INTRODUCCIÓN Esta obra fue proyectada, más que como un libro

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INTRODUCCIÓN
Esta obra fue proyectada, más que como un libro, como el inicio de un movi­
miento filosófico continental. Es decir, los autores de las contribuciones tienen
conciencia de que la tarea que han asumido es de tal envergadura que no pueden sino cumplirla parcialmente. Los trabajos a lo largo y ancho de toda la región
latinoamericana sobrepasan a los especialistas de la historia o de temas expuestos en el orden nacional. Cuando debe abordarse la temática tal como lo exige
una obra sobre la filosofía latinoamericana, se encuentran dificultades tales como
la falta de bibliotecas especializadas en este tema regional, de especialistas que
hayan tratado los temas, de que se hayan estudiado suficientemente los asuntos
para poder instaurar diversas hipótesis que permitan fecundos debates. Todo co­
mienza entonces por obtener los materiales bibliográficos y temáticos necesarios. Esto no se logra en corto tiempo: exige años de perseverancia en los que los
autores se dan cuenta de los límites de la empresa. Por ello, mucho más que el
lector, son los mismos editores y autores de esta obra los que tienen conciencia
de que sólo se ha iniciado la extracción de un precioso metal de una rica mina
casi inexplorada en su conjunto.
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Cuando nació la idea de este proyecto no había ninguna historia del pensamiento filosófico latinoamericano. En el transcurso de las idas y venidas para constituir el Comité de Honor y el Comité Editor, para determinar la temática, para ir
buscando a los autores de las partes pensadas y en la espera del tiempo necesario para que fueran elaboradas, etc., apareció la valiosa obra de Carlos Beorlegui
(que ha aceptado participar en nuestro Comité Editor), que se titula Historia del
pensamiento filosófico latinoamericano (Beorlegui, C., 2004) y cumple ampliamente con el objetivo de la primera parte de nuestro proyecto (Periodos). Esto
nos permite remitir al lector a ese libro de conjunto que puede llenar lagunas
varias en esta obra.
Lo cierto es que esperamos que nuestro intento pueda hacer definitivamente
presente la existencia de una filosofía latinoamericana con historia y perfil propios. Hasta la actualidad hemos brillado por nuestra ausencia en todo tipo de
historias de la filosofía. Una de las más notorias es la reciente obra pionera del
sociólogo Randall Collins, The Sociology of Philosophies (Collins, R., 2000), en
donde apunta muchos aspectos relevantes para una historia mundial de la filoso­
fía, que deben ser tomados en consideración. Pedagógicamente, al comparar Collins en la geografía (espacio) y a través de los siglos (tiempo) las grandes filoso[7]
8introducción
fías chinas, indostánicas, árabes, europeas, norteamericanas o africanas, no
dedica sin embargo ni una sola línea a los más de 500 años de filosofía latino­
americana, y menos aún a las nacientes filosofías de las culturas urbanas ante­
riores a la conquista. La obra clasifica a los filósofos en generaciones (distinguiendo filósofos de primer, segundo o tercer orden, tarea realmente difícil pero
de suma claridad), lo que permite descubrir aspectos sumamente ricos que dan
que pensar a los filósofos —ya que el autor es un sociólogo, pero tiene gran información y produce una obra de mucha utilidad para los filósofos. En el futuro
podría usarse también ese criterio para nuestra obra.
Y decimos “en el futuro” porque, teniendo conciencia de los límites y pensando más en una comunidad filosófica, un movimiento que pueda irse constitu­
yendo en torno a los autores de las colaboraciones, en seminarios que se organizarían en el corto plazo, se podrían ir mejorando, unificando, desarrollando las
hipótesis que se han comenzado a exponer. La tarea llevará decenios y ciertamente superará la corta duración de nuestras vidas. Dentro de un siglo, en las sucesivas ediciones, la obra habrá tomado un perfil más adecuado.
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Se trata de presentar una exposición conjunta del pensamiento filosófico del con­
tinente cultural latinoamericano y del Caribe, incluyendo a los latinos de Estados
Unidos, que dará comienzo con la sabiduría, el pensamiento filosófico de las altas
culturas americanas. Inicia por ello la cuenta hace siete siglos, y no sólo desde el
comienzo de la invasión europea al continente americano (1492).
Se intentará exponer la sabiduría de los grandes pensadores históricos o de las
escuelas y comunidades de pensamiento filosófico. Esto significará ya una novedad. Se situará dicho pensamiento dentro del contexto de sus culturas. Se trata,
por ejemplo, de la filosofía náhuatl (expuesta por Miguel León-Portilla), la filosofía andina (por Josef Estermann) o la filosofía tojolabal (por Carlos Lenkersdorf).
Por ello colocamos simbólicamente el comienzo temporal de la obra en el siglo xiv
(desde el año 1300), a partir de los amautas entre los quechuas incas o los aymaras, y los tlamatinime entre los aztecas, incluyendo pensadores históricos como
Nezahualcóyotl de Ecatepec.
Con la invasión ibérico-europea comienza el periodo de la filosofía moderna
en nuestra América. La primera modernidad temprana se origina con la presencia del europeo, con la conquista del continente americano, lo que permitirá la
fundación de escuelas filosóficas (desde la de Santo Domingo en 1536, la primera
en todo el continente americano en cuanto tal). En el siglo xvi se ejercerá una filosofía escolástica (moderna no medieval) de alto nivel académico (como puede
observarse en el desarrollo filosófico de la lógica, expuesta en la contribución de
Walter Redmond, cap. 10, primera parte), y, aún antes se iniciará fuera de las
aulas, en el campo político y cultural, el primer antidiscurso filosófico de la primera modernidad temprana (la segunda será holandesa, inglesa y francesa), con
introducción
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críticos tales como Bartolomé de Las Casas (1484-1566) y su generación lascasiana. Se deberá estudiar muy particularmente en el futuro la filosofía académicouniversitaria desde 1553 (en torno a México y Lima al comienzo), y en más de
treinta instituciones de enseñanza de filosofía en el nivel licenciatura y doctorado
desde el norte de México hasta el Río de la Plata en el sur.
El siglo xvii debería ser igualmente objeto de nuevas investigaciones, ya que es
el siglo olvidado de la filosofía barroca, desarrollo desde la periferia colonial del
lado crítico y oscuro de la modernidad.
Por su parte, el siglo xviii, como desarrollo igualmente colonial pero creativo
de la modernidad madura, deberá estudiarse con nuevas hipótesis. Por ello, como
única excepción en toda la obra, hay una exposición que se ocupa de filosofía
euro­pea (el trabajo de Santiago Castro-Gómez, 14.1, primera parte), que permite
comprender, como hipótesis válida para toda la obra, que la filosofía colonial no
es meramente imitativa, sino que, adoptando la Ilustración europea de la modernidad madura, la utiliza para sus propios fines, lo que exige por parte del investigador actual, y desde ahora, una nueva lectura de la historia de la filosofía latinoamericana, porque la importancia de esa filosofía no consiste en repetir o
comentar temas de la filosofía europea del momento, sino en hacerlos funcionales
a los intereses de los grupos dominantes de la periferia.
Además, la problemática de la primera emancipación (la segunda está por
darse todavía en el siglo xxi) de las colonias se deberá igualmente comenzar a
estudiar desde nuevas bases. Diversos sentidos de soberanía (constituida sobre
la monarquía, las élites criollas o el pueblo mestizo, indio o de esclavos) fundamentarán acciones con muy diverso carácter político, que a dos siglos cobra hoy
nueva vigencia.
El desarrollo, algo caótico, del posterior transcurso del largo siglo xix será el
teatro del despliegue de una rica producción filosófica en todo el continente latinoamericano, siempre incluyendo a Brasil y al Caribe, donde la consigna “civilización o barbarie” cubrirá con su sombra igualmente parte del siglo xx.
El de las diversas corrientes de la filosofía en este siglo xx es también un capítulo a ser desarrollado más extensamente en el futuro, y muy especialmente la
reciente aparición de una nueva generación de jóvenes filósofos “latinos” en Estados Unidos.
La exposición histórica será complementada con la descripción de algunos
grandes temas filosóficos, tanto los tradicionales como los que han ido apareciendo en los últimos decenios, que deben interpretarse como trabajos monográficos
sobre el asunto en todo el continente americano, y para los que no hay frecuentemente especialistas que puedan cubrir la filosofía de todo este horizonte regional. Se incluyen entonces los filósofos y las temáticas filosóficas más pertinentes
en la interpretación de cada autor, aun corriendo el riesgo de ignorar, por desgracia, a filósofos de mayor importancia que los reportados. Las ediciones futuras de
la obra suplirán, como ya lo indicamos, esas limitaciones. Todo ello va apoyado
en una bibliografía mínima pero suficiente.
10introducción
Al final hay más de doscientas cortas biografías intelectuales de los principales
filósofos continentales.
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Es una obra de consulta para las bibliotecas de América Latina, públicas o privadas, sobre el pensamiento filosófico que ha sido compendiado de tal manera que
sea de fácil lectura para personas cultas, alumnos y profesores en las universidades de nuestra región que organicen seminarios o cursos sobre filosofía latinoamericana. Se podrá igualmente utilizar en las carreras de historia, literatura,
antropología, psicología y demás ciencias humanas. Será también útil para lectores de Estados Unidos, Europa, África o Asia. Es un capítulo inédito de la filosofía y la cultura inexplicablemente ausente.
Creemos que, simplemente, es una obra imprescindible que deberá mejorarse
en las sucesivas ediciones.
Deseamos abrir igualmente una página web <www.pensamientofilosofico.org>
que respalde la obra, donde podrá consultarse por Internet una amplia bibliografía que han coleccionado colegas de la State University of New York en el campo
de Binghamton (suny-Binghamton), en el programa de pic (Philosophy, Interpretation and Culture), bajo la coordinación de María Lugones, y trabajos y debates
que la obra vaya produciendo. La página electrónica será la articulación del movimiento filosófico de los que se interesan por la filosofía latinoamericana, interpretada de manera crítica y con sentido histórico, social y de responsabilidad
política a favor de las mayorías empobrecidas del continente.
Esta obra no podría haberse editado sin el trabajo tesonero y paciente de mi
asistente en el sni, Jorge Alberto Reyes López, estudiante de la unam, que ha unificado la bibliografía y mantenido el contacto con los colaboradores del proyecto.
De la misma manera debemos agradecer al Crefal el apoyo que nos brindó
desde el primer momento, que permitió la edición de esta obra en Siglo XXI. Lo
mismo debe decirse del director de esta editorial, el Dr. Jaime Labastida.
enrique dussel
(www.enriquedussel.org)
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