Del odio al amor en el liderazgo En el liderazgo qué es mejor, ¿odio o amor?, en generaciones anteriores, incluso antes de la era moderna era muy aceptado, incluso de práctica común el que se guiara a los subordinados con una voluntad férrea, basada muchas veces en el terror, donde se aseveraba que el miedo es la herramienta más efectiva para lograr que los empleados llevaran a cabo las tareas ordenadas. Las estructuras organizaciones verticales, casi autocráticas, tiránicas eran ampliamente difundidas y exitosas, donde los empleados podían recibir castigos y sanciones si no cumplían lo que se les mandaba. En la actualidad, en la era de la información se le ha dado un giro de suavidad al liderazgo, utilizando modelos más humanos, donde se pondere la creatividad, la motivación y el compromiso de los colaboradores. Esto no excluye que aún existan organizaciones que cuenten con reglas estrictas para el trabajo, que se establezcan conductas de sanciones y se ejerza un liderazgo coercitivo en los empleados, incluso hay quienes lo prefieren, viven cómodos a la sombra de un jefe autocrático, que decide unilateralmente lo que debe hacerse, el empleado se siente orgulloso de cumplir las órdenes que recibe. Todo depende del temperamento del líder y también de las características del personal, así como de los requerimientos de la organización, ya que en una empresa metalúrgica es obligado el que tenga reglas estrictas con fines de evitar accidentes fatales, mientras que una empresa de publicidad deberá impulsar el facultamiento para lograr la creatividad del personal. Los líderes exitosos deben de leer las señales y adaptar el estilo de acuerdo a las circunstancias, conociendo sus límites. Una tarea exhaustiva puede ser una oportunidad de desarrollo que permita aflorar fuerzas antes nunca vistas, pero si el estilo de liderazgo no es el adecuado, puede resultar un desastre. Haciendo mención a las palabras del Presidente mexicano, Felipe Calderón que indica que hay quien reacciona de manera distinta ante una misma circunstancia, por ejemplo, los ciclistas colombianos en cuanto se requería precisamente entrar a escalar montañas, su resistencia y persistencia lograban subir mientras que, los velocistas europeos o americanos, simple y sencillamente se quedaban atrás; otro gran latinoamericano, Ayrton Senna da Silva, brasileño, que era imparable en cuanto empezaba a llover en las pistas de automóviles. En un escenario bajo presión hay quien simplemente pierde la paciencia y la habilidad, y hay gente que se reta, se desafía y agudiza el instinto para salir adelante. En Latinoamérica estamos hechos a la adversidad, por lo que debemos pensar cuál es el estilo de liderazgo que debemos aplicar para lograr nuestros objetivos, sabiendo que no hay una receta mágica que siempre será la mejor a aplicarse, pero lo importante es siempre ser auténtico, es buscar adaptarse y buscar siempre la mejor salida. Te recomiendo que releas el libro “El Príncipe” de Maquiavelo que 500 años después sigue vigente con algunas reflexiones acerca del ser odiado o amado como líder, para saber distinguir entre usar la zanahoria o el garrote. Decide si utilizas el amor o el odio, sin que se te olvide que “Del odio al amor…hay un paso”