PSICOLOGÍA Desgaste profesional El síndrome de “burnout” —también llamado síndrome de “estar quemado” o de desgaste profesional— es un mal invisible que afecta y repercute en la calidad de vida de los trabajadores. En la mayoría de los casos aparece entre diversos colectivos profesionales y se produce cuando se desequilibran las expectativas que uno tiene en el ámbito laboral y la realidad del trabajo diario. trabajador quemado 48 Fátima Izquierdo Botica Psicóloga clínica especializada en Terapia cognitivo-conductual E l síndrome de desgaste profesional, conocido popularmente por su nombre inglés "burnout", se manifiesta bajo unos síntomas específicos y concretos, que abarcan desde problemas psicosomáticos hasta conductuales o emocionales. Aunque cualquier persona puede llegar a sufrir "burnout", existe un grupo de trabajadores que sintomáticamente padece esta enfermedad con mucha mayor frecuencia. Se trata de los profesionales que tienen contacto directo con otras personas en su día a día. Éste es el caso del personal sanitario, profesores, psicólogos, asistentes sociales, etcétera, y que, según describieron en 1986 Maslach y Jackson, son los denominados “profesionales de ayuda”. Las evidencias que afectan a la persona en el inicio de la aparición de esta enfermedad se reconocen en varias etapas. En este sentido, las causas principales son el exceso de trabajo, el sobreesfuerzo que lleva a estados de ansiedad y fatiga, la desmoralización, la pérdida de ilusión, así como la pérdida de la vocación y la decepción de los valores profesionales. Afrontar el problema No obstante, la forma de afrontar el síndrome de desgaste profesional, o cualquier otro problema, es muy diferente dependiendo de cada persona. Esto influye también en la manera de superarlo. Y es que el afrontamiento de un problema es un actitud ante la vida, puesto que se trata de la capacidad de reaccionar ante las adversidades y de enfrentarse a los desafíos de la vida. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el síndrome de "burnout", con una clara presencia en el ámbito laboral, no está reconocida por la legislación laboral española como patología, pero, sin embargo, sí existe jurisprudencia al respecto. Una vez has detectado las “señales de alarma”, que te alertan sobre la proximidad de un potencial agente estresante, registra cómo te sientes, qué piensas y cómo te comportas después de haber vivido esa situación que te provocó estrés, y reflexiona sobre ello. El ejercicio físico es un tratamiento altamente eficaz contra la ansiedad y el estrés. En este sentido, hay que subrayar su efecto protector en los momentos difíciles de la vida y, además, es un potente activador de emociones positivas por el efecto de las endorfinas (“hormonas de la felicidad”), El síndrome de desgaste profesional no está reconocido como patología pequeñas moléculas secretadas durante esta actividad que crean una sensación de bienestar y satisfacción en el cerebro. Además, quienes hacen ejercicio de manera regular estimulan el Sistema Nervioso Parasimpático (SNP), responsable de activar mecanismos de relajación en el organismo. u ¿estoy quemado? Hay algunos síntomas que denotan que una persona sufre desgaste profesional. Si te sientes reflejado en varios de ellos, acude a un especialista: q Tengo fátiga crónica. q No duermo bien. q Tengo el estómago revuelto. q Estoy tenso. q Sufro taquicardias. q Falto al trabajo. q Recurro continuamente al alcohol y el tabaco. q No consigo concentrarme. q Estoy de mal humor e irascible. q Me aislo. 49 PSICOLOGÍA Más información en... u Un buen equilibrio entre las dos ramas del Sistema Nervioso Autónomo es un buen antídoto contra el síndrome de “estar quemado”, ya que todos sus síntomas tienen origen en el Sistema Nervioso Simpático, responsable de la activación de mecanismos ansiógenos, como sequedad de boca, taquicardia, sudores… En este sentido, cuanto más se estimula el Sistema Nervioso Parasimpático, más se reforzará y mayor protección tendremos contra el estrés. - Estrés, burnout y mobbing: recursos y estrategias de afrontamiento. Consuelo Mortán Astorga. Amaru Ediciones. - El síndrome de quemarse por el trabajo (burnout): una enfermedad laboral en la sociedad del bienestar. Pedro R. Gil-Monte. Ediciones Pirámide. - Ayudar sin quemarse: cómo superar el burnout en las profesiones de ayuda. Luciano de Sandrin. Ediciones San Pablo. Estrés "autogenerado" A veces, el estrés es “autogenerado” por nosotros mismos a través de nuestros pensamientos, de ahí la importancia de trabajar con estos últimos en la prevención del estrés. Por este motivo, es importante tener claras las razones que nos han llevado a sufrir un desgaste profesional; debemos reconocer las causas y los síntomas, así como trabajar en los que hayan sido autosugestionados para superar esta situación negativa. La psicología cognitiva se basa en la afirmación de que nuestras emociones son fruto de nuestros pensamientos. Es decir, un mismo hecho puede ser interpretado de formas diferentes por cada uno de nosotros. El pensamiento es el principal determinante de nuestro estado de ánimo y, por lo tanto, el pensamiento “disfuncional” es la principal causa de malestar emocional. Las creencias pueden modificarse. No podemos cambiar los acontecimientos pero sí la forma en que reaccionamos ante los sucesos vitales: “Tú te sientes de acuerdo a como piensas”. El diálogo interno con nosotros mismos es muy importante y tenemos que aprender a modificarlo cuando surjan estos pensamientos negativos de falta de autoestima, de culpa, de ira o de cólera, para estar en calma y dejar que el pensamiento actúe sobre las emociones y sobre las respuestas fisiológicas. Lógicamente, lograr unas organizaciones sin “burnout” puede parecernos una utopía, pero tenemos que trabajar para que esta enfermedad aparezca lo menos posible en nuestras empresas y, así, no se convierta en una de las enfermedades profesionales del siglo XXI. Practica ejercicio El ejercicio físico puede ayudar a superar situaciones de estrés o de desgaste profesional. El secreto del éxito está en: l Realizar ejercicio físico de forma regular. Para que la actividad física tenga efectos en nuestra salud emocional no hace falta que sea muy intensa, pero sí regular. 48 l Mínimo tres veces por semana, durante 20 minutos. Basta con que el esfuerzo sea sostenido. l Preferiblemente ejercicios aeróbicos (natación, carrera, bicicleta, tenis…). l Ejercicio colectivo. Parece que es más eficaz que el individual. El apoyo y los ánimos de los otros nos motivan y nos “obligan” a participar con asiduidad.