simposio judicial sobre derecho ambiental y desarrollo sostenible

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PALABRAS PRONUNCIADAS POR EL SEÑOR MINISTRO GENARO DAVID
GÓNGORA PIMENTEL, PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN Y DEL CONSEJO DE LA JUDICATURA FEDERAL, EL DÍA 26 DE ENERO
DEL AÑO 2000, CON MOTIVO DEL "SIMPOSIO JUDICIAL SOBRE DERECHO
AMBIENTAL Y DESARROLLO SOSTENIBLE: EL ACCESO A LA JUSTICIA
AMBIENTAL EN AMÉRICA LATINA" ORGANIZADO POR EL PROGRAMA DE LAS
NACIONES UNIDAS PARA EL MEDIO AMBIENTE, A TRAVÉS DE SU OFICINA
REGIONAL PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, Y LA PROCURADURÍA
FEDERAL DE PROTECCIÓN AL AMBIENTE DEL GOBIERNO MEXICANO.
-VERSIÓN DEFINITIVA-
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SEÑOR INGENIERO RICARDO SÁNCHEZ SOSA
DIRECTOR DE LA OFICINA REGIONAL PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE,
DEL PROGRAMA DE LA NACIONES UNIDAS PARA EL MEDIO AMBIENTE.
DR. EDUARDO VALENCIA OSPINA
SECRETARIO GENERAL DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA DE
LOS PAISES BAJOS.
MAESTRO ANTONIO AZUELA DE LA CUEVA, PROCURADOR FEDERAL DE
PROTECCIÓN AL AMBIENTE.
SEÑORAS Y SEÑORES
Agradezco al señor Licenciado Antonio Azuela de la Cueva, Procurador
Federal de Protección al Ambiente, así como al Ingeniero Ricardo Sánchez Sosa, Director
del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la invitación para participar
en este evento.
Aprovecho la oportunidad para darle la más cordial bienvenida a México al
Doctor Eduardo Valencia Ospina, Secretario General de la Corte Internacional de Justicia
de los países bajos; al Doctor Raúl Brañes, de la Asociación Latinoamericana de Derecho
Ambiental; así como a los señores Jueces de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica, Cuba, Ecuador, Perú y Venezuela, esperando que su estancia en este país sea de
su agrado.
El acceso a la Justicia Ambiental en América Latina, es un tema que
preocupa, tanto a los gobiernos locales, como a los legisladores y juzgadores; además, el
acceso a la justicia ambiental es un tópico que involucra a la sociedad en su conjunto,
porque el medio ambiente y sus efectos, no conocen frontera, ideología, posición
económica, raza o religión.
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No cabe duda, que la justicia ambiental, es un tema de actualidad e
importancia insoslayable, como lo fue en 1789, la libertad y la igualdad de las personas.
Hoy, es el momento para que los países del mundo unamos nuestros
esfuerzos para garantizar, a través del derecho y de la justicia, un mejor desarrollo
sostenible y sustentable. Hoy, es el momento para que los países hermanos de América
Latina impulsemos nuestro desarrollo y crecimiento, pero sin afectar nuestro entorno
ecológico.
Nosotros, no podemos cancelar a las próximas generaciones el derecho a un
medio ambiente mejor. Por el contrario, nuestro compromiso será garantizar a la sociedad
de hoy y del mañana, un medio ambiente saludable que permita un desarrollo pleno.
México, igual que todos los países de América Latina, a través de su
Constitución, recogió la aspiración del pueblo para recuperar los recursos básicos y
aprovecharlos para mejorar las condiciones de vida de la sociedad y lograr una más
equitativa distribución de la riqueza.
Las actividades económicas y su relación con los recursos naturales,
determinaron que el reto fundamental fuera aprovechar la riqueza nacional, y prestar
mayor atención a las relaciones y equilibrio entre los distintos recursos, así como cuidar
su aprovechamiento racional.
México, a partir de los años cuarenta, basó su política económica en una
mayor promoción de la industria, del turismo, de la agricultura, de la ganadería y de la
explotación forestal. En la conversión general del desarrollo, como ocurrió también en
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otros países, no se planteó el impacto ecológico de las actividades económicas, como
tampoco los efectos de la concentración poblacional.
La expansión de las ciudades por el crecimiento de su propia población o por
las corrientes migratorias, generó desequilibrios respecto al ritmo de ampliación de los
servicios públicos.
La migración y su incidencia en la tenencia de la tierra urbana, agravaron el
problema de los asentamientos humanos no planeados, no sólo por la situación jurídica
de la posesión de la tierra, sino porque éstos se ubicaron donde resultaba más difícil la
dotación de los servicios públicos.
A las desigualdades, problemas de salud y servicios insuficientes, se sumaron
los problemas de las ciudades perdidas, de la expansión ilimitada de las manchas
urbanas, de la especulación con la tierra, multiplicando la escala de los problemas y los
efectos adversos sobre el equilibrio ecológico.
Las plantas industriales inicialmente localizadas fuera de la ciudad, pronto
fueron rodeadas por los asentamientos humanos. En las ciudades, la atención se
concentró en la solución de las necesidades más urgentes, como el abastecimiento de
agua potable. La magnitud y urgencia en las demandas, dificultaron atender
suficientemente otros aspectos centrales, como el tratamiento de los desechos sólidos y
de las aguas residuales.
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La expansión de la ganadería extensiva y la inadecuada explotación de los
recursos forestales, incendios y prácticas agrícolas incompatibles con el equilibrio
ecológico, disminuyeron la superficie de bosques y selvas.
En síntesis, en México, como en la mayor parte de los países del mundo, la
preocupación estuvo en la generación de empleos, en el crecimiento de los servicios y en
la industrialización.
Hoy, el costo ha sido muy alto. Se contaminaron severamente los lagos,
lagunas y cuencas acuíferas, con sus consecuentes impactos adversos en el bienestar y
la salud. Se aceleraron los procesos de deforestación, erosión y desertificación. Se
agudizó la contaminación atmosférica y México pasó a compartir los desequilibrios
ecológicos propios de algunas naciones industrializadas.
El diagnóstico anterior, nos debe llevar a profundas reflexiones sobre nuestro
medio ambiente, y aceptar que el reto es asegurar que las decisiones de protección,
control y prevención ecológica, conduzcan a un mayor equilibrio social y territorial y, sobre
todo, a una mayor productividad general de la actividad económica, a fin de buscar un
mejor equilibrio ecológico, así como aprovechar racionalmente los recursos naturales.
Todos y cada uno de nosotros sabemos que el tratamiento de aguas
residuales permite la regeneración de los ríos. Que los bosques, cuando se cultivan y se
aprovechan racionalmente, son una fuente de riqueza permanente. Que la protección de
los suelos contra la erosión, es una de las inversiones de más alta rentabilidad económica
y social. Que las selvas pueden aprovecharse racionalmente, sin ser destruidas. Que el
aire de las ciudades, por muy alta que sea la concentración de población, puede
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mantenerse dentro de normas de calidad aceptables. Que las industrias pueden reducir
sus efectos contaminantes cuando incorporan equipos y tecnología convenientes. Que
hay sitios más apropiados para ubicar a la industria y que pueden establecerse programas
de seguridad para aquellas que son riesgosas. Que los desarrollos tecnológicos pueden
dar lugar a una nueva agricultura y ganadería.
Para lograrlo, necesitamos mejorar nuestro marco jurídico sustantivo y adjetivo
que, fundado en los valores y principios del Derecho Ambiental y del desarrollo sostenible
y sustentable, orienten a la acción permanente del Estado y de la sociedad.
Señoras y Señores:
Los desequilibrios ecológicos que enfrentamos ahora, afectan y limitan
seriamente nuestro desarrollo. Requerimos incorporar los criterios ecológicos a las
decisiones de la actividad económica, ya que de no hacerlo, corremos el riesgo de
reducir, irreparablemente, los recursos naturales que la sustentan.
Ahora es nuestra oportunidad. Hagamos de este Simposio Judicial sobre
Derecho Ambiental y Desarrollo Sostenible, el foro del más alto nivel que sea capaz de
emitir propuestas objetivas sobre como garantizar, a través del Derecho, un mayor y
mejor acceso a la justicia ambiental.
Uno los principios de la Declaración sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
aprobado en la reunión de la Cumbre de la Tierra en 1992 en Río de Janeiro, señala: "El
mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los
ciudadanos... En el plano nacional .... deberá proporcionarse acceso efectivo a los
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procedimientos judiciales administrativos...", - agrego - a fin de garantizar que todo aquel
que cause un daño al medio ambiente, sea obligado por los tribunales a repararlo.
Hoy veintiséis de enero del año dos mil, me es muy grato declarar
formalmente inaugurado el SIMPOSIO JUDICIAL SOBRE DERECHO AMBIENTAL Y
DESARROLLO SOSTENIBLE: EL ACCESO A LA JUSTICIA AMBIENTAL EN
AMÉRICA LATINA, y hago votos para que este evento alcance, por el bien de todos los
Latinoamericanos, sus objetivos.
Muchas gracias.
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