo que fuere el sufrimiento espiritual sufrido por
otras personas, como en este caso la hija (que era menor al
tiempo
de
los
hechos),
carecen
de
legitimación
por
ser
ellos damnificados indirectos. Dicho en otros términos, si
el
señor
M.
hubiera
fallecido
como
consecuencia
de
la
infección hospitalaria padecida, sus hijos hubieran podido
reclamar la reparación del agravio moral que la pérdida del
padre hubiera producido.
Ninguna de las excepciones al cerrojo que
impone
la
norma
jurídica
permite
superar
el
escollo
que
advertimos. La primera, porque se refiere al supuesto de la
muerte
de
la
víctima
inmediata,
caso
en
el
que
quedan
legitimados para accionar iure propio por el daño moral sus
herederos
forzosos
(art.
1078).
El
segundo,
porque
se
refiere al supuesto concreto de injurias contra familiares
(art. 1080).
Así,
resuelven
con
dos
distinto
normas,
ambas
criterio
la
del
Código
situación
Civil,
de
los
damnificados indirectos. El art. 1078, consagrando, en la
esfera del daño moral, que los únicos que pueden reclamar
su resarcimiento son los perjudicados directos. El art.
1079,
esta
vez
en
el
ámbito
del
daño
patrimonial,
tematizando la legitimación de los damnificados indirectos.
Bien señalan Bueres y Highton ("Código Civil", Hammurabi,
Buenos Aires, 1ª edición, tomo III-A, pág. 180, n° 9 y nota
n° 30 de la pág. 181) que esta disparidad de tratamiento
implica una desigualdad ante la ley y que por ello no
debería superar con éxito el control de constitucionalidad
(art. 16, Const. nacional; en el mismo sentido, Ghersi,
Carlos
A.,
"Daño
moral
y
psicológico",
Astrea,
Buenos
Aires, 2002, pág. 140).
Se
incompatibilidad
norma
superior
trata
en
material
(art.
efecto
entre
31,
la
de
un
norma
caso
inferior
Constitución
de
y
citada),
la
al
establecer la primera una diferenciación para la categoría
de damnificados indirectos que no es razonable, pues si el
daño es moral carecen ellos de la legitimación que sí se
les concede cuando el daño sufrido es patrimonial (arts.
1078 y 1079, Cód. Civil). La ley, tal como lo ha expresado
la
Corte
Suprema,
debe
ser
igual
para
los
iguales
en
igualdad de circunstancias (conf. C.S.J.N., Fallos: 16:118;
íd. 200:424; íd. 1198:112; íd. 312:826; íd. 200:428; conf.
Quiroga
Lavié,
Argentino",
FE.
Rubinzal
y
otros,
Culzoni,
1ª
"Derecho
edición,
Constitucional
Buenos
Aires,
tomo I, pág. 376; Gelli, M. A., "Constitución de la Nación
Argentina", LLBA 2003, pág. 136; González, J. V., "Manual
de
la
Constitución
Argentina",
LLBA
2001,
pág.
70),
resultando arbitrario el criterio empleado al radicarse en
la necesidad de evitar la proliferación de acciones que
pudieran
proponerse,
como
cuando el daño es moral.
si
ello
pudiera
ocurrir
sólo
El
principal
argumento
utilizado
para
defender la norma en cuestión no tiene entidad de cara al
reclamo axiológico que el conflicto mismo exige. Por otra
parte,
el
criterio
constituirse
reclamos
en
un
propuesto
portalón
indemnizatorios
en
que
de
modo
alguno
facilite
damnificados
habrá
de
cascada
de
indirectos.
La
la
existencia de un daño cierto, la relación causal adecuada y
las circunstancias de cada caso resultan suficientes para
poner coto al desmadre que se quiere evitar desconociendo
legitimación activa en casos como el que nos ocupa y que se
nos presenta como un supuesto de especial gravedad que no
puede ser resuelto sin más bajo el principio restrictivo
indicado (conf. Pizarro, Ramón D., "Daño moral", Hammurabi,
Buenos
Aires,
perjudicados
1996,
indirectos
págs.
212-213).
poseen
acción
Así,
en
si
la
los
esfera
patrimonial, pero la misma no puede alcanzar la reparación
de los agravios morales que pudieran padecer (arts. 1078 y
1079,
Cód.
distinción
Civil),
carecen
las
de
razones
la
esgrimidas
razonabilidad
para
suficiente
dicha
que
justifique el tratamiento normativo diverso.
Es descalificable la solución que preconiza
el art. 1078 del Código Civil atento a su irrazonabilidad,
lo que conforma violación de lo dispuesto en el art. 28 de
la Constitución nacional. El art. 14 de la Carta Magna
dispone que los habitantes gozan de sus derechos "conforme
a las leyes que reglamenten su ejercicio" y el art. 28
establece:
"Los
reconocidos
en
principios,
los
garantías
anteriores
artículos,
y
no
derechos
podrán
ser
alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio".
Citaba
el
doctor
de
Lázzari
en
sus
fundamentos concurrentes en el mencionado precedente (C.
85.129,
sent.
del
16-V-2007),
que
debía
entenderse
por
razonabilidad de las leyes la relación según la cual deben
conformar medios aptos para el cumplimiento de los fines
estipulados por la Constitución. Si carecen de aptitud para
lograr
el
fin
que
se
propuso
esta
última,
pueden
ser
descalificadas por carentes de razonabilidad. Los medios
adoptados han de ser rectamente apropiados en todas las
circunstancias. La reglamentación legislativa no debe ser
infundada o arbitraria sino justificada por los hechos y
las
circunstancias
que
le
han
dado
origen
y
por
la
necesidad de salvaguardar el interés público comprometido.
Lo
razonable
equilibrio,
quiere
en
sentido
moderación,
decir
lo
jurídico
armonía.
Lo
axiológicamente
político
razonable,
válido
supone
en
fin,
según
las
circunstancias del caso, lo oportuno, lo conveniente en
función
de
todos
los
valores
(conf.
Linares
Quintana,
"Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional", ed.
Alfa, t. III, pág. 355 y sigtes.).
"La
impugnación
de
inconstitucionalidad
de
las leyes reglamentarias de derechos individuales impone la
consideración de su razonabilidad por cuanto, si fueran
ellas arbitrarias, alterarían los derechos referidos por
vía de reglamentación, en los términos del artículo 28 de
la Constitución nacional" (Fallos: 249:252).
Luego, en todo caso serán los jueces quienes
sabrán apreciar y afrontar ese posible desborde litigioso,
constatando rigurosamente la reunión de los presupuestos
necesarios
para
ejercitando
la
admisión
activamente
sus
de
la
responsabilidad
atribuciones
para
y
marginar
abusos (art. 1071, Cód. Civil), o en su caso morigerar
equitativamente las indemnizaciones en consideración a la
situación patrimonial del deudor (art. 1069, 2° párrafo,
Cód. Civil).
Por otro lado, la norma del art. 1078 del
Código de fondo también se opone al principio establecido
en el art. 19 de la Carta Magna, por el que se prohíbe a
los
hombres
perjudicar
los
derechos
de
un
tercero,
el
alterum non laedere. Ese arraigo constitucional ha sido
reconocido
por
la
Corte
Suprema
de
la
Nación
(Fallos:
308:1118, 1144, 1109; ED, 120-649). La violación de este
principio
reparación,
naturalmente
que
debe
depara
ser
plena
como
o
consecuencia
integral,
vale
una
decir
justa, porque no sería acabada indemnización si el daño
quedara subsistente en todo o en parte (Fallos: 283:213,
223).
En
aquí,
juzgo
consecuencia,
que
el
art.
por
1078
lo
del
sostenido
Código
hasta
Civil
es
inconstitucional al confrontar materialmente con los arts.
16,
19
y
28
de
la
Constitución
nacional,
portando
una
iniquidad ostensible, irrazonable y atentatoria del derecho
de propiedad de la víctima.
3.
Sin
perjuicio
de
lo
expuesto,
habida
cuenta de los agravios que habían sido llevados ante la
alzada
moral
en
relación
invocado
y
con
su
la
efectiva
adecuada
existencia
causalidad
del
con
el
daño
hecho
antijurídico adjudicado al hospital demandado (fs. 1084 y
sigtes., por oposición a lo fallado por el magistrado de
primera instancia a fs. 1053 y vta.), propongo revocar el
decisorio recurrido en cuanto quitó legitimación activa a
M. M. para reclamar el daño moral que invoca como sufrido
producto de la mala praxis padecida por su padre, y remitir
la
causa
a
la
instancia
anterior,
para
que
integrada
nuevamente, dicte nuevo decisorio respecto exclusivamente
de los agravios llevados hasta dicha instancia por aquélla
(fs. 1084 y sigtes.).
IV.
Por
ello,
en
contraposición
con
lo
aconsejado por el señor Subprocurador General, habiéndose
demostrado
las
infracciones
constitucionales
y
de
los
tratados internacionales denunciadas, propicio el acogimiento
del
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad
de
ley
interpuesto, con costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.).
La presente causa deberá ser remitida a la
instancia anterior, para que integrada nuevamente, dicte
nuevo
decisorio
llevados
hasta
respecto
dicha
exclusivamente
instancia
por
M.
de
los
M.
(fs.
agravios
1084
y
sigtes.).
Voto por la afirmativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor
Juez doctor de Lázzari dijo:
I. Interesa recordar que la mayoría de la
Corte en la causa Ac. 94.644 (sent. del 12-VII-2006), tan
extensamente
abordada
por
el
ministro
que
me
precede,
atendió el planteo de inconstitucionalidad del art. 1078
del Código Civil para abrir paso al reclamo resarcitorio,
al ampliar el círculo de legitimados activos para accionar
por indemnización del daño moral. Sin embargo no he de
acompañar en esta ocasión al voto del doctor Pettigiani en
el sentido de declarar la inconstitucionalidad de la norma,
ya que, a mi entender, el caso no reúne los presupuestos
necesarios para su admisión: la aplicación del referido
artículo, en las, particulares circunstancias que presenta
esta litis, no conduce a una solución injusta reñida con la
equidad.
En
aquella
oportunidad
sostuve
que
no
es
justo excluir la resarcibilidad del daño moral indirecto en
atención al hecho de sobrevivir la víctima al hecho dañoso.
En
algunos
supuestos,
como
fuera
el
que
refería
el
precedente citado, para los padres, convivir con el hijo
cuadripléjico
provoca
un
detrimento
espiritual
y
un
quebrantamiento del proyecto vital en mayor medida a que si
hubiera muerto la víctima. Ramón Daniel Pizarro, citando a
Mazeaud, H y Tunc. L, y el propio doctor Roncoroni en el
precedente ya citado, se cuestiona: ¿No van a recorrer a
diario un verdadero calvario los padres, su pesar no es a
veces
mayor
que
si
su
hijo
hubiera
sucumbido?
("Daño
Moral", ed. Hammurabi, 1996, pág. 250).
Ahora
bien,
la
representante
promiscua
de
los niños, pese al esfuerzo recursivo intentado, no logra
acreditar
que
la
niña
haya
sufrido
una
lesión
en
sus
intereses legítimos que quebrantara su proyecto de vida
como
derivación
directa
del
accidente.
Precisamente,
la
alzada sostuvo que las afecciones en M. son consecuencias
de
una
conflictiva
de
índole
familiar,
incluso
que
las
mismas han venido desarrollándose desde tiempo atrás. Por
lo tanto, no se encuentra claramente acreditado que los
menores padezcan estrictamente una afección ni mucho menos
que ésta pueda achacarse a la mala praxis respecto al padre
por la que se reclama (fs. 1526 vta., 1527 vta., 1530, 1533
vta.).
Por
lo
tanto,
el
acontecimiento
generado
por
el
accidente no tiene un ligamen lineal con el serio deterioro
en la relación que unía a la misma con su progenitor (conf.
expediente
del
alcoholismo
Tribunal
de
preexistente
de
Familia,
la
que
víctima
relaciona
con
la
falta
al
de
reconocimiento de la realidad, causa 12.451, fs. 32 y 39).
No es óbice a ello la posición asumida en el
precedente tantas veces citado sobre el rango constitucional
del
derecho
de
daños
a
partir
de
si
los
perjuicios
indirectos poseen acción en la esfera patrimonial (art.
1079,
Cód.
Civ.)
¿por
qué
razón
han
de
recibir
un
tratamiento distinto respecto del daño moral?, pues, tal
como lo anuncié, el daño ocasionado no tiene la entidad
necesaria
para
prohibición
que
ser
reputado
dimana
del
en
art.
la
19
dimensión
de
la
que
la
Constitución
nacional atribuye al comportamiento de un tercero.
II. En virtud de lo que he reseñado y del
análisis de las circunstancias fácticas que se tuvieron en
cuenta
para
desechar
el
grado
de
repercusión
en
la
reclamante para ser considerado como un caso especial, la
aplicación del art. 1078 del Código Civil resulta razonable
(art. 384, C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor
Juez doctor Hitters dijo:
I. El recurso no prospera.
Contra
la
parcela
de
la
decisión
que
desestimó el daño moral reclamado por carecer los menores
de legitimación activa según lo normado en el art. 1078 del
Código
Civil
(fs.
1531
interpone
el
1570/1578)
denunciando
vta.),
presente
la
Asesora
recurso
violación
de
Incapaces
extraordinario
de
la
(fs.
doctrina
legal
sentada en el Acuerdo 85.129 (sent. del 16-V-2007).
Luego
opinión
vertida
de
en
referir
aquella
(citando
competencia
para
por
ello
el
la
doctor
Roncoroni), que la declaración de inconstitucionalidad de
una norma no se proclama en abstracto sino en una causa en
concreto, expone las particularidades del daño padecido por
sus
representados,
merecedores
de
y
que
idéntica
-a
su
consecuencia;
juicioesto
los
es,
hacen
que
les
otorgue la pretendida indemnización en concepto de daño
moral, previa declaración de inconstitucionalidad del art.
1078 del Código Civil, dispositivo que -señala- se erige en
un escollo insalvable para la realización de la justicia en
el caso concreto (fs. 1574 vta.).
He
corresponde
constitucional
expresado
exigir
como
la
con
anterioridad
tempestividad
condición
del
indispensable
que
planteo
para
su
andamiaje, sin perjuicio de la atribución de los jueces de
declarar la inconsti-tucionalidad de oficio de las normas
respectivas
cuando
así
corresponda
(L.
88.005,
"Ramoscelli",
R.401.XLIII,
sent.
del
25-IV-2012;
“Rodriguez
Pereyra,
C.S.J.N.
Jorge
Luis
causa
y
otro
c/Ejecutivo Argentino s/Ds. y Ps.2, sent del 27-XI-2012).
Sin
perjuicio
de
la
constatación
de
tal
extremo, advierto como lo pone de manifiesto el distinguido
colega
que
Lázzari,
y
me
precede
tal
como
en
orden
fuera
de
votación,
puntualizado
por
doctor
el
de
señor
Subprocurador General a fs. 1587/1591, no concurren en la
especie las particularísimas circunstancias que justificaron
la
solución
adoptada
en
el
precedente
cuya
doctrina
se
denuncia como infringida, lo que me lleva a descartar el
planteo
de
inconstitucionalidad
formulado
(art.
289
del
C.P.C.C.).
II. Por ello, y no habiéndose constatado los
motivos de casación denunciados, corresponde rechazar el
recurso extraordinario en tratamiento, con costas (arts. 68
y 289 del C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor
Juez doctor Negri dijo:
1.
En
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley interpuesto en representación de la
señorita M.M. , se denuncia la violación de la doctrina
legal de esta Corte como así también que la Cámara al
aplicar estrictamente los términos del art. 1078 del Código
Civil
no
formuló
análisis
alguno
de
las
circunstancias
particulares del caso.
2. Recuerdo que en relación a la referida
norma sostuve, si bien bajo otras circunstancias (v. mi
voto
en
la
cualquiera
causa
haya
C.
85.129,
sido
la
sent.
del
intención
del
16-V-2007)
legislador
que
al
establecer el límite impuesto en aquel precepto, lo cierto
es que al intérprete le cabe siempre la posibilidad (y
hasta el deber) de una renovada lectura. Más aún cuando la
justicia del caso lo reclama.
3. La discusión que ha suscitado este tipo
de reclamos es notable y se ha actualizado especialmente a
partir de demandas judiciales en casos como el presente.
Algunos
fallos
han
admitido
su
pretensión
ignorando un límite impuesto por la normativa aplicable,
declarando su inaplicabilidad al caso o bien pronunciándose
sobre la inconstitucionalidad.
Sobre el punto, considero corresponde, liminar
y necesariamente destacar que la declaración de inconstitucionalidad, que debe hacerse aun de oficio, es una ultima
ratio
que
advierte
una
incongruencia
tal,
que
impide
la
conformación del derecho como sistema (Ac. 37.296, sent. del
7-VII-1987; Ac. 51.648, sent. del 3-V-1994; Ac. 88.847, sent.
del 12-IX-2007; C. 84.892, sent. del 5-III-2008). Pues el tema
de la congruencia de las normas a aplicar se le plantea al
juez más allá de cualquier propuesta de inconstitucionalidad
formulada por las partes (conf. Ac. 34.726, sent. del 9-VI1987; L. 51.220, sent. del 10-VIII-1993; L. 51.550, sent. del
22-II-1994; C. 94.134, sent. del 3-III-2010; entre otras).
Y agrego que en
mi criterio, la cuestión
constitucional no puede ser soslayada con el argumento de
su introducción tardía (conf. mi voto en L. 69.523, sent.
1-IV-2004).
4. El art. 1078 del Código Civil expresa en
su primera parte que "La obligación de resarcir el daño
causado
por
los
actos
ilícitos
comprende,
además
de
la
indemnización de pérdidas e intereses, la reparación del
agravio
moral
ocasionado
a
la
víctima".
Seguidamente
establece la misma normativa que la acción de reclamo por
daño moral compete al damnificado directo y previendo la
circunstancia
de
que
este
último
fallezca,
habilita
la
acción a los herederos forzosos.
Al
subordinar
titularidad
la
respecto
idea
de
su
de
entiendo
daño
posible
a
la
que
idea
reclamación.
no
es
previa
No
viable
de
es
una
esa
titularidad la que define el daño. El daño es anterior y
superior a ella.
El daño existe cuando se cause a otro un
perjuicio susceptible de una apreciación económica.
Considero entonces, inexacto interpretar que
sólo es víctima quién ha experimentado físicamente el hecho
dañoso,
o
quién
razonamiento
ha
muerto
resultaría
a
causa
ser
de
aquél.
producto
de
Pues
un
tal
criterio
estrecho e individualista.
La ley dice: "la acción por indemnización
del daño moral sólo competerá al damnificado directo..."
pues el damnificado directo es el que por sí mismo sufre el
daño moral.
No
es
el
lastimado
en
lo
físico
sino
el
directamente lastimado en sus afectos.
(Daño material y moral concurren, pero uno no
es
el
componente
concomitantes.
autónoma
por
asociarse,
ni
De
ontológico
otro
daño
modo
moral,
una
del
no
sin
otro.
sería
un
posible
daño
independencia
Son
la
material
cuantitativa
apenas
acción
al
de
que
los
respectivos resarcimientos).
Por
distinción
lo
teórica
demás
entre
resulta
daño
evidente,
directo
de
que
la
indirecto
propuesta por el art. 1068 del Código Civil, ha quedado sin
efecto luego de la redacción de la reforma del art. 1078 de
ese cuerpo.
Por otra parte si bien el nuevo texto del
artículo
bajo
estudio,
incorporado
por
el
decreto
ley
17.711, revela indiscutiblemente la intención de evitar y a
su
vez
contener,
innumerables
reclamaciones
que
podrían
multiplicarse indefinidamente, aquella finalidad, no obsta
a la necesidad y obligación de amparar situaciones que por
su
naturaleza
o
particularidad,
son
pasibles
de
ser
subsumidas no sólo en dicho precepto sino en el conjunto de
normas que regulan el daño en nuestro ordenamiento.
(Legitimar al afectado, en las circunstancias
antes mencionadas, no implica necesariamente que prospere su
reclamación, sino que su real existencia debe ser probada).
En
tal
contexto,
el
legislador
ha
dejado
incólume el principio general -todo daño debe ser reparado;
criterio
imperante
tanto
en
la
doctrina
como
en
la
jurisprudencia; principalmente amparado y estipulado en los
arts. 1068; 1109, 1077 y 1079 del Código Civil.
La indagación sobre el sentido y alcance de
una
ley
no
es
histórica
(no
se
trata
de
reconstruir
la
voluntad del legislador, como lo haría un historiador) sino,
sistémica.
Pues una vez dictada la ley, se incorpora a
un orden del que luego participan todas las leyes vigentes
(anteriores
y
posteriores
a
ella)
y
cuya
integración
ilumina ciertos principios básicos que son universales y
que constituyen el núcleo del mismo derecho.
Por tal motivo, no es posible razonar que
aquel criterio imperante que mencionara, quede desplazado
por la aplicación restrictiva de un solo artículo; sino que
obliga y conlleva una interpretación integral.
5. Ahora bien, analizada la legitimación de
la actora M. M. considero, al igual que el distinguido
colega que abre el Acuerdo, que habida cuenta los agravios
planteados por ante la Cámara en relación a la efectiva
existencia del daño moral invocado y su adecuada causalidad
con el hecho antijurídico adjudicado al hospital accionado,
corresponde remitir las actuaciones a la instancia de grado
para
que,
con
otra
integración,
dicte
nuevo
pronunciamiento.
Por lo expuesto concluyo en que debe hacerse
lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
interpuesto, con costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.).
Con
el
alcance
indicado,
voto
por
la
afirmativa.
La
señora
Jueza
doctora
Kogan,
por
los
mismos fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votó
la segunda cuestión también por la negativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor
Juez doctor Soria dijo:
1. El recurso no pude prosperar.
a. Controvierte la recurrente la restricción
que, en materia de daño moral, establece el art. 1078,
primera
parte
del
segundo
párrafo
del
Código
Civil,
invocando en apoyo de su impugnación la doctrina sentada
por esta Corte en la causa C. 85.129, "L. A. y otra contra
Hospital Zonal de Agudos General Manuel Belgrano y otros.
Daños y perjuicios", sentenciada el 16-V-2007.
b. En el citado precedente esta Corte valoró
que en la litis estaba acreditado el "dolor real y profundo
infringido ... [a los damnificados indirectos, a la sazón
los progenitores] como consecuencia del daño irreparable
ocasionado ilícitamente" a la víctima, o damnificado directo
(v. voto del doctor Roncoroni); ante lo cual, la interdicción
normativa se erigía en un valladar irrazonable.
Aunque ha sido resuelta a la luz de unos
extremos demostrativos de una grave y muy singular lesión
extrapatrimonial, la descalificación del art. 1078, segundo
párrafo, primera parte, del Código de Vélez, puede tener
cabida
en
otras
situaciones
equiparables,
prudentemente
valoradas por el juzgador, en las que se verifique que
enervar
el
derecho
al
resarcimiento
al
damnificado
indirecto comporte una interdicción desproporcionada (arg.
art. 16 en conc. art. 28, C.N.). Las circunstancias que
concurren en el caso no se asimilan a las allí valoradas. En
efecto, tal como refiere el doctor de Lázzari en el tercer
párrafo del punto I de su voto, en el caso, no se tuvo por
comprobado
el
perjuicio
moral
alegado
por
los
hijos
en
relación de causalidad adecuada con el evento dañoso. Esta
conclusión, cuya absurdidad la quejosa no logra patentizar,
torna inoficioso expedirse sobre la validez constitucional del
valladar establecido por la señalada norma del Código Civil.
2. Por las razones hasta aquí expuestas, que
estimo suficientes a los fines de rechazar el remedio bajo
estudio, voto por la negativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede,
de
conformidad
Subprocurador
lo
General,
extraordinarios
1570/1578,
con
dictaminado
se
interpuestos
aunque
este
último
rechazan
a
fs.
por
por
el
los
recursos
1539/1555
mayoría;
señor
con
vta.
costas
(arts. 68 y 289, C.P.C.C.).
Notifíquese, regístrese y devuélvase.
HECTOR NEGRI
DANIEL FERNANDO SORIA
y
JUAN CARLOS HITTERS
HILDA KOGAN
EDUARDO JULIO PETTIGIANI
EDUARDO NESTOR DE LAZZARI
CARLOS E. CAMPS
Secretario
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