CAPÍTULO 26 Imagenología del Plexo Braquial Marta Martínez Schmickrath y Mauricio Castillo Plexo braquial es el nombre dado al plexo de nervios formado por las cuatro raíces cervicales ventrales inferiores (C5-C8) y primera raíz torácica ventral (T1), los cuales se entremezclan cuando emergen de la médula espinal, se realinean y surgen del plexo en forma de nervios distales definidos. C4 y T2 pueden contribuir con axones que van al plexo, que tienen poco efecto sobre la localización clínica de la lesión.1 El plexo braquial es responsable del movimiento y de la sensibilidad de las extremidades superiores. En cada nivel espinal, las raicillas ventrales y dorsales emergen de la médula espinal y se unen distalmente al ganglio dorsal para formar la raíz apropiada. Luego esta raíz se divide en porciones dorsal y ventral denominadas las raíces nerviosas dorsal y ventral de cada nivel. Las porciones dorsales de las raíces cervicales inferiores no contribuyen con el plexo braquial; ellas pasan dorsalmente para inervar la piel y los músculos del cuello y de la porción superior de la espalda.2 Las raíces ventrales forman el plexo braquial. Primero, las raíces ventrales se realinean en tres troncos. La raíz ventral de C5 se une a la raíz ventral de C6 para formar el trono superior. La raíz ventral de C7 permanece sola y forma el tronco medio. La raíz ventral de C8 se une a la raíz ventral de T1 para formar el tronco inferior. Luego, cada tronco se divide en una división anterior y una posterior, las cuales se reúnen para formar tres cordones (posterior, lateral y medial) que finalizan en forma de ramas (nervios periféricos) (Fig. 26-1). Las raíces cervicales ventrales descienden hacia la primera costilla, mientras que la raíz ventral T1 asciende sobre la primera costilla para formar parte del plexo braquial. El plexo braquial emerge entre los músculos escalenos anterior y medio (triángulo interescalénico), donde las fibras simpáticas que controlan la vasoconstricción y la actividad de las glándulas sudoríparas se unen a la raíz nerviosa. Las contribuciones simpáticas a C5 y C6 se originan en el ganglio cervical inferior. Las contribuciones simpáticas hacia C7, C8 y T1 se originan en el ganglio estrellado.2 Las raíces nerviosas T1 también contribuyen con fibras parasimpáticas para el ganglio, el cual cuando se lesiona ocasiona síndrome de Horner (Fig. 26-2).2,3 TÉCNICA La IRM es la modalidad de imagen aceptada más ampliamente que se usa para evaluar el plexo braquial. Las secuencias que se emplean usualmente incluyen las siguientes: • Imagen ponderada en T1 (T1W), usada para evaluar la anatomía regional y cambios grasos de denervación postraumática en el músculo.4 • Imagen ponderada en T2 (T2W), con supresión grasa que puede resaltar los cambios patológicos de señal dentro de los nervios. Se necesitan las secuencias con supresión grasa, tales como inversión de recuperación en tiempo corto (STIR) o saturación grasa frecuencia-selectiva, en vista de que la señal anormal no es tapada por la grasa adyacente.4 STIR ofrece una supresión grasa consistente y uniforme de señal grasa con excelente contraste T2, pero tiene una baja relación señal-ruido (RSR), mayor sensibilidad a artefacto por flujo sanguíneo y no posee imagen de contraste de tejido en T1. Los métodos de saturación grasa frecuencia-selectiva tienen una RSR más alta (lo que da mejor calidad de imagen), presentan menos artefactos relacionados con flujo de sangre y pueden generar imágenes en T2W. La mayor desventaja de los métodos de saturación grasa frecuenciaselectiva es la completitud variable de la supresión grasa a través del campo de visión, con la consecuente falta de homogeneidad de la señal.4 • Imagen con interferencia constructiva en secuencias en equilibrio (CISS/Fast) empleando adquisición en equilibrio (FIESTA) muestra colecciones de líquido cefalorraquídeo asociados con avulsiones de raíz nerviosa y schwannomas pequeños.5,6 • La imagen T1W realzada con contraste se hace con una dosis estándar de 0,1 mmol/Kg de material de contraste con base de gadolinio, para mostrar neoplasias, lesiones por radiación, inflamación/abscesos u otro proceso de enfermedad que produzca realzado. El realzado con contraste no está indicado para los 553 554 P A R T E T R E C E • Plexos Braquial y Sacro Ramas Tronco Cordones Raíz Divisiones Raicillas ■■ FIGURA 26-1 Diferentes elementos del plexo braquial y sus relaciones con los puntos de referencia anatómicos resaltados. Las raíces están dentro de la forámina neural y mediales a los músculos escalenos. Los troncos se encuentran entre los músculos escalenos anterior y medio. Los cordones están por debajo de la clavícula. Así vemos que las divisiones están algo por encima y por detrás de la clavícula. Las ramas de los nervios están en la axila. Ganglio simpático Rama ventral del nervio espinal Forámina transversal Ganglio espinal Carilla superior Raíz del nervio dorsal Rama dorsal del nervio espinal Duramadre Tubérculo posterior de proceso transverso Raíz nerviosa ventral Médula espinal ■■ FIGURA 26-3 (A) Apariencia ultrasonográfica normal de los troncos (líneas punteadas) de un plexo braquial, localizado por debajo del músculo esternocleidomastoideo y entre los músculos escaleno anterior (cabeza de flecha) y escaleno medio (flecha curva). (B) Estudio ultrasonográfico por una masa que siente el paciente. La masa (líneas punteadas) no tiene el hilio típico hiperecoico de un ganglio linfático y no mostró flujo con la técnica Doppler (no exhibida). La masa presenta apariencia sólida, sugiriendo tumor de vaina nerviosa que se origina del cordón posterior. La flecha indica un cordón medial normal. ■■ FIGURA 26-2 Formación de los nervios espinales en la región cervical. A medida que salen de la médula espinal, las raicillas ventrales y dorsales se unen para formar el ganglio espinal o de raíz dorsal. Luego estos ganglios se dividen en rama ventral y dorsal. Las fibras simpáticas se originan de las ramas ventrales (Redibujado de MiddledtichA; Oliver J. Functional anatomy of the spine. 2.a edición Edimburgo, Butterworth-Heinemann, 2006, p. 234). • • casos de trauma,6 aunque los músculos denervados agudamente se realzan.6 Los estudios con realce de contraste deben practicarse con saturación grasa frecuencia/selectiva para visualizar mejor las estructuras exaltadas. El estudio se practica para maximizar la información, desde el lado sintomático y para obtener información básica desde el lado normal de comparación. Los planos de imagen y los métodos incluyen los siguientes: • Lado sintomático • T1, T2, CISS/FIESTA verdadero o coronal oblicuo • T1 verdadero o sagital oblicuo • T1 y T2 axial • • • Imágenes T1 repetidas después de administrar gadolinio, con supresión grasa Lado asintomático (para poder hacer las comparaciones con las estructuras normales) • T1 y T2 verdaderos o coronales oblicuos LA TC no puede visualizar el plexo braquial directamente, pero es útil para evaluar las estructuras vecinas con el fin de detectar fracturas de clavícula postraumáticas, costillas cervicales, masas en pulmón, etc. La mielografía por TC puede ser útil cuando se sospecha avulsión de raíz nerviosa. Tiene mayor sensibilidad y especificidad que un mielograma simple, pero es menos sensible que la IRM para la identificación de pseudomeningocele. La ultrasonografía es altamente útil para guiar la colocación de anestesia local y evaluar la textura de eco de una masa antes de la biopsia (por ej., aneurisma de subclavia versus tumor de vaina nerviosa versus adenopatía) (Fig. 26-3). Las indicaciones para las diferentes técnicas son las siguientes: • Trauma: radiografía IRM y mielografía por TC. • Tumor: IRM y TC. C A P Í T U L O 2 6 • Imagenología del Plexo Braquial 555 • Síndrome de salida torácica: radiografía, IRM, TC y angiografía. • Plexitis y sospecha de procesos inflamatorios: IRM. APARIENCIA NORMAL Los componentes del plexo braquial normalmente tienen intensidad de señal intermedia, similar a la del músculo, tanto en las imágenes T1W como en las T2W. Distal a lo ganglios de la raíz dorsal no hay realzado normal. Todas las porciones del plexo braquial (raíces, troncos, divisiones, cordones y ramas) tienen tamaño uniforme (dentro de los grupos) y están separados por grasa. Las raíces se localizan en las foráminas neurales, los troncos dentro de la grasa del triángulo interescaleno (entre los músculos escalenos anterior y medio) y las divisiones por detrás (posteriores) a la clavícula. Los cordones lateral y medial se encuentran por delante de la arteria subclavia, mientras que el cordón posterior se ubica dorsal a la arteria. Sus ramas rodean la arteria axilar. Pueden asociarse artefactos con esta técnica: • La falta de homogeneidad de la saturación grasa en las imágenes de saturación grasa frecuencia-selectiva, puede conducir a intensidad de señal variable en el plexo braquial simulando edema.4 • El efecto del “ángulo mágico” en las imágenes STIR produce una hiperintensidad aislada de porciones del plexo. Es resultado de anisotropía T2 atribuido al colágeno densamente empaquetado e hidratado y por el hecho de que el plexo braquial está orientado a 55 grados con respecto al campo magnético principal B° (ángulo mágico).4 • Los artefactos de flujo se originan de arteria o de aneurismas. USOS ESPECÍFICOS ■■ FIGURA 26-4 Infante de 3 meses de edad que presenta el típico hallazgo clínico de parálisis obstétrica de plexo braquial de Erb. La extremidad superior derecha queda mantenida en posición “de camarero esperando propina” (aducción de hombro con rotación interna, extensión de codo, pronación de antebrazo con flexión de muñeca y dedos). La mayoría de estas parálisis se resuelven espontáneamente, sin ningún procedimiento quirúrgico (Cortesía de los Dres. Alfredo García-Alix y Marta Benito, Hospital La Paz, Madrid). Trauma Ocurre trauma obstétrico en el plexo braquial en 0,4 a 2,5 por 1000 nacidos vivos. Las lesiones sobre el plexo se asocian principalmente con distocias de hombro, las cuales constituyen la causa más frecuente de parálisis de plexo braquial de causa obstétrica. Hay dos presentaciones importantes del trauma obstétrico sobre el plexo braquial: lesión de raíz superior al nivel de C5-C6 (parálisis de Erb), la cual es más frecuente y constituye una lesión aislada de raíz inferior al nivel de C8-T1 (Parálisis de Dejerine-Kulmpke). La postura típica de la parálisis de Erb consiste en aducción con rotación interna del hombro, extensión del codo, pronación del antebrazo, flexión de la muñeca y flexión de dedos (Fig. 26-4). La parálisis de Erb extendida incluye C7, conduciendo a parálisis adicional de codo y extensión de los dedos. Debe sospecharse parálisis de Klumpke si hay presencia de síndrome de Horner.1 Como la rotación externa limitada puede ser debida a una dislocación de hombro concomitante y la cabeza humeral del recién nacido no se osifica ni es visible en las radiografías, puede requerirse ultrasonografía o IRM para descartar esta posibilidad diferencial.1 Las heridas punzopenetrantes o por disparo pueden seccionar al plexo braquial directamente o pueden producir lesiones vasculares con hematomas en expansión o pseudoaneurismas que compriman al nervio secundariamente (Fig. 26-5).1 En estas condiciones es necesario obtener imagen del plexo braquial para conocer cuáles lesiones están presentes, cuales terapias específicas requieren y su pronóstico. Las lesiones por tracción son la causa más común de lesión de plexo braquial en los adultos jóvenes, resultando la mayoría de ellas de accidentes de motocicleta en los hombres. Algunos denominan estas lesiones en “quemaduras o aguijones” cuando son debidas a traumas menores con estiramiento, comunes en deportes como football. Clínicamente, ellas producen dolor urente y parestesias que se irradian desde el área supraclavicular hacia el brazo con debilidad transitoria y anormalidades sensitivas. Generalmente se resuelven espontáneamente en unos pocos minutos y no requieren examen con imagen. Si hay recuperación incompleta o restricción del movimiento del cuello, se requiere diagnóstico por imagen para descartar lesión de columna cervical o alguna otra patología importante.1 Todas las lesiones traumáticas de plexo braquial pueden ser clasificadas como postganglionares o preganglionares. El pronóstico y planificación del tratamiento son diferentes en cada uno de los dos tipos y por ello hay que hacer la diferenciación entre ellas. Las lesiones postganglionares son tratadas quirúrgicamente para restablecer la continuidad nerviosa local y lograr un mejor pronóstico. Las avulsiones preganglionares usualmente son irreparables y requieren de técnicas alternativas para restaurar la función o por lo menos disminuir el dolor del paciente (transferencia nerviosa y reimplantación o inserción de injerto que son más recientes).1 Las lesiones preganglionares pueden ser estiramientos de raíz o avulsión parcial/completa de raíz. El patrón más frecuente de lesión (69% de las avulsiones parciales) es la avulsión parcial de una raicilla ventral con raicilla dorsal intacta.3 Si la raicilla motora es avulsionada, el cuerpo celular motor en la médula espinal se separa de su axón. Luego los axones sufren degeneración walleriana.1 Si la raíz dorsal es avulsionada, los cuerpos celulares sensitivos del ganglio de 556 P A R T E T R E C E • Plexos Braquial y Sacro Raíz dorsal Raíz ventral Piamadre Espacio subaracnoideo Piamadre Aracnoides Duramadre Pedículo Ganglio de raíz dorsal Nervio espinal Epineuro ■■ ■■ FIGURA 26-5 Imágenes coronal (A) y axial (B) de RM en T1W realzada con contraste, que muestra el plexo braquial derecho desplazado hacia adelante y comprimido contra la clavícula (flechas) por un pseudoaneurisma traumático de arteria subclavia. El paciente reportó síntomas compatibles con plexopatía compresiva y el aneurisma fue tratado con stent en arteria subclavia colocado a través de su cuello. Con el tiempo, el aneurisma se hizo más pequeño y los síntomas se resolvieron. raíz dorsal permanecen conectados con sus axones, de manera que las fibras sensitivas no sufren degeneración walleriana. De allí que en estos casos, los estudios electrodiagnósticos revelan hallazgos motores anormales con conducción sensitiva intacta.1 La avulsión ocurre más frecuentemente en las raicillas C8-T1. Estas raicillas carecen de adherencias fibrosas a los procesos transversos, por lo cual son propensas a sufrir avulsiones.3 La IRM y la mielografía por TC pueden ayudar ambas a identificar pseudomeningoceles llenos de líquido.3,6,7 Los desgarros traumáticos de los manguitos meníngeos de las raicillas del plexo braquial permiten que el LCR se fugue hacia el tejido blando, formando bolsas de líquido denominadas pseudomeningoceles. Los pseudomeningoceles son casi patognomónicos de las avulsiones de raicillas preganglionares (Fig. 26-6).3,5-7 La IRM muestra los pseudomeningoceles mejor que la TC, la mielografía simple y la mielografía por TC, porque la hinchazón y los tejidos de granulación tempranos pueden bloquear la comunicación libre entre el LCR intraespinal y los pseudomeningoceles. En esta situación no entra el agente de contraste al interior de la bolsa, de manera tal que ésta no puede ser demostrada. Sin embargo, la IRM muestra inclusive las colecciones de líquido no comunicantes en el tejido blando paraespinal y a menudo exhibe un alineamiento de sus ejes largos que define a las raicillas específicas afectadas.3 La intensidad de señal en T2W de los pseudomeningoceles es característicamente más alta que la del LCR normal, debido a la ausencia de las pulsaciones o del más alto contenido de proteínas/sangre (Fig. 26-7).8 Las complicaciones asociadas con los pseudomeningoceles incluyen hernia y desplazamiento de médula espinal (Fig. 26-8), formación de hematoma e inclusive siderosis superficial.9 Veinte por ciento de los pacientes que tienen avulsiones de raíz muestra intensidad de señal anormal dentro de la FIGURA 26-6 A medida que las raíces dorsales y ventrales abandonan la médula espinal, ellas se llevan con ellas una extensión de la aracnoides y de la duramadre que forman el manguito de raíz nerviosa. El manguito se adhiere a las raíces ventrales y dorsales y al ganglio espinal para formar la vaina del nervio espinal. El LCR usualmente no se extiende más allá de la forámina intervertebral. Esto explica la estrecha asociación de la avulsión de raíz nerviosa preganglionar con la fisura dural y formación subsecuente de pseudomeningocele, que es una lesión que no ocurre comúnmente con fisuras más distales (Redibujado de Middledtich A; Oliver J. Functional anatomy of the spine 2.a edición Edimburg, Butterworth-Heinemann, 2006, p. 177). ■■ FIGURA 26-7 Imágenes coronal STIR (A) y parasagital (B) que muestran pseudomeningoceles izquierdos (flechas), compatibles con avulsiones de raíz nerviosa.