CARTA DEL ASISTENTE AL INICIO DEL ADVIENTO Estimados

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CARTA DEL ASISTENTE AL INICIO DEL ADVIENTO
Estimados cevequianos:
Antes que nada un saludo de paz y alegría para todos porque el Señor está más cerca
que nunca.
Venimos de hacer un esfuerzo por reconocer el estado de nuestra ecología espiritual
como Cuerpo CVX, lo han conversado en las comunidades, el CEN hizo la
sistematización y la devolución de algunos datos, se dialogó en la Asamblea tratando
de ver lo que el Señor nos está diciendo y ahora el Adviento con su llamado a vivir la
cercanía de Dios nos invita a dar una respuesta personal, comunitaria y de Cuerpo.
El no tener las respuestas sobre el mapa apostólico y el cómo se está viviendo la
misión nos han dejado sin un lugar clave de observación para valorar con mayor
precisión nuestra situación. Espero que pronto las podamos tener.
Cuando miramos las estadísticas de lo que hemos contestado con admirable y sana
sinceridad, varían las interpretaciones: “esto refleja a la mitad de sus miembros….a
una tercera parte…a dos terceras partes”. Cada uno y cada comunidad mirando el
cuerpo CVX allí reflejado tendrá que espejarse nuevamente con franqueza.
He sido testigo de que ya hay comunidades que han reaccionado positivamente y
están asumiendo nuevos retos de cara a lo que han interpretado como sus desafíos.
Pero también es verdad que a la hora de querer relacionarnos en una forma positiva
con esa realidad que emerge de las respuestas podemos caer en la tentación de la
negación: nos negamos a reconocer que podemos estar entrampados en dinámicas
distractivas y equivocadas.
En términos generales desde mi lugar de Asistente me animaría a decir a la luz de los
datos recogidos que nuestro cuerpo CVX tiene necesidad de resetear la vida de la Fe.
Nunca podremos hacer juicios sobre la vida de los compañeros. Lo que si podremos
hacer y nos corresponde es ayudar a generar las condiciones más favorables para que
el Señor pueda actuar en nuestra inteligencia, en nuestra imaginación y en nuestros
corazones. Con esta finalidad recomiendo leer el doc “Cristianos en intemperie.
Encontrar a Dios en la vida” de Darío Mollá S.J. podrán encontrar en la página web.
(http://www.cvx-uruguay.org/wp-content/uploads/2011/11/Cristianos-en-intemperie-D.-Moll%C3%A0-SJ2.pdf)
Retomando una metáfora utilizada por un obispo en la jornada mundial de la juventud
en Madrid: la cuestión sería cómo reprogramar nuestro GPS para que nos oriente en el
vivir nuestra fe de modo comprometido. ¿Con que señales satelitales lo
mantendríamos en contacto diario y semanal para que nos oriente en nuestra marcha
teniendo en cuenta que además de ser cristianos pertenecemos a un movimiento de
Iglesia llamado CVX y con un perfil determinado?
Yo sugeriría contratar la señal de cinco estaciones satelitales. Tres serían las básicas:
lectura asidua de la Palabra de Dios, la Oración-examen y la Eucaristía dominical. Las
otras dos serían la Misión apostólica y los Ejercicios. Pero hay algo elemental que no
podemos olvidar: no hay GPS que funcione si en nuestra vida se ha desdibujado la
relación personal con Jesucristo. Cuando perdemos la relación de amor con ese TU, el
estar enamorados apasionadamente del Señor, lentamente va entrando la acedia y la
enfermedad más seria que contamina nuestra cultura: la apatía y el mundo de sus
compensaciones….las adicciones más finas y variadas que podamos imaginar.
La pérdida de contacto con cualquiera de esas estaciones satelitales afecta el
funcionamiento del GPS y distorsiona los datos necesarios para la orientación. No
podemos entrar ahora en esos cálculos y descripciones aunque sabemos como señala
González Buelta que “necesitamos una nueva ascética de navegantes en este mundo
líquido y la mística que experimenta a Dios caminando en medio de la noche sobre las
olas encrespadas” (alude al texto de Mt 14, 22-36 como metáfora del tiempo en que
nos toca vivir)
Quisiera en esta oportunidad detenerme solamente en una de esas estaciones: la
eucaristía dominical.
Creo que los miembros de la CVX tienen un desafío personal importante a considerar
en este Adviento: animarse a vivir con mayor profundidad (deseo, gusto, comprensión,
complicidad, afecto) la riqueza de este misterio de la Eucaristía. Sugiero, como una
ayuda para considerarlo, la lectura y meditación de un trozo de la Palabra: el c. 6 de
Juan.
Jesús pone aquí un signo frente a la multitud y tiene que huir frente a la
incomprensión del signo (v.15). Luego el texto con una inclusión muestra como Jesús
prepara un encuentro más a fondo con los discípulos (vs 16-21) “Soy yo. No teman”.
A continuación Jesús se reencuentra con la multitud para volver a hablar del signo en
Cafarnaúm (vs 24-40) con una autorrevelación contundente: “Yo soy el Pan de vida. El
que venga a mi no tendrá hambre y el que crea en mi, no tendrá nunca sed”. Esta
autorevelación progresiva de Jesús en clave eucarística es un cambio radical del
paradigma de su relación con nosotros (vs 41-59) y esto va generando reaccionesdecisiones y un achique progresivo del número de sus seguidores (vs 60-66) “Desde
entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él”.
El número de los que se marcha es tan significativo que Jesús en un acto soberano de
libertad y sin temor a quedarse sólo le pregunta a los Doce: “¿También ustedes
quieren marcharse?” Pedro como un representante-plural le responde:”Señor, ¿a
quién vamos a ir?. Tu tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos
que tú eres el Santo de Dios” (v 67-68 ). Les aclaro que en los vs 70-71 y la alusión
hecha a Judas por Jesús señalan que en esto no hay destinación previa sino
responsabilidad y respuesta personal en libertad.
Existe también detrás de la vivencia de la Eucaristía una tradición ignaciana previa y
concomitante a la experiencia de los Ejercicios que algunos cevequianos parecen no
conocer.
Entre los estudiosos de la espiritualidad ignaciana hay un consenso reconocido de que
la mística de Ignacio es trinitaria pero su clave principal es eucarística.
La Autobiografía nos da noticia de un comienzo de esta vivencia ya como laico en
Manresa;
“…oyendo misa un día, y alzándose del Corpus Domini, vió con los ojos interiores unos
como rayos blancos que venían de arriba; y aunque esto, después de tanto tiempo, no
lo puede bien explicar, todavía lo que él vio con el entendimiento claramente fue ver
cómo estaba en aquel Santísimo Sacramento Jesucristo nuestro Señor” (Aut. 29)
No podemos olvidar que en el corazón de Ignacio el misterio de la Eucaristía está
íntimamente asociado al misterio de la Encarnación (la Navidad). Recordemos que en
la fiesta de la Anunciación del 25 de Marzo (en su época de conversión), Ignacio tras su
confesión general de tres días, pasa la noche en oración ante la Virgen y el Niño y
cambia de vestidos. A imitación del Verbo quien haciendo alarde de su condición
divina, se revistió de condición de servidor.
Este es el trasfondo que explica la importancia que da Ignacio a la vida sacramental
(sacramento de la reconciliación incluído). Es un verdadero innovador de la pastoral en
este sentido. El historiador Beguiriztáin (1) señala que la frecuencia con la que Ignacio
invitaba a celebrar los sacramentos a amigos, conocidos, compañeros estudiantes de
París, era visto como “una irreverente osadía y a otros hipócrita extravagancia” y para
evitar escándalo y murmuraciones iban mudando de iglesias o se iban a las ermitas del
campo. (Justo Beguiriztain S.J. “El apostolado eucarístico de Ignacio de Loyola” Bs. As.
1945 pp 40-41.)
De hecho podemos constatar en los Ejercicios espirituales la importancia que le da al
camino sacramental como base para todo el proceso: ver EE 44, las anotaciones 18, 19
y 20, la 2a y 3ª regla para sentir con la Iglesia (EE 354-355). Existe además en el camino
ignaciano una sacramentariedad riquísima porque Ignacio tiene una peculiar
genialidad para crear símbolos que acompañan su pedagogía y mistagogía espiritual.
Por eso nuestros PP GG en el Nº 7 nos hablan de la Eucaristía como “centro de la vida
de la comunidad CVX”. La Eucaristía es la fuente y la síntesis de nuestra espiritualidad
cristiana (pueden ver en la página web un resumen de la enseñanza de Juan Pablo II
“El día del Señor”:
http://www.cvx-uruguay.org/wp-content/uploads/2011/11/EL-D%C3%8DA-DEL-SE%C3%91OR.-Juan-Pablo-II.pdf
En la Eucaristía “hacemos memoria” cada semana del amor que Dios nos tiene y de
nuestro compromiso de vivir y morir con Jesús. Allí agradecemos, pedimos perdón,
escuchamos la Palabra, rezamos, nos ofrecemos, nos encontramos como comunidad
con el Cristo Resucitado, nos alimentamos de El, vivimos el misterio de nuestra
transformación y somos enviados para trabajar por el Banquete del Reino.
Esta carta la escribo con la intención de ayudarlos a introducirse en este tiempo de
Adviento. En la página web de la CVX encontrarán un material para la oración que les
puede ayudar:
http://www.cvx-uruguay.org/wp-content/uploads/2011/11/PARA-REZAR-EN-ADVIENTO.-Hna-Mar%C3%ADa-C-Lopez.pdf.
Lo oscuro que puede haber en nosotros y que se abre a la luz y al gozo de Dios, lo
viejo que se abre a la novedad de Dios y lo pequeño e incapaz que se puede abrir al
poder de Dios.
Que sea un tiempo para rezar los unos por los otros y que el Señor nos regale la
sabiduría y la disponibilidad para seguir construyendo este Cuerpo Apostólico con
solidez.
Juan J. Mosca S.J.
Asistente Eclesiástico
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