1 HISTORIA DE LAS MIGRACIONES: EDAD MODERNA Fabio Baggio Introducción Los historiadores por lo general hacen comenzar la Edad Moderna en el siglo XV, con el primer viaje de Cristóbal Colón en América (1492), y la hacen terminar en los albores del siglo XIX, con la caída del imperio de Napoleón (1815). Este es un período marcado por conquistas, colonizaciones, controversias religiosas y revoluciones que llevan a la creación de nuevas naciones y al desplazamiento masivo de millones de personas a nivel intracontinental e intercontinental por diferentes razones. Siglo XV: la exploración del continente africano La exploración portuguesa de las islas y las costas de África Occidental se inició a principios del siglo XV, sobre todo gracias a los esfuerzos del príncipe Enrique el Navegante, hijo de Juan I, Rey de Portugal. Las expediciones lusitanas llevaron a la colonización de la isla de Porto Santo en 1418, en 1419 de Madeira, de las Azores en 1445, hasta alcanzar Cabo Verde siempre en 1445, descubriendo las islas del mismo nombre. Muchos portugueses migraron a las nuevas colonias de África. Desde la costa occidental de África Sub-­‐Sahariana los navegantes portugueses fueron capaces de admirar la grandeza del imperio de Malí, aunque ya cerca de su descenso. Fundado en el siglo XI, el Imperio de Malí creció enormemente durante los dos siglos siguientes, gracias también a la conversión masiva de la gente al Islam, que aseguró el monopolio del comercio con los Bereberes de Mauritania. Llega a su cenit en el siglo XIV, gracias al oro y a una serie de gobernantes iluminados que promovieron la cultura, la ciencia y el arte. En este período los territorios imperiales se extendía desde Gao hasta las costas de Senegal e se contaban aproximadamente 20 millones de habitantes. El desarrollo de las cuatro ciudades principales (Gao, Tombuctú, Djenné y Saleh Kumbi) atrae a grandes masas de la población del Imperio De 1350 el Imperio de Malí comenzó a mostrar signos de debilidad y político-­‐administrativa y en el siglo siguiente se convirtió en presa fácil para el creciente poder de Songhai1. El Reino de Songhai fue súbdito del imperio de Malí hasta mediados del siglo XIV, pero luego recuperó su independencia. Cien años más tarde comenzó a expandirse hacia el oeste, llegando a ocupar las ciudades de Tombuctú y Djenné. A mediados del siglo XVI, el Imperio Songhai se extendía desde Marruecos a Nigeria de hoy. El nuevo imperio alcanzó su apogeo en los siglos XV y XVI, asegurándose el monopolio del comercio (oro, nueces de cola y los esclavos) que había sido del imperio de Malí. La capital, Gao, llegó a los 10.000 habitantes. Al final del siglo XVI los Marroquíes derrotaron a las tropas imperiales y destruyeron la capital Gao. El imperio cayó y nunca fue capaz de levantarse2. El Imperio Kanem-­‐Bornu se estableció alrededor del siglo XIII, cerca del lago Chad. El pueblo Kanuri. inmigrado en esta zona y establecido como un reino, a mediados de 1200 se convirtió al Islam y comenzó a conquistar los territorios vecinos, desde Libia a Nigeria. Pronto el Imperio Kanan-­‐Bornu tomó el control de todo el comercio de textiles, sal, minerales y esclavos directos a África del Norte. La consolidación del imperio causó la transición del nomadismo originario a la creación de los grandes centros urbanos, tales como Njimi, primera capital del imperio. Después de un siglo de crisis (siglo 1 Cfr. Mali Empire and Djenne Figures, http://africa.si.edu/exhibits/resources/mali/index.htm, visitada el 6 de abril de 2012 e The Mali Empire, http://mali.pwnet.org/history/history_mali_empire.htm, visitada el 6 de abril de 2012. 2 Cfr. The Songhai Empire, http://mali.pwnet.org/history/history_songhai_empire.htm, visitada el 6 de abril de 2012. 2 XV), debido a conflictos internos y migraciones, el imperio de Kanem-­‐Bornu se recuperó en el siglo XVI y se mantuvo firme hasta 18403. La búsqueda de una ruta comercial directa con la India, lo que haría innecesaria la mediación de las caravanas árabes, llevaron el navegante portugués Vasco de Gama a intentar la circunnavegación de África para llegar al Océano Índico en 1497. A pesar de los repetidos ataques de los barcos árabes, el intento tuvo éxito: en 1498 la expedición dirigida por de Gama llegó al puerto de Calicut (India), la capital del comercio de especias4. A ello siguió una larga serie de expediciones navales con destino a Asia meridional y oriental que llevó a la construcción de los pilares de la colonización portuguesa en estos territorios (Goa, Malaca, Ceilán, y Ormuz) y a la emigración de miles de comerciantes y militares Europeos al Lejano Este. Cristóbal Colón y la conquista del “Nuevo Mundo” Las teorías de Copérnico habían abierto el reto de la vuelta al mundo, hacia el oeste a través del Océano Atlántico, hasta las Indias. El navegante genovés al servicio de los Católicos Reyes de España, intentó cruza el océano con tres carabelas en agosto de 1492. Después de sólo dos meses de navegación los barcos de Colón avistaron tierra, una isla en el Caribe que el navegador italiano llamó "San Salvador". Las siguientes expediciones dejaron en claro que se trataba de un nuevo continente que se extendía de polo a polo. Quien se dio cuenta de ello primero fue el navegante toscano Américo Vespucio, y de ahí nace el nombre "América". Las principales potencias europeas no perdieron la oportunidad de ampliar sus dominios territoriales. Los reinos de Portugal, España, Francia, Holanda e Inglaterra se disputaron el envío de expediciones militares para apoderarse de las tierras del Nuevo Mundo que prometía riquezas incalculables. Junto con los “conquistadores”, o sea las tropas enviadas para conquistar nuevas colonias, llegaron administradores, comerciantes, aventureros y misioneros. Se fundaron las primeras plazas fuertes en las costas del Atlántico, mientras que Magallanes lograba encontrar un pasaje al sur para continuar con la circunnavegación del globo a través del Océano Pacífico. Mucho se ha escrito sobre el descubrimiento/conquista de las Américas. Los historiadores modernos distinguen entre dos historias narradas de dos perspectivas diferentes: la "Leyenda Blanca", narrada por los conquistadores, y la "Leyenda Negra", o sea la versión de los nativos. La primera alaba la gran obra de civilización y conversión al cristianismo realizada por los reinos europeos en las Américas. En ella se celebra la erección de ciudades adornadas con palacios e iglesias que no tenían nada que envidiar a las capitales europeas. La Leyenda Negra cuenta la brutalidades perpetradas por los conquistadores, el exterminio de poblaciones enteras de nativos, la gran masacre de civilizaciones excelentes, la conversión forzada de los indios y el robo de tesoros enormes que fueron robados para satisfacer la codicia de los monarcas europeos5. Entre los siglos XVI y XVII acontecieron desplazamientos internos masivos de población indígena debido a las conquistas y las guerras entre las potencias europeas por el dominio de los territorios americanos. Muchos indios se vieron obligados a emigrar de sus tierras ancestrales para servir en las plantaciones y minas de los patrones europeos. 3 Cfr. Impero di Kanem-­‐ Bornu, http://encyclopedia.it/i/im/impero_di_kanem-­‐bornu.html, visitata il 6 aprile 2012. 4 Cfr. HARTIG Otto, "Vasco da Gama", The Catholic Encyclopedia, Vol. 6, Robert Appleton Company, New York 1909, http://www.newadvent.org/cathen/06374a.htm, visitata il 7 aprile 2012. 5 Cfr. TODOROV Tzvetan, La conquista dell’America. Il problema dell’“altro”, Einaudi, Torino 1984. 3 Los primeros flujos migratorios europeos hacia las Américas Las perspectivas florecientes de colonización de los territorios americanos convencieron a cientos de miles de europeos a emigrar al extranjero. La América del Sur, en particular, vio llegar las primeras migraciones masivas. En dos siglos (XVI-­‐XVII), se vierten en el Nuevo Mundo 200.000/250.000 españoles. Al final de 1600 se estima que más de 200.000 portugués viviesen en Brasil6. Aunque constituían una minoría en las posesiones americanas de España y Portugal, por los mecanismos del proceso colonial, estos inmigrantes causaron un profundo impacto económico y social. Muy a menudo, su asentamiento implicó una migración de los pueblos indígenas hacia el interior o su sometimiento como esclavos. A pesar de la evidente discriminación que caracterizó a las sociedades coloniales de España y Portugal, los matrimonios interétnicos no fueron poco frecuentes produciendo el fenómeno del mestizaje. Las grandes extensiones de tierras vírgenes en la espera de nuevos propietarios habían atraído a muchos inmigrantes europeos que se dirigían hacia el Nuevo Mundo. Muchos de ellos eran agricultores que querían desvincularse de sistema latifundista feudal no les permitía ninguna movilidad social. Gracias a su laboriosidad crece en Sur América una agricultura floreciente estructurada en grandes plantaciones de monocultivos. Entre los factores de atracción de la migración europea también hay que considerar el mito del oro americano, que incluía incluso una ciudad secreta construida en su totalidad de oro (“El Dorado”). La frenética búsqueda de minas de oro, plata y piedras preciosas causó a menudo rápidas migraciones internas, a que seguía la construcción de nuevas ciudades. Entre los siglos XVII y XVIII en los territorios de lo que hoy es Bolivia, Argentina, Uruguay y Brasil, se establecieron las llamadas "reducciones", una especie de reservas indígenas, donde los misioneros jesuitas y franciscanos trataron de reunir a los nativos en peligro de extinción por la conquista primero y luego por el asentamiento de colonos. En algunos casos fueron verdadera sociedades independientes y autónomas de las autoridades de los colonizadores, constituidas sobre la base de lo establecido en la Biblia. Fueron siempre obstaculizadas por España y Portugal y se suprimieron definitivamente en el siglo XVIII. La trata de los esclavos africanos Una de las páginas más oscuras de la historia moderna se ha escrito con la sangre de los esclavos africanos, comprados, vendidos y deportados a Europa y el Nuevo Mundo. Este nefasto comercio se inició en el siglo XIV, cuando los navegantes portugueses comenzaron a vender los primeros africanos a la nobleza europea. El comercio de los esclavos capturados en los territorios africanos se convirtió en un negocio mucho más rentable cuando las plantaciones del Nuevo Mundo se encontraron en necesidad de mano de obra fuerte y numerosa para reemplazar a los indígenas que habían demostrado ser no aptos para el trabajo en los campos. La trata de esclavos fue un monopolio absoluto de portugueses y españoles hasta 1500. En el siglo XVII se sumaron empresas francesas, holandesas e Inglés, que proporcionan mano de obra a las nuevas plantaciones en América del Norte. Los esclavos eran capturados en sus pueblos y confinados en centros de detención en las costas e islas del oeste de África. Después de una cuidadosa selección, eran cargados como animales en los buques de carga y transportados a las Américas para venderlos en los mercados públicos. 6 Cfr. SANTOS MATIAS Magda, La emigración portuguesa, con Oriente o sin él, p. 2, http://www.culturaviva.com.pt/textos/ magda%20matias/LA%20EMIGRACION%20PORTUGUESA.pdf, visitata il 7 aprile 2012. 4 Desde el siglo XIV hasta el siglo XIX, que marcó la abolición de la esclavitud en los países americanos, se estima que hayan sido transportados al Nuevo Mundo entre 9,5 y 12 millones de esclavos africanos. A estas cifras habría que añadir todos aquellos que murieron durante la travesía. Este es sin duda el fenómeno de la trata más grande en toda la historia7. La expulsión de los Moriscos en España En España, a finales de 1400, vivían unos 400.000 Moriscos, es decir descendientes de musulmanes oficialmente convertidos al cristianismo pero secretamente fieles a las tradiciones islámicas. Su conversión fue dictada por la conveniencia de conservar sus riquezas y posesiones después de la reconquista cristiana de España. Muchos de ellos se habían concentrado en las regiones de Valencia, Aragón y Castilla, donde constituían una comunidad independiente que gestionaba grandes cantidades de capital muy codiciadas para los nobles cristianos. Durante el siglo XVI, después de una serie de medidas discriminatorias destinadas a promover la emigración de los Moriscos, pero sin gran éxito. En 1609 Felipe III de España decidió recurrir a medidas extremas y ordenó la expulsión de todos los Moriscos de los territorios del Reino. Se estima que más de 325.000 personas se vieron obligadas a salir de España. Sus casas y sus tierras fueron expropiadas y entregadas a nuevos propietarios cristianos. Estas deportaciones tuvieron efectos perjudiciales a nivel económico y social. En Valencia y Aragón se despoblaron los campos y muchas de las actividades agrícolas fueron abandonadas. Muchos oficios, prerrogativa de los moriscos, se estancaron y la economía de estas regiones entró en una fase de recesión aguda. Controversias religiosas y migraciones forzadas en Europa Después de un período infeliz para la Iglesia cristiana en Europa, marcado por divisiones y luchas por el papado, muchos esperaban que se actuara una reforma que tardó en llegar. Algunos teólogos y líderes carismáticos, llamados “reformadores”, decidieron inicia la reforma sin esperar la aprobación de la jerarquía. Entre ellos destacamos a Martín Lutero (1483-­‐1546), un religioso agustino que comenzó la reforma en la Confederación Germánica. Aunque la reforma de Lutero fue principalmente sobre cuestiones religiosas, esta fue utilizada políticamente por los príncipes alemanes, que querían llegar a independizarse del joven emperador Carlos V. En la primera mitad del siglo XVI acontecieron muchos cismas y guerras religiosas, que terminaron sólo en 1555 con la "Paz de Augsburgo". El acuerdo entre los príncipes alemanes se basaba sobre el principio Cuius regio eius et religio ((quien tiene el poder determina la religión), la confederación se dividió entre estados católicos y protestantes, obligando a las personas de fe diferente a la del príncipe a emigrar a otro territorio. Ulrico Zwingli (1484-­‐1531), capellán del ejército, fue el reformador de la ciudad Zurich y promovió la difusión de la reforma por la fuerza en los territorios vecinos. Para las poblaciones sometidas no había otra alternativa: o bien aceptar la Reforma Protestante, o ser exiliados. El reformador francés Juan Calvino (1509-­‐1568) fue llamado a Ginebra para difundir la doctrina protestante y organizar la ciudad de acuerdo a los dictados de la nueva confesión. Como la “nueva Roma”, Ginebra se convirtió en la capital intelectual del protestantismo, atrayendo a muchos inmigrantes. Su sociedad fue organizada con normas rígidas y controles policiales estrictos. Todos los disidentes fueron expulsados de forma rutinaria. La reforma luterana en el siglo XVI fue adoptada por los reyes de Dinamarca, Noruega, Islandia y Suecia. Muchos católicos se vieron obligados a huir. Inicialmente fiel a Roma y al papa, el Reino Unido de Enrique VIII se separó del catolicismo y fundó el anglicanismo más por razones políticas que por cuestiones religiosas. El joven sucesor de Enrique VIII, Eduardo VI, abrió las puertas a la reforma luterana obligando muchos católico al exilio. A su muerte, el cetro pasó a su media hermana, María Tudor, quien restauró el catolicismo y comenzó una cruel persecución de los protestantes, que 7 Cfr. PÉTRÉ-­‐GRENOUILLEAU Olivier, La tratta degli schiavi. Saggio di storia globale, Il Mulino, Bologna 2010. 5 tuvieron que encontrar refugio fuera del Reino. Pero Isabel I logró matar a María y apoderarse del trono y luego invirtió la situación religiosa en favor del anglicanismo. Siguieron dos siglos de persecución y de exilio para los católicos. El reino de Francia había permanecido ajeno al conflicto religioso, alternando aberturas a la reforma protestante con restauraciones del catolicismo. En el siglo XVI con Enrique IV triunfó definitivamente la lealtad al papado y comenzó una persecución masiva de los protestantes franceses llamados "hugonotes". La resistencia interna causó ocho guerras de religión y migraciones masivas a países más tolerantes. Inmigración y población de la América del Norte En el siglo XVI los calvinistas ingleses, comúnmente llamados "puritanos", fueron víctimas de la cruel persecución de la Iglesia Anglicana y tuvieron que emigrar a Holanda. No sintiéndose todavía a salvo de las amenazas, muchos puritanos decidieron zarpar hacia las colonias inglesas de América del Norte. El primer grupo (los Padres Peregrinos) con el Mayflower zarpó de Plymouth y desembarcaron en la costa de Massachusetts en 1620. El gobierno colonial de América del Norte resultó ser muy tolerante con las confesiones religiosas y sectas que, nacidas tras la reforma, comenzaron a llegar después de los Padres Peregrinos. La libertad religiosa que se garantizaba fundamentalmente en los territorios coloniales funcionó como un factor de atracción para la inmigración masiva de católicos y protestantes que acontecieron en el siglo XVII. La anexión al Reino Unido Anglicano de la católica Irlanda que se produjo en 1603 por medio de una acción militar había dejado una muy inestable situación socio-­‐política que el gobierno británico trató de solucionar a través de la inmigración masiva de familias inglesas en territorio irlandés. La inestabilidad, sin embargo, continuó y Gran Bretaña tuvo que recurrir varias veces a la fuerza para sofocar las frecuentes revueltas de los patriotas irlandeses. En el siglo XVIII a la frustración constante de los movimientos patrióticos se sumó la crisis económica causada por las carestías y miles de irlandeses decidieron emigrar a América del Norte. El Imperio Otomano de Solimán el Magnifico Desde el siglo XV hasta el siglo XVII, el Islam logró avanzar en la Europa del Este, conquistando vastos territorios. Solimán el Magnífico (1520-­‐1566), sultán de los Otomanos, extendió el imperio imperial desde Belgrado hasta Bagdad, gracias a alianzas estratégicas con los reinos protestantes europeos. La nueva configuración política y religiosa de los territorios conquistados causó importantes migraciones. Demasiado ocupado en controlar su vasto dominio, el Imperio Otomano perdió el control del Mediterráneo después de la batalla de Lepanto en 15718. El Imperio Moghūl con el príncipe Babor Zahir al-­‐Din Muhammad (1483 -­‐ 1530), conocido como Babor, era nieto de Tamerlán, el creador de la segunda gran imperio mongol a principios del siglo XV. Babor, a través de una serie de exitosas campañas militares logró primero conquistar Afganistán para luego fundar el Imperio Moghul en el norte de la India, que se mantuvo hasta mediados del siglo XIX. En el imperio de Babor sabiamente se combinaron elementos de diferentes culturas: turca, mongola, persa e hindú. La Russia unificata sotto Ivan III En la segunda mitad del siglo XV, el Gran Principado de Moscú, bajo la hábil dirección de Iván III (1440-­‐1505), logró conquistar la valiente República de Nogvorod, que se había aliado con la católica Lituania. En los mismos años Ivan III anexó también el principado de Yaroslavl, Rostov y Tver. Así 8 Cfr. MANTRAN R., L'Empire ottoman du XVIe au XVIIIe siècle: administration, économie, société, London 1984. 6 nació la Rusia Unificada, autocrática y protectora de la Iglesia Ortodoxa. Para sofocar las revueltas constantes de forma permanente en los territorios de Nogvorod, Iván III ordenó la deportación de miles de familias pertenecientes a la nobleza feudal ("boyardos") en Moscú y otras ciudades rusas. Ciudad del Cabo e la colonización de África del Sur Ciudad del Cabo fue el primer asentamiento europeo permanente en el sur de África. Fue creado por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en 1652 como una puerto seguro en la ruta de navegación a la India y al Lejano Oriente. En los años siguientes, la posibilidad de colonizar la tierra fértil en el sur de África atrajo a un número considerable de colonos europeos (en su mayoría holandeses, hugonotes franceses, alemanes y escandinavos). Estos colonos, conocidos como "boers", fundaron unas comunidades autónomas y se extendieron hacia el este y hacia el norte, sin entrar en conflicto con los pueblos indígenas del área del Cabo, que, por su naturaleza nómada, respondían a la extensión de los Boers desplazándose hacia el norte. La situación cambió cuando los colonos llegaron a lo que hoy es Port Elizabeth y tuvieron que luchar contra los xhosa, una población indígena en expansión, por la posesión del territorio. Las nuevas colonizaciones del siglo XVIII Entre el siglo XVI y del siglo XVIII, las guerras de religión y los conflicto bélicos entre Francia y Gran Bretaña, con mutantes alianzas, frenaron de manera significativa la expansión colonial de las potencias europeas. El Reino de Holanda, que se había mantenido al margen de los conflictos, se aprovechó de la débil competencia para ampliar su dominio en Asia, hasta llegar a lidiar con Gran Bretaña y Portugal por el control de las islas de las especias. Desde los Países Bajos salieron miles de soldados, colonos y comerciantes para fortalecer la presencia holandesa en los nuevos territorios coloniales. A principios del siglo XVIII, los franceses comenzaron la conquista de Quebec (Canadá) y la colonización de sus territorios. En 1760 ya había más de 70.000 franceses en Quebec. Al mismo tiempo, España extendió su dominio en la actual Texas, fundó la ciudad de San Francisco en California y el Virreinato del Río de la Plata en Argentina. En todo el mundo, por su parte, las tropas británicas fueron capaces de conquistar nuevos territorios en la India, que entregaron a la Compañía Británica de las Indias Orientales para fortalecer su dominio comercial en Asia. La independencia de los Estados Unidos y las nuevas oleadas migratorias La Revolución Americana de 1776 decretó la independencia de las trece colonias norteamericanas que más tarde constituirían los Estados Unidos de América. Siguieron ocho largos años de guerras contra el ejército británico, que terminaron con el Tratado de París de 1783. Más de 170.000 lealistas, fieles a la corona británica, decidieron emigrar a Europa y a otras colonias inglesas, españolas o franceses. Los ideales de libertad e igualdad, claramente codificado en la Constitución estadounidense, atrajeron nuevas oleadas de inmigración de Europa. El imperio chino de la dinastía de los Qing A comienzo del siglo XVII, la dinastía Qing, vasallos de los emperadores Ming, constituyó el imperio de la Manchuria, separado del gran imperio chino. En las décadas posteriores la dinastía Qing logró conquistar todos los territorios imperiales y también incorporó a Tíbet y Vietnam. Hacia el final del siglo, el imperio chino de la dinastía Qing se extendía por trece millones de kilómetros cuadrados. Fue una época de gran migración interna en el imperio con el fin de consolidar las conquistas y garantizar la administración de nuevos territorios. 7 Nuevos factores de expulsión en Europa La Revolución Francesa de 1789 provocó cambios profundos en la sociedad francesa, con fugas y exiliados ilustres y la migración voluntaria de miles de disidentes. Sin embargo, los ideales de la ilustración de libertad, igualdad y fraternidad, que se había forjado la República Francesa, tuvieron que inclinarse ante el carisma de Napoleón Bonaparte. El gran general, natural de Córcega, en pocos años logró construir un verdadero imperio, conquistando la mayor parte de los reinos europeos. Fueron años de grandes movimientos de tropas y la población.