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Juan Manuel Herrera Rodríguez
EL PERJUICIO PATRIMONIAL DEL “AMA DE CASA”, EN LAS LESIONES
TEMPORALES DEL NUEVO BAREMO INDEMNIZATORIO, POR DAÑOS
PERSONALES SUFRIDOS EN ACCIDENTE DE CIRCULACION
Vaya por delante, que la persona a la que se refiere el presente artículo y en
cuyo favor se fija la indemnización, no es sino aquélla que se dedica en exclusiva a
las tareas del hogar de la unidad familiar, sea hombre o mujer; pero no podemos
olvidar, que en un porcentaje elevadísimo de los hogares españoles, es la mujer
quien asume dichas tareas. Hecho, que entiendo, justifica su título.
Al margen de lo anecdótico, y situados ya en el plano que interesa a este
artículo, diré, que el citado baremo indemnizatorio, establece por fin, un sistema
objetivo, para compensar o resarcir el perjuicio patrimonial de la persona que se
dedica en exclusiva a las tareas del hogar de la unidad familiar (sea hombre o
mujer), durante el periodo de curación de las lesiones sufridas en el accidente.
Siendo dos, las formas en que, con carácter “excluyente”, podrá resarcirse dicho
perjuicio, ya como daño emergente, ya como lucro cesante.
Como “daño emergente”, se indemnizarán a la víctima (persona dedicada en
exclusiva a las tareas del hogar), los gastos que se haya visto obligada a afrontar,
por razón de su sustitución en la realización de tales tareas; por ejemplo, en el
importe de lo satisfecho a una tercera persona o empresa, que se haya hecho cargo
de las labores que venía desarrollando el perjudicado o perjudicada, durante el
periodo comprensivo de la curación, en que la víctima, se haya visto impedido de
realizarlas.
Como “lucro cesante”, en cambio, se indemnizará a la persona perjudicada,
con una cantidad diaria, equivalente al salario mínimo interprofesional anual, vigente
en cada momento; así y a modo de ejemplo nuevamente, diremos, que partiendo
de que este salario, para el año 2.016, es de 9.172,80 euros, obtendremos, que al
dividirlo por los 365 días que tiene un año, excepcionando los bisiestos, el resultado
será de 25,13 euros/día, lo que, multiplicado a su vez, por el número de días que se
haya visto impedida la víctima, para el desarrollo de dicha actividad, nos permitirá
calcular el importe de la indemnización por concepto de “lucro cesante”. Todo ello,
con un límite temporal de una mensualidad, para aquellas víctimas que alcancen la
curación sin secuelas o con secuelas que no superen los tres puntos. Así, para un
Perjuicio Patrimonial del “Ama de Casa”
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perjudicado o perjudicada, que se haya visto impedido o impedida para atender las
labores del hogar, durante un periodo de 60 días, la indemnización máxima por el
referido concepto, será de 753,90 euros (30 días x 25,13 €), si como advertíamos,
alcanza la sanación “sin secuelas” o con secuelas, cuya puntuación no supere los tres
puntos.
Sin embargo y a sensu contrario, el referido límite temporal desaparecerá,
para aquellas víctimas, que tras el periodo de curación, queden con secuelas valoradas en más de tres puntos.
De igual modo, y para aquellos perjudicados o perjudicadas, en cuya unidad
familiar convivan menores, discapacitados o mayores de 67 años, la indemnización
diaria se incrementará en un 10%, por cada una de las personas que cumplan con
estos criterios, con un máximo del 50%. De este modo, una víctima que se vea
impedida para atender las labores propias del hogar, durante un periodo de 90 días,
finalice el periodo de curación con unas secuelas valoradas en más de tres puntos, y
tenga además a su cargo a dos hijos menores, obtendrá una indemnización por este
concepto, de 2.713,50 €uros, resultado de multiplicar el número de días que tardó
en curar (90), por el salario mínimo interprofesional diario, incrementado en el veinte
por ciento del referido salario (25,13 € + 20 % = 30,15 € ).
Indemnización esta, a la que habrá de sumarse, la que corresponda, en su
caso, a la víctima, por los días de curación y secuelas que pudiesen quedarle.
Podemos concluir, por tanto, atendido lo anterior, que el nuevo baremo avanza sin duda un paso más, hacia la denominada “restitutio ad integrum” de la víctima
o perjudicado/a, y que aunque ello resulte probablemente insuficiente, no podemos
negar, que sí que se acerca más, al citado principio fundamental de total indemnidad de la víctima, que inspira el resarcimiento del daño sufrido, como consecuencia de un accidente de circulación.
Ltdo. Juan Manuel Herrera Rodríguez
www.aretesabogados.com
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