COMENTARIO DE MAPA HISTÓRICO El Imperio Austro-Húngaro INTRODUCCIÓN Seríamos capaces de imaginar en un mismo estado a Portugal, España, Marruecos y Francia. Impensable ¿no? Pues un mapa parecido, pero de principios de siglo XX es lo que se nos pide analizar en este ejercicio: el Imperio Austro-Húngaro. PRESENTACIÓN Se trata de un mapa geohistórico, en el cual, con diferentes colores, se representan los múltiples pueblos que componían el imperio, situándolos sus territorios de asentamiento. Los colores se relacionan con los signos de la leyenda que aparece debajo, dónde observamos hasta ¡¡12 nacionalidades diferentes!! Los límites geográficos son precisos, puesto que se trata de un único estado, el cual limita con los imperios alemán y ruso al Norte y con las penínsulas Balcánica e Itálica al Sur. La localización espacio-temporal se sitúa en la Europa Central de finales del siglo XIX y XX, coincidente con la Segunda Revolución Industrial y con la paz armada. El título del mapa indica claramente el año 1908 como fecha concreta, año en el que Bosnia entraría justamente a formar parte del imperio, y que aún no se ve reflejado en el mapa. La naturaleza o temática del mapa es claramente política, ya que trata de explicar la multiculturalidad y diversidad de un mismo estado. ANTECEDENTES La familia de los Habsburgo venían siendo señores de Austria desde la Edad Media, a lo cual solían sumar la dignidad imperial germánica. La gobernanza de Austria tradicionalmente iba asociada con territorios como el de los o el de Bohemia (Chequia), que quedaban fuera del Sacro Imperio Romano Germánico. Sin embargo este gran poder territorial de esta familia quedó mermado claramente con el proceso de unificación alemana (1870), liderada por Prusia, que dejó fuera a Austria. Los Habsburgos para compensarlo volvieron su vista definitivamente al Este y hacia los Balcanes, ampliando territorios y acogiendo a multitud de pueblos muy diferentes dentro de sus fronteras. La diversidad lingüística, cultural, étnica y religiosa era tal que en la época en la que el nacionalismo estaba en efervescencia resultaba, por lo menos, contradictorio con los tiempos, sino peligroso. Solamente a Hungría se le otorgó un hecho diferencial autonómico al mismo nivel que Austria (1867). COMENTARIO La inclusión de doce nacionalidades diferentes a principios del siglo XX dentro de un estado, cuyo nexo de unión es una familia aristocrática, sólo responde al concepto medieval y moderno de patrimonio familiar. Los Habsburgo, que poco habían cambiado manera de gobernar, habían mantenido unos dominios a la manera tradicional medieval, entendiendo que no eran pueblos conscientes de sí mismos, sino pueblos súbditos. La contradicción era tal con todo lo acontecido durante el siglo XIX que seguían seccionando territorios a otros reinos, que incluían pueblos tan diferentes como el bosnio de creencia islámica. Sin embargo no era el único estado de esta característica en esos momentos. Encontramos casos similares en Rusia o el Imperio Otomano. Todos padecerían los mismos problemas. CONCLUSIÓN Y CONSCUENCIAS La inestabilidad que a finales del siglo XIX y principios del XX suponía para un estado este puzle de naciones era máxima. Al nacionalismo disgregador hay que unir la falta de avances en el liberalismo, sin olvidar que la presencia de Austria-Hungría en los Balcanes, región ambicionada por diversas potencias europeas, es directa. Entre algunos de los pueblos del Imperio había fuertes tendencias separatistas. Éste era el caso del bosnio, dónde se cometería el atentado mortal contra el heredero del Imperio, lo cual fue el casus belli de la Primera Guerra Mundial. Este tipo de estado patrimonial no se podía mantener mucho en el tiempo y, tras la guerra mundial, se disolvió apareciendo multitud de países aún hoy en día existen. Otros territorios se integraron en sus países naturales, mientras que otros pasaron a formar parte de estados con los que mantenían afinidades.