ENVEJECIMIENTO LOS AÑOS NO SON UNA ENFERMEDAD Cuando nos hacemos mayores nuestro organismo experimenta una serie de cambios, considerados como procesos naturales inherentes al paso de los años, que la mayoría de las personas asimila sin apenas darse cuenta. No negamos que en la vejez aparecen enfermedades pero ¿qué edad está libre de complicaciones? Uno de los desafíos de hacerse mayor consiste en romper los tópicos acerca del envejecimiento sacando el máximo partido de esta etapa del proceso vital. Según la acepción tercera del - diccionario de la RAE envejecer significa durar, permanecer por mucho tiempo, y si es disfrutando de la vida -añadimos nosotros- mucho mejor. Y es que cumplir años y hacerse mayor, lejos de constituir una faceta sujeta a revisiones médicas, desidia, soledad e inoperancia, debe tomarse como una parte del ciclo de la vida en la que el individuo está totalmente dispuesto a recoger los frutos de su existencia. Pero, desgraciadamente, rebasarla barrera de los sesenta y cinco puede ser para muchos un acontecimiento lleno de angustia, miedos y depresión. Hay que dejar claro que todos los individuos podemos alcanzar una edad avanzada con capacidad para adaptarnos a los cambios, con habilidades para seguir contribuyendo productivamente al devenir diario, con buena salud y con una red de apoyo familiar y social. Porque de lo que se trata es de completar un ciclo vital. Vayamos por partes. En primer lugar el crecimiento es el proceso más natural que existe. Si analizamos el desarrollo de una persona observaremos que éste se inicia con el nacimiento y termina con la muerte. Si el ciclo se completa ésta debe ocurrir precisamente en la tercera edad del ciclo. Las otras dos etapas son el crecimiento y la madurez. El crecimiento se extiende hasta los 20 años, cuando los órganos alcanzan su máxima capacidad funcional; durante la madurez el organismo se mantiene con una normalidad funcional establecida y, por último, en la vejez se produce un decrecimiento orgánico y funcional. Así pues, la decadencia funcional del organismo se aceleraría en la menopausia y en la adropausia y llegaría a su límite a los 120 años, fecha en la que el defectuoso funcionamiento de los órganos, deteriorados con el paso del tiempo, sería incompatible con la vida, produciéndose la auténtica "muerte funcional". Según Juan Ramón Zaragoza, médico y catedrático en Radiología y Medicina física, autor del libro Una vida larga y sana, con la edad aparecen una serie de alteraciones que es preciso conocer para, seguidamente, poner en marcha un sencillo mecanismo de adaptación. "Los cuerpos de un niño de 5 años, un joven de 25 o una persona mayor de 65 son muy diferentes y cada uno tiene ventajas e inconvenientes propios. Existen -afirma Zaragoza- problemas propios de la infancia, de la juventud y de la madurez. Para envejecer con plenitud es necesario conocer cuáles son los puntos débiles de nuestro organismo y tomar medidas positivas que permitan eliminar o reducir los factores que pueden perjudicar nuestra salud". PRIMEROS AVISOS A1 comienzo de la edad madura nuestro cuerpo comienza a dar los primeros avisos. Los más comunes son los siguientes: se tiende a acumular más grasa, disminuye la agudeza visual y auditiva, los músculos se vuelven más flácidos, aumenta la fragilidad de los huesos, se pierde flexibilidad y, en general en las articulaciones, merma un poco la estatura porque se reduce la distancia entre las vértebras, el corazón se adapta a las condiciones del resto del cuerpo y disminuye algo su velocidad, los vasos sanguíneos se hacen menos elásticos y el sistema digestivo se hace más exquisito. El sistema nervioso y el cerebro, por su parte, sufren muy pocos cambios con un envejecimiento normal, menos que las demás partes del cuerpo. Algo similar ocurre con los pulmones. "Desde el punto de vista de la patología -apunta Juan Ramón Zaragoza- también se presentan problemas típicos como la disminución de resistencia a las enfermedades. Incluso pueden aparecer algunas que se consideran propias de la infancia (difteria y tos ferina) por desaparición de los mecanismos de defensa adquiridos frente a ellas. En otras ocasiones aparecen enfermedades que para la población en general pueden ser molestas pero soportables como la gripe que puede llegar a ser más complicada en la edad avanzada." Finalmente, "a estas edades" (rozando los 70), se suele considerar la sexualidad como una actividad carente de interés. Sin embargo, lo que sucede realmente es que muchas personas dejan de mantener relaciones sexuales debido a razones sociales, psicológicas o problemas médicos. Afortunadamente en la actualidad se presenta cada vez más la sexualidad como una forma de expresión de la afectividad, en especial dentro de la pareja. No cabe duda que es en esta etapa de la vida cuando se necesita un fuerte apoyo mutuo que garantice el equilibrio psicológico y emocional, en cuya consecución, no cabe duda, lo sexual tiene un papel de enorme importancia. Así pues, la ancianidad no comporta el cese de las actividades sexuales, a ellos también les gusta sentirse amados y respetados. MANOS A LA OBRA Para encontrarse bien, a cualquier edad, es tan importante la salud del cuerpo como la emocional. Una actitud positiva nos ayuda a encarar los problemas que se presentan a lo largo de nuestra vida. Ello no significa que no haya momentos en que uno pueda sentir preocupación o tristeza, sino que hay que intentar no dejarse arrastrar por pensamientos negativos. El abandono de la vida laboral significa un cambio brusco en la vida al que hace falta saber adaptarse. Lo ideal es llegar preparado y con ganas de disfrutar del tiempo libre, pues la jubilación es una oportunidad para viajar, emprender aquellas actividades que nos interesen o dedicar más tiempo a los seres queridos intentando ajustarse a unos ingresos económicos más reducidos. Normalmente, después de un tiempo mucha gente se adapta mucho mejor de lo que pensaba. Para comenzar puede hacer una lista con todas las ideas que se le ocurran y después dedicarse a pensar en cómo llevarlas a la práctica. No olvide entrenar el cuerpo y la memoria, cultivar las amistades, desarrollar alguna tarea productiva. Además, una de las grandes satisfacciones de la edad madura es la posibilidad de disfrutar de los nietos. Cuando se encuentran en casa todo gira alrededor de ellos y proporcionan momentos de gran alegría. Recuerde que puede dedicarse con ganas a las aficiones de siempre. En este sentido existen multitud de centros cívicos, locales y sociales, donde encontrará personas con las que compartir actividades. Apúntese a un club lúdico (ajedrez, petanca..), vaya a exposiciones, museos, etc, e invite a sus amigos a compartir sus experiencias. Cuando nos hacemos mayores podemos gozar de una serie de descuentos y rebajas en las tarifas habituales de algunos servicios públicos y privados. Merece la pena mantenerse informado y aprovechar al máximo cualquier ventaja. Y no olvide que la salud constituye el bien más preciable de la vida a medida que pasan los años. La alimentación adecuada, el ejercicio y la actividad mental son los tres pilares que se requieren a la hora de llevar una vida equilibrada y sana. DIEZ REGLAS DE ORO... Darle al cuerpo menos de lo que pide en alimentación y reposo en cama. Darle al cuerpo más de lo que, pide en actividad¡ trabajo y ejercicio. Reducir en lo posible el consumo de grasas, carbohidratos, picantes, especias y sal. Tomar más proteínas, pescado, agua y fibras alimentarias. Suprimir el alcohol y el tabaco, reducir la ingesta de café o té. Revisión médica periódica. Cultivar la mente aprendiendo cada dita algo nuevo y repasando algo de lo ya sabido. Vivir cada día sin prisa pero sin pausa, como el primero del resto de nuestra vida. Pasar tos 60 minutos de cada hora ocupados pero no preocupados. Tener conciencia de que hay que vivir la tercera edad por partida doble hasta convertirla en tercera juventud. CRISTINA SANTOLARIA DE CASTRO (Revista MUFACE) (Octubre 2001)