Prevención de lesiones y mejora del rendimiento a través del Calentamiento Los diferentes sistemas y el Calentamiento Sabido es que con una temperatura corporal elevada aumenta la capacidad de realizar ejercicios físicos, mejorando la prestación y minimizando la probabilidad de lesiones tendinosas y musculares. Muchos son los mecanismos fisiológicos que se ponen en marcha y en juego al comenzar la actividad física, como por ejemplo: Metabólico Respiratorio Musculo-esquelético SISTEMAS Neurológico Circulatorio Sistema respiratorio y Calentamiento. Con el comienzo de la actividad física, aumenta la frecuencia respiratoria por el aumento de la demanda de oxígeno de los músculos en acción, a la vez que se elimina el dióxido de carbono resultante. Cuando comienza el ejercicio, se produce una deuda de oxígeno según la intensidad de éste; si la carga (ejercicio) se mantiene luego de cierto tiempo se alcanza un estado de equilibrio (steady state). Al final del ejercicio es alcanzado o “pagado” la deuda de oxígeno contraída al comienzo de la actividad. Una de las razones de una correcta entrada en calor será pues, el de minimizar el débito de oxígeno, nivelando los mecanismos de regulación. Sistema musculo-esquelético y Calentamiento. Con la actividad física se eleva la temperatura corporal general, sobre todo una mayor irrigación senguínea de los músculos en acción. Mejora la eficiencia mecánica de la contracción muscular en general. Favorece la elasticidad de tendones, músculos y ligamentos. Si no tenemos la temperatura corporal necesaria (más elevada), aumenta la viscosidad muscular y la rigidez general, por tanto la posibilidad de aparición de lesiones aumenta considerablemente. Sistema neural y Calentamiento. Con la mejora del sistema muscular y de la elasticidad aumenta la coordinación neuromuscular. Los receptores nerviosos propioceptivos aumentan la sensibilidad. Aumenta la velocidad de reacción producto del aumento de la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos; también la retroalimentación es más rápida, favoreciendo el accionar del sistema nervioso central y la resolución rápida y eficiente de movimientos de complejidad mayor. Sistema circulatorio y Calentamiento. El aumento de la temperatura mejora el flujo de sangre a las áreas con mayor demanda. Este mayor flujo, llevará los sustratos energéticos requeridos por los músculos en acción así como el oxígeno necesario para la combustión, eliminando los residuos metabólicos. Aumenta la presión sanguínea (por aumento de la cantidad de sangre transportada). Se producen ajustes circulatorios producto de la actividad física que benefician y favorecen el rendimiento cardíaco. Metabolismo y Calentamiento. Una mayor temperatura a nivel celular, disminuye la activación de energía a nivel crítico en la que se dan las importantes reacciones metabólicas. Aumenta la eficiencia de la utilización de sustratos en los procesos energéticos necesarios para la actividad física. Prevención y minimización de lesiones a través del Calentamiento. Si la musculatura involucrada en el ejercicio físico requerido está “fría”, o sea con baja saturación sanguínea, por tanto la elasticidad muscular, ligamentosa y tendinosa está limitada y disminuida, el riesgo de lesión aumenta considerablemente. A nivel articular, el rango de movimiento también estará limitado sin la temperatura corporal adecuada, disminuyendo la sensibilidad de tendones, ligamentos y demás. Numerosas lesiones y ciertos problemas cardíacos como arritmias, están asociados a la ejercitación violenta sin un previo o adecuado calentamiento. La entrada en calor permite un gradual ascenso de la frecuencia cardíaca, que la temperatura de los músculos se eleve (y por lo tanto disminuyan su viscosidad y los rozamientos internos), y que las articulaciones se lubriquen, permitiendo esto último realizar movimientos más amplios y prevenir el daño articular.