A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 2 de mayo de 2013, habiéndose dispuesto en siguiente el establecido, Acuerdo orden Lázzari, de Hitters, 2078, votación: Negri, de conformidad que deberá doctores Kogan, Soria, con lo observarse Pettigiani, se reúnen el de los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 102.284, "M. , E. y otros contra Hospital Municipal Vicente López y otros. Daños y perjuicios". A N T E C E D E N T E S La Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de San Isidro, por un lado modificó la sentencia de la instancia originaria, rechazando la demanda contra las doctoras M. F.A. , V. M. M. y S. G.M. ; estableciendo que la codemandada Municipalidad de Vicente López deberá responder por el 50% de los montos fijados para resarcir los daños; y por el otro la confirmó, articulada por los en cuanto desestimó descendientes del la actor pretensión M. (fs. 1496/1504 vta.). Se interpusieron, por el municipio accionado y por la Titular de la Asesoría de Incapaces n° 1, sendos recursos extraordinarios de inaplicabilidad 1539/1555 vta. y 1570/1578, respectivamente). de ley (fs. Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia, habiendo sido oído el señor Subprocurador General, la Suprema Corte resolvió plantear y votar las siguientes C U E S T I O N E S 1ª) ¿Es fundado el recurso extraordinario de ina-plicabilidad de ley de fs. 1539/1555 vta.? En su caso: 2ª) ¿Lo es el de fs. 1570/1578? V O T A C I Ó N A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: I. Se inician estas actuaciones por un reclamo indemnizatorio instaurado por E. O. M. y los hijos de éste, M. , M. L. y M.M. , fundado en la responsabilidad por mala praxis médica endilgada a los demandados, dándose las siguientes circunstancias fácticas. El primero de los citados fue recogido en la vía pública el 17 de diciembre de 1997, aproximadamente a las 1:30 horas, por una ambulancia del Hospital Municipal de Vicente López, a cargo de la doctora A. . Ingresado a la guardia, se le diagnostica intoxicación alcohólica aguda, permaneciendo en observación. Habiendo sido asistido por distintos profesionales, se le detecta traumatismo encéfalo craneano motivo por el que fue intervenido quirúrgicamente en dos oportunidades, la primera el día 18 de diciembre de 1997, es decir al día siguiente de su internación, y la segunda el 19 del mismo mes y año. Luego de 8 días de permanecer en el aludido nosocomio, a pedido de sus familiares, el 25 de diciembre es trasladado con sus heridas infectadas al instituto FLENI, padeciendo en la actualidad lesiones tales como el nistagmus a extrema mirada lateral (que implica que el ojo, llevado voluntariamente al extremo lateral tiende a volver hacia el frente en forma involuntaria) y hemianopsia homónima a derecha (que importa la pérdida de visión en la mitad de dicho lado del ojo, con inflamación de dos ramas del trigémino). A dicha pretensión, citados descendientes resarcimiento por daño menores, emergente, se acumuló la de los quienes reclamaron moral y psicológico, producto de la incapacidad psicofísica de su progenitor. II. La sentencia bajo recurso, en lo que interesa, modificó la de primera instancia desestimando la demanda direccionada contra las médicas coaccionadas, pero mantuvo -sin embargo- la responsabilidad del nosocomio, si bien reduciéndola a un 50%. III. Contra este pronunciamiento el apoderado del municipio interpone recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley por el que denuncia la violación de los arts. 384, 391 y 474 del Código Procesal Civil y Comercial; y de doctrina de esta Corte (causa Ac. 43.518, sent. del 16-VI-1991, "Brito..."; fs. 1539 vta. y 1543 vta.). 1. A modo de síntesis objeta que se haya rechazado la demanda contra los médicos intervinientes y sin embargo se responsabilizara al establecimiento asistencial municipal en razón del incumplimiento de la obligación tácita de seguridad por la deficiente atención médica recibida por el paciente en el Servicio de Terapia Intensiva del hospital, aduciendo que este Tribunal tiene resuelto en el precedente supra aludido que si no hay culpa del médico no es posible mantener la condena a su respecto (fs. 1543/1545). A imputada fue tal fin, identificada recuerda por la que cámara la en mala la praxis presunta omisión de suministrarle al paciente, en forma tempestiva y adecuada, una vez internado ya en terapia intensiva, los debidos impedido antibióticos el pre desarrollo y de postquirúrgicos las infecciones que que habrían luego padeciera el señor M. . Habida cuenta ello, insiste en la violación a la doctrina legal de esta Corte por considerar que era la doctora M. -respecto de quien la cámara rechazó la demanda acogiendo su apelación- quien se hallaba a cargo del paciente en dicha etapa, resultando ser la responsable de suministrarle los medicamentos y atenderlo en terapia intensiva, decidir la intervención quirúrgica, llevarla a cabo y controlar el postoperatorio (fs. 1545). 2. También reprocha que se le haya imputado responsabilidad por la omisión de administrar antibióticos al paciente antes del 22 de diciembre de 1997, cuando la alzada arribó a dicha conclusión de forma absurda y mediante argumentos extremadamente presuntivos, apartándose de precisas circunstancias desencadenarían los probadas hechos de en un la modo causa que diferente al apreciado en la resolución impugnada (fs. 1545/1550 vta.). En este punto, por un lado, remarca que al sostener la alzada que la adecuada prescripción médica de no aplicar antibióticos en forma preventiva durante la estancia del paciente en la guardia debía modificarse ante la inminencia inmediato de una intervención postoperatorio, el quirúrgica tribunal se o basó en en el sus propias y presuntivas convicciones, apartándose sin razón de las conclusiones periciales obrantes en la causa y prescindiendo de que había sido la propia accionada quien había solicitado parte de un una pericia especialista -finalmente en rechazada- "neurocirugía" (fs. por 1545 vta./1547). Por otro lado, aduce que el paciente recién comenzó a ser medicado cuando ello fue necesario (al detectársele líquido en la herida), ocasión en que se le suministró tratamiento inicialmente empírico con Vancomicina y Ceftazidima, llevándose a cabo asimismo un pancultivo cuyo resultado -obtenido luego de 48 horas- no fue agregado a la historia clínica del señor M. cuando éste fue remitido al FLENI, por ocurrir ello el 25 de diciembre y ser feriado, objetando de esta forma -por absurda- la conclusión de la alzada que tuvo por omitido el cultivo y por errada la medicación suministrada antes del traslado del paciente (fs. 1549/1550 vta.). 3. Impugna asimismo por absurdo que se haya omitido ponderar la prueba producida en segunda instancia y aportada en el marco de los hechos nuevos que denunciaran las médicas codemandadas (consistente en el descubrimiento de la actividad laboral de corretaje normal y habitualmente desempeñada por el accionante a pesar del dictamen pericial de demencia posttraumática que presuntivamente lo aquejaba); específicamente la pericial médica y documental, de la que surge -alega- que el accionante carece de los impedimentos (secuelas) que dijo padecer a raíz de la atención médica brindada (fs. 1550/1553). 4. Finalmente, también adjudica absurdo a la causalidad adecuada atribuida a la deficiente prestación médica para contribuir a la patología actual del paciente. Arguye que si bien inicialmente el tribunal reconoció la falta de claridad en dicha incidencia (merced a otras circunstancias que contribuirían a la conformación de dicho cuadro -vgr., su anterior adicción al alcohol y las lesiones recibidas en el accidente callejero que motivara su traslado al hospital-), luego le adjudicó el 50% a través de consideraciones meramente dogmáticas, sin reparar que el accionante -aún mediando aplicación al caso de la distribución dinámica de la carga probatoria- había incumplido su obligación de acreditar dicho recaudo (fs. 1553/1555). IV. Pues bien, adelanto que el recurso no puede prosperar. 1. Sostuvo el tribunal a quo que el rechazo de la acción contra las tres profesionales demandadas en forma individual en autos no implicaba necesariamente que debía exonerarse a la institución hospitalaria -ni por ende a la Municipalidad- puesto que una vez cesada la intervención de las médicas A. , M. y M. , el 17 de diciembre a partir de las 17 horas, M. continuó internado, siendo sometido a dos intervenciones diversos profesionales, entre quirúrgicas, ellos atendido enfermeros y por demás dependientes del centro asistencial municipal; de modo que -remarcó- si bien sí encontraba vedada la determinación de toda otra partícipes culpa con por parte posterioridad, de los atento restantes a su galenos falta de intervención en autos, reconoció sin embargo que en algunos casos, aún no resolviéndose profesionales tratantes, la culpa por igualmente parte debía de los atribuirse responsabilidad al establecimiento asistencial en razón del incumplimiento de la obligación tácita de seguridad, de manera autónoma y con el fundamento de las negligencias u omisiones vinculadas directamente con el servicio (fs. 1514 vta./1515). Así entonces, sobre la plataforma de los preceptos contenidos en los arts. 511, 512 y 902 del Código Civil -pero sin la imputación personal vedada por no haber intervenido los profesionales involucrados en el proceso, analizando la atención recibida por M. una vez ingresado al Servicio omisiones de Terapia incurridas Intensivapor los concluyó distintos en que las prestadores del servicio de salud derivó en un daño al paciente por el cual la Municipalidad debía responder (fs. 1515 vta./1516). Al administra-ción respecto de sostuvo: antibióticos, ni "...no aún consta la inmediatamente antes o después de cada uno de los actos quirúrgicos, hasta el día 22 de diciembre..." (fs. 27 de la Historia Clínica, punto 27.2 de fs. 831 vta.). "En efecto, en esa fecha se menciona haberse ordenado un cultivo -que no consta indicado- cuyo resultado se encontraría pendiente, lo cual no resulta extraordinario dado que este tipo de estudio suele demandar un determinado lapso, su resultado no es inmediato. Sin embargo, hasta la fecha del traslado de M. al FLENI, no se consignó el resultado del cultivo. En esa fecha, también, Historia y por Clínica Vancomicina, que primera la se vez, aplicación continúa se menciona de aplicando en la Ceftazidima y después por vía endovenosa. Sin embargo, y aún cuando se admitiera que no debían aplicarse antibióticos en forma preventiva y ello haya sido una práctica adecuada durante las pocas horas que M. permaneció en la Guardia, el principio mencionado sin duda debe ceder ante la inminencia de una intervención quirúrgica o en el inmediato postoperatorio y para ello no es necesario contar con las conclusiones de un perito, ya que el buen sentido y la propia experiencia indican que es la práctica adecuada" (fs. 1518/vta.). Agregó a ello que "en definitiva, hasta el día 19 de diciembre la temperatura de M. era inferior a la normal -fs. 21 vta. de la Historia Clínica- el día 20 pasó a 37° -fa. 23 vta.- y el 22 de diciembre M. presentaba un estado febril, con temperatura elevada, de 39.2°. El día 23 continuaba el estado febril y presentaba leucocitosis -fs. 28 vta.- y el 24 se constata secreción en la herida derecha, que continúa el 25 y se mantiene, aún luego del tratamiento en el FLENI hasta el arribo al Hospital de Clínicas. Recién el día 24 se realiza en el Hospital Houssay una interconsulta con Infectología -fs. 8 vta. de la Historia Clínica-" (fs. cit. vta.). No obstante que la accionada haya sostenido que se le aplicaron antibióticos de amplio espectro, alertó que "... de eso no ha quedado constancia alguna en la Historia Clínica ... Si he de atenerme a las constancias de esta prueba, no me cabe duda que ha existido una grave omisión por parte de los médicos que atendieron a M. en Terapia Intensiva. Tampoco puede ponerse en duda que de esa omisión se haya derivado un daño, pues M. padeció una infección en las heridas provocadas por las intervenciones quirúrgicas, la que ha sido registrada tanto en la misma Historia Clínica, como en la del FLENI, al ingresar a esta institución, fs. 510" (fs. cit.). Luego de descartar los dichos del testigo Sosa (fs. 1519), dijo "la que sí resulta pertinente para dar cuenta del estado en que se encontraba la infección de las heridas del actor al llegar al FLENI -el 25 de diciembre a las 23.12 horas ver fs. 507- es que realizados cultivos del material de las heridas de inmediato, el resultado de los mismos se obtuvo el día 26 de diciembre, arrojando los resultados de fs. 592 y 594: encontrándose las bacterias denominadas proteus y staphylococus aureus. Realizado en antibiograma en la misma fecha, la primera resultó resistente a la Ceftazidima, que es precisamente una de las drogas que se había comenzado a aplicar el día 22 en el Hospital Municipal de Vicente López, sin haber tenido la precaución de llevar a cabo los referidos estudios para constatar la eficacia de la aplicación" (fs. 1519). Añadió que "... el tratamiento con antibióticos se comenzó tarde -a tres o cuatro días de las intervenciones quirúrgicas- y en razón de no haberse llevado a cabo cultivo y antibiograma, se aplicó, respecto a un[a] de las bacterias, un antibiótico ineficaz" (fs. cit.). Al intervención respecto quirúrgica cabe concluyó la que posibilidad "en de toda que se produzca una infección, pero en este caso se ha producido el daño dentro de un lapso lógico posterior a la misma, dos o tres días luego de la primera o segunda neurociru[g]ía. Recordando que la obligación del médico es de medios y no de resultado, es la parte demandada quien debió acreditar haber puesto en marcha todos los recursos del arte para procurar que ésta no se produjera. Y no ha producido la demandada prueba alguna que acredite haber procedido de acuerdo a las reglas del arte en este punto. No se trata aquí de la inversión de la carga de la prueba, puesto que ... no nos encontramos en el ámbito de la responsabilidad objetiva, sino simplemente de la aplicación de la norma del art. 375 del C.P.C.C., que impone al demandado la obligación de probar su defensa" (fs. 1522). De esta forma, en lo atingente al vicio de absurdo denunciado en relación con la configuración del deficiente servicio médico prestado al paciente una vez ingresado al área de terapia intensiva del hospital, cabe concluir que el recurrente no logra acreditar el vicio lógico que denuncia. En efecto, la apreciación de la alzada sobre las deficientes prestaciones brindadas en dicho tramo de la atención médica hallan su respaldo acreditativo en las constancias de la causa sobre las que se asientan, y si bien la sepsis cirugías desatada practicadas no en el halla paciente su luego génesis en de una las única causa, el reproche sobre la deficiente implementación de los medicamentos y exámenes -tardíos y errados- permanece incólume como factor de la infección desarrollada (art. 384, C.P.C.C.). Para cuestiones exponer hechos de -de e que hecho manera no la Corte basta paralela- interpretación de pueda con su los revisar denunciar propia absurdo versión mismos, las sino de y los que es necesario demostrar contundentemente que las conclusiones que se cuestionan son el producto del error grave y manifiesto que derivan en afirmaciones contradictorias o inconciliables con las constancias objetivas de la causa - lo que en este caso el recurso no evidencia-. Por más respetable que pueda ser la opinión del recurrente, ello no autoriza -por sí solo- para que esta Corte sustituya con su criterio al de los jueces de la instancia de apelación, y esto es así aun cuando este último pueda aparecer como discutible, objetable o poco convincente (C. 94.530, sent. del 7-II-2007; C. 101.626, sent. del 11-II-2009; C. 101.243, sent. del 7-X-2009; entre otros). Por demás, aún respecto de este tópico, el recurrente no se hace cargo de la orfandad probatoria que la alzada le atribuye respecto de la acreditación de haber puesto en marcha todos los recursos del arte para procurar que la sepsis no se produjera (fs. 1522), en tesitura que repercute asimismo en la improcedencia de todo cuestionamiento sobre el obrar antijurídico atribuido a los dependientes del nosocomio (arg. art. 279, C.P.C.C.). 2. Por otro lado, como puede apreciarse, los eventos descriptos se presentan de un modo muy diverso a los que motivaron la doctrina sentada en la causa que el recurrente reputa transgredida (Ac. 43.518, sent. del 16VI-1991), que no está demás aclarar, es mantenida hasta estos días (conf. causas C. 98.332, sent. del 7-V-2008; C. 101.294, sent. del 15-IV-2009; entre otras), y mediante la cual se ha interviniente dicho no que cabe si no media responsabilizar culpa al del médico establecimiento asistencial con base en su obligación de seguridad porque la existencia de aquélla (la culpa del médico) es la demostración de la violación de ese deber. Es que, con voto del distinguido colega doctor Negri, en aquella oportunidad, fue descartada la responsabilidad del establecimiento debido a que por un lado no había habido culpa del médico codemandado, pero por otra parte, y así se encargó de remarcarlo, no había quedado demostrada la de ningún otro profesional o auxiliar interviniente, lo que sí acontece en la especie. Del mismo modo en la causa C. 101.294 (sent. del 15-IV-2009), sostuve que si bien, al haberse exculpado al médico demandado no podía responsabilizarse al centro médico demandado, aduné que los reproches efectuados por el accionante a otros galenos dependientes de aquél se hizo de manera tardía, en la expresión de agravios, circunstancia que vedaba toda ulterior consideración sobre el punto. Estos sucesos, como adelantara, son disímiles a aquéllos que se presentan en estos obrados y, por ende, la doctrina legal mencionada no resulta aplicable al sub judice, donde el incumplimiento de la obligación de seguridad por la resultado de la que se mala condena praxis a de la demandada otros es el dependientes, distintos de las médicas exculpadas. Aquí, la alzada receptó la acción directa contra el hospital luego de tener por acreditada su violación al deber de seguridad frente al paciente, por la omisión culposa incurrida por quienes se hallaban a cargo del accionante durante su internación en terapia intensiva, por no suministrarle tempestivamente los antibióticos que hubieran impedido la posterior infección que contribuyera a los daños que padece en su salud, aún no mediando citación (conf. Ac. 58.720, sent. del 12-VIII-1987; C. 100.452, sent. del 15-VII-2009; entre otras) ni concreta identificación de tales profesionales, dependientes o auxiliares (en sentido análogo, Ac. 33.539, sent. del 22-XII-1989). En este orden, cabe destacar que la litis así fue propuesta responsabilizó al por la Hospital actora, Houssay por quien la no labor solo de las doctoras que menciona expresamente, sino también por todos los profesionales que lo asistieron hasta el día 24 de diciembre de 1997 al decir en la demanda: "Además -a mayor abundamiento- todos los médicos intervinientes hasta el 24 de diciembre de 1997 son responsables de la total omisión en la administración de antibióticos, evento de una gravedad extrema..." (sic, fs. 23). Por demás, la imputación efectuada por el recurrente en torno de la responsabilidad atribuida a la doctora M. por el cuidado del paciente aún después de efectuada la primera cirugía, no puede sino permanecer en su esfera meramente argumentativa, pues aquél ha omitido indicar concretamente aseveración, máxime la base cuando el acreditativa decisorio de dicha impugnado en momento alguno arribó a dicha conclusión de hecho. Es que es insuficiente el recurso de inaplicabilidad de ley por el que se denuncia violación a la doctrina legal de esta Corte si para tornar aplicable ésta es preciso revisar algunos hechos de la causa, cuya concreta configuración recurrente a través de no ha sido la causal objetada por caracterizante el de la doctrina legal del absurdo (arg. art. 279, C.P.C.C.). 3. Por otro lado, en lo atingente al vicio de absurdo denunciado en relación con la atribuida falta de adecuada causalidad entre las omisiones antijurídicas adjudicadas al nosocomio demandado y los daños padecidos por el accionante, pormenorizado análisis el de tribunal aquellas a quo realizó conductas que un se le imputaron a los dependientes del Hospital Houssay, como (i) la demora en la intervención quirúrgica, (ii) la falta de suministro de antibióticos en el pre y el postoperatorio, (iii) frente la a omisión la de elevada realizar cultivos temperatura y del antibiogramas paciente, (iv) prescindir de tomar radiografías de columna cervical, tórax y ecografía abdominal, y finalmente, (v) la deficiente atención de enfermería que provocara la aparición de escaras en el paciente (fs. 1514 vta./ 1521). Dicho ello, concluyó que la causa generadora de los daños padecidos por el actor, al menos en parte, había tenido su origen en el inadecuado tratamiento antibiótico, derivando en una seria infección. Para llegar a determinar en qué medida la mala atención del servicio hospitalario había contribuido a las consecuencias dañosas del actor, si bien reconoció que no surgiría con claridad cuál había sido la incidencia en el estado actual del actor de las lesiones recibidas en su accidente callejero, y cuál el agravamiento imputable a la mala atención hospitalaria (fs. 1522 y vta.), elaboró su hipótesis sobre la plataforma del concepto de pérdida de chance, y que en el caso, a su entender, consistía en la razonable probabilidad de que si el paciente hubiera sido bien atendido, las lesiones producto del accidente callejero habrían podido ser curadas sin daño o con daño menor del que finalmente se produjo, fundamentalmente por la grave infección y la evolución posterior que complicaron el cuadro postquirúrgico (fs. 1523 y vta., con cita de las conclusiones periciales obrantes en autos). En ese discurrir, luego agregó que existían síntomas en el paciente que no podían dejar de relacionarse con la evolución de las lesiones, tales como (i) el nistagmus a extrema mirada lateral -que implica, como dije, que el ojo, llevado voluntariamente al extremo lateral tiende a volver hacia el frente en forma involuntaria- o (ii) la hemianopsia homónima a derecha -que significa la pérdida de visión en la mitad derecha del ojo-, y la inflamación de dos ramas del trigémino, más allá de que en este último neurológico válvula caso, (fs. -drenaje pueda 1527 no vta.), ventricular atribuirse (iii) la del lado al trastorno existencia derecho-, de la según consta en el informe de fs. 1495 (fs. 1527 vta.), (iv) así como un trastorno mental no especificado (fs. 1527 vta.), respecto del cual tres médicos psiquiatras de la Colonia Cabred habían diagnosticado sin duda trastorno bipolar y abuso de alcohol (fs. 1527 vta.). Por todo ello, enfatizó que M. padece una afección de la personalidad que cabe designar como trastorno bipolar, cuya evolución es de larga data. Sobre esa personalidad de base se inscribe su alcoholismo y la caída o la agresión en la vía pública que lo condujera al Hospital de Vicente López, con el mal resultado que motivó los presentes autos (fs. 1528). De esta forma, concluyó que todo el daño que presenta M. no podía atribuirse a la mala praxis hospitalaria, por lo que estimó que la Municipalidad demandada debía ser responsabilizada con el 50% de aquél (fs. 1523 vta.). Para arribar a dicho porcentaje, más allá de las carencias probatorias que imputó a ambas partes, consideró las referidas concausas mencionadas (alcoholismo y traumatismo craneano), así como que luego de su internación en el hospital demandado el actor fue tratado en el FLENI y en el Hospital de Clínicas, en el que se sometió a una nueva intervención el 2 de enero de 1998 y luego a otra un año después, sin que la atención prestada en tales centros médicos vta.), pudiera por resarcir lo la ser que evaluada a partir sentencia de en este proceso de los daños primera instancia (fs. que 1523 mandaba -que debían considerarse firmes por falta de reproche- dispuso aplicar dicho porcentaje indemnizatorio (fs. 1524 vta./1531). Pues bien, por un lado, el reconocimiento de la dificultad para definir en el caso la incidencia de la infección intrahospitalaria en la generación de los daños que experimenta el estado actual de salud del paciente fue en verdad la premisa empleada por la alzada para desarrollar la fundamentación de dicha implicancia, que más allá de las carencias probatorias que imputó a ambas partes, halló fundamento en la multiplicidad de causas a las que se atribuyeron las lesiones actuales del paciente, sobre la base de la pericia médica obrante en autos (fs. 1523 vta.), por lo que corresponde descartar su carácter meramente dogmático (art. 384, C.P.C.C.). Por otro, recuerdo que determinar la existencia de relación de causalidad entre el obrar y el daño, constituye una cuestión de hecho irrevisable en sede extraordinaria salvo absurdo (conf. C. 92.771, sent. del 8III-2007; C. 101.914, sent. del 30-VI-2009; entre muchas), que debe entenderse como error grave y ostensible que se comete en la conceptuación, juicio o raciocinio al analizar, interpretar o valorar las pruebas o los hechos susceptibles de llegar a serlo, con tergiversación de las reglas de la sana crítica y violación de las normas jurídicas sustantivas y procesales vigentes, de todo lo cual resulta una conclusión contradictoria o incoherente en el orden lógico formal, falsa en la aprehensión fáctica e insostenible en la discriminación axiológica (conf. Ac. 71.303, sent. del 12-IV-2000; Ac. 74.688, sent. del 30-X2002; Ac. 84.918, sent. del 3-XII-2003; Ac. 84.580, sent. del 12-V-2004; entre otras). Considero que no se ha configurado el vicio de absurdo, recordando, una vez más, que dicha anomalía queda configurada cuando media cabal demostración de su existencia, autoriza la pues sólo apertura el de error la palmario casación para y fundamental, el examen de cuestiones de hecho y prueba (conf. Ac. 68.634, sent. del 17-XI-1999; Ac. 71.478, sent. del 16-II-2000; Ac. 71.709, sent. del 29-II-2000). Sabido revisar las es cuestiones que de para hecho que no la basta Corte con pueda denunciar absurdo y exponer -de manera paralela- su propia versión de los hechos e interpretación de los mismos, sino que es necesario demostrar contundentemente que las conclusiones que se cuestionan son el producto del error grave y manifiesto que derivan en afirmaciones contradictorias o inconciliables con las constancias objetivas de la causa y por más respetable que pueda ser la opinión del recurrente, ello no autoriza -por sí solo- que esta Corte sustituya con su criterio al de los jueces de la instancia de apelación, y esto es así aún cuando este último pueda aparecer como discutible, objetable o poco convincente (conf. Ac. 58.232, sent. del 25-III-1997; Ac. 72.688, sent. del 27-IV-1999; C. 97.907, sent. del 18-II-2009). En ese orden de ideas, el impugnante no ha logrado acreditar que en la conclusión relativa al nexo causal entre las conductas imputadas a la accionada y los daños provocados en la persona del accionante (vgr. pérdida de chance de sanación), se haya incurrido en el vicio lógico aludido, por lo que pese a su denuncia, carecen de sostén los agravios vertidos a ese respecto (art. 384, C.P.C.C.). 4. Finalmente, tampoco le asiste razón en tomo de la alegada omisión de considerar la prueba producida en segunda instancia. Aquélla obedeció a los hechos nuevos denunciados por las médicas codemandadas, quienes adujeron que el actor se desempeñaba laboralmente sin ninguna de las complicaciones que expusiera en demanda. En ese marco, se llevó a cabo la pericial por los profesionales dependientes de la Asesoría del Departamento Judicial de San Isidro, la que contrariamente a lo sostenido por el impugnante, fue objeto de expreso tratamiento, llegando a generar la convicción en los sentenciantes que el actor no padeció demencia postraumática (v. fs. 1528), y que motivó que los daños no podrían adjudicarse en su totalidad a la mala praxis hospitalaria. En lo que respecta a los videos o la comparecencia de M. , arguyó que no resultaba necesario su análisis específico, pues al carecer de conocimientos técnicos en la materia poco podrían apreciar fuera de su aspecto (v. fs. 1524 vta.), sin perjuicio de lo cual -sostenida en las pericias y estudios realizados ante la segunda instancia- tuvo por cierto que el estado de salud actualizado del paciente respondía a un trastorno afectivo de tipo bipolar (fs. 1527 y sigtes.). Tampoco encuentro demostrado en esta parcela del recurso, el vicio imputado, ya que como se ha encargado de reiterar esta Corte, los jueces no tienen el deber de expresar en la sentencia la valoración de todas las pruebas producidas, sino únicamente aquéllas que fueran esenciales y decisivas para fallar la causa, siendo soberano en la selección de las mismas, pudiendo inclusive preferir unas y descartar otras, como aconteció en la especie, al dar los motivos por los cuales no tuvo en cuenta los videos ofrecidos como prueba (conf. Ac. 88.942, sent. del 15-III2006; C. 99.982, sent. del 4-III-2009; entre muchas otras). V. Por todo lo expuesto, si ello es compartido, corresponde rechazar el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto, con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. El señor Juez doctor de Lázzari, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Pettigiani, votó la primera cuestión también por la negativa. A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: Adhiero al voto del distinguido colega doctor Pettigiani, precisando que la inaplicabilidad de la doctrina legal que emana de la causa Ac. 43.518 (sent. del 16-VI-1991), y que reputa infringida, finca en la disimilitud de los antecedentes que motivaron su dictado, con relación a los que aquí se debaten. Voto por la negativa. Los señores jueces doctores Negri, Kogan y Soria, por Pettigiani, los mismos votaron la fundamentos primera del señor cuestión Juez también doctor por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: I. En lo que interesa al recurso, la Cámara rechazó la pretensión incoada por los descendientes del actor M. , mediante la cual aquéllos pretendían ser indemnizados por los daños provocados a su padre (fs. 1531/1533 vta.). II. Contra este pronunciamiento la señora Asesora de Incapaces, representando a la entonces menor M.M. , interpone recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley por el que denuncia la violación de doctrina (causa Ac. 85.129, "C., L. A. y otra y. Hospital Zonal de Agudos General Manuel Belgrano y otros", sent. del 16-V-2007), como así contenidas también en los de las arts. 16 garantías constitucionales y la 19 de Constitución nacional; 3, 4, 18 y 27 de la Convención Interamericana de Derechos del Niño; 5 y 21 pto. 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 75 inc. 22, Constitución nacional); 15, 36 incs. 1 y 2, 12 inc. 3 de la Constitución provincial y 3 y 4 de la ley 26.061. III. En contraposición con la opinión del señor Subprocurador General, estimo que el recurso resulta fundado, no por la presunta violación por parte del tribunal a quo, de la doctrina legal de esta Corte mencionada, pues las circunstancias aquí planteadas -conforme lo admite la propia recurrente (fs. 1572 y sgtes.)- difieren sustancialmente de aquellas tenidas en cuenta en el precedente citado, y sabido es que no puede alegarse la infracción de doctrina legal elaborada sobre la base de hechos distintos al del caso en que se invoca (conf. Ac. 94.644, sent. del 12-VII2006); sin embargo, son las propias circunstancias del caso las que me llevan a receptar el planteo subsidiario de inconstitucionalidad del art. 1078 del Código Civil que articula la impugnante para abrir paso al reclamo resarcitorio (a partir de fs. 1574 vta. y sigtes.). En accionante efecto, demandaron la en autos, reparación los de hijos los del daños y perjuicios que la mala praxis padecida por su padre les ocasionara en su persona (material, moral y psicológicamente, fs. 34 vta. y sigtes.). A su turno, el magistrado de primera instancia rechazó la pretensión de los descendientes, por considerar -en cuanto respecta al daño moral- que éstos no habían sufrido daños jurídicos sino simples perjuicios de hecho, así como que los mismos carecían de nexo adecuado de causalidad con el obrar en dicha antijurídico de los demandados (fs. 1053 y vta.). Recurrido el decisorio también parcela, la alzada concluyó que la veda a la legitimación provenía en verdad de lo establecido por el art. 1078 del Código Civil. 1. Así las cosas, por un lado, considero que la invocación de infracción a preceptos constitucionales efectuada en el recurso de inaplicabilidad de ley resulta válida y tempestivamente realizada, toda vez que ha sido recién el tribunal a quo quien concretamente actuara en el caso la norma impugnada, resultando ésta la oportunidad procesal que congruencia tenía para constitucional hacerlo, debe pues ser el tema resuelto de cuando su las circunstancias de la causa así lo exijan (conf. causa Ac. 75.329, sent. del 18-IV-2001). Por demás, en el precedente "Mill de Pereyra, Rita Aurora y otros c/ Provincia de Corrientes", del 27-IX-2001, LL 5-XII-2001, la Corte Suprema de Justicia de la Nación introdujo una variante en su criterio en orden a la prohibición de la judicatura para decretar de oficio la inconstitucionalidad de las normas legales, sostenido en diversos precedentes de ese Tribunal (Fallos 282:15; 289:89; entre otros). Se opiniones en el conformó fallo la señalado, necesaria con los mayoría votos de de los señores jueces doctores López y Bossert, quienes expresaron su adhesión a ejercer la facultad de declarar aún de oficio la inconstitucionalidad de las normas cuando se ha garantizado el derecho de defensa de los litigantes, esto es, si éstos han tenido suficiente oportunidad de ser oídos sobre el punto, exigencia que, en mi concepto, en las presentes actuaciones se cumplimenta con la deducción del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley con el concreto reproche a la constitucionalidad de la norma, y la posibilidad -para la contraparte- de presentar la correspondiente memoria en los términos del art. 284 del Código Procesal Civil y Comercial. Sin embargo, debe repararse que no es del todo exacto que en este juicio la declaración de inconstitu-cionalidad sea oficiosa, pues esta sentencia que hoy dictamos sólo es posible ante un pedido concreto del recurrente, quien denuncia la inconstitucionalidad del art. 1078 del Código Civil, circunstancia que habilita la competencia de esta Corte para pronunciarse al respecto y sin soslayar el control difuso de constitucionalidad (art. 279 del C.P.C.C.). El respeto al principio republicano se encuentra asegurado, evitándose una ilegítima intromisión judicial en la esfera de atribuciones que la Constitución asigna a declaración otros de Poderes del Estado. inconstitucionalidad de En la efecto, norma (o la más exactamente, la inconstitucionalidad de su aplicación al caso), no se proclama en abstracto, sino en una causa abierta. Tampoco se trata de un dictum, u opinión de los miembros del tribunal, sino de una declaración estrictamente determinada, provocada, por pretensión de mejoramiento del resultado del proceso en que el recurso intentado consiste. 2. Luego, ingresando en el análisis acerca de la constitucionalidad del precepto normativo en cuestión, cabe sostener que el art. 1078 del Código Civil en cuanto limita la legitimación para reclamar el daño moral a los damnificados directos, resulta inconstitucional al vedar legitimación para obtener la reparación del daño moral de aquellos damnificados indirectos (como los hijos menores dependientes de quien padece una incapacidad parcial y permanente producto de una mala praxis médica; fs. 1529/1531). Así, tal como sostuviera el doctor Roncoroni en el precedente C. 85.129, sent. del 16-V-2007, dominando este escenario en donde se enseñorea el inmenso dolor espiritual de los familiares, se encuentra el art. 1078 del Código Civil, norma que en su último párrafo adoptó un sistema cerrado de legitimados activos habilitados para reclamar la reparación del agravio moral. Acorde con dicho precepto, solamente el damnificado directo tiene acción para reclamar la indemnización de dicho daño. Si la víctima sobrevive a las lesiones sufridas, por más real, intenso y profundo que fuere el sufrimiento espiritual sufrido por otras personas, como en este caso la hija (que era menor al tiempo de los hechos), carecen de legitimación por ser ellos damnificados indirectos. Dicho en otros términos, si el señor M. hubiera fallecido como consecuencia de la infección hospitalaria padecida, sus hijos hubieran podido reclamar la reparación del agravio moral que la pérdida del padre hubiera producido. Ninguna de las excepciones al cerrojo que impone la norma jurídica permite superar el escollo que advertimos. La primera, porque se refiere al supuesto de la muerte de la víctima inmediata, caso en el que quedan legitimados para accionar iure propio por el daño moral sus herederos forzosos (art. 1078). El segundo, porque se refiere al supuesto concreto de injurias contra familiares (art. 1080). Así, resuelven con dos distinto normas, ambas criterio la del Código situación Civil, de los damnificados indirectos. El art. 1078, consagrando, en la esfera del daño moral, que los únicos que pueden reclamar su resarcimiento son los perjudicados directos. El art. 1079, esta vez en el ámbito del daño patrimonial, tematizando la legitimación de los damnificados indirectos. Bien señalan Bueres y Highton ("Código Civil", Hammurabi, Buenos Aires, 1ª edición, tomo III-A, pág. 180, n° 9 y nota n° 30 de la pág. 181) que esta disparidad de tratamiento implica una desigualdad ante la ley y que por ello no debería superar con éxito el control de constitucionalidad (art. 16, Const. nacional; en el mismo sentido, Ghersi, Carlos A., "Daño moral y psicológico", Astrea, Buenos Aires, 2002, pág. 140). Se incompatibilidad norma superior trata en material (art. efecto entre 31, la de un norma caso inferior Constitución de y citada), la al establecer la primera una diferenciación para la categoría de damnificados indirectos que no es razonable, pues si el daño es moral carecen ellos de la legitimación que sí se les concede cuando el daño sufrido es patrimonial (arts. 1078 y 1079, Cód. Civil). La ley, tal como lo ha expresado la Corte Suprema, debe ser igual para los iguales en igualdad de circunstancias (conf. C.S.J.N., Fallos: 16:118; íd. 200:424; íd. 1198:112; íd. 312:826; íd. 200:428; conf. Quiroga Lavié, Argentino", FE. Rubinzal y otros, Culzoni, 1ª "Derecho edición, Constitucional Buenos Aires, tomo I, pág. 376; Gelli, M. A., "Constitución de la Nación Argentina", LLBA 2003, pág. 136; González, J. V., "Manual de la Constitución Argentina", LLBA 2001, pág. 70), resultando arbitrario el criterio empleado al radicarse en la necesidad de evitar la proliferación de acciones que pudieran proponerse, como cuando el daño es moral. si ello pudiera ocurrir sólo El principal argumento utilizado para defender la norma en cuestión no tiene entidad de cara al reclamo axiológico que el conflicto mismo exige. Por otra parte, el criterio constituirse reclamos en un propuesto portalón indemnizatorios en que de modo alguno facilite damnificados habrá de cascada de indirectos. La la existencia de un daño cierto, la relación causal adecuada y las circunstancias de cada caso resultan suficientes para poner coto al desmadre que se quiere evitar desconociendo legitimación activa en casos como el que nos ocupa y que se nos presenta como un supuesto de especial gravedad que no puede ser resuelto sin más bajo el principio restrictivo indicado (conf. Pizarro, Ramón D., "Daño moral", Hammurabi, Buenos Aires, perjudicados 1996, indirectos págs. 212-213). poseen acción Así, en si la los esfera patrimonial, pero la misma no puede alcanzar la reparación de los agravios morales que pudieran padecer (arts. 1078 y 1079, Cód. distinción Civil), carecen las de razones la esgrimidas razonabilidad para suficiente dicha que justifique el tratamiento normativo diverso. Es descalificable la solución que preconiza el art. 1078 del Código Civil atento a su irrazonabilidad, lo que conforma violación de lo dispuesto en el art. 28 de la Constitución nacional. El art. 14 de la Carta Magna dispone que los habitantes gozan de sus derechos "conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio" y el art. 28 establece: "Los reconocidos en principios, los garantías anteriores artículos, y no derechos podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio". Citaba el doctor de Lázzari en sus fundamentos concurrentes en el mencionado precedente (C. 85.129, sent. del 16-V-2007), que debía entenderse por razonabilidad de las leyes la relación según la cual deben conformar medios aptos para el cumplimiento de los fines estipulados por la Constitución. Si carecen de aptitud para lograr el fin que se propuso esta última, pueden ser descalificadas por carentes de razonabilidad. Los medios adoptados han de ser rectamente apropiados en todas las circunstancias. La reglamentación legislativa no debe ser infundada o arbitraria sino justificada por los hechos y las circunstancias que le han dado origen y por la necesidad de salvaguardar el interés público comprometido. Lo razonable equilibrio, quiere en sentido moderación, decir lo jurídico armonía. Lo axiológicamente político razonable, válido supone en fin, según las circunstancias del caso, lo oportuno, lo conveniente en función de todos los valores (conf. Linares Quintana, "Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional", ed. Alfa, t. III, pág. 355 y sigtes.). "La impugnación de inconstitucionalidad de las leyes reglamentarias de derechos individuales impone la consideración de su razonabilidad por cuanto, si fueran ellas arbitrarias, alterarían los derechos referidos por vía de reglamentación, en los términos del artículo 28 de la Constitución nacional" (Fallos: 249:252). Luego, en todo caso serán los jueces quienes sabrán apreciar y afrontar ese posible desborde litigioso, constatando rigurosamente la reunión de los presupuestos necesarios para ejercitando la admisión activamente sus de la responsabilidad atribuciones para y marginar abusos (art. 1071, Cód. Civil), o en su caso morigerar equitativamente las indemnizaciones en consideración a la situación patrimonial del deudor (art. 1069, 2° párrafo, Cód. Civil). Por otro lado, la norma del art. 1078 del Código de fondo también se opone al principio establecido en el art. 19 de la Carta Magna, por el que se prohíbe a los hombres perjudicar los derechos de un tercero, el alterum non laedere. Ese arraigo constitucional ha sido reconocido por la Corte Suprema de la Nación (Fallos: 308:1118, 1144, 1109; ED, 120-649). La violación de este principio reparación, naturalmente que debe depara ser plena como o consecuencia integral, vale una decir justa, porque no sería acabada indemnización si el daño quedara subsistente en todo o en parte (Fallos: 283:213, 223). En aquí, juzgo consecuencia, que el art. por 1078 lo del sostenido Código hasta Civil es inconstitucional al confrontar materialmente con los arts. 16, 19 y 28 de la Constitución nacional, portando una iniquidad ostensible, irrazonable y atentatoria del derecho de propiedad de la víctima. 3. Sin perjuicio de lo expuesto, habida cuenta de los agravios que habían sido llevados ante la alzada moral en relación invocado y con su la efectiva adecuada existencia causalidad del con el daño hecho antijurídico adjudicado al hospital demandado (fs. 1084 y sigtes., por oposición a lo fallado por el magistrado de primera instancia a fs. 1053 y vta.), propongo revocar el decisorio recurrido en cuanto quitó legitimación activa a M. M. para reclamar el daño moral que invoca como sufrido producto de la mala praxis padecida por su padre, y remitir la causa a la instancia anterior, para que integrada nuevamente, dicte nuevo decisorio respecto exclusivamente de los agravios llevados hasta dicha instancia por aquélla (fs. 1084 y sigtes.). IV. Por ello, en contraposición con lo aconsejado por el señor Subprocurador General, habiéndose demostrado las infracciones constitucionales y de los tratados internacionales denunciadas, propicio el acogimiento del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto, con costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). La presente causa deberá ser remitida a la instancia anterior, para que integrada nuevamente, dicte nuevo decisorio llevados hasta respecto dicha exclusivamente instancia por M. de los M. (fs. agravios 1084 y sigtes.). Voto por la afirmativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: I. Interesa recordar que la mayoría de la Corte en la causa Ac. 94.644 (sent. del 12-VII-2006), tan extensamente abordada por el ministro que me precede, atendió el planteo de inconstitucionalidad del art. 1078 del Código Civil para abrir paso al reclamo resarcitorio, al ampliar el círculo de legitimados activos para accionar por indemnización del daño moral. Sin embargo no he de acompañar en esta ocasión al voto del doctor Pettigiani en el sentido de declarar la inconstitucionalidad de la norma, ya que, a mi entender, el caso no reúne los presupuestos necesarios para su admisión: la aplicación del referido artículo, en las, particulares circunstancias que presenta esta litis, no conduce a una solución injusta reñida con la equidad. En aquella oportunidad sostuve que no es justo excluir la resarcibilidad del daño moral indirecto en atención al hecho de sobrevivir la víctima al hecho dañoso. En algunos supuestos, como fuera el que refería el precedente citado, para los padres, convivir con el hijo cuadripléjico provoca un detrimento espiritual y un quebrantamiento del proyecto vital en mayor medida a que si hubiera muerto la víctima. Ramón Daniel Pizarro, citando a Mazeaud, H y Tunc. L, y el propio doctor Roncoroni en el precedente ya citado, se cuestiona: ¿No van a recorrer a diario un verdadero calvario los padres, su pesar no es a veces mayor que si su hijo hubiera sucumbido? ("Daño Moral", ed. Hammurabi, 1996, pág. 250). Ahora bien, la representante promiscua de los niños, pese al esfuerzo recursivo intentado, no logra acreditar que la niña haya sufrido una lesión en sus intereses legítimos que quebrantara su proyecto de vida como derivación directa del accidente. Precisamente, la alzada sostuvo que las afecciones en M. son consecuencias de una conflictiva de índole familiar, incluso que las mismas han venido desarrollándose desde tiempo atrás. Por lo tanto, no se encuentra claramente acreditado que los menores padezcan estrictamente una afección ni mucho menos que ésta pueda achacarse a la mala praxis respecto al padre por la que se reclama (fs. 1526 vta., 1527 vta., 1530, 1533 vta.). Por lo tanto, el acontecimiento generado por el accidente no tiene un ligamen lineal con el serio deterioro en la relación que unía a la misma con su progenitor (conf. expediente del alcoholismo Tribunal de preexistente de Familia, la que víctima relaciona con la falta al de reconocimiento de la realidad, causa 12.451, fs. 32 y 39). No es óbice a ello la posición asumida en el precedente tantas veces citado sobre el rango constitucional del derecho de daños a partir de si los perjuicios indirectos poseen acción en la esfera patrimonial (art. 1079, Cód. Civ.) ¿por qué razón han de recibir un tratamiento distinto respecto del daño moral?, pues, tal como lo anuncié, el daño ocasionado no tiene la entidad necesaria para prohibición que ser reputado dimana del en art. la 19 dimensión de la que la Constitución nacional atribuye al comportamiento de un tercero. II. En virtud de lo que he reseñado y del análisis de las circunstancias fácticas que se tuvieron en cuenta para desechar el grado de repercusión en la reclamante para ser considerado como un caso especial, la aplicación del art. 1078 del Código Civil resulta razonable (art. 384, C.P.C.C.). Voto por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: I. El recurso no prospera. Contra la parcela de la decisión que desestimó el daño moral reclamado por carecer los menores de legitimación activa según lo normado en el art. 1078 del Código Civil (fs. 1531 interpone el 1570/1578) denunciando vta.), presente la Asesora recurso violación de Incapaces extraordinario de la (fs. doctrina legal sentada en el Acuerdo 85.129 (sent. del 16-V-2007). Luego opinión vertida de en referir aquella (citando competencia para por ello el la doctor Roncoroni), que la declaración de inconstitucionalidad de una norma no se proclama en abstracto sino en una causa en concreto, expone las particularidades del daño padecido por sus representados, merecedores de y que idéntica -a su consecuencia; juicioesto los es, hacen que les otorgue la pretendida indemnización en concepto de daño moral, previa declaración de inconstitucionalidad del art. 1078 del Código Civil, dispositivo que -señala- se erige en un escollo insalvable para la realización de la justicia en el caso concreto (fs. 1574 vta.). He corresponde constitucional expresado exigir como la con anterioridad tempestividad condición del indispensable que planteo para su andamiaje, sin perjuicio de la atribución de los jueces de declarar la inconsti-tucionalidad de oficio de las normas respectivas cuando así corresponda (L. 88.005, "Ramoscelli", R.401.XLIII, sent. del 25-IV-2012; “Rodriguez Pereyra, C.S.J.N. Jorge Luis causa y otro c/Ejecutivo Argentino s/Ds. y Ps.2, sent del 27-XI-2012). Sin perjuicio de la constatación de tal extremo, advierto como lo pone de manifiesto el distinguido colega que Lázzari, y me precede tal como en orden fuera de votación, puntualizado por doctor el de señor Subprocurador General a fs. 1587/1591, no concurren en la especie las particularísimas circunstancias que justificaron la solución adoptada en el precedente cuya doctrina se denuncia como infringida, lo que me lleva a descartar el planteo de inconstitucionalidad formulado (art. 289 del C.P.C.C.). II. Por ello, y no habiéndose constatado los motivos de casación denunciados, corresponde rechazar el recurso extraordinario en tratamiento, con costas (arts. 68 y 289 del C.P.C.C.). Voto por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: 1. En el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto en representación de la señorita M.M. , se denuncia la violación de la doctrina legal de esta Corte como así también que la Cámara al aplicar estrictamente los términos del art. 1078 del Código Civil no formuló análisis alguno de las circunstancias particulares del caso. 2. Recuerdo que en relación a la referida norma sostuve, si bien bajo otras circunstancias (v. mi voto en la cualquiera causa haya C. 85.129, sido la sent. del intención del 16-V-2007) legislador que al establecer el límite impuesto en aquel precepto, lo cierto es que al intérprete le cabe siempre la posibilidad (y hasta el deber) de una renovada lectura. Más aún cuando la justicia del caso lo reclama. 3. La discusión que ha suscitado este tipo de reclamos es notable y se ha actualizado especialmente a partir de demandas judiciales en casos como el presente. Algunos fallos han admitido su pretensión ignorando un límite impuesto por la normativa aplicable, declarando su inaplicabilidad al caso o bien pronunciándose sobre la inconstitucionalidad. Sobre el punto, considero corresponde, liminar y necesariamente destacar que la declaración de inconstitucionalidad, que debe hacerse aun de oficio, es una ultima ratio que advierte una incongruencia tal, que impide la conformación del derecho como sistema (Ac. 37.296, sent. del 7-VII-1987; Ac. 51.648, sent. del 3-V-1994; Ac. 88.847, sent. del 12-IX-2007; C. 84.892, sent. del 5-III-2008). Pues el tema de la congruencia de las normas a aplicar se le plantea al juez más allá de cualquier propuesta de inconstitucionalidad formulada por las partes (conf. Ac. 34.726, sent. del 9-VI1987; L. 51.220, sent. del 10-VIII-1993; L. 51.550, sent. del 22-II-1994; C. 94.134, sent. del 3-III-2010; entre otras). Y agrego que en mi criterio, la cuestión constitucional no puede ser soslayada con el argumento de su introducción tardía (conf. mi voto en L. 69.523, sent. 1-IV-2004). 4. El art. 1078 del Código Civil expresa en su primera parte que "La obligación de resarcir el daño causado por los actos ilícitos comprende, además de la indemnización de pérdidas e intereses, la reparación del agravio moral ocasionado a la víctima". Seguidamente establece la misma normativa que la acción de reclamo por daño moral compete al damnificado directo y previendo la circunstancia de que este último fallezca, habilita la acción a los herederos forzosos. Al subordinar titularidad la respecto idea de su de entiendo daño posible a la que idea reclamación. no es previa No viable de es una esa titularidad la que define el daño. El daño es anterior y superior a ella. El daño existe cuando se cause a otro un perjuicio susceptible de una apreciación económica. Considero entonces, inexacto interpretar que sólo es víctima quién ha experimentado físicamente el hecho dañoso, o quién razonamiento ha muerto resultaría a causa ser de aquél. producto de Pues un tal criterio estrecho e individualista. La ley dice: "la acción por indemnización del daño moral sólo competerá al damnificado directo..." pues el damnificado directo es el que por sí mismo sufre el daño moral. No es el lastimado en lo físico sino el directamente lastimado en sus afectos. (Daño material y moral concurren, pero uno no es el componente concomitantes. autónoma por asociarse, ni De ontológico otro daño modo moral, una del no sin otro. sería un posible daño independencia Son la material cuantitativa apenas acción al de que los respectivos resarcimientos). Por distinción lo teórica demás entre resulta daño evidente, directo de que la indirecto propuesta por el art. 1068 del Código Civil, ha quedado sin efecto luego de la redacción de la reforma del art. 1078 de ese cuerpo. Por otra parte si bien el nuevo texto del artículo bajo estudio, incorporado por el decreto ley 17.711, revela indiscutiblemente la intención de evitar y a su vez contener, innumerables reclamaciones que podrían multiplicarse indefinidamente, aquella finalidad, no obsta a la necesidad y obligación de amparar situaciones que por su naturaleza o particularidad, son pasibles de ser subsumidas no sólo en dicho precepto sino en el conjunto de normas que regulan el daño en nuestro ordenamiento. (Legitimar al afectado, en las circunstancias antes mencionadas, no implica necesariamente que prospere su reclamación, sino que su real existencia debe ser probada). En tal contexto, el legislador ha dejado incólume el principio general -todo daño debe ser reparado; criterio imperante tanto en la doctrina como en la jurisprudencia; principalmente amparado y estipulado en los arts. 1068; 1109, 1077 y 1079 del Código Civil. La indagación sobre el sentido y alcance de una ley no es histórica (no se trata de reconstruir la voluntad del legislador, como lo haría un historiador) sino, sistémica. Pues una vez dictada la ley, se incorpora a un orden del que luego participan todas las leyes vigentes (anteriores y posteriores a ella) y cuya integración ilumina ciertos principios básicos que son universales y que constituyen el núcleo del mismo derecho. Por tal motivo, no es posible razonar que aquel criterio imperante que mencionara, quede desplazado por la aplicación restrictiva de un solo artículo; sino que obliga y conlleva una interpretación integral. 5. Ahora bien, analizada la legitimación de la actora M. M. considero, al igual que el distinguido colega que abre el Acuerdo, que habida cuenta los agravios planteados por ante la Cámara en relación a la efectiva existencia del daño moral invocado y su adecuada causalidad con el hecho antijurídico adjudicado al hospital accionado, corresponde remitir las actuaciones a la instancia de grado para que, con otra integración, dicte nuevo pronunciamiento. Por lo expuesto concluyo en que debe hacerse lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto, con costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votó la segunda cuestión también por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: 1. El recurso no pude prosperar. a. Controvierte la recurrente la restricción que, en materia de daño moral, establece el art. 1078, primera parte del segundo párrafo del Código Civil, invocando en apoyo de su impugnación la doctrina sentada por esta Corte en la causa C. 85.129, "L. A. y otra contra Hospital Zonal de Agudos General Manuel Belgrano y otros. Daños y perjuicios", sentenciada el 16-V-2007. b. En el citado precedente esta Corte valoró que en la litis estaba acreditado el "dolor real y profundo infringido ... [a los damnificados indirectos, a la sazón los progenitores] como consecuencia del daño irreparable ocasionado ilícitamente" a la víctima, o damnificado directo (v. voto del doctor Roncoroni); ante lo cual, la interdicción normativa se erigía en un valladar irrazonable. Aunque ha sido resuelta a la luz de unos extremos demostrativos de una grave y muy singular lesión extrapatrimonial, la descalificación del art. 1078, segundo párrafo, primera parte, del Código de Vélez, puede tener cabida en otras situaciones equiparables, prudentemente valoradas por el juzgador, en las que se verifique que enervar el derecho al resarcimiento al damnificado indirecto comporte una interdicción desproporcionada (arg. art. 16 en conc. art. 28, C.N.). Las circunstancias que concurren en el caso no se asimilan a las allí valoradas. En efecto, tal como refiere el doctor de Lázzari en el tercer párrafo del punto I de su voto, en el caso, no se tuvo por comprobado el perjuicio moral alegado por los hijos en relación de causalidad adecuada con el evento dañoso. Esta conclusión, cuya absurdidad la quejosa no logra patentizar, torna inoficioso expedirse sobre la validez constitucional del valladar establecido por la señalada norma del Código Civil. 2. Por las razones hasta aquí expuestas, que estimo suficientes a los fines de rechazar el remedio bajo estudio, voto por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, de conformidad Subprocurador lo General, extraordinarios 1570/1578, con dictaminado se interpuestos aunque este último rechazan a fs. por por el los recursos 1539/1555 mayoría; señor con vta. costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Notifíquese, regístrese y devuélvase. HECTOR NEGRI DANIEL FERNANDO SORIA y JUAN CARLOS HITTERS HILDA KOGAN EDUARDO JULIO PETTIGIANI EDUARDO NESTOR DE LAZZARI CARLOS E. CAMPS Secretario